El Diario Montañés, 27 de junio de 2018
Mientras
que los organizadores de fiestas y eventos deportivos se exprimen el seso para
adaptarse a la exigente ley de espectáculos, los responsables del grupo Pitma
organizaron el suyo en los campos del Sardinero sin ningún permiso, por esa
creencia nuestra tan arraigada de que donde pago, cago. Fue de madrugada cuando
los vecinos se quejaron del volumen de la música que perturbaba su descanso, y
a eso de las dos de la mañana la policía desalojó del césped a los dos
centenares de personas que celebraban una fiesta ibicenca, vestidos de blanco y
con barra libre, que es como debe celebrarse toda fiesta que se precie. A esa
misma hora sonó el despertador en la habitación de Revilla, que se levantó,
vela en mano, para ver cómo quedaban las témporas y predecir el tiempo de todo
el verano. ‘Fifty-fifty’, dijo nuestro presidente pitoniso, basándose en la
sabiduría popular, cuyas predicciones a largo plazo pueden ser más certeras
incluso –eso dicen– que las de la Agencia Estatal de Meteorología. (¿Para qué
tantos estudios y tanto aparato de precisión, amigo Arteche, si con el
calendario zaragozano y un cirio tendrías la solución a tus dudas?).
Venga
como venga el verano recién estrenado, es seguro que traerá bajo el brazo un
aumento en la ocupación laboral, por aquello de que el sector servicios
necesita muchos servidores temporales, aunque mantengo la duda de que las
nuevas contrataciones sirvan para disminuir el riesgo de pobreza de los hogares
cántabros, que ha aumentado 2,3 puntos el último año. Con tal panorama no es de
extrañar que los jóvenes retrasen la edad para ser padres y que la demografía
se siga resintiendo año tras año. Al fin y al cabo algunos mantenemos que la mejor
política demográfica que se puede hacer en un país es aquella que garantice un
mercado laboral justo y estable.
Pero,
mientras llega ese momento, nos prepararemos para vivir una estación con
predominio del Nordeste –Revilla dixit–, que es, para el escritor alemán
Hölderlin, «el más querido de los vientos, porque promete a los navegantes
espíritu de fuego y buena travesía».