martes, 9 de diciembre de 2025

NÚMEROS SALUDABLES (10 de diciembre de 2025)

 

El Diario Montañés, 10 de diciembre de 2025

Vaya por delante que, aunque hombre de letras, me apasionan los números. Fue un asunto de letras el que me empujó el pasado lunes a buscar la ubicación de la cueva del Cúlebre por la costa barquereña. Dos personajes infantiles de una novela que está escribiendo para Valnera el vallisoletano Jesús Salviejo serán protagonistas de una escena fundamental en su interior y por el entorno de los ariscos acantilados que la limitan. Llegar hasta ella y volver al punto de partida, caminando entre aladiernos, encinas, laureles, brezos y aulagas, me supuso recorrer –aquí comienza la magia de los números–10.000 pasos, cifra milagrosa que, nacida del marketing, se ha instalado en nuestros relojes como medida de salud. El primer objetivo del día lo cumplí doblemente, pues además de descubrir la ubicación de la gruta pude alcanzar con solvencia la meta de los pasos.

El segundo, llegó pronto. Cuando pasé por el baño, obtuve la satisfacción numérica de que la pertinente micción, previa a la pitanza, durara aproximadamente los 21 segundos que recomiendan sesudos estudios de la Universidad Tecnológica de Georgia para mantener en forma la elasticidad de la vejiga y salvaguardar el resto del canal urinario. Si durante la comida y lo que quedaba del día lograba ingerir los dos litros y medio de agua recomendados, el puente de la Constitución iba a resultar prolijo en salubridad.

Sin embargo, otra cifra, que también tiene el número 21 como eje, me resulta difícil de alcanzar, pues si ya es complicado conseguir tal cantidad de eyaculaciones mensuales para prevenir el cáncer de próstata, lograrlo a mi edad resulta quimérico.

En todo caso, con este artículo pretendo seguir el consejo de algunos lectores fieles que me recomiendan rebajar el tono crítico, en al menos uno de cada cinco, para dar un respiro.

Hecho.

lunes, 1 de diciembre de 2025

UN MONOLITO CONTRA EL OLVIDO (3 de diciembre de 2025)

 

El Diario Montañés, 3 de diciembre de 2025

«Han sido muchos años persiguiendo pistas que se diluían por información imprecisa. Durante un tiempo creímos que sus restos estaban en Mieres, Asturias, hasta que por un azar descubrimos que la confusión pudo haberse producido porque Mirones tiene similitud fonética». Quien así me habla es Eduardo Lazcano. Nos conocemos desde hace treinta y tres años, y durante más de cincuenta ha estado rastreando las huellas inciertas de su abuelo, Cecilio Romaña, fusilado en 1937. «En 1976 comenzaron a aclararse algo las cosas, aunque la gente seguía teniendo recelo –“había que tener el morro atado”, decía José Antonio Abella–. Cuando sospeché la posible confusión entre ambas localidades, dirigí mis pasos a Mirones. “Pregunte por Fermín Gutiérrez, el ciego de Mirones”, me dijeron. Ciego era, mas no sordo. Fermín había estado detenido junto a mi abuelo y sus dos compañeros, Luis Portillo y Alejandro Miquelarena. Tenía una memoria de elefante, y me refirió con detalle sus últimas horas. Me dijo que Lito, un meracho cabal, había visto “tres chicos” muertos en el río y había convencido a dos familiares para enterrarlos. Pude hablar con él y me confirmó los hechos. Los habían enterrado fuera del cementerio, bocabajo, a metro y medio de profundidad, “los dos más bajos (Cecilio y Alejandro), primero, y el más alto (Luis) sobre ellos”. Así han aparecido ahora sus restos. Cuando los familiares supimos dónde estaban sepultados, erigimos un monolito para señalar el lugar. Después, quisimos comprobar que aquellos eran sus cuerpos para poder llevarlos al cementerio de Ballena, en su Castro Urdiales natal. El hecho nada tiene que ver con ideologías, sino con dignidad humana. Jamás diremos quiénes los mataron. Sería un ejercicio improcedente de odio. Por eso me duelen las recriminaciones que están realizando algunos, en ocasiones encubiertas tras el anonimato. Eso sí parece rencor».

martes, 25 de noviembre de 2025

QUÉ BIEN TE VEO (26 de noviembre de 2025)

 

El Diario Montañés, 26 de noviembre de 2025

Debo confesar que cuando me dicen «¡qué bien te veo!», aunque sea un halago, me recorre un escalofrío porque el cumplido me hace sentir mayor. La expresión, a simple vista inocente y afectuosa, si se analiza en profundidad enfrenta a quien la recibe a un tiempo vital ya bastante dilatado. Te ven bien porque con la carga de años que llevas encima podrías estar peor. Vamos, que es como si te dijeran que para lo mayor que eres, no estás ni tan mal.

Este 2025, en que se conmemora el quincuagésimo aniversario de la muerte de Franco, me ha enfrentado al espejo del tiempo. Tenía yo entonces dieciocho años, veintidós en el intento de golpe mientras hacía la mili, y poco después, con veintitrés, saludaba con admiración agradecida a Gutiérrez Mellado en la UIMP. Recuerdo también haber asistido en Santander a un mitin de Adolfo Suárez, ya en su etapa del CDS.

Si comento esta cronología personal, las generaciones jóvenes ponen cara de extrañeza: les suena a prehistoria. Es cuando me doy cuenta de que para ellas mis recuerdos tienen valor arqueológico. Quizá por eso algunos me dicen lo de «¡qué bien te veo!». El halago suele llegar acompañado de golpecitos en la espalda, como si uno fuera un coche viejo recién bruñido, al que le dan pataditas en los neumáticos para calibrar su aguante. Yo, educado, respondo que quizás se me vea bien por la carrocería, porque por dentro tengo que seguir un mantenimiento riguroso a base de pastillas para mejor funcionamiento del motor y las tuberías.

Pese a todo, prefiero que me digan eso antes de «¡quién te ha visto y quién te ve!». Al fin y al cabo, es reconocer que sigo aquí, aunque el calendario me advierta que ya pertenezco al museo de los coches clásicos.

 

martes, 18 de noviembre de 2025

DEMOCRACIA CON GORGOJOS (19 de noviembre de 2025)

 

El Diario Montañés, 19 de noviembre de 2025

En 1972, con catorce años, salí de España por primera vez. Era el mes de julio, e iba a casa de mis tíos, emigrantes en Burdeos, a pasar el verano para mejorar el idioma francés, entonces de estudio obligatorio. Apenas superada la frontera, tras mostrar el pasaporte a los gendarmes (el pasaporte era preciso), vi pintado en el asfalto, repetido durante varios kilómetros, un mensaje que resultaba inimaginable aquí: ‘Franco assassin’. Aquellas pintadas me enfrentaron de golpe a una realidad muy diferente de la nuestra. «En Francia hay libertad y se puede expresar lo que sea sin miedo a la represión –me dijo el tío Sixto cuando percibió mi sorpresa–. Esto es democracia. Se les llama a las cosas por su nombre. Y Franco es un asesino, aunque en España no podamos decirlo». Aquello me sorprendió sobremanera.

Tres años más tarde murió el dictador, y con el paso del tiempo pudimos ir teniendo mayor conocimiento de aquel periodo opaco, de represión tenaz. Mas hete aquí que cincuenta años después hay partidos que vuelven a defender aquella época y bajo su paraguas brotan voces, jóvenes la mayoría y ajenas a lo que sucedía entonces, que proclaman que con Franco se vivía mejor. Algunos, incluso –aquí hemos sufrido sus acciones–, participan en los llamados ‘campamentos de formación’ que, con el pretexto de adquirir técnicas de autodefensa, en realidad preparan «para la lucha callejera y actos de violencia dirigidos a un sector y una ideología concreta de la sociedad».

La democracia que ellos atacan es de tal grandeza que permite la opinión de todos, incluso la suya: la de los gorgojos que carcomen sus entrañas en nombre de una falsa libertad. Si algún día llegan a alcanzar el poder, me temo que de la verdadera libertad solo nos dejarán la cáscara.

martes, 11 de noviembre de 2025

¿POR QUÉ NO YO? (12 de noviembre de 2025)

 

El Diario Montañés, 12 de noviembre de 2025

Esta pasada semana he alcanzado una frontera que no debería pasar desapercibida: según las estadísticas, solo me restan doce años para cumplir los ochenta y lograr así una de las condiciones que parece necesaria para entrar en la lista nacional de Forbes. No debo, pues, perder la esperanza, sino cultivar la paciencia como si se tratara de un fondo de inversión a largo plazo. Lo decía Cela: en nuestro país, el que resiste, gana. Y yo, modestamente, ya llevo resistiendo lo mío.

Mientras que en el resto de las economías avanzadas la mayoría de los millonarios han surgido a partir del año 2000, impulsados por las nuevas tecnologías, en España la riqueza de los más poderosos sigue representando una economía más propia del siglo XX. Proceden de negocios familiares, pequeños y añejos, que con el tiempo se han convertido en auténticas multinacionales. Casi siempre hablamos del ladrillo, la alimentación o la ropa, sectores tan tradicionales como rentables. De ahí que de las cien personas más ricas de España, veintiocho octogenarios –con una media de 84,5 años, los muy majetes– acaparen más de la mitad de la fortuna nacional. Son discretos, alejados de los focos, al modo antiguo, y su ejemplo confirma que saber envejecer es una buena estrategia financiera.

Predecir el futuro de sus patrimonios no exige ser visionario: los herederos ocuparán el trono, ya talludos, marcados por la edad provecta de sus antecesores. Como Carlos de Inglaterra, que estrenó corona con más achaques que entusiasmo, los nuevos ricos heredarán las fortunas con las frentes marchitas.

Por si las moscas, me he propuesto envejecer con estilo, como el buen vino, no sea que un giro inesperado del destino me acerque a la riqueza. Si la alcanzo, quiero disfrutarla sin dolores de espalda ni rodillas lastimeras.

Por eso practico el pilates.

martes, 4 de noviembre de 2025

LEYENDAS Y REALIDADES (5 de noviembre de 2025)


 El Diario Montañés, 5 de noviembre de 2025

Parece exagerado que algo aparentemente inocente pueda levantar tal revuelo. La Ley de Memoria Democrática, que contempla la creación de un inventario de espacios vinculados a la represión franquista, ha incluido como tal al conjunto de la Península de La Magdalena. Añade que los lugares seleccionados «tendrán una finalidad informativa, conmemorativa y didáctica». Pero resulta que, aunque la existencia del campo de concentración que hubo allí sea conocida por casi todos, algunos mantienen que es mejor ocultarla y evitar su divulgación. No saben que con esa postura le hacen un flaco favor incluso al franquismo, porque el dictador mostró desde un primer momento las virtudes de aquel espacio pionero como modelo de represión; de hecho hay decenas de fotografías que retratan las «bondades» de la coacción de los vencedores para reeducar a los vencidos: imponiendo el saludo fascista a la llegada de los mandos, el cántico del Cara al Sol, la asistencia diaria a misa, y toda clase de tareas vejatorias para «fomentar el verdadero espíritu español». Sobre otros castigos se prefirió callar.

Aquí perturba la iniciativa de convertir a la Magdalena en lugar de memoria histórica, porque tenemos tendencia a dejar las cosas como están. De hecho, cuando subo con mis amigos a contemplar las vistas que ofrece el entorno de Cabo Mayor, siempre se interesan, conmovidos ante la visión del monumento, por la historia de los que despeñaban allí. Entonces les explico que desde ese lugar nunca arrojaron a nadie, si bien las corrientes pudieron arrastrar a víctimas asesinadas en el entorno de la bahía, y ahí pudo estar el origen de la leyenda. Una invención asumida, de tan repetida. Sobre todo por quienes se oponen ahora a la proclamación de La Magdalena como auténtico lugar de opresión franquista.

Aunque no se declare para acusar, sino para comprender.

martes, 28 de octubre de 2025

ZONAS DE SACRIFICIO (29 de octubre de 2025)

El Diario Montañés, 29 de octubre de 2025
 

Uno de los mayores conocedores de los problemas de la llamada «España vacía» me descubrió un concepto inquietante: el de las «zonas de sacrificio». Con ese nombre se denominan en economía los territorios en los que se concentran infraestructuras que la sociedad avanzada necesita, pero desea mantener alejadas por su carga nociva. El ‘modus operandi’ siempre es el mismo: «Se selecciona un territorio, se promete desarrollo y puestos de trabajo, pero se sacrifica cuanto haya que sacrificar». Y emergen molinos eólicos, campos de energía solar, macrogranjas, plantas de biogás, tendidos de alta tensión…, que llevan consigo contaminación, degradación medioambiental y problemas sanitarios a los lugares donde se instalan.  

Pero en ocasiones el concepto trasciende lo estrictamente ambiental. Una medida tomada en el ámbito de la natación nacional ha considerado «zonas de sacrificio» a las que no tienen piscinas de 50 m. Lo habían intentado anteriormente en cuatro ocasiones –2012, 2015, 2018 y 2022–. Entonces defendí en la Asamblea Española de Natación que los tiempos en piscinas de 25 m debían seguir homologándose, tras una reconversión y en nombre de la igualdad, para poder competir en los campeonatos de España que, salvo los de invierno, tienen lugar en piscinas de 50 m. En las cuatro ocasiones logramos paralizar la injusticia.

Advertí, cuando dejé la presidencia del CN Camargo, que el peligro seguía latente, y desgraciadamente tenía razón. La Junta Directiva de la RFEN, sin pasar por la Asamblea Nacional, ha eliminado la conversión antigua y ha fijado marcas mucho más difíciles a las piscinas de 25 m, poniendo en dificultades para la competición de élite a zonas que, como Cantabria, solo tienen esas infraestructuras deportivas.

Nuestra región necesita con urgencia una piscina de 50 m, porque esta normativa supone una barrera para muchos de nuestros deportistas, que han pasado a ser considerados de nivel inferior. Y tanto el deporte como la implantación de infraestructuras nocivas no deberían utilizarse para favorecer la desigualdad territorial.