El Diario Montañés, 22 de agosto de 2018. © Javier Cotera
La
Universidad de Cantabria en su conjunto se ha clasificado entre las 1.000
mejores del mundo en el ranking de Shangai, que ha analizado 17.000, lo que no
es moco de pavo porque supone estar dentro del 5% de los centros de educación superior
más punteros del planeta. Por su parte, el departamento de Ciencia y Tecnología
del Transporte se ha colocado entre los 200 mejores. Viene esto a cuento porque
la UC fue, junto con el Ayuntamiento de Santander, la encargada de analizar la
mejora de la movilidad sostenible en la ciudad y de evaluar y realizar el
seguimiento de un nuevo sistema de autobús de alto nivel que iba a revolucionar
el transporte: el Metro-TUS. El trabajo fin de grado de un estudiante, «de
brillante expediente académico que le sirvió para formar parte como becario del
Grupo de Investigación de Sistemas de Transporte de la UC», estuvo en el origen
de este borrón de trazo grueso que ha encabritado a los usuarios en grado
«-ísimo». La alcaldesa, que es muy cercana pero tiene mucho carácter, en
principio decidió «mantenella y no enmendalla», aunque se ofreció a recoger
sugerencias de los vecinos para ponerle remiendos a un asunto que tenía
demasiados descosidos en origen, dejando claro que el proyecto seguiría
adelante porque a ella le daba igual perder algunos votos en las próximas
elecciones. Y el metro-TUS no era una cuestión de votos; era una cuestión de
modernidad. Ahora parece que ha prevalecido el sentido común y Gema ha dado un
paso atrás al comprobar que ninguna de las correcciones que se han ido
introduciendo en el dibujo inicial han cambiado el sentir de los vecinos.
En
esto de estar cerca del sentir de la calle es un experto nuestro presidente,
que ha generado largas colas en esa especie de consultorio fotográfico que se
montó el pasado domingo a las puertas de la sede del gobierno regional.
Recibió, es cierto, el apoyo de muchos, pero también las reclamaciones de unos
pocos. Y tendrá que andarse con tino, porque las reclamaciones suelen ser
contagiosas y las carga el diablo.
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