martes, 4 de noviembre de 2025

LEYENDAS Y REALIDADES (5 de noviembre de 2025)


 El Diario Montañés, 5 de noviembre de 2025

Parece exagerado que algo aparentemente inocente pueda levantar tal revuelo. La Ley de Memoria Democrática, que contempla la creación de un inventario de espacios vinculados a la represión franquista, ha incluido como tal al conjunto de la Península de La Magdalena. Añade que los lugares seleccionados «tendrán una finalidad informativa, conmemorativa y didáctica». Pero resulta que, aunque la existencia del campo de concentración que hubo allí sea conocida por casi todos, algunos mantienen que es mejor ocultarla y evitar su divulgación. No saben que con esa postura le hacen un flaco favor incluso al franquismo, porque el dictador mostró desde un primer momento las virtudes de aquel espacio pionero como modelo de represión; de hecho hay decenas de fotografías que retratan las «bondades» de la coacción de los vencedores para reeducar a los vencidos: imponiendo el saludo fascista a la llegada de los mandos, el cántico del Cara al Sol, la asistencia diaria a misa, y toda clase de tareas vejatorias para «fomentar el verdadero espíritu español». Sobre otros castigos se prefirió callar.

Aquí perturba la iniciativa de convertir a la Magdalena en lugar de memoria histórica, porque tenemos tendencia a dejar las cosas como están. De hecho, cuando subo con mis amigos a contemplar las vistas que ofrece el entorno de Cabo Mayor, siempre se interesan, conmovidos ante la visión del monumento, por la historia de los que despeñaban allí. Entonces les explico que desde ese lugar nunca arrojaron a nadie, si bien las corrientes pudieron arrastrar a víctimas asesinadas en el entorno de la bahía, y ahí pudo estar el origen de la leyenda. Una invención asumida, de tan repetida. Sobre todo por quienes se oponen ahora a la proclamación de La Magdalena como auténtico lugar de opresión franquista.

Aunque no se declare para acusar, sino para comprender.

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