El Diario Montañés, 5 de abril de 2017
Cada día tiene su afán, dijo el
apóstol Mateo años antes de que Simeone lo parafraseara con su máxima de ir
ganando partido a partido. Quienes así piensan no suelen hacer planes de
futuro, o al menos no los comunican porque no quieren vender la piel del oso
antes de cazarlo. Suelen ser gentes pragmáticas, partidarias del día a día. Sin
embargo, ¿qué sería del ser humano si no diseñara su propio proyecto de futuro,
guión que intenta seguir al pie de la letra en pos de la felicidad? Es algo que
traemos de serie y conviene controlar para que no entre en disputa lo que pudo
haber sido y no fue.
Ana Botín, experta en cuestiones
económicas, augura para Cantabria un futuro espectacular por el espíritu
empresarial que tiene nuestra región. Si ella lo dice, será, que de eso sabe
bastante, aunque un puñado de trabajadores del Búnker de su banco, amenazados
con un traslado a Madrid, cuestionen tal espíritu. Yo también lo cuestiono,
porque en Cantabria percibo una apuesta centrada en el turismo, la única
empresa que parece interesarnos. De hecho, la ciudad de Santander tiene el
punto de mira puesto en el Centro Botín –aunque le haya hurtado la vista de un
buen trozo de bahía– y en el día en que abra sus puertas para pasmo de foráneos
y orgullo de autóctonos, que ingenuamente lo diputarán por suyo. Otro
Santander, el del Banco, nos ha estado pidiendo crédito ilimitado desde que el
edificio sólo era un proyecto; a cambio debemos exigirle ahora que combine sus
propios intereses con los de la ciudadanía y que el Centro se centre en
programaciones culturales interesantes y compartidas. Así podría tener algo de
sentido la generosa cesión pública de tantas cosas a una entidad privada.
Ángel González escribe en uno de
sus poemas que al futuro lo llaman porvenir porque no viene nunca. El 23 de
junio llega, al fin, el porvenir y comienza la realidad del Centro Botín. Por
el exterior ya resulta menos transparente que en infografía. Que tenga
transparencia interior y ofrezca lo deseable, es otro cantar.
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