miércoles, 10 de agosto de 2016

JÓVENES EN PRECARIO (10 de agosto de 2016)


El Diario Montañés, 10 de agosto de 2016

Dos de las estadísticas publicadas últimamente hacen referencia a la precariedad laboral y sexual de los jóvenes cántabros. La primera recoge que los sueldos de los pocos que tienen trabajo son un 18,6% más bajos que en 2008; la segunda, que las coyundas, además de no ser abundantes, les resultan monótonas porque las posturas mayoritarias siguen siendo la del misionero y la del perrito, y desde las insustanciales sombras de Grey sienten un íntimo deseo de dominar o de ser dominados por su pareja. La verdad es que, si bien lo miran, ya deberían sentirse dominados: los estudiantes, por las escasas salidas profesionales que tendrán al terminar sus estudios, y los que no tienen cualificación profesional, por las cadenas de contratos de aprendizaje o de prácticas que son susceptibles de sufrir, pues con la nueva ley pueden prolongarse hasta que los trabajadores tengan 30 años de edad, siempre que la tasa de paro no se sitúe por debajo del 15%. Y este plazo, al ritmo que vamos, será largo, ya que en nuestro país se han tenido que firmar 1.816.271 contratos en el mes de julio para conseguir 83.993 parados menos. (Aquí sería necesaria una pausa para reflexionar sobre este dato).
No es de extrañar que nuestros jóvenes se busquen la vida de forma diferente, unos marchándose fuera de Cantabria, otros aferrándose al núcleo familiar hasta los treinta y tantos, y todos huyendo de los amenazantes niveles de pobreza (el 50,8% corren ese riesgo).
Ahora que lo pienso, hasta es posible que de los lodos del paro y de los trabajos mal remunerados vengan estos polvos rutinarios. Ya en los años ochenta ‘Los inhumanos’ cantaron las dificultades de hacer el amor en un Simca 1000. «Soy pobre –decían–, y cuando alguna me quiero cepillar, en mi coche me tengo que apañar». Actualmente, apañarse en el domicilio de los padres no debe de mejorar mucho la situación, porque la danza del amor, además de espacio, precisa de buen aislamiento acústico. Sobre todo si lo que se persigue es manejar la fusta con fuste.

1 comentario:

  1. Sí, la juventud no tiene el espíritu propenso para festejar al cuerpo.

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