Llegó el verano, puntual,
y trajo la nueva normalidad que a muchos no nos lo parece tanto, aunque se
repitan las situaciones. Regresan las temperaturas altas, suaves en el norte, altas
de verdad más abajo; vuelven las derrotas del representativo, camino a la
perdición de la llamada eufemísticamente segunda B, que es la tercera; se
repiten las quejas de Revilla, amenazando con no tolerar la actitud hostil de
Madrid, que niega lo que debe. Es el pan nuestro de cada día. Poco le importan
al fuerte los que son más débiles que él. Las reivindicaciones de Revilla –las
de todos los cántabros– caen en saco roto; como en saco descosido caen las del
mundillo de la cultura en su gobierno, aunque nadie le haya amenazado todavía
con no tolerar tal actitud de desprecio que, más que hostil, ignora. Suele
pasar. Se dice que unos viven de las subvenciones mientras otros las reciben copiosas
por su fama de ser el motor –gasolina, gasoil o eléctrico– de la economía
nacional: empresarios que parece que nunca piden nada porque siempre se lo dan.
El pez grande se come al chico, como el tigre de Cabárceno se comió la
mascarilla de algún desaprensivo que, además de chetos y patatas, la lanzó, o
se le cayó sin querer –vaya usted a saber–, porque todos la llevamos colocada
de cualquier manera. La nueva normalidad llega –ya se ve– con las anormalidades
de siempre, aunque el mundillo cultural tiene la esperanza de reencontrarse esta
semana con el público lector en la feria del libro de Torrelavega. ¿La apoyarán
Revilla o Zuloaga con sus presencias? No lo sabemos. Solo tenemos la certeza de
que no se regalará vales turísticos con cada compra. Así no perjudicaremos al cercano
zoológico de Santillana. Es conveniente progresar sin pisar a nadie.
martes, 23 de junio de 2020
SIN PISAR A NADIE (24 de junio de 2020)
El Diario Montañés, 24 de junio de 2020
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