El Diario Montañés, 10 de febrero de 2016
Vivimos una
época convulsa. Prisas e intereses se mezclan por igual en algunas noticias,
que corren como la pólvora sin contrastarse y generan un rastro de odio por las
redes sociales. Este fin de semana un juez ha tenido que intervenir empujado por
la indignación de unos padres que no entendían muy bien el espectáculo que
estaban viendo, y señalaron a sus autores con saña. Y, cual nuevo don Quijote
cuando se abalanzó sobre la titerera morisma, el juez de guardia no llegó a
destruir las figuritas de pasta pero detuvo sin fianza a los titiriteros que
las movían, paradójicamente por la misma razón que denunciaban, que no era otra
que la caza de brujas y la falsificación de las pruebas, pues en la obra que
representaban en el guiñol un policía colocaba a la protagonista, detenida y
maltrecha por los golpes, una pancarta en la que se leía «Gora Alka-ETA», para
así poder incriminarla.
¡Deteneos, mal
nacida canalla! ¡Eso es apología del terrorismo!, debió de pensar el
magistrado, y sacó del contexto la pancarta en cuestión. Y consumó una caza que
por extensión social alcanzó rápidamente a Manuela Carmena, la bruja de la
izquierda que promueve tales desmanes. Y el ciudadano común vomitó en las redes
sus opiniones viscerales. Y aunque circularon los vídeos de los títeres en los
que nada se veía ni se oía ni se aclaraba, las gentes tuvieron muy claro que aquello
era otra desvergüenza del gobierno de esta izquierda radical que nada respeta y
arrasa con las buenas costumbres de la ciudadanía.
Quizás la
representación fuera una desvergüenza –no digo yo que no–, aunque no tanto por
la obra en sí, cuanto por el público a la que iba dirigida. Pero lo cierto es
que el asunto, ávidamente tratado por los intereses ideológicos de ciertos
medios de comunicación, se nos ha ido de las manos y ha sacado a la luz al
inquisidor que todos llevamos dentro. Y hemos acabado siendo simples títeres
movidos por los hilos de una intransigencia atávica.
Yo no veo inquisición.Éso no era para niños y si era para mayores no tiene gracia, la verdad.
ResponderEliminar