El Diario Montañés, 19 de octubre de 2016
Uno de
cada cinco cántabros está en riesgo de pobreza o exclusión social, un eufemismo
que expresa de forma edulcorada que la sociedad ya no cuenta con ellos como
individuos útiles. Con estas cifras es lógico que la cultura, en general, y el
libro, en particular, agonicen: es complicado alimentar el espíritu cuando
apenas se pueden satisfacer las necesidades básicas del cuerpo.
Acaso
para facilitar el acercamiento de todos a las letras, pero dando
definitivamente la espalda a la literatura, la academia sueca ha concedido el
Nobel a Bob Dylan, sabedora de que el acceso gratuito a la música es casi
universal. Sólo así puede entenderse una decisión tan descabellada, a la que,
por cierto, se han sumado múltiples voces que han elevado al cantautor
estadounidense a la categoría de gran poeta, comparándolo, incluso, con Homero
(no es mala la comparación si se tiene en cuenta que hay serias dudas sobre la
existencia del griego, con lo que Dylan puede estar siendo equiparado a un
espejismo). En cualquier caso, la decisión de los suecos da un golpe al libro
que puede ser definitivo.
Por su
parte la editorial Planeta, que vive en un mundo distinto al que yo conozco –como
si estuviera en otro planeta–, derrochaba optimismo esta semana «ante la
evidente recuperación del mercado del libro». Pero, por si las moscas, ha
concedido su famoso premio a una autora de la casa que ya ha vendido un millón
de «copias» con otras novelas –es sintomático, la noticia dice «copias», como
si de música o cine se tratase– y cuya obra ganadora tendrá su película y su
serie de televisión correspondientes, patrocinadas por el mismo grupo
empresarial. Una buena fórmula para que las librerías sobrevivan unos meses más
con las compras por impulso.
Estamos
de enhorabuena. En breve todas las economías podrán acercarse al premio Nobel
de Literatura y al premio Planeta sin necesidad de leer, valiéndose de la
música, el cine o las series. Pero, ¿qué pasará mientras tanto con el libro y
la lectura? La respuesta está en el viento.
Yo es muy posible que este equivocado,no voy a entrar a juzgar el Nobel,si esta bien o mal concedido,pero una cosa es cierta,los libros son caros¡¡¡ bastante caros.No se el trabajo que lleva editar un libro o un millon de ejemplares,pero cuando llega al consumidor es caro,y despues de leido??no todo el mundo tiene una habitacion para convertirla en biblioteca y guardar de por vida los libros que haya comprado o le hayan regalado,pero lo que si se,,es que un libro es caro,muy caro.Atentamente,,,
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