miércoles, 5 de octubre de 2016

LOS SANTOS INOCENTES (5 de octubre de 2016)


El Diario Montañés. 5 de octubre de 2016

Hace treinta y cinco años veía la luz ‘Los santos inocentes’, la novela de Miguel Delibes. Tres años después Mario Camus la convirtió en una gran película. Más de dos millones de espectadores se emocionaron –toda obra de arte debe emocionar– con las desventuras de Paco ‘el Bajo’ y su familia. «Desconozco las razones del triunfo de una historia tan triste y de unos personajes tan desvalidos; supongo que entonces las circunstancias sociales eran favorables», suele reflexionar Camus, dando a entender que actualmente el éxito resultaría más complicado.
El intento golpista del 23 de febrero nos acababa de enfrentar con los demonios del pasado. Su fracaso propició el cambio político que necesitaba nuestra balbuceante democracia. Cuando la película se estrenó, los socialistas acababan de llegar al gobierno: eran jóvenes utópicos que deseaban enterrar tiempos pretéritos de injusticia social y persecución ideológica. Luchaban contra las desigualdades que se denunciaban en el filme y querían cambiar España hasta que no la reconociera «ni la madre que la parió». Aquella sociedad ilusionada los apoyó con su voto durante cuatro legislaturas.
Ahora todo ha cambiado. Sospecho que los lodos del actual frenazo ideológico vienen de aquellos polvos del «poder omnímodo». Felipe González, ensoberbecido con los años, le ha tomado el gusto a los yates y a los consejos de administración y ha apoyado el derribo de Pedro Sánchez, acaso para mantener sus prebendas, no fuera que se las llevasen por delante un pacto con Podemos. El mismo frenazo que le han dado los gobernantes a nuestra sociedad con el discurso malayo de la crisis y el posibilismo, hasta hacerla tan dócil como los personajes de la novela. Entre todos han conseguido que la historia de la película –«a mandar, para eso estamos»– nos parezca arqueología que nada tiene que ver con la situación actual. Ha triunfado la venda: aun siéndolo, ya no nos creemos inocentes.
(Aprovechando que el Pisuerga pasa por la ciudad de Delibes, me sumo a la petición de Luis Alberto Salcines para que la Filmoteca de Cantabria lleve el nombre de Mario Camus. Sería como ponerle una perla al anillo cultural).

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