El Diario Montañés, 15 de abril de 2020
Vaya
por delante que considero que la mayor parte de los ERTE que se han realizado en
España han sido pertinentes, aunque en algunos casos mantengo la duda. Para no
politizar el asunto, me centraré solamente en el deporte; dejo a las grandes
empresas al margen.
Canturreo
estos días una canción de Víctor Manuel de finales de los setenta. «Cuando
hablen de la patria, no me hablen del honor, no me cuenten batallas ganadas
cara al sol», decía. Creo que me ronda porque con esta crisis se está
recurriendo demasiado al concepto de patriota. Bien, me diréis, ¿y qué tienen
que ver los ERTE con la consideración de patriota? Intentaré explicarme:
Algunos clubes deportivos, que incluso reciben subvenciones de las administraciones
públicas, han recurrido a los expedientes de regulación a las primeras de
cambio. Tal medida ha supuesto cargar al Estado con el 70% de las nóminas de
sus empleados y no aportarle ningún ingreso por pagos a la Seguridad Social. Triple
gravamen, si se ha recibido ya, o se va a recibir, alguna subvención. Y lo que
me desagrada de este asunto es que son pocos los que esperaron para ver cómo se
desarrollaba la situación, porque la mayoría tramitó los ERTE en la segunda quincena
de marzo, primera del confinamiento. ¿Y saben por qué los grandes clubes solo han
recurrido a las bajadas de sueldo? No por una cuestión solidaria, sino porque
el máximo que puede cobrar un trabajador en ERTE son 2.000 euros mensuales,
cantidad irrisoria para las estrellas.
Admiro
a quienes, por el contrario, siguen tirando de sus reservas sin exprimir la
teta del Estado. Ellos generan la riqueza que mantiene la sanidad, la
educación, los servicios públicos, en fin. Son patriotas de los de verdad, aunque
no se envuelvan en banderas. O precisamente por ello.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo.