Empieza
el goteo de medallas para España en esta olimpiada de Tokio de horarios imposibles,
que nos obliga a trasnochar si pretendemos ver en directo a esos deportistas que
han debido esperar cinco años para mostrarnos lo mejor de sí mismos. Bastante
más tiempo del que ha necesitado Pedro Sánchez para colgarse la medalla de oro en
lo referente al ritmo de las vacunas en nuestro país, con respecto a Europa,
aunque haya ocultado otras que también podríamos lucir: la del precio de la luz
es indiscutible, porque esta semana hemos alcanzado el liderazgo continental
sin apenas competencia. Para evitar el previsible desastre de la factura, nos han
recomendado consumir en «horas valle». Y, como no hay mal que por bien no
venga, quien así actúa, y espera a enchufar la lavadora o el lavavajillas a
partir de las horas aconsejadas, tiene la oportunidad de sentarse ante el
televisor y ver en directo las pruebas, en la madrugada, mientras sale el sol
en el país nipón.
Es
previsible que en la reunión que ha mantenido Sánchez en Salamanca con los
presidentes autonómicos (menos con el catalán Aragonés, que anda sin
consuelo de Puigdemont a sus asuntos), los del lado de la oposición despreciaran
esa medalla de las vacunas, mientras que todos, en general, hayan silenciado –o
al menos hayan caminado con pies de plomo– lo del precio de la luz, que parece
secundario cuando lo que se va a tratar es de cómo «afrontar la quinta ola y la
paridad en el reparto de fondos europeos». Ese oro sí que importa; mucho más
que el de las medallas.
Por
cierto, Europa, que sabe de sobra que en cuestiones de picaresca los españoles somos
imbatibles, ya nos ha advertido de que «ese maná no servirá para financiar
cualquier ocurrencia». Mucho cuidado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario