El Diario Montañés, 27 de octubre de 2021
En ocasiones
un retraso puede cambiarlo todo. Habitualmente aprovecho los domingos para escribir
mis artículos, pero esta vez pospuse la escritura para el lunes. En principio iba
a hablar de los problemas que padece Europa con los suministros de materias
primas, circunstancia de la que muchos culpan a las deslocalizaciones de las
empresas, un invento que nos vendieron como la panacea y que, por el contrario,
se nos está volviendo en contra. También, cómo no, de la escasez de papel,
tanto higiénico como de imprimir libros o periódicos, problemas que me inquietan
(sobre todo el segundo, porque el primero se solucionaría haciendo un uso
adecuado del bidé). Y reflexionaría sobre Amazon, el gigante de la distribución
que está acabando con el comercio tradicional y, según parece, también con el
trabajo habitual de las empresas de cartonaje, que han adaptado su maquinaria para
fabricar embalajes que alimenten al gigante antes que producir cartones para
las cubiertas de los libros (editoriales hay que ya han suspendido algunas publicaciones).
Pero,
¿qué fuste podría tener esta noticia frente a la que informa de la constitución
del Ilustre Cuerpo de Hijosdalgo de la Montaña y Antiguos Solares? Ser leales a
España, al rey (pese a todo) y a la princesa de Asturias (porque sí), y
defender a la patria y sus tradiciones no tiene parangón. Lo pude descubrir el
lunes gracias a mi retraso, y supe del rancio abolengo de los hijosdalgo,
sangre no contaminada en el tiempo por gentes de baja ralea: «corruptos,
ladrones, putas, proxenetas, verdugos, judíos, gitanos…». Inmaculada.
Leyendo
la noticia estuve tentado de firmar estas reflexiones como Jesús de la Herrán y
Ceballos y Herrán de Zarrabeitia Vega de Mediavilla. Lástima que para acreditar
tanta preposición y conjunción entre apellidos tuviera que mostrar pruebas en
papel, con tanta escasez como hay.
Antiguos Solares hemos tenido todos alguna vez.
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