El Diario Montañés, 29 de diciembre de 2021
Si
todo ha ido bien, cuando ustedes lean este artículo estaré recibiendo la
tercera dosis de la vacuna. Podría ser algo poco noticiable, por lo habitual,
pero no lo es tanto, o al menos no lo es en el caso del cien por cien de la
población. Estamos atravesando un tramo de la historia en el que la falsedad de
algunos medios sociales se impone a la realidad científica, y como quiera que, según
dice la neurocientífica Susana Martínez Conde, «nuestro cableado neuronal
responde a las emociones más que a los datos», pues pasa lo que está pasando,
que hay terraplanistas convencidos, y que algunos estados americanos están diluyendo
las teorías darwinianas bajo la falsa máscara científica del creacionismo.
A
las redes sociales, que permiten la opinión de todos sin censura alguna, han
entrado a saco los antivacunas. Precisamente para denunciar su conducta, la
doctora Laura Tomás López, neumóloga intervencionista, presidenta de la
Sociedad Vasco Navarra de Patología Respiratoria y jefa de sección de
Neumología de la OSI Araba de Osakidetza, ha recurrido a Twitter. Escribió un
tuit que se convirtió en viral, con una expansión tan rápida como la de la
variante ómicron (520 comentarios, 10.000 retuits y 32.000 ‘me gusta’, en una
sola mañana): «Ayer de guardia, sin dormir, ingresando pacientes COVID en UCRI.
12 de 19 sin vacunar. La más joven, 17 años. Múltiples teorías sobre las
vacunas. Ni uno solo me ha dicho que NO cuando les he ofrecido Tocilizumab. Ni
una sola pregunta sobre su eficacia o efectos secundarios. Alucino».
Lo
dicho, que hoy miércoles me darán el tercer pinchado. Esperaré reflexionando
sobre este planeta esférico en el que vivimos, y sobre que algunos de sus
habitantes hacen bien no siguiendo a Darwin. De hacerlo, descubrirían que se
han quedado rezagados en la inteligencia evolutiva.
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