El Diario Montañés, 10 de enero de 2024
La
ministra de Sanidad ha incomodado al consejero Pascual por convocar, «tarde y
mal y generando una alarma excesiva», el Consejo Interterritorial del Sistema
Nacional de Salud. Según él, Mónica García parece desconocer los episodios de
gripe, habituales en esta época del año. Porque, aunque ella haya ejercido siempre
de médica, no atesora la experiencia de nuestro consejero, que ha dedicado su
carrera profesional a la gestión y dirección sanitarias y ha alcanzado, pese a
estar alejado de la realidad de los pacientes, una perspectiva privilegiada que
le ha permitido ver los toros desde la barrera de un despacho.
Esta
vez se trataba de imponer de nuevo el uso de mascarillas en los hospitales, cuestión
con la que Pascual estaba de acuerdo en parte, porque él no quería imponer sino
recomendar, y hacerlo sin crear alarma social, fiel a una manera de actuar poco
dada a sobrecoger al personal. Si en alguna ocasión hizo declaraciones que ponían
en duda la viabilidad futura de la sanidad pública, rectificó de soslayo, quedose
y no hubo nada.
Con todo
lo anterior pretendo decir que es muy difícil que nuestros responsables
políticos se pongan de acuerdo en algo al cien por cien, aunque en el fondo lo
estén, como parece suceder en este caso. Pero hay intereses partidistas que
alejan las posiciones. Es el sino de nuestro país, que sigue empeñado en analizar
cada matiz hasta niveles absurdos.
Permítaseme
comenzar el año 2024 socarronamente: si no nos hemos puesto de acuerdo en cómo concretar
el uso de las mascarillas, va a resultar imposible determinar de una vez por
todas si hay que colocar el papel higiénico con la hoja colgando hacia afuera o
pegando a la pared, o si se deben aclarar los platos antes de introducirlos al
lavavajillas. Que no son cuestiones baladíes.
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