Esta
sociedad, que tiene un día para todo y un nombre para cada etapa de la vida, ha
inventado la denominación de «sexalescencia» para los mayores de sesenta años
que «llegan a la madurez sin miedos, sin complejos, conocedores de la
tecnología e integrados comunitaria, social y laboralmente». Peridis, que aun
habiendo superado con creces esa edad prodigiosa mantiene viva su imaginación, denominó
en su día a ese periodo como el de «la tercera actividad», aunque los
inventores de palabras han dejado corto un concepto tan revolucionario en su
momento.
Ahora
se habla de los «sexalescentes», un vocablo que, a la vez que mezcla años
distantes en el tiempo, sugiere un alto nivel de vida sexual, no en vano, según
los expertos, los «sexalescentes» poseen una sexualidad activa, libre, creativa
y segura (sobre todo si saben adaptarse a posturas simples y prescinden de las florituras
de antaño para evitar lesiones no deseadas). Además, no sienten ninguna
vergüenza a la hora de hablar, pongamos por caso, de sexo o masturbación.
Es
cierto que algunos, a esa edad, tenemos que contestar a la incómoda pregunta
que suelen hacernos los médicos de familia –siempre en voz alta, dando por segura
nuestra sordera– interesándose en si tenemos pérdidas postmiccionales. Tampoco este
sería un problema demasiado grave, dicho sea de paso, porque la compañía
Jordanluca ha lanzado al mercado unos pantalones vaqueros, al disparatado
precio de 758 euros, que destacan por la imitación de una amplia mancha de pis
en la zona de la ingle. Así que, si el grifo nos sigue goteando porque la edad
lo encamina hacia un cierre en diferido, el «sexalescente», por precaución,
deberá vestir siempre vaqueros, pues con sus fugas aportaría modernidad y dibujos
diferentes para cada ocasión. Con el impagable valor añadido de un olor exclusivo,
personal e intransferible.
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