El Diario Montañés, 4 de mayo de 2016 (foto http://eltomavistasdesantander.com)
Algunas previsiones de los
hombres del tiempo pueden echar por tierra las expectativas turísticas de un
fin de semana. Contra ellas se está enfrentando en singular batalla nuestro
presidente, empeñado en explicar que las cadenas montañosas que nos circundan y
la influencia del viento sur hacen que Cantabria tenga un microclima que muchas
veces nos preserva de los nubarrones que descargan lluvia en comunidades
vecinas.
Sin embargo, otros nubarrones que
los gurús de la economía nos esconden, porque amenazan la muy precaria
recuperación económica, parece que tienen entrada franca en nuestra región, sin
ninguna barrera que, si no los pare, siquiera los amortigüe. Los últimos datos
del desempleo nos dejan en muy mal lugar a fuerza de destacarnos, y las perspectivas
de arreglo son poco halagüeñas. Recolocar en Entrambasaguas a ciento cincuenta
y dos empleados riojanos de Altadis traerá consigo el despido de casi cincuenta
eventuales cántabros, otros tantos como los que dice Nissan que le sobran en su
planta de Los Corrales de Buelna. Setenta y nueve trabajadores irán a la calle
si se consuma la liquidación que pretende la empresa de acuicultura Tinamenor, y la CEOE de Cantabria, como ya
hicieron antes los sindicatos, prevé seguir redimensionando aún más su ya
castigada estructura de personal, lamentando, eso sí, medidas
tan necesarias como dolorosas, «que ningún gestor debería verse obligado a
tomar por lo que suponen de pérdida de talento, experiencia y conocimiento».
Como quiera que el sector
primario tampoco anda muy boyante y que el terciario, pese a la fortaleza del «marco
incomparable», depende en gran medida de la climatología, estamos abocados a que
nuestros jóvenes emigren fuera de Cantabria en una lluvia que nos cala sin
misericordia. De esta situación sólo nos sacará una política ganadera,
industrial y turística pactada entre todos y no sujeta a vaivenes políticos.
Mientras tanto, el cielo futuro se presenta mayormente nublado, con previsible
ligera mejoría en verano, pero con tendencia cierta a generar borrascas
tormentosas a partir del otoño. Y de momento no tenemos ningún paraguas para
asubiarnos.
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