martes, 28 de enero de 2025

GERIATRÍA, CULTURA Y TURISMO (29 de enero de 2025)

 

El Diario Montañés, 29 de enero de 2025

Muchos actos culturales se están sosteniendo –si dejamos a un lado los conciertos que se diseñan pensando en los jóvenes– gracias a la participación de las personas mayores. En la presentación de un libro, en una conferencia, presenciando una obra de teatro o asistiendo a un concierto de música clásica, pongamos por caso, el cabello blanco, las calvas y los esmerados peinados con mechas predominan entre el público. Gracias a su participación, la cultura sale casi siempre vencedora en el desafío amenazador de las butacas vacías. En cuanto a la actividad turística, qué decir de los viajes del Imserso, vigorizantes imprescindibles para mantener vivos lugares que, de otro modo, permanecerían mustios gran parte del año.

Si bien el reciente frenazo de la revalorización de las pensiones, finalmente arreglado, pudo enfriarnos el otoño de la vida a más de doce millones de pensionistas, en Cantabria, donde gobierna el mayor partido de los que votaron no, se había actuado teniendo en cuenta la importancia de la tercera edad como fuente turístico-cultural de primer orden. De ahí que recientemente hayan sido nombrados tres responsables de la cultura y el turismo regional provenientes de la actividad geriátrica.

La gente se ha echado las manos a la cabeza con tales designaciones, llegándolas a relacionar con el amiguismo. No puedo entenderlo. Tengo la certeza de que es muy difícil que haya personas más apropiadas para el cargo que la trinidad elegida, porque en esta nueva era de envejecimiento activo de la población, los especialistas en asuntos geriátricos –alma de animadores– deberían resultar tan imprescindibles para la cultura y el turismo, como lo son los desfibriladores para los centros deportivos.

Con tan sabia decisión, hemos dado otro paso más que confirma el pensamiento de Buruaga: en Cantabria somos únicos.

martes, 21 de enero de 2025

LA MIRADA DE LOS OTROS (22 de enero de 2025)


 El Diario Montañés, 22 de enero de 2025

Sobre la edad hay opiniones para todos los gustos. Quienes superamos la mitad de la sesentena solemos encontrarnos con personas que nos tratan como ancianos, o con camareros –valga el ejemplo de esa profesión– que nos preguntan, cuando examinamos la carta de un restaurante, si los «chicos» han elegido ya la comanda.

En los centros de salud sucede lo mismo. Dependiendo de la percepción de cada cual, hay profesionales que se dirigen a ti con naturalidad, mientras que otros elevan el volumen de su voz porque identifican edad provecta con sordera, y aderezan el tono de sus frases con una melosidad infantil.

También leyendo o escuchando las noticias son comunes tales contrastes, pues los periodistas suelen definir a los individuos, cuando son dignos de atención informativa y transitan por esa horquilla de edad, según su particular mirada. Y ahí es donde radica la principal diferencia de un hecho objetivo: en la mirada de los otros.

Personalmente, sigo dialogando con el adolescente que llevo dentro, cual centauro ontológico. Él es muy lanzado en sus opiniones, aunque temo que pueda abandonarme cuando los achaques de la edad me obliguen a depender a menudo de las prestaciones del Servicio Cántabro de Salud. «Pues date prisa –me dice–. Para entonces, por pronto que sea cuando las necesites, pueden estar completamente privatizadas. César Pascual sigue estando muy activo, aunque seáis de la misma quinta, según tu expresión viejuna, y ha logrado que Cantabria avance sin freno hacia lo más alto de la clasificación autonómica de privatizaciones». «Pese a que nuestras posiciones sean dispares en cuanto al funcionamiento de la sanidad –matiza mi yo mayor–, el río de la vida nos arrastra hacia el mismo mar». «Sí, pero en distinto barco, marinero. Y tú no eres precisamente de los de primera clase –concluyó, desafiante».

martes, 14 de enero de 2025

50 AÑOS DE LIBERTAD (15 de enero de 2025)

 


El Diario Montañés, 15 de enero de 2025

Aquel 20 de noviembre de 1975 gastamos ocho pesetas para comprar el ‘Alerta’. Franco había muerto de madrugada, y la tercera edición del periódico del Movimiento reproducía el titular a toda página, «Franco ha muerto», con la imagen del Generalísimo sobre fondo negro. Subimos al Seat 600, extendimos la portada por el interior del parabrisas, arrancamos el coche y recorrimos los diecisiete kilómetros que separaban Muriedas de la Peña Cabarga, haciendo sonar alegremente el claxon.

En Muriedas estaba el instituto de Camargo, donde estudiábamos el C.O.U. Como todos los centros escolares, recibió la orden de suspender las clases durante una semana. Entonces, cuatro jóvenes estudiantes, de entre diecisiete y dieciocho años, tuvimos el impulso juvenil, imprudente y peligroso, de trasladarnos desde allí hasta el monte de Cabarga, con gran bulla durante el recorrido. La Peña Cabarga aportaba el riesgo añadido de ser el lugar que elegían los vecinos de El Astillero cada primero de mayo para realizar unas marchas que, disfrazadas de lúdicas, tenían carácter reivindicativo. El monte llevaba el conflicto obrero grabado en sus entrañas rojas. Quizá ese detalle nos empujó a tomar tan irreflexiva osadía.

Muchos años después, demostrando que en algunas cuestiones los tiempos no siempre avanzan en el sentido previsto, algunos alumnos de un Instituto público de ESO de Valladolid, de similar edad a la nuestra de entonces, han cantado el ‘Cara al sol’ en el Valle de Cuelgamuros. Y no son los únicos, porque el himno parece estar de moda.

Aunque solo fuera como didáctica democrática para aplicar a tanto reivindicador ignorante del fascismo, es necesario defender los valores que sostienen nuestra democracia, aquellos que violaron sin miramientos los vencedores de la camisa nueva y que vuelven a estar amenazados.

En ese sentido, bienvenidos sean los actos de conmemoración de los cincuenta años de libertad.

 


martes, 7 de enero de 2025

ES LA GLOBALIZACIÓN (8 de enero de 2025)


 El Diario Montañés, 8 de enero de 2025

Hace cuarenta años, Juan José Losada, ejecutivo de Anaya, me dijo que el ordenador personal iba a convertir a la humanidad en una aldea global. Entonces ya habían llegado los prototipos, pero fue la explosión geométrica de las ventas posteriores la que ratificó el pensamiento que tuvo el filósofo canadiense McLuhan en los primeros años setenta del pasado siglo, cuando vaticinó la gran importancia que tendrían los medios electrónicos en la futura interconexión humana. Ahora, resulta incuestionable que estamos instalados en aquella aldea global. Y de ello son responsables las tecnologías que surgieron al abrigo de los primeros ordenadores balbucientes, fundamentalmente Internet. Por poner un ejemplo, su técnica me permite transitar, cómodamente sentado, la misma calle de La Fusterie por la que deambulé en mis bordeleses veranos adolescentes. También ha solucionado algunos crímenes, el último, que se sepa, en Tajueco, Soria, donde una imagen retrataba a un hombre colocando un fardo, que a la postre resultó ser un cadáver, en el maletero del coche. Es la tecnología, ese gran hermano que lo ve todo y además nos permite conversar y vernos, aunque estemos a miles de kilómetros de distancia. Miradas de ida y vuelta en un planeta abarcable.

También hay gérmenes que aprovechan la globalización del cambio climático para invadirnos. Humanos, animales y vegetales estamos azarosamente expuestos a sus ataques. Superamos la pandemia de covid, sí, pero otras nos acechan, porque esta alteración climática facilita la eclosión de plagas dañinas: el picudo rojo, de origen asiático, está aniquilando nuestras palmeras, y los fondos de inversión –parásitos terribles– han puesto su voraz punto de mira en Cantabria, «mercado inmobiliario de lujo», aunque tengamos escasez de viviendas sociales. Son nuevas amenazas ante las que las administraciones no pueden, o no saben, hacer nada. Se quedan tan panchas.

Riesgos propios de la globalización.

martes, 31 de diciembre de 2024

CENCELLADAS Y ENGELAMIENTOS (2 de enero de 2025)

 

El Diario Montañés, 2 de enero de 2025

Ya en tiempos de Mariano Medina –hay que tener un montón de años para haberlos conocido– la información meteorológica ocupaba bastantes minutos en el Telediario. Como por entonces no surcaban el espacio tantos satélites especializados, y los medios técnicos estaban a años luz de los de ahora, las predicciones de don Mariano, aunque científicas, se encontraban expuestas a mayores imprecisiones. Los parroquianos del bar de mi pueblo –el único lugar con televisión–, brutos pero nobles, celebraban sus errores más que los aciertos, que atribuían a la casualidad, pues, sin saberlo, su ignorancia los hacía desconfiar de la ciencia hasta límites cercanos al negacionismo.

Ahora, sin embargo, salvo unos pocos que priorizan sus asuntos sobre la atención a los niveles rojos de alerta, u otros que comulgan con las ideas zaragozanas o pastoriles que interpretan el cielo como si leyeran posos del café, la gente siente un respeto casi reverencial hacia las previsiones. Solo las noticias deportivas compiten con el silencio atento que incita en los espectadores ese apartado televisivo, con una presencia y unos tiempos de emisión propios de los programas del ‘prime time’.

Últimamente, además, el apartado meteorológico nos está transmitiendo una sorprendente riqueza de vocabulario técnico (atrás quedó el que se limitaba a isobaras, borrascas, anticiclones, marejadas…, con las Azores, de donde venían todos los cambios, en el lado izquierdo del mapa). Si ya habían desechado lo de la gota fría, ahora, aunque aún hablan de escarchas, carámbanos, rocíos o nieblas densas, nos han sorprendido con la utilización de dos palabras que muestran a un tiempo escritas en los rótulos: ‘cencelladas’ («congelación de gotitas de niebla») y ‘engelamientos’ («gotas de agua que se congelan al posarse sobre los objetos»).

Lo decían las viejecitas de Forges: «toda la vida aprendiendo a decir ‘pinícula’, y ahora lo llaman ‘flin’».

 

miércoles, 25 de diciembre de 2024

ILUMINACIONES (26 diciembre 2024)


 El Diario Montañés, 26 diciembre de 2024 (fotografía Roberto Ruiz, DM)

Los alumbrados navideños se están convirtiendo en un parque temático que pretende darle vida a pueblos y ciudades. En los últimos años, con el alcalde de Vigo a la cabeza, se han convertido, además, en un reto que intenta superar no solo la iluminación propia de la temporada anterior sino también las de los demás. Una carrera en la que se calcula que treinta tres ciudades españolas gastaron 11.931.467 euros en 2023. ¡Tantas luces para unas cosas, y tan pocas para otras!

Abandonando esa galopada hacia la nada, el ayuntamiento de Bareyo ha donado los 10.000 euros de su presupuesto de iluminación navideña al municipio de Catadau, uno de los más afectados por la DANA, dando ejemplo de que a veces las luces del sentido común pueden disipar, aunque sea humildemente, las sombras del desastre.

No parece muy de iluminados seguir alimentando las supersticiones que envuelvan a la Lotería de Navidad, de la que ha dicho Juanjo Millás que «es una bacanal, en la que se rompen todas las lógicas». A las fantasías de pasar el décimo por la espalda de un jorobado o por el vientre de una embarazada se ha unido la búsqueda de billetes embarrados por las inundaciones valencianas. Para más inri, dentro de la parafernalia del sorteo, no faltaron personajes como Juan Manuel López, «el Obispo de la Lotería», natural de Novales, el primero en entrar al salón tras veintidós días de espera; su superior, el «Papa de la Lotería», Manoli o don Quijote. Y para que no faltara de nada, Yadira Quinde cantó el gordo por segunda vez.

En ese momento, algunos alimentaron teorías conspirativas –otros culparon directamente a Sánchez–, pero ella dijo que se lo había pedido un chico. Fue un mensaje de esperanza para quienes seguimos creyendo en la luz del amor.

martes, 17 de diciembre de 2024

LECTORES CON ENTENDIMIENTO (18 de diciembre de 2024)

 

El Diario Montañés, 18 de diciembre de 2024


Según refleja el informe PISA para adultos, uno de cada tres españoles no entiende lo que lee. Nada dice sobre ello, pero sospecho que tampoco entiende mucho lo que le hablan, porque para entender hay que escuchar, y para escuchar hay que prestar atención a lo que se oye, asunto complicado en esta sociedad de ruido y ligereza. Una lectura profunda, además de la buena preparación de los lectores, necesita recogimiento y reflexión, pero contra esas condiciones sufre ataques por muchos flancos, siendo de los más importantes el de la eclosión de las pantallas móviles.

Siquiera para paliar el problema es fundamental la implicación de la escuela, pues una de sus tareas primordiales es formar personas con criterio. Pero para conseguirlo no debería basarse en la simplicidad. La enseñanza que rebaja el nivel, escudándose en la brevedad de los discursos ante la dificultad de los alumnos para mantener la atención, o que recurre a lecturas sencillas para facilitar la comprensión, es peligrosa: puede conducirnos hacia un método que, por presentar los contenidos masticados cual papilla, genere espíritus desdentados y romos. Un fracaso en toda regla, ahora que las ideas y las noticias falsas generan teorías extravagantes.

Hay también escritores que transitan sendas insustanciales. Peter Handke dice que no puede escribir con frases cortas, porque le parece una escritura falseada. «Hoy –aclara–, en cualquier libro que abro encuentro tres frases cortas… y no puedo leerlo pues no hay nada que leer. Leer es una expedición, una aventura, entrar en algo, como Dante en el bosque oscuro, y tal vez después, al final, encontrar una luz. El problema en la actualidad es que se trivializa todo».

Por eso, en tiempos de trivialización, cuando el bulo tiene bula para ocultar la realidad con su velo, necesitamos, más que nunca, educar lectores con entendimiento.