El Diario Montañés, 15 de marzo de 2017
Los pirómanos
han hecho su agosto en marzo. La primavera se adelantó por sorpresa en
Cantabria y, animados por el viento sur, brotaron por doquier sembrando focos
de destrucción en nuestros montes. Menos mal que al final de la semana la
lluvia vino a echar una mano a los bomberos y a los voluntarios que luchaban
denodadamente contra el fuego de la insensatez. «Cuando un monte se quema, algo
suyo se quema», decía un eslogan de los setenta para concienciarnos de que el
bosque –la tierra, en fin– es de todos. Pero el pirómano lleva en los genes un
odio irracional, ajeno a cualquier consejo, y goza especialmente cuando
destruye bienes comunes.
Hay quien dice
que al PP cántabro también le han salido pirómanos dispuestos a destruirlo.
Cada uno de los dos candidatos culpa al otro de haber generado el fuego interno
que puede llevarse por delante no sólo la maleza sino árboles de mucho porte.
El partido ha estado asentado en la mayoría absoluta, que es la fórmula más
cómoda y peligrosa de gobernar porque favorece la aparición de la soberbia, que,
a su vez, suele generar las zarzas que intrincan los caminos del diálogo. Dicen
los partidarios de Buruaga que ellos no quieren quemar el partido, que sólo
pretenden desbrozarlo para abrir sendas de entendimiento futuro con otros
grupos políticos, porque con Diego es imposible. Le acusan de haberlo
enmarañado todo y de mantener una postura similar a la de los líderes
absolutistas, que piensan que tras ellos sólo puede quedar un desierto y que no
hay modo mejor que los malos modos.
Los entendidos
mantienen que tras un incendio los bosques tardan décadas en volver a ser como fueron.
En quince o veinte años calculan algunos políticos populares que pueden terminar
de cicatrizar las heridas de su actual enfrentamiento fratricida. Si sus
cálculos son correctos, el partido cántabro habrá perdido una generación y
Diego podrá decir con propiedad que tras él llegó la nada. Por eso en algunos
corrillos se le considera «el hombre de las cuatro pes»: pirómano político del
PP.
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