El Diario Montañés, 20 de julio de 2016
La espiral rutinaria de cada
verano nos ha traído una nueva edición de ArteSantander, y van ya veinticinco.
¡Larga vida! El arte ha mostrado en nuestra ciudad durante cinco días –hoy
miércoles se clausura– los inciertos caminos y las pocas certidumbres de lo
contemporáneo, aunque coincidentes, eso sí, en el elevado precio de sus
propuestas.
Las obras suelen resultar de
difícil entendimiento para quienes, como yo, tienen una mente clásica (antigua,
le dicen algunos). Quizá por eso los artistas y los críticos se han visto en la
necesidad de crear un lenguaje que intenta explicar con mucha literatura lo que
no consigue transmitir su creación, porque hay casos en los que una imagen no
vale más que mil palabras. Ante unas celdillas negras que se iban llenando
paulatinamente de cifras luminosas, dispuestas aleatoriamente en un plano
horizontal, el artista me explicó que lo último que vemos al acostarnos y lo
primero que vemos al levantarnos son los números del radio reloj de nuestra
mesilla de noche, y que esas celdillas eran una alegoría de nuestra dependencia
del tiempo. «Me encadenaron al tiempo: me han regalado un reloj», escribí yo en
mi arrogante adolescencia; le cedí la frase y seguí visitando la muestra en busca
de alguna instalación que me evocara las nuevas oficinas de Liberbank. Porque
también nos las están vendiendo como obras de arte, con mucha palabrería,
incidiendo en la comodidad que van a tener los usuarios y en que se van a poner
en marcha sin personal pero «sin recortes de plantillas», sólo con jubilaciones
y bajas incentivadas, con una verborrea que no roza el engaño sino que entra de
lleno en la infamia.
Pasa con esto como con la
presentación de algunos platos de la cocina moderna. Faemino y Cansado lo han retratado
humorísticamente: Un ‘maître’ refiere a los comensales las excelencias de un
plato de carne de su creación, adornando las frases con palabras tan vacías
como ininteligibles. Uno de ellos, el más atrevido, le dice: «A mí, me lo
empana».
Pues eso. A mí, también.
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