miércoles, 29 de junio de 2016

BRINDIS Y MALOS TRAGOS (29 de junio de 2016)


El Diario Montañés, 29 de junio de 2016

Recientemente se ha publicado una estadística que recoge que el 77% de los cántabros hemos consumido alcohol en el último año, frente al 67% de la media nacional. Aunque sólo bebemos los fines de semana, porque en el trabajo diario somos tan recatados que también encabezamos el ranking nacional de la abstemia. Es decir, que de lunes a viernes respetamos nuestra particular ley seca, mientras que los sábados y los domingos nos desmadramos; pero en ambos casos ocupamos el liderazgo, en un difícil equilibrio entre el exceso y la contención.
Este fin de semana, que ha sido electoral, se ha debido de beber más de lo que es habitual en las sedes de los partidos políticos por causas bien distintas. En la del PP supongo que se habrá descorchado champán (acaso cava) para celebrar la victoria del hombre que anda a ritmo mariano, deprisa pero sin correr, y que pasito a pasito, con su peculiar manera de mirar para otro lado, ha hecho olvidar a sus electores los casos de corrupción que le salpicaron antes de las elecciones (gallego como Cela, sigue al pie de la letra su consejo: «En este país el que resiste, gana»). En las sedes del PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos, por el contrario, el alcohol habrá servido para tratar de olvidar unos resultados que, salvo valoraciones interesadas, han sido como penas.
Ni sumido en un ‘delirium tremens’ pudo imaginar el expresidente Álvaro Uribe las vueltas que iba a dar la increíble y triste historia de la concesión de su medalla por parte de la UIMP. César Nombela, el hombre a quien el colombiano niega ahora toda la fortaleza de carácter que le supuso en un principio, decidió anular el acto de la entrega para que no fuera considerado una injerencia política, pero mantener la distinción. Uribe le ha pedido que aparte de él ese cáliz y que se olvide de sus convicciones cristianas y de santa Rita, porque en casos así es mucho mejor que lo que se da, sí se quite. Un mal trago para el rector.

miércoles, 22 de junio de 2016

COMO BUITRES (22 de junio de 2016)


El Diario Montañés, 22 de junio de 2016

Están revueltos los buitres porque no encuentran comida. Esta sociedad que cuida tanto la higiene prohíbe dejar animales muertos en la naturaleza por lo mucho que la afean y lo insalubre que puede resultar tal costumbre. Lo mismo le sucedió en su día a las gaviotas, a las que negaron el pan y la sal de los desechos que tiraban los barcos pesqueros cuando llegaban a puerto. Y, claro, buitres y gaviotas cambiaron sus hábitos carroñeros y se hicieron predadores, porque el alimento es una de sus pocas preocupaciones. Tenemos que aprender de una vez por todas que con las cosas de comer no se debe jugar, y que el pan nuestro de cada día, más que una donación divina –«dánosle hoy», dice el ‘Padrenuestro’–, es un derecho universal, porque de otra manera corremos el peligro de que los desposeídos cambien sus hábitos, forzados por el hambre. Desde las altas esferas del poder se teme que el 26-J traiga la desestabilización del sistema, que tan encauzado macroeconómicamente parece, porque en esos niveles de gestión no se tiene en cuenta que no sólo de cifras vive el hombre. Y ahora se enfrentan a la realidad de que una boca es un voto, y una boca con hambre da miedo democrático.
La gente común tiene la sensación de que lleva deambulando demasiado tiempo por un camino sin retorno que, a cambio de grandes sacrificios, ofrece escasas expectativas. La cosa va en serio, porque incluso los chinos –que tienen una mentalidad muy diferente de la nuestra– no llegan a fin de mes y se ven abocados a cerrar sus negocios en Santander por la caída de las ventas. Agustín Ordejón, presidente de la Federación de Pymes de Comercio de Cantabria, ha dicho que tal desaparición «es una muestra más de lo mal que está el comercio en general», pero ha añadido que no la ve con malos ojos porque se quita de encima un competidor de baja calidad.
Lo que me reafirma en que la línea que separa a carroñeros y predadores es muy sutil.

miércoles, 15 de junio de 2016

ESCRITO EN EL TREN (15 de junio de 2016)


El Diario Montañés, 15 de junio de 2016 (fotografía de Ángeles de la Gala)

Lunes 13. Regreso de la Feria del Libro de Madrid en el Alvia. Salimos de Chamartín a las siete de la tarde. Tengo más de cuatro horas por delante para escribir este artículo de los miércoles. A las ocho y media termino el primer boceto, titulado «Crónica desde la Corte». Lo releo y cambio matices para que tenga una lectura fluida. (El tren se ha detenido en dos ocasiones por problemas técnicos). En el escrito hablo de la feria del libro y del repunte de ventas al que han contribuido sobremanera los autores mediáticos: fauna televisiva, blogueros y cocineros de fama que firmaron «sus» libros a una pléyade de seguidores. Sin duda han elevado la economía de la feria, que no su calidad. Comento también que los consagrados aguantaron el tipo como pudieron, conformándose con un lento goteo de devotos. Y aludo a un huraño ilustre, Rafael Sánchez Ferlosio, que firmó, por primera vez, con ochenta y ocho años, convencido por un librero amigo. Su «lista de espera» nunca fue mayor de treinta personas: el purgatorio de no estar en el candelero. Por ahí avanza el artículo hasta llegar a Álvaro de Marichalar. (Son las nueve y cuarto, y el tren acaba de parar en Valladolid. Antes han variado la proyección de la película anunciada –‘Cuando éramos jóvenes’– tras tres inicios en bucle, frustrados). Marichalar viene a colación porque coincidimos con él en las cercanías del hotel Palace, y su presencia sigue atrayendo la atención de los paseantes. Por eso pretendo rematar el escrito diciendo que no me sorprendería encontrármelo pronto en alguna feria, firmando como autor, con larga cola de admiradores. Es un buen candidato. (Son las diez menos veinte de la noche cuando llegamos a Palencia. Ramón Villegas se me acerca: «¡Qué coño vas a escribir de la feria de Madrid! ¡Escribe sobre esta vergüenza de tren!». «Si tengo tiempo, hilvanaré ambos temas», le prometo. «Pues vete hilvanándolos. Tiempo vas a tener de sobra». A las diez y cuarto nos comunican que llegaremos a Santander con una hora de retraso, ya en la madrugada del martes 14. Aguja e hilo: lo coso).

miércoles, 8 de junio de 2016

MIEDO (8 de junio de 2016)


El Diario Montañés, 8 de junio de 2016

Confieso que tengo miedo. Mientras escribo estas líneas veo desde el salón de mi casa el bosque mediterráneo de Villacimera, en las estribaciones del parque de Cabárceno, repleto de madroños que se aferran al calor de las rocas, y me acongoja la idea de que pulule por allí el oso, por la querencia que tiene hacia esos árboles. Me dicen que no hay que temer, que es posible que todo sea una falsa alarma y que en realidad no se haya fugado ninguno, pero desconfío. Todavía recuerdo cuando hace veinticinco años la leona Petra estuvo cuatro días desaparecida y nos tuvo en vilo, porque una leona es una leona, y con hambre de cuatro días aún peor. O el hipopótamo que acabó en un establo de Cabárceno como si fuese una vaca, acaso enamorado de aquella a la que viera pastar durante muchos años al otro lado de la verja (¿No hubo un toro enamorado de la luna?). O el mono que atravesó Villanueva por los márgenes de la carretera general y se dejó atrapar en un picadero, confiando en los caballos más que en los hombres.
Dicen que mi miedo es irracional. No entienden que no lo tengo por los humanos sino de los humanos, que suelen solucionar estos asuntos por las bravas. En Santiago de Chile han matado a dos leones en un zoológico para salvar a un suicida, y en Cincinnati han hecho lo propio con un gorila para rescatar a un niño que se había caído a su recinto. En nuestra región ha bastado con que se conociera el plan de gestión del lobo para que aparecieran pintadas amenazantes («¿Queréis lobo? Fuego al monte. Soba en llamas») y la cabeza de un lobo en una rotonda asturiana. También se han encendido los defensores de las corridas de toros al saber que el ayuntamiento capitalino no subvencionará la feria de Santiago.
‘Homo homini lupus’, dijo Plauto y repitió siglos más tarde Thomas Hobbe. En ocasiones el hombre puede ser un lobo para el hombre, pero casi siempre es una bestia para los animales. De ahí mi temor.