martes, 29 de agosto de 2023

HAY BESOS Y BESOS (30 de agosto de 2023)

 

El Diario Montañés, 30 de agosto de 2023

Dice Rubiales que le pidió un piquito a Hermoso sin deseo, como cosa natural. Lo mismo que Torrente pide en sus películas pajillas sin mariconadas. La sombra del grasiento es alargada en nuestro país, y seguimos generando noticias que parecen sacadas de un guion de Segura. Así, la madre del besucón se ha declarado en huelga de hambre dentro de una iglesia, porque «es muy creyente y se ha puesto en manos de Dios» ante la «cacería, inhumana y sangrienta» que hacen con su hijo. Acaso pretende evocar desde el recinto sagrado el beso traidor de Judas a Jesús, aunque no debe olvidar que también fue en una iglesia donde Celedonio, el acólito lúbrico de ‘La Regenta’, besó a la protagonista de la novela con viscosidad de sapo. Como escribe Gabriela Mistral, «hay besos que engendran la tragedia».

Lo cierto es que yo, presidente del Club Natación Camargo, nunca he tenido el impulso de pedirle un piquito a ninguna de mis nadadoras, ni cuando parecían mis hijas, ni ahora que ya parecen mis nietas. Como tampoco he desatado las emociones deportivas hasta el punto de agarrarme por esa zona de la entrepierna que incita a exclamar con virilidad: «¡toma ya, con un par!».

En cuanto a los besos, será por mi bagaje cultural, prefiero perderme en la contemplación del famoso cuadro del pintor austriaco Gustav Klimt, donde lo sensual y lo espiritual se mezclan. Pude apreciarlo en Viena, y ahora me recreo de nuevo en la exposición inmersiva ‘El oro de Klimt’, que acabo de visitar en el Palacio de Exposiciones. La alcaldesa Gema Igual, cuando presentó el proyecto, quiso inundar las redes sociales con besos para «mostrar al mundo entero la belleza y la diversidad de los vínculos emocionales que se forjan en la ciudad».

Por supuesto, todos consentidos.

martes, 22 de agosto de 2023

DEMOCRACIA DE REDIL (23 de agosto de 2023)

 


El Diario Montañés, 23 de agosto de 2023

La historia de la transición y primeros años de la democracia bien podría tener en nuestro país un apartado dedicado a los desnudos femeninos. Tanto las revistas como el cine patrio mostraban entonces sin tapujos los encantos de las famosas. Incluso las mayores representantes de la pasada España de mantilla, velo y sacristía, que solo besaban si besaban de verdad, se desnudaron en las películas porque el guion lo exigía. La lista es interminable.

En el caso de las revistas, ‘Interviú’ llevaba la palma con titulares hoy impensables (recuerdo el que aludía al desnudo de María Luisa Merlo: «El mirlo de la Merlo»). Había censuras, claro, pero la democracia era tan reciente que probábamos las libertades sobre la marcha. Se hablaba en aquel tiempo de autonomías, federalismo, aconfesionalidad, justicia, pluralismo político… Era un ambiente que abría las puertas a la ilusión y la esperanza, un contexto en el que podían convivir la ligereza del pecho de Susana Estrada con la rigurosa intelectualidad de Tierno Galván (criticando el pezón al aire de la artista coincidieron conservadoras y feministas; corría el año 1978 y ya los extremos se tocaban).

Un americano, viajero por España, se escandalizó entonces de nuestro particular modo de concebir la libertad. Y acaso porque ahora ellos son los dueños del poder en la aldea global, vuelve un tipo de censura que teníamos olvidado. Con la mentira del Photoshop, que permite engaños corporales, invisibilizan los pezones femeninos –¿habrá mostrado Amaral los suyos por eso, frente al pelotón de fusilamiento de la redil democracia de las redes?–. Al tiempo, el artificio de los cuerpos perfectos está alcanzando su mayor auge, consiguiendo que, por comparación, prolifere el miedo al desnudo entre la gente común (deshabiliofobia lo llaman).

Qué tiempos. Nos imponen de nuevo lo que podemos o no podemos ver.


miércoles, 16 de agosto de 2023

LIGEREZA VERANIEGA (16 de agosto de 2023)

 

El Diario Montañés, 16 de agosto de 2023


Bendito sea el país donde los trenes se retrasan por una urgencia amorosa. En Tarragona un interventor de Renfe ha sido sorprendido con una señora en pleno acoplamiento en la cabina de un tren. Y como dentro de ese lugar debe de ser tan difícil hacer el amor como en un Simca 1.000, acabaron recostando sus cuerpos sobre el panel de mando. Así que cuando el maquinista que debía utilizarlo los sorprendió, no se sabe si porque el paisaje quedó contaminado después de la batalla o porque el personaje era un tanto melindroso, decidió no utilizarlo con tan solo una limpieza apresurada. Total, cambio de máquina y media hora de demora. Y, ya se sabe, hoy en día no estamos para perder el tiempo, porque el viaje no es motivo de holganza ni de charlas –lejos quedaron Galdós o Machado (viajaba «siempre sobre la madera / de mi vagón de tercera»), que se mezclaban con la gente común para conversar–. Pero, repito, benditas sean las tardanzas que tienen esas causas ineludibles, porque en Cantabria se deben a motivos más prosaicos.

Desde que el Santander-Mediterráneo quedara suspendido, estamos en vilo con los trenes. Sea por las catenarias, el mal funcionamiento de las líneas de cercanías, los transbordos obligados por la duplicación de vías (por no hablar de la vergüenza nacional que supuso el hecho de que los trenes no entraran en los túneles), tomar uno en Cantabria suele terminar en la estación de las dudas. Como la que me ha surgido a mí, cual Paul Verlaine, en esta ligereza veraniega: ¿cómo hacían el amor los implicados, «au rhitme du wagón brutal», o «suavement»?

‘El Consorcio’ me ayuda a disiparla: «parece que el amor, con su dulce vaivén, produce más calor, que el chacachá del tren». Calentura y, además, posibles retrasos.

martes, 8 de agosto de 2023

EL MILAGRO DE LA LLUVIA (9 de agosto de 2023)

 

El Diario Montañés, 9 de agosto de 2023


Sería injusto culpar a los casi 78.000 jóvenes españoles que acudieron a Lisboa, a la Jornada Mundial de la Juventud de la Iglesia Católica, por la actitud incontrolada de unos pocos que cantaron el ‘Cara al sol’. O por el hecho de que un grupo coreara el pareado «que te vote Txapote» (como en nuestro país tenemos verdadera devoción por la poesía, ya se han inventado otro, «que te vote el del bote», en alusión al narco amigo del contrario).

Es posible que quienes escuchaban a nuestros adolescentes, desconocedores del idioma, creyeran que ambas letrillas eran alabanzas religiosas, del tipo «Juntos como hermanos», «Alabaré, alabaré» u «Oh happy day». Pensarían en eso, sin duda, porque los monitores no intervinieron, quizás por considerar que aquello era una simple diversión, como había anticipado Demetrio Fernández, el obispo de Córdoba, cuando dijo que los jóvenes «se lo iban a pasar bien sin necesidad de porros ni preservativos ni alcohol».

Deseo que estos incidentes no oculten el hecho prodigioso de que Jimena, una joven española de dieciséis años, «casi ciega y que ahora ve», haya recuperado en Fátima la visión tras rezar una novena a la Virgen de las Nieves y luego comulgar. Una noticia pintiparada para la sección ‘Si buscas milagros, mira’ de la revista ‘El Santo’, de los capuchinos de Santander.

El cardenal Juan José Omella ha rebajado los ánimos en ambas situaciones: «Que te vote Txapote no es el sentir de la Iglesia española», ha manifestado. Y en cuanto a lo de la niña «no le daría ni más elocuencia ni menos elocuencia, es un dato bonito. Los médicos tendrán que decir el resto». Pero, por si los milagros existen, recomienda rezar para que se nos conceda la lluvia, tan necesaria. Aunque, por lo visto, Dios debe andar en sus asuntos.

martes, 1 de agosto de 2023

ARTÍCULO DE VERANO (2 de agosto de 2023)

 


El Diario Montañés, 2 de agosto de 2023

En verano la mente se relaja hasta casi agostarse. Es tiempo de descanso que orienta los ánimos al atractivo de lo ligero. Incluso en la actividad lectora, ya gratificante de por sí, se recomiendan lecturas específicas para este periodo, porque, dicen quienes las prescriben, «con estas temperaturas, seguro que buscas algo así, sencillo y sin complicaciones».

Esa misma simplicidad pretenden algunos artículos de prensa, que parecen encargados a becarios. «La brecha de género invisible que explica las colas en los baños de mujeres», he leído esta semana en un titular, que luego ampliaba: «Las largas colas no se deben a que las mujeres usen ‘mal’ los baños públicos, sino que son un problema de diseño y de no comprender cómo cambian los tiempos de uso». ¿Cómo no adentrarse en la lectura del artículo tras este cebo?

Otro titular señuelo: «Higiene genital, la última apuesta de Silicon Valley», con remate para enganchar: «Muchas empresas nacidas en Silicon Valley se han lanzado al campo de los productos de higiene contra los hedores propios del escroto». Expresión inigualable esa de «hedores propios del escroto», aunque deje en mal lugar nuestra higiene masculina, siempre «con olor desagradable y penetrante», pues eso significa hedor. Menos mal que según el artículo de los baños públicos meamos más rápido que las mujeres: con mayor lentitud no soportaríamos el tufo mareante.

Tómese este artículo como una ligereza agosteña. Recientemente un lector anónimo achacó demagogia izquierdista a este rincón, requirió mi jubilación, que me pusiera un chándal y marchara a Benidorm. Y en verdad, casi sigo su consejo, poco amable, por cierto. Pero me desanimó otra noticia veraniega que decía que los jubilados españoles se levantaban a las 5:40 para cogerle a los ingleses la primera fila en las playas alicantinas.

Y eso no va conmigo. Soy muy dormilón.