miércoles, 25 de diciembre de 2019

EUFEMISMOS E INTERESES (26 de diciembre de 2019)


El Diario Montañés, 26 de diciembre de 2019

Los eufemismos tienen la grandeza de disfrazar las cosas de manera decorosa, pero en esa virtud puede estar el propio pecado si son demasiado evidentes. «Dimito porque no cuento la realidad y omito un dato», ha dicho Félix Álvarez al abandonar su cargo de líder de Ciudadanos en Cantabria por haber mentido en un asunto relevante. Y es curioso, porque en este caso –en el que estaba por medio el contrato de trabajo de un compañero que Álvarez «omitió» comunicar a los suyos–, la ‘Biblia’, que para todo tiene una vara de medir, utiliza la categoría de «pecado de comisión», que es el que se realiza cuando alguien comete –de ahí el nombre– una acción que no debería haber ejecutado. Y aunque dicen que todo pecado tiene su penitencia, la que se ha impuesto a sí mismo el político no deja de tener gracia –no debemos olvidar que anteriormente fue humorista–, porque continúa ejerciendo como diputado en el Parlamento regional. Sin duda ha considerado que su pecado de comisión por omisión es de categoría venal.
Cosa rara lo de Ciudadanos. Casi desaparecidos del panorama político, intentan dejar su huella por doquier. Ceruti se ha empeñado en apretar las tuercas al PP santanderino e insiste en mantener una reunión antes de Navidad para eliminar parte del carril bus del centro de la ciudad, precisamente ahora que algunos de los que éramos recelosos ya no lo vemos con tan malos ojos. El propio comité de empresa del SMTU –que tampoco apoyó su implantación con entusiasmo– considera que la retirada es poco acertada, y augura que restará velocidad y atractivo al transporte público. También añade que la medida es una «apuesta cobarde» para no hacerle frente al coche particular, que es el que más contamina, tanto ambiental como acústicamente.
Parece que en unos tiempos en los que la mayoría de las capitales europeas apuestan por ser peatonales, modernas y sostenibles, hay quien se empeña en llevar el paso cambiado. A lo mejor es verdad lo de que en estas y en otras cosas legales Europa sigue terminando en los Pirineos.

miércoles, 18 de diciembre de 2019

LISTA ROJA (18 de diciembre de 2019)


El Diario Montañés, 18 de diciembre de 2019

Dura es la piedra, mas no eterna. El tiempo agrieta techumbres, carcome columnas y debilita cimientos. Y la piedra cuando faltan cubierta y apoyos termina desmoronándose.
Francisco Antonio Ceballos, el Caballero, y su esposa Marina Jacinta de Padura Moreno levantaron su casa-palacio en un altozano de Argomilla de Cayón. Corría el siglo XVII, y en ese momento no podían imaginar el triste destino que alcanzaría siglos más tarde. Llego a la casona tras visitar la cercana iglesia románica de San Andrés. Un cartel me informa de que el edificio fue declarado Bien de Interés Local en 2007, con categoría de Monumento. Pero ya desde lejos observo que el tejado amenaza derrumbe, que grietas recorren longitudinalmente una de las cuatro torres, que algunas almenas comienzan a desmocharse, que la balconada de la fachada principal ha desaparecido –son testigos los vanos en los que se incrustaban las vigas–. Entonces decido acercarme al soportal, porticado con cuatro arcos. Lo hago imaginando el resoplar de los caballos, cuando antaño descansaban bajo esa portalada tras largas jornadas de trote. Ahora me topo con un depósito de leche, un pastor eléctrico y con aperos de labranza perdidos entre la suciedad. Tampoco encuentro la aldaba de forja con la que golpear en el tas del portón de roble, porque no hay aldaba, ni tas, ni portón; solo una frágil puerta de dos hojas entreabiertas que me invitan a penetrar en el interior. No lo hago, porque la casa es de propiedad privada. Pero, asomado a la puerta, alcanzo a vislumbrar el revuelo de unas gallinas que corren escaleras arriba hacia el primer piso, casi inexistente, pues desde la penumbra parecen mayores los derrumbes del suelo que la solada en sí. También percibo gruñidos de cerdos en el interior. Cruel destino el de la casona de Ceballos el Caballero, ruina inminente, refugio actual de vacas, gallinas y cerdos.
Luego, en mi domicilio, me informo y descubro con angustia que en Cantabria más de una veintena de edificaciones similares están incluidas en la lista roja del patrimonio regional por abandono. Y que nadie toma medidas urgentes para remediarlo.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

UN BOSQUE CON GENTE (11 de diciembre de 2019)


El Diario Montañés, 11 de diciembre de 2019


Parece que el viernes negro ha llegado a nuestras vidas para quedarse. El gran hermano americano impone sus costumbres a la aldea global, y todos, fieles seguidores de lo banal, hemos comenzado a subirnos al carro de las compras compulsivas cada último viernes de noviembre. Dicen que a esas alturas del calendario se pone en marcha el consumo navideño en América, y que a partir de entonces los números rojos de los comercios comienzan a convertirse en negros. De ahí el nombre; aunque vaya usted a saber. Lo cierto es que algunos medios de comunicación, incitando al consumo, han hablado de ese día como si no existiera un mañana.
En Cantabria nuestro particular viernes negro trajo otros tintes menos optimistas, que apuntan al rojo negativo. El panorama oscuro lo presagian los Expedientes de Regulación de Empleo que amenazan a las plantillas de dos de las mayores empresas del territorio regional: Global Steel, de Nueva Montaña, y SEG Automotive, de Treto, que vienen a sumarse a los ya vigentes de Saint Gobain y Ferroatlántica (de las empresas más pequeñas, ni hablamos). Con este panorama no sorprende que la producción industrial haya bajado un 1,5% en los diez primeros meses de 2019. Sólo la hostelería ha aguantado el tipo en 2018, y con 1.360 millones de facturación aporta ya el 5,9% de la riqueza regional. Tal perspectiva parece que nos aboca a vivir del turismo, y eso tiene su parte negativa: el sector hostelero se mantiene, generalmente, con sueldos bajos y trabajos que dependen de la temporalidad, lo que puede explicar que nuestra región haya sido la única en la que bajó el salario medio durante la recuperación económica, y que ahora estemos ganando 34 euros brutos menos que en 2013.
«Cantabria es como un gran bosque en el que vive gente», ha dicho con admiración uno de los turistas que nos han visitado en este puente. «Esta región es un paraíso», ha manifestado otro. Lo que quizá desconozcan ambos es que por falta de espacio laboral expulsamos de este paraíso a nuestros hijos más preparados. Salvo que se queden de camareros.

miércoles, 4 de diciembre de 2019

VARIAS ESTADÍSTICAS (4 de diciembre de 2019)


El Diario Montañés, 4 de diciembre de 2019

No somos los cántabros los ciudadanos españoles que más vivimos, pero sí los que alcanzamos más años con calidad de vida saludable (71,6 años). Así lo refleja un estudio publicado por el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, según el cual los achaques propios de la edad se manifiestan más tarde en nuestra región. La verdad es que, acechados por la lluvia pertinaz y por los huracanes que ya han aprendido el camino del norte de España (Eloy es la próxima amenaza), la noticia sirve para reafirmarme en la fortaleza física de un pueblo que le sabe poner buena cara al mal tiempo, aunque tenga la humedad calada hasta los huesos del alma.
He dicho alma, pero hay otra estadística que me debería haber hecho ser más cauto a la hora de utilizar esa palabra: el Centre d´Estudis d´Opinió de la Generalitat de Catalunya nos concede el tercer puesto nacional en cuanto a porcentaje de ateos y agnósticos (el 34,8%), solo por detrás de Cataluña (el 42%) y el País Vasco (el 39,7%). Los catalanes últimamente no saben qué inventar para demostrar su singularidad, y hete aquí que los cántabros –tan patriotas que ponemos en duda el voto positivo del PRC al gobierno de Sánchez si pacta algo sospechoso con Esquerra– alcanzamos en su estudio estadístico la medalla de bronce del descreimiento, detrás, precisamente, de las dos comunidades que mayores quebraderos de cabeza nos dan con lo de la independencia. Las estadísticas, ya se sabe, las carga el diablo, y en este caso parece que el diablo nos ha situado al lado de los que algunos consideran sus aliados.
No existe estadística que mida el porcentaje de descontentos que hay en el PSOE cántabro con el modo de actuar de Zuloaga, pero aumentan las voces que le reclaman más transparencia y menos promoción de su imagen personal. El alma de un partido son sus militantes y cuando desconfían de sus dirigentes la situación se pone fea. Creerse avalado por la razón y transitar la senda de la omnipotencia es camino abonado para que la cosa termine en un sindiós.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

DE HUEVOS Y COPAS (27 de noviembre de 2019)


El Diario Montañés, 27 de noviembre de 2019

No recuerdo qué articulista decía que de tanto escribir veía los temas por la calle. Acaso tenía razón y no haga falta más que observar el entorno para tener de qué hablar. Vamos a probar: El pasado viernes un grupo de amigos fuimos a cenar a un lugar de esos que ofrecen huevos con la banderita de su procedencia. La cosa parece sencilla, pero tiene su aquel. Se comienza con un papel de autopedido, tipo Ikea, donde se marcan con un lapicero cruces o palitos (a gusto de cada cual) lo que quieres tomar; así se reducen los gastos de personal. Pasado un tiempo prudencial, llegan los primeros huevos fritos, colocados en platos con arreglo a su lugar de procedencia. Cada cual va cogiendo el suyo (autoservicio) mientras espera la segunda tanda. Y ahí surge la duda, ¿como ahora el huevo cántabro o espero a que sirvan el extremeño?, ¿le meto el diente al vasco o hago tiempo para recibir al andaluz? Si espero, se me va a enfriar el primero; si lo como, no podré comparar sabores ni apreciar la singularidad regional de las gallinas, el marcado sabor autonómico de las yemas. El segundo huevo tarda un idem en salir. Comemos, pues, el primero, acompañado por patatas de una fuente generosa colocada para compartir. Llega el segundo, pero no hay señal de la morcilla, el chorizo o el lomo que hemos escogido de acompañamiento. Cenamos por tiempos bien marcados, primero un huevo, luego otro, más tarde la morcilla, después el chorizo… Innovación, sin duda. El plato combinado deconstruido. Un invento de premio.
Bajar el nivel de irritación exigía echarle al cuerpo una copa (lo justo para no dar positivo, que luego había que conducir) y reír la experiencia recién vivida. Local cercano. «No me da buena señal. Mucha gente joven», dice la más joven de nuestro grupo, reciente cuarentañera. Y tenía razón: amagos de peleas cada poco tiempo, humo con aroma a hierbas, conversaciones a todo volumen, miradas desafiantes que parecían calibrar nuestra edad… Tensión, en fin.
Pese a todo, no fue un mal viernes. Podía haber sido peor.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

NECESITAMOS MÁS LUZ (20 de noviembre de 2019)


El Diario Montañés, 20 de noviembre de 2019

Mantiene Borges que «la lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado», pero en Cantabria las últimas semanas el pasado ha estado muy presente. Más de treinta y seis hectómetros cúbicos ha recogido el pantano del Ebro, reserva que nos viene como agua de mayo para cuando lleguen los resecos días del verano, aunque a cambio nuestros huesos también han cargado el polo negativo de sus pilas con una humedad poco conveniente. Las tardes de este otoño lluvioso traen la noche con anticipación desquiciante, y parte de esa oscuridad ocupa las estancias de nuestra alma produciendo algo que los psicólogos llaman el TAE (trastorno afectivo estacional), una depresión melancólica que desencadena el cerebro ante la disminución de la exposición a la luz natural. Víctor Hugo consideraba que la melancolía era la felicidad de estar triste. Amós de Escalante la creía musa del Septentrión, un estado de recogimiento indispensable para la creación poética. Pero para la mayoría de los mortales es un periodo de tristeza que les enfrenta peligrosamente con sus fantasmas. «¡Luz, más luz!», fueron las últimas palabras de Goethe antes de que su vida se apagara, porque la muerte cierra del todo los ojos a la luz.
Hay estimaciones muy ponderadas que vaticinan que dentro de veinte años –que según el tango no es nada– vamos a ser 41.203 ciudadanos menos en nuestra comunidad, y con ese panorama solo el pantano del Ebro presentará superávit. Acaso el déficit de luz no sea la causa principal del problema –tener hijos es una ocupación que se suele realizar en la penumbra–, pero si las parejas cántabras tuviesen ese trastorno afectivo, no sería estacional pues se alarga más allá del otoño y el invierno.

Los jóvenes, por su parte, no reconocen ningún tipo de trastorno afectivo, y mucho menos que sea estacional; lo admiten, sí, económico y permanente. Dicen que solo con un trabajo estable y bien remunerado se puede pensar en formar una familia. Y que es la larga noche de la crisis –que no los rigores climatológicos de este otoño lluvioso– la que cercena sus aspiraciones.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

CÍRCULO CERRADO (13 de noviembre de 2019)

El Diario Montañés, 13 de noviembre de 2019

A los dieciséis años tuve que pedir permiso paterno para hacerme socio del Círculo de Lectores. Mi pasión por la lectura había nacido tiempo atrás, en la Escuela Unitaria de Villanueva que dirigía con paciencia benedictina don Julio Calva. En un viejo armario guardaba bajo llave sorprendentes tesoros que sacaba a la luz cuando terminábamos las tareas –la lectura como premio–. ‘El niño, la golondrina y el gato’, ‘Óscar el cosmonauta’, ‘Un muchacho sefardí’… se nos abrían de par en par para mostrarnos páginas que nos alejaban de nuestra realidad y nos transportaban a mundos más amables. Llegó luego el ‘Bibliobús’ con su maná cultural. Una vez a la semana aparcaba junto al ‘Bar Anibal’, donde avispados publicistas acababan de colocar unas vallas amarillas cuyo texto estuvimos intentando pronunciar los lugareños sin éxito durante largo tiempo: ‘Schweppes’. (Muchos años más tarde descubrimos que era el nombre de una tónica, bebida que los más suspicaces compararon con el bolinche que comprábamos por dos reales en el ambigú del cine durante el descanso de las películas). El Bibliobús, en aquel aparcamiento, mantuvo viva la semilla lectora y regó nuestro apetito con libros que se renovaban con menos asiduidad de la que deseábamos. Fue en 1973 cuando entró en casa el Círculo de Lectores. Entonces pude hacer realidad el sueño de todo buen lector: tener las obras en propiedad e ir formando una biblioteca que, como todas, refleja la personalidad de sus dueños. En la mía, tras cuarenta y seis años de socio, unos quinientos volúmenes son del Círculo de Lectores, una empresa que nació para llenar el páramo cultural de los hogares españoles y que ahora, en estos tiempos de abandono lector, ha echado el cierre. Una pena.
Dicen que desde las bibliotecas nos hablan los espíritus inmortales de los autores muertos. Hoy en día son pocos los dispuestos a escucharlos en las páginas de los libros. La mayoría prefieren ser cautivos de la inmediatez y esclavos de la ocurrencia fácil. Y mientras se cierran círculos culturales, siguen avanzando sin límites otros irreflexivos y vacíos. Así nos está yendo en todo.


martes, 5 de noviembre de 2019

LA SOMBRA DE CAÍN (6 de noviembre de 2019)


El Diario Montañés, 6 de noviembre de 2019

Quienes guardaban en los bolsillos del alma los votos del rencor ya tienen a quien votar, pero antes nos amedrentan con cantos militares, conocedores de la importancia del miedo. Ha sonado el ‘Cara al sol’ en el Ateneo de Madrid, entonado a mano alzada por los que añoran el paso alegre de la paz impuesta por la fuerza. La paz sin diálogo. La paz de la unidad nacional que vence sin convencer. Han renacido las dos Españas reclamando deudas que parecían saldadas, pero que estaban larvadas y han pasado de padres a hijos y de abuelos a nietos. Han vuelto a ondear banderas desafiantes, que no sirven para unir sino para separar. Se han urdido pendones inmensos, con telas de bazares chinos, para arropar a unos y dejar fuera a otros: hay paños que por muy largos que sean excluyen las diferencias en vez de abrigarlas.
España nos vuelve a doler. A unos por el lado izquierdo, a otros por el derecho. Es un dolor de extremos, descentrado, recidiva inesperada, cuando ya pensábamos que había libertad sin ira y que no se necesitaba palo largo ni mano dura para evitar lo peor. Pero basta con que busquemos la expresión «mano dura» en Internet para descubrir que hay un partido que la utiliza en su programa contra todo lo que se menea: contra el independentismo, contra la emigración, contra la sanidad gratuita, contra la prensa… Desprecio del diálogo, que es el valor fundamental de la democracia.
Los que entienden de estas enfermedades políticas recomiendan atajarlas con la introducción de los sobres en las urnas. También que se lean con cuidado los prospectos (programas), porque algunos hay que pueden tener efectos secundarios perversos para la salud democrática. Sea como fuere, el próximo domingo conviene votar para poder exigirle después a los políticos que alcancen acuerdos que garanticen que nuestro país deja de ser de una vez por todas –las frases son de dos buenos españoles: Machado y Unamuno– «ese trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de Caín», agitando una bandera «roja de sangre hermana y por la bilis gualda». 

miércoles, 30 de octubre de 2019

CUATROCIENTOS (30 de octubre de 2019)


El Diario Montañés, 30 de octubre de 2019

La semana pasada se ha producido la exhumación de los restos del dictador, cuarenta y cuatro años después de la multitudinaria inhumación que presencié en directo en uno de los bares del pueblo. Nos habían concedido tres días de vacaciones desde que Carlos Arias anunciara entre hipidos, el 20 de noviembre de 1975, que Franco había muerto. Yo tenía dieciocho años recién cumplidos, y me abría paso hacia la libertad desde el autismo de aquellos tiempos de inflexibilidad de pensamiento. Fue una época de sobresaltos en la que queríamos avanzar deprisa para recuperar el tiempo perdido. Las libertades florecían irrefrenables, y el sexo, curiosamente, actuaba de motor que iba desbrozando el camino y nos hacía superar el tradicional recato de luto, misas y mantillas, propios del nacionalcatolicismo. Llegaron las películas clasificadas «S», porque podían herir la sensibilidad de los espectadores –«Eso, que me la hieran», oí gritar a más de uno–. Nació ‘Interviu’, que pasó en pocos números de las sugerentes transparencias a los esplendorosos desnudos. «Marisol, desnuda y joven», fue la portada de septiembre de 1976, con una Marisol de radiante tristeza cuyos pechos se caían para arriba. La revista vendió un millón de ejemplares. Luego la Constitución de 1978 consagró en su artículo 20 otra libertad mucho más importante, la de pensamiento, que reconocía y protegía el derecho «a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción», sin ninguna censura previa. Pero otra forma de sexo muy nuestra –imponer las cosas «por cojones»– intentó echarle el freno a la libertad en febrero de 1981. No lo consiguieron, aunque la exhumación de ahora ha sacado también a la luz sombras de entonces y personajes que siguen entonando las oscuras notas del ‘Cara al sol’. Espero que solo sean una nube en nuestro cielo democrático, que en aras de la libertad de expresión también a ellos les da ‘vox’. Por mi parte, ya próximo a cumplir sesenta y dos años, firmo las 350 palabras de este artículo cuadrigentésimo, hoy, 30 de octubre de 2019. Con total libertad. 


miércoles, 23 de octubre de 2019

ACOMODADAS SEÑORÍAS (22 de octubre de 2019)


El Diario Montañés, 23 de octubre de 2019

Algunos de los que promulgaron la reforma laboral, que ha hecho más pobres e inestables a los trabajadores, se han subido el sueldo para esta legislatura porque consideraban que habíamos salido de la crisis y que ya estaba bien de tanto sacrificio. La realidad es que estamos atisbando otra que, de confirmarse, nos dejará definitivamente tronzados, aunque encontrará a sus señorías sentadas en renovadas sillas ergonómicas –póngame un sillón nuevo y cámbieme el ipad, que lo tengo cargadito de información y va muy lento–, porque el peso de la responsabilidad abruma cuando se soporta sobre las espaldas, y es conveniente que nuestros próceres las tengan descansadas para continuar discutiendo de exhumaciones y de esa Cataluña que se nos escurre entre los dedos. Quizá no la arreglen –a Cataluña, digo, que lo del dictador parece encauzado–, pero exhumaciones, hogueras y artículos 155 entretienen al personal, que mientras se ocupa de tales asuntos no piensa en otros.
Dicen que a los tontos de Carabaña se les engaña con una caña, y que por eso nos hablan de realidades lejanas –no digo yo que no sean importantes– antes que de las nuestras, las próximas, esas que denuncian que a uno de cada cuatro españoles le acecha la pobreza en las esquinas de la vida. Si por casualidad lo hacen, no es para resolver, sino para echar las culpas al adversario político, origen de todas las calamidades. «Los problemas se arreglarán cuando gobiernen los míos», dicen unos y otros sin pudor, queriendo que olvidemos que parte de esos problemas, además de no haberlos sabido resolver, en gran medida los han creado ellos mismos con su ineptitud.
Con este panorama, preveo una campaña electoral cargada de ardor nacionalista. Y me da mucha pereza, «porque cuando me paro a contemplar mi estado, y a ver los pasos por donde he venido, puesto ya el pie en el estribo», qué quieren que les diga: prefiero que me hablen de las cercanas cercanías, de la sanidad, de los alquileres, del paro, de las pensiones, de la pobreza… Aunque quizá sea pedirles demasiado a sus acomodadas señorías.  

jueves, 17 de octubre de 2019

PROMOCIÓN TURÍSTICA (17 de octubre de 2019)


El Diario Montañés, 17 de octubre de 2019

Viendo a la gente posar ante el logotipo de Santander ciudad, reflexionaba sobre lo pertinente que resulta aclarar que Santander es la ciudad, ahora que un banco y la liga de fútbol casi se han apropiado de su nombre. Porque parece que esa es la causa de tal puntualización, no la que sospechan quienes creen que se ha puesto porque hay individuos que todavía identifican el nombre de la capital con el de la región. Y me dije que, con el paisaje de fondo del Sardinero y la entrada a la bahía, que limita la roca de la isla de Mouro –«¡Jesús, y adentro!» exclamaban en el lugar los marineros sorprendidos por la galerna del Sábado de Gloria–, el logotipo será el centro de muchas fotografías. No entro a juzgar su estética, sí su oportunidad. Quienes promocionan el turismo saben bien que hoy en día viajamos más para que los demás vean dónde estamos que para disfrutar del destino.
El mar y la bahía, por su belleza, siguen siendo los mejores reclamos turísticos. De hecho, tengo el barrunto –si no fuera por el nombre de este apartado, diría que la certidumbre– de que a la mayor parte de los visitantes del Centro Botín les interesa el edificio más como mirador privilegiado hacia el exterior que por las exposiciones que se organizan en su interior. Acaso por eso la pasada semana, para clausurar el primer Encuentro Internacional sobre Artes, Emociones y Creatividad, ha habido un concierto en el agua en el que los componentes de ‘Le Piano du Lac’ han logrado las que según ellos son notas insólitas, resultado de la fusión con la naturaleza. Postureos de la modernidad –¿engaños?– que no alcanzo a entender.
Entiendo mejor las burlas del ingenio nacional –esas no engañan a nadie–, que suele reaccionar con rapidez y gracejo ante cualquier situación, por dramática que sea. Así debe juzgarse el eslogan turístico que ha corrido como la pólvora por las redes sociales, aconsejando visitar Castro Urdiales, «un destino para perder la cabeza». Un humor que mentes biempensantes pretenden vetar. Algo, también, muy nuestro.

miércoles, 9 de octubre de 2019

MELILOTOS (9 de octubre de 2019)


El Diario Montañés, 9 de octubre de 2019

Debo a mi amigo y maestro Emilio Pascual el regalo de una obra extraordinaria: ‘El tesoro olvidado. Breve diccionario de la elocuencia minimalista’. Su autor, Dimas Mas –defensor ferviente de la riqueza de nuestro vocabulario–, recopila en un volumen exquisito quinientas palabras que, en unas ocasiones hibernan en el desuso de la lengua, como los osos, y en otras ya están directamente extinguidas. Una de ellas, «meliloto», es la que titula, en plural, este artículo. Aunque ese vocablo agonizante significa «necio e insensato», su agradable sonoridad lo convierte en locución que lima toda aspereza. Y, como quiera que mis artículos –acaso por la edad– últimamente están suavizando el tono, utilizaré tal palabra para denunciar más adelante, de manera delicada, ciertos desprecios intolerables.
Recientemente he tenido ocasión de encontrarme con un grupo de socialistas históricos en Madrid, con motivo de unos encuentros culturales. Tienen en común que, aunque en su día contribuyeron a formalizar una transición que muchos consideraron modélica, ahora parecen estar apestados: Leguina, Corcuera, Barrionuevo, Virgilio Zapatero, Redondo Terreros… En el coloquio que se suscitó después de tales encuentros, estos políticos veteranos acusaron a los más jóvenes de mantener posturas que hacen resurgir en nuestro país crispaciones ya superadas, y les apenaba que los políticos de nuevo cuño despreciaran las bases de convivencia democrática que ellos habían asentado con tanto esfuerzo. Recordaron también los tiempos difíciles en los que tuvieron que luchar contra múltiples obstáculos, porque en aquella democracia balbuciente la libertad pendía de un hilo.
En un primer momento tuve la sensación de estar siendo testigo privilegiado del relato de las batallitas de unos abuelos que se resistían a dejar España en manos de las generaciones jóvenes, porque consideraban que, además de no respetar su legado, carecían de una mínima visión histórica. Pero, cosa curiosa, según ellos hablaban, tenía yo la sensación de comprender mejor sus argumentos. Fue en ese momento cuando se me reveló el vocablo apropiado para calificar a quienes desprecian la experiencia de los mayores. Son unos «melilotos», dije en voz alta. Que fue tanto como afirmar que eran unos necios. Pero sin acritud.

miércoles, 2 de octubre de 2019

ARENAS EN LIBERTAD (2 de octubre de 2019)


El Diario Montañés, 2 de octubre de 2019

Las arenas de las playas santanderinas se mueven. Con las mareas de septiembre se han puesto en marcha y cambian de lugar, lentas, pero sin pausa. No tienen prisa, ni miedo a una eternidad que controlan con su reloj de granos infinitos. Tampoco temen a espigones ni barreras. Nuestras fronteras artificiales no les amedrentan, porque si ya es difícil ponerle puertas al campo, hacerlo con la mar es imposible. Desde su libertad, las arenas solo acatan los balanceos de los océanos, que las mecen con cariño o arrebato, dependiendo de la pausa o la furia del momento. Cada marea tiene su afán.
A la playa del Sardinero, desde el mar –«¡Oh sagrado mar de España, famosa playa serena, teatro donde se han hecho cien mil navales tragedias!»–, llegaron este fin de semana recuerdos de un episodio de la gran guerra que contribuyó a devolverle la libertad a Europa: el Desembarco de Normandía. Setenta y cinco años después, unos cuantos recreadores veteranos jugaron a la guerra, como lo hacíamos nosotros cuando niños, restregándose por la arena, entre fuego y explosiones. Y la arena cedió su blando lecho –rubia y tibia ternura– para que los figurantes entregaran con ardor y sin peligro el alma en cada muerte.
«Tengo miedo de esos remolinos nocherniegos que se llevan en su grupa ¡dios sabe adónde! la arena menudita de la playa», decía Pedro Salinas. Yo le temo más a los que se llevan las bolsas de plástico que abandonan en los arenales –creen que la arena todo lo soporta– algunos jóvenes de cabeza hueca, cuando se les anubla el juicio con las botellas litronas. Dios sabe adónde irán luego. Es el tributo de las diversiones del fin de semana, que acostumbran a pagar con una basura que nos será devuelta por los vaivenes de la mar el día menos pensado, como reflujos de podredumbre. Pero a ellos, a los jóvenes, a algunos jóvenes, parece que no les preocupa. Miran al porvenir desde una libertad irresponsable, impropia de estudiantes universitarios. Como si permanecieran ajenos a un futuro que, en realidad, solo a ellos pertenece.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

POR LA GRACIA DE DIOS (25 de septiembre de 2019)


El Diario Montañés, 25 de septiembre de 2019

Las redes sociales mandan en el juego político. Poco se habla de los programas (lejos queda el «programa, programa, programa» de Anguita). Ahora se hace una política de felicidad aparente, de sonrisas ante la cámara en cualquier situación, lo mismo en una verbena que en una manifestación contra la violencia de género. Todo se ha mezclado sin distingo y la vida semeja una romería perpetua entre amigos. Interesa más lo que simulamos hacer que lo que hacemos. A ello nos está llevando este modelo social del imperio de las apariencias, sin apenas conciencia crítica. Mejor que masticar un texto escrito es recibir la información en pastillas con pocos caracteres y en papilla de imágenes. Así somos y así nos va.
Digo esto con una edad desde la que analizo las cosas apartado del caos circulatorio, en el borde del camino, con la perspectiva crítica de la distancia. Admito, cómo no, que el relevo generacional es necesario, pero desconfío de esta nueva generación de políticos, a veces tan apuestos como irresponsables. Y tan iguales en físico y sustancia, que Casado ha tenido que dejar crecer su barba para que los votantes de más edad no lo confundan con Rivera. Todos ellos son expertos en utilizar Facebook, Instagram o Twitter –los altavoces de las ocurrencias fáciles–, aunque de vez en cuando se les vuelvan en contra.
Cuando De la Serna se hizo cargo del ministerio de Fomento, Pedro Casares manifestó que el alcalde había utilizado Santander «para sus intereses personales, profesionales o políticos» y que «la ciudad era una plataforma para medrar en su carrera». Ahora que Luis Clemente –veterano socialista elegido en las primarias de su partido, pero sin la imagen de juventud que tanto vende– se aparta de la lista al Congreso por «motivos personales», Casares ha aceptado ocupar su lugar sin dudarlo. A diferencia de De la Serna, él deja el Ayuntamiento haciendo un ejercicio de responsabilidad y obedeciendo el mandato de Pablo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi partido en la capital del Reino.
Una decisión personal muy democrática… por la gracia de Dios.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

POLACIONES EN EL MAPA (18 de septiembre de 2019)


El Diario Montañés, 18 de septiembre de 2019

Hay manifestaciones del arte popular que se aproximan a los apuntes carpetovetónicos de Camilo José Cela, ejercicios literarios que el escritor definía como agridulces bosquejos entre caricatura y aguafuerte. Mucho de caricatura, aunque no pretendida, tiene el monumento a Revilla en Polaciones, un bajorrelieve que se puede vincular con el estilo naïf de algunos tallistas románicos, en los que se debe apreciar la ingenuidad antes que la pericia.
Nuestro presidente, querido por algunos por su espontaneidad natural y detestado por otros por esa misma razón, cuando tiene una cámara delante –que es algo así como ofrecerle caramelos a un niño– se transforma en su propio personaje y acostumbra a decir en voz alta, sin censura, todo lo que piensa. Ahí radica, en parte, la clave de su éxito mediático. Hace unos días, situado ante su representación en piedra, habló del escaso parecido que mantenía la figura con el modelo, e incidió en detalles poco afortunados de su elaboración, como el cuello, el pelo, los ojos o las orejas. Lo decía con su habitual desparpajo, en un tono distendido, sospecho que de broma, sin intención de dañar la imagen del artesano ni mucho menos la de la artesanía popular. Pero el artífice se sintió dolido, acaso con razón. «Es una pena que se me esté juzgando solo por este trabajo y no por el resto de mi obra», dijo en un escrito que publicó en las redes sociales y se extendió como la pólvora (en el fondo admitía que ese no era su mejor trabajo). La frase se convirtió en un reto: había que conocer las demás creaciones de Vicente Diestro, que tal es el nombre del tallista. Su perfil profesional de Facebook recibió miles de visitas. Es lo que tiene Revilla, que promociona las cosas aunque no hable bien de ellas.
No creo equivocarme si auguro una foto de ambos protagonistas ante el monumento para deshacer el entuerto. Ni que el lugar se convierta en epicentro de ‘selfies’ de los turistas. Así como el ‘Ecce Homo’ colocó a Borja en el mapa, esta escultura puede hacer lo propio con Polaciones.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

CON MAL CAFÉ (11 de septiembre de 2019)


El Diario Montañés, 11 de septiembre de 2019

La escena transcurre en un restaurante santanderino: «¿Tomaremos algo de postre, chicos?», pregunta el camarero, mientras retira el último plato de la cena. «Si usted quiere, tómelo por su cuenta; nosotros vamos a pasar directamente al café». «No, si yo lo decía por ustedes». «¡Acabáramos! Está usted empleando el plural inclusivo, como solía utilizar el plural de modestia Miguel Indurain». Desconcertado, el joven toma nota de la demanda cafeteril y se retira sin saber quién era el tal Indurain –la fama es fugaz– y mucho menos qué significa eso de plural inclusivo y plural de modestia. Qué gente tan rara la de la mesa cuatro, estará diciéndose.
Es amable el camarero; tiene sonrisa franca. Utiliza, sin saberlo, el mismo plural inclusivo que esos médicos que, cuando te ven entrar en la consulta, con una edad madura, se dirigen a ti casi a voces, «¿Qué tal? ¿Cómo nos encontramos?». Pero él, al menos, no nos habla como si fuésemos abuelos sordos y nos aplica el tratamiento de «chicos», algo que está comenzando a ser habitual en algunos comercios para mostrar cercanía hacia el cliente. No levanta la voz. Por eso resulta inimaginable que pueda salir a la calle, como hizo el otro día un colega suyo, a mentar de mala manera a la madre del presidente en funciones. En el fondo, todo es una cuestión de educación y de principios. Y este camarero parece educado.
Para preparar a la ciudadanía ha comenzado un nuevo curso escolar. Asistiremos a la retahíla de lo caros que son los libros y todo el material, y comenzaremos con el trasiego de las actividades extraescolares, porque se trata de que a nuestros hijos no les falte de nada y reciban la mejor educación para poder triunfar en la vida. Pero, como padres, no deberíamos olvidar nunca que, ante la duda, es preferible desconocer qué es un plural de inclusión o cualquier otra zarandaja cultural, antes que no saber comportarse cívicamente. Y eso es algo que se aprende en casa, se refuerza en la escuela y se debe practicar siempre. Así no nos tendrá que regañar Revilla.

jueves, 5 de septiembre de 2019

DUDOSA EXCELENCIA (4 de septiembre de 2019)


El Diario Montañés, 4 de septiembre de 2019

Vivimos épocas de escasas certezas. Quizá la única sea la afirmación descorazonadora de que «todos tenemos un precio», como cantaba Víctor Manuel en 1974, y que «todo se compra, se vende». Si no, que alguien me explique por qué la empresa farmacéutica que ha llenado de vello a unos cuantos niños –la hipertricosis como efecto secundario visible, que quizás tenga otros más perniciosos a la larga– atesora en sus vitrinas el ‘Premio Andalucía Excelente’ en control de calidad, y el galardón I+D+i en los premios nacionales de El Suplemento 2019. Un probable cambalache pecuniario –«¡qué falta de respeto, qué atropello a la razón!»–, porque, según parece, el error se produjo por un fallo en el etiquetado, que es el eslabón más sencillo de toda la cadena en una compañía con tantos méritos.
Precisamente desde el lunes, en un encuentro que tiene lugar en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de título ‘El momento de la reindustrialización digital’, unos cuantos especialistas están abordando cuestiones que afectan al positivo efecto de «la inversión en I+D+i, la movilidad sostenible, la inteligencia artificial o las nuevas oportunidades de negocio que ofrece la conectividad 5G». Un curso, sin duda, justo, necesario y conveniente, sobre todo si el desarrollo de sus ideas se pone luego en manos de personal cualificado, pues, de entrada, como muchos trabajadores de las empresas interesadas, algunos de los participantes de más alto nivel –Pedro Sánchez y tres ministras– permanecen en sus cargos de forma eventual, en funciones. Y, aunque cuando estudiábamos Pedagogía el profesor Alcoba nos transmitía que la teoría era el capitán y la práctica los marineros, es preferible que los marineros sean profesionales y no de remplazo.
Por cierto, si Pedro Sánchez ha venido a este seminario como presidente en funciones, no se entiende que no haya avisado con antelación a Miguel Ángel Revilla, que es el presidente ‘de facto’ de todos los cántabros. A lo mejor es que ha llegado en funciones de candidato y pretende apoyar solo a sus correligionarios en las probables elecciones. A saber, que lo de la I+D+i de los partidos tiene su intríngulis.

miércoles, 28 de agosto de 2019

ADIÓS, VERANO (28 de agosto de 2019)


El Diario Montañés, 28 de agosto de 2019

Todavía queda verano, pero a estas alturas del calendario tengo la sensación de que comienza su ocaso. Los turistas van marchándose. Abandonan Comillas los «papardos», los «mochileros» Santillana, los «playeros» las playas, los campings los «campistas». Revilla ya no recibe los fines de semana en Peña Herbosa, los días se acortan, y el tiempo se anubla con ceño amenazador («No quedan días de verano, el viento se los llevó», dice una canción de Amaral). Sumidos casi en septiembre, comienza el curso político con los deberes a medio hacer en el desgobierno central, y eso amenaza la financiación autonómica, que es algo como para poner los pelos de punta, porque los expertos tasan el déficit con Cantabria en 375 millones de euros.
En menos de quince días comienza otro curso, el escolar, que vendrá acompañado de la consabida retahíla sobre la carestía del material y en especial de los libros de texto (desde ahí se extiende luego la culpa a todos los libros –y el libro en general se detesta–, un pecado original que heredamos año tras año). Y llegarán los fascículos, cuya compra unos cuantos inician y pocos concluyen –¿conocen a alguien que haya completado siquiera una colección?–, y las buenas intenciones para cuidar la salud, volver al gimnasio y eliminar los excesos abdominales del abuso cervecero. Somos así, felices en nuestras rutinas, porque la rutina es como transitar por una calle conocida, algo que nos reafirma, aunque otear en el horizonte la presencia del otoño sea una manera admirable y valiente de comenzar a abrazar la depresión.
Por el otoño de la vida paseamos quienes ya hemos superado con creces el verano, el rey emérito, incluido. Algunos han querido hundirlo en el invierno definitivo publicando en primicia la noticia de su muerte. Hacían alusión, incluso, a las condolencias que comenzaban a llegar de todas partes. La información resultó falsa, pero a mí me enfrentó ante la insoportable fragilidad del ser. Fue entonces cuando me dije que hay que aprovechar lo que queda de verano y vivir el otoño con intensidad, «antes de que el invierno nos escombre».

miércoles, 21 de agosto de 2019

PAREJAS DE CUCHÉ (21 de agosto de 2019)


El Diario Montañés, 21 de agosto de 2019

Me apasiona la lectura en papel, aunque sea cuché. En verano resultan fascinantes los posados de los famosos, solos o en pareja, según sus circunstancias personales, felices en destinos de sosiego y paz. Tan guapos, tan bien conservados, tan merecidamente ociosos –«Isabel Presley, espectacular en bañador a los sesenta y ocho años» (el mismo titular que hace seis lustros, con el único cambio de la edad)–. Me encanta ese mundo de filtros que disimulan arrugas, celulitis y flacideces; posturas de pierna adelantada y medio perfil; pareos que ocultan los surcos de la edad. El papel cuché es la plasmación física de la felicidad digital de Instagram o Facebook. No es extraño que Pedro Sánchez haya tenido que refugiarse en Doñana para tratar de evitar fotografías o robados que lo pudieran mostrar en actitud relajada, en tiempos políticos convulsos. Y es una pena, porque su figura resulta más atractiva que la de Aznar, y su musculatura –conjunción de juventud, estatura y fuerza– más compensada. Qué se la va a hacer. Tendremos que conformarnos con María Teresa Campos y Bigote Arrocet, con Kiko Matamoros, con Bustamante y Paula Echevarría, con Belén Esteban y la Pantoja, porque los reyes, Letizia y Felipe, Felipe y Letizia, que tanto monta, también se han ido de vacaciones secretas desde Palma y nos privan de sus figuras reales, aunque nos hemos enterado de que uno de los vestidos de la reina costaba 99 euros y de que la noche antes de partir hacia no se sabe dónde cenaron «raviolis, navajas y pulpo a la gallega». La prensa rosa es investigación rigurosa.
Hay otra pareja, política en este caso, que no se ha tomado vacaciones: Gema Igual y Javier Ceruti. Aunque los periodistas digan lo contrario, la alcaldesa asegura que no andan a la greña. Niega también la bicefalia, porque sabe que ella acabará imponiendo sus dotes de mando. Por eso permite que Ceruti ‘repiense’ el plan previsto para la finca del colegio La Enseñanza, dejándole claro, eso sí, que «revisar no significa más que mirar, entender y asumir». Tres conjugaciones que se resumen en una: aprobar.

miércoles, 14 de agosto de 2019

ONANISMO COMERCIAL (14 de agosto de 2019)


El Diario Montañés, 14 de agosto de 2019

De regreso a casa, el «chivato» del coche me avisa de que el combustible entra en reserva. Me detengo en una gasolinera. «Autoservicio», avisa un cartel. No lo puedo remediar, cuando me encuentro ante una situación así, me rebelo y reanudo el viaje sin repostar, cruzando los dedos para que el contenido del depósito alcance hasta llegar a otro punto de venta con asistencia. Será por la edad, pero siempre me sale la vena protestona. En este caso acentuada porque en la ciudad de la que regresaba pretendía haber desayunado en un restaurante, pero, tras esperar largo tiempo en una mesa sin que nadie me atendiera, alcancé a leer en una esquina del mostrador: «solo servimos en barra». Salí refunfuñando, dispuesto a comprar unos tentempiés en cualquier supermercado. Así lo hice. Unas galletas por aquí, un zumo por allá, un botellín de agua y una bolsa de papel para acercarlo todo hasta el coche. Cuando me disponía a pagar, la empleada, que estaba reponiendo productos en las estanterías, me indicó que lo hiciera en la caja de autopago.
Llegué al hogar –que según mi profesor Antonio Alcoba es donde mejor reposa el guerrero– con un humor de perros. Intenté tranquilizarme. Zapatillas, prensa y apertura de la correspondencia, que habitualmente es de publicidad o de bancos. Precisamente una carta del banco atrajo mi atención. La abrí. Ya el primer párrafo me alarmó. Tras «el estimado cliente» y los saludos de rigor seguía una frase que pesaba como una losa: «En su oficina, a partir de septiembre, dejarán de realizarse operaciones en ventanilla que supongan manejo de efectivo, tanto de monedas como de billetes». Continuaba luego, en un intento de tranquilizar al «estimado cliente», diciendo que sí se podrán hacer cargos o abonos en cuentas, pero no con dinero efectivo. Estas operaciones habrá que realizarlas en el cajero y, a ser posible, sin interlocución con los empleados, que nos echarán una mano, como favor, no como una obligación, los primeros días.
La madre que lo parió. Ya están aquí los tiempos del hágaselo usted mismo. Onanismo comercial puro. Y no es pecado.

miércoles, 7 de agosto de 2019

NUMERUS CLAUSUS (7 de agosto de 2019)


El Diario Montañés, 7 de agosto de 2019

Después de tanto pensarlo, es posible que el año menos pensado se consumen todas las propuestas culturales capitalinas y nuestra Atenas del Norte se convierta en eje de la sabiduría y epicentro del turismo ilustrado internacional. Pero como ese día aún no ha llegado, Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería, advierte que, para lo que ofrecemos ahora, ya hay suficientes alojamientos turísticos y no es conveniente crear más. «Es una actividad privada en la que no podemos intervenir ni incentivar», ha dicho la directora general de Turismo, Eva Bartolomé, aunque todos los profesionales coinciden en que lo interesante sería que Santander, en particular, y Cantabria, en general, ofreciesen actividades para atraer a los visitantes todo el año.
Esto de la oferta y la demanda tiene muchas caras. Ante la demanda de ganaderos y cazadores, el gobierno regional sí ha intervenido poniéndole ‘numerus clausus’ al lobo, y oferta la caza de treinta y cuatro ejemplares, el 20% de los que pululan por nuestros bosques. Para ello ha decretado un año de matanza, porque al parecer no hay monte para tanto cánido –«cupo de extracción», concretan; no se atreven a llamarle al pan, pan, y al vino, vino–. No sabemos si lo habrá también para los osos, que aumentan su población con un crecimiento del 8% anual en la Cordillera Cantábrica, y deberán echar sus barbas a remojar cuando vean las de los lobos pelar.
En cualquier caso, esto de la caza también atrae al turismo. Es casi una actividad para todos los públicos, pues nuestro Parlamento Regional aprobó en 2006 la Ley de Caza de Cantabria, que dice en el artículo 3 de su Título Primero, que «podrán realizar la acción de cazar las personas mayores de catorce años que estén en posesión de la licencia de armas y cumplan los demás requisitos establecidos…». Catorce años contempla la ley. No es ninguna broma. Ahí sí me atrevería a pedir, si no ‘numerus clausus’ –no soy tan ingenuo–, que la concesión de permisos fuese a edades más avanzadas.
Por responsabilidad, el gobierno también debería intervenir en esa ley.

miércoles, 31 de julio de 2019

SIN GASTO AÑADIDO (31 de julio de 2019)


El Diario Montañés, 31 de julio de 2019

Cantabria se llena de turistas y algunas localidades multiplican su población hasta treinta dos veces. Según parece, no estamos preparados para tales aluviones y los servicios básicos se resienten; no así la hostelería, siempre con soluciones. Estoy en un bar de mi pueblo que ha tenido que contratar un nuevo camarero. Parece extranjero. No entiende bien. Tampoco atiende en las mesas (algunos bares, como ciertas gasolineras, están comenzando a imponer el autoservicio sin rebajar un céntimo en la factura). Mi grupo lo componemos diez personas. La ronda es generosa, pero no nos ofrecen ninguna tapa. Ya cuando marchamos, el camarero, novato pero bien aleccionado, pone en el mostrador un plato de gusanitos y diversas chucherías más propias de pollos, al tiempo que dice: «¿otra ronda?». Me indigno. Hemos tomado las primeras cañas «a palo seco» y ahora que nos vamos pretende tentarnos con bazofia. No hay calidad. De calidez, ni hablo. En algunos lugares, por desgracia, sigue vigente el dicho de «ave de paso, cañonazo». No importa si el cliente no repite. Otros vendrán.
Para que esto no suceda hay que saber dotarse no solo de personal, sino que esté bien cualificado. Reforzar, por ejemplo, la Sanidad en verano no basta con llenar de residentes los servicios de urgencias. A lo mejor es necesario también pactar un buen reparto de las vacaciones entre los médicos veteranos. Pero bueno, esas son cuestiones que deberá resolver la consejería de la cosa sanitaria, que ahora se puede poner a ello, porque la parte socialista del gobierno regional –responsable, entre otras, de esa consejería– ha aumentado su plantilla con dieciséis altos cargos para afrontar «los nuevos retos que tiene Cantabria». Zuloaga ha dado un ejemplo de previsión de futuro. Con personal tan cualificado como bien pagado será mucho más fácil su tarea hercúlea de gobernar en varios frentes y no quedar empañado por la omnipresencia de Revilla.
No debemos criticar tal medida. Dice el vicepresidente que los puestos se cubren con personal funcionario de la administración y, «a priori», no supondrán un mayor gasto. Vamos, como las tapas en un bar. Veremos «a posteriori».

miércoles, 24 de julio de 2019

RETROCESO CULTURAL (24 de julio de 2019)


El Diario Montañés, 24 de julio de 2019

El Móstoles Balompié ha ascendido a la tercera división nacional de fútbol y ha aprovechado la hazaña para cambiar su nombre: Flat Earth FC (Tierra Plana FC). Su presidente, Javi Poves, se dedicó al fútbol hasta que lo atrapó la irracionalidad del terraplanismo y, aprovechando que este deporte es el más mediático, pretende extender el pensamiento plano de su mente «a todas aquellas personas que buscan respuestas» –cómo se quedan algunas cabezas de tanto golpear el esférico–. Precisamente para ello aprovechó hace días la entrevista que le hicieron en una emisora nacional de radio en horario de máxima audiencia. Casi una hora estuvo hablando de tamaña gilipollez.
En julio del pasado año, Iker Casillas publicó en Twitter que él no creía que el hombre hubiese ido a la luna. Un mal ejemplo para los jóvenes, porque tiene tantos seguidores en esa red social que superó la audiencia del presidente mostoleño. Está claro que, salvo excepciones, del mundo del fútbol no solemos sacar grandes enseñanzas culturales.
En el de la política tampoco estamos muy sobrados. La diputada socialista por Castellón, Susana Ros, se ha lanzado a la piscina desde el balcón de Facebook para decir que desconfía de la llegada del hombre a la luna, porque le resulta sospechoso que después de cincuenta años no se haya vuelto a ir (bendita ignorante, desconocedora de que tras Armstrong y Aldrin diez hombres más hollaron el «polisón de nardos» de nuestro satélite). Doce hombres en total, para desesperación de Carmen Calvo, vicepresidenta del gobierno de Sánchez, incansable luchadora por la igualdad de géneros, que asegura que el feminismo no es de todas, que históricamente solo se lo ha «currado» el socialismo.
Refiere el periodista Francisco Rubiales que en una ocasión le preguntaron a un consejero de cultura por sus conocimientos culturales. «No son muchos –contestó–, pero conozco muy bien a mi partido».
A lo mejor teníamos que hacer caso a la mencionada Calvo, cuando, en un encuentro mundial de ministros, manifestó su deseo de que fuese la UNESCO quien legislase culturalmente para todos los planetas. Manda huevos, que diría Trillo.

miércoles, 17 de julio de 2019

LA REALIDAD Y EL DESEO (17 de julio de 2019)


El Diario Montañés, 17 de julio de 2019

Hubo un tiempo en que llegué a creérmelo. Valderredible abajo, todas las regiones, hasta el Mediterráneo, dependían de la esplendidez que mostráramos los cántabros con el agua del pantano del Ebro, que considerábamos nuestra. Revilla, incluso, envió un mensaje, entre «jocoso y amenazante», a Artur Mas –hace cuatro años, más o menos por estas fechas–, por su deriva independentista: «que no se ponga tonto, que el pantano está aquí». Y media España, sino toda, respiró con satisfacción y cierta prepotencia, imaginando el desierto en que podía convertirse una Cataluña independiente. ¿Quieren emancipación?, pues que se la den, pero sin nuestra agua. ¡Qué se habrán creído! Nosotros teníamos en la mano el mango y la sartén. O eso creíamos.
Pero el mazazo de la realidad, ¡ay!, suele despertarnos abruptamente de los sueños. Resulta que hemos pasado de amenazar a Cataluña con sequías de proporciones bíblicas, a no poder disponer de agua, siquiera para Santander, incluso con el pantano al 90% de su capacidad. Ahora nos hemos enterado de que la decisión de poner en marcha la Autovía del Agua no es nuestra, sino de instancias superiores. Y la Autovía permanece cerrada, con el pantano lleno, como lo estuvo cinco días la de Torrelavega por un argayo que produjo el exceso de agua.
La realidad pone cancelas en el umbral de los deseos, aunque no en los bolsillos de los diputados nacionales. Los de la decimotercera legislatura trabajarán cuatro días, desde las elecciones hasta las vacaciones de agosto, y van a cobrar tres mensualidades de 2.982 euros brutos (sin contar complementos ni ayudas «por gastos indispensables»). Lo paradójico es que la solución del conflicto del agua quizá dependa de que se pongan de acuerdo para elegir un presidente que pueda gobernar. Aunque para otras cuestiones el presidente en funciones ha andado listo: su Consejo de Ministros ha autorizado la adquisición de 346 blindados para el ejército por valor de 2.083 millones de euros, alegando que se trata de una decisión técnica, no política.
Se ve que la del agua es una decisión política. Pues que la aborden. Para eso los pagamos.

miércoles, 10 de julio de 2019

CANTABRIA VERDE (10 de julio de 2019)


El Diario Montañés, 10 de julio de 2019

Llegada esta época me pongo en modo verano, dispuesto a no escribir de política. Desconecto de la rutina y me siento ante el televisor para ver a los ciclistas que recorren Francia inmersos en el calor de julio. Es un placentero duermevela, que se despeja durante unos kilómetros para volver a recaer de nuevo en el sopor. En verano –me decido por fin a escribir– vienen aquí los turistas huyendo de los calores mesetarios, en busca de las noches frescas. Es lo bueno de este norte que promociona nuestro presidente a diario en Instagram, con su conocida imagen de espalda y en mangas de camisa. Cabárceno se viste de gala cada fin de semana para servir cenas en el aire del teleférico a unos pocos privilegiados que pueden celebrar veladas de altura. Y toda Cantabria se convierte en un parque temático al que casi no le falta de nada. Cuando falta, se suple con imaginación emprendedora, como ha hecho un ganadero de Cayón, que ha diseñado un laberinto en su maizal porque la leche es tan barata que solo le da pérdidas. (A falta de pan, buenas son tortas, aunque tengan que ser de maíz). Si se llega a enterar de que hay un movimiento de sexo ecológico cuyos componentes practican el amor –además de en otros lugares naturales– entre maizales, podría haber sido un pionero de la ecosexualidad regional, un emprendedor del placer bucólico, un empresario de la pasión campestre. Habría sido una idea redonda, que haría aún más redondo el programa de la Semana Grande santanderina, que se ha diseñado teniendo en cuenta «todos los gustos y todas las edades». Precisamente a los mayores de edad –‘conditio sine quanon’– se les podía ofertar un servicio de transporte para desplazarse hasta Cayón. El corto trayecto entre la capital y el pueblo al que riega el Pisueña serviría para acrecentar el placer expectante de los preludios. De ese modo los amantes llegarían a su destino con ansias en amores inflamados, para luego entregarse dejando su cuidado entre los maizales olvidado. Sería una versión definitiva de la Cantabria más verde.

miércoles, 3 de julio de 2019

LA MISMA, PERO MÁS FUERTE (3 de julio de 2019)


El Diario Montañés, 3 de julio de 2019

«La misma, pero más fuerte», le contestó Bosio a Martín cuando le preguntó qué canción tocaban, tras haber agotado todo su repertorio. Bosio y Martín –lo aclaro para los más jóvenes– eran unos piteros que amenizaban con su música las romerías por toda Cantabria –en su tiempo los grupos musicales apenas existían–. Yo los conocí ya mayores. Acaso por ello las notas del pito desentonaban más de lo debido, por merma de la capacidad pulmonar del pitero. Pero la gente los quería mucho y perdonaba todos sus fallos. 
Revilla, que de tradiciones sabe lo suyo, ha parafraseado a Bosio en la toma de posesión como presidente de Cantabria y ha anunciado que su programa de gobierno consistirá en «lo mismo, pero más fuerte», para consolidar la recuperación económica y social de la región. El problema es que esa pretendida recuperación no parece tan clara. Los números –me lo decía la persona de quien más aprendí en mi etapa profesional de Anaya– son tozudos: la población que vivía en 2018 por debajo del umbral del riesgo de pobreza en Cantabria era del 19,9%, 2,3 puntos más que en 2017; el porcentaje de hogares que tenían muchas dificultades para llegar a fin de mes era del 49,8%; los ingresos netos por persona eran de 11.239 euros anuales (para elevar algo esa media tan precaria algunos responsables políticos han comenzado a subirse el sueldo); las prestaciones por desempleo están por debajo de los 800 euros brutos mensuales (un 9% menos que hace cinco años, con lo cual los parados han perdido un 12% de su ya escaso poder adquisitivo); la media anual de contratos de trabajos temporales ha superado el 93% (el 40% de ellos con una duración menor de siete días)… Los números, en efecto, son tozudos y no entienden de lecturas políticas.
Nuestro presidente, ante estos datos, debería cambiar algo su repertorio para intentar corregirlos. No sirve aplicar el mismo, pero más fuerte. Él también es mayor y querido por los cántabros (a los resultados electorales me remito), pero en política, cuando se desafina, se acaba pagando.

miércoles, 26 de junio de 2019

INSOLACIÓN O CEGUERA (26 de junio de 2019)


El Diario Montañés, 26 de junio de 2019

Llega una ola de altas temperaturas, la primera del verano, anticipo de otras muchas. Los telediarios nos repiten hasta la saciedad las medidas que debemos tomar para evitar los golpes de calor –lo que antes llamábamos lisa y llanamente «insolación»–, que pasan por tomar mucha agua, no hacer ejercicio físico en las horas punta y evitar la exposición al sol. Medidas básicas y recurrentes.
Por esas relaciones en cadena que tiene el pensamiento –casi siempre inexplicables, aunque no en el caso que me ocupa–, la palabra insolación me ha traído a la mente la novela del mismo título de Emilia Pardo Bazán, que según algunos críticos literarios escribió para disculparse con Benito Pérez Galdós por haberle sido infiel con Lázaro Galdiano. En tal ficción la protagonista se deja seducir por un hombre más joven, y culpa de tal arrebato a una insolación –psicológica, no física–. El nombre de don Benito me llevó inmediatamente a los de sus amigos, Pereda y Menéndez Pelayo, y al aprecio que los tres se tenían por encima de las ideas políticas. Y desde don Marcelino, mi caletre sólo tuvo que dar un paso para evocar su magnífica biblioteca, el gran legado que dejó a la ciudad de Santander con la responsabilidad de su custodia. Y he dado el paso, de golpe, y no precisamente de calor, empujado por la noticia que recogía este periódico el pasado domingo, en la que nos informaba de que se ha frenado el convenio de la reforma de su biblioteca –nuestra, por la generosidad del sabio montañés– porque la Consejería de Cultura ha modificado el texto de una de las cláusulas de dicho acuerdo. Y, así las cosas, entre una cláusula que va y una matización que viene, los cuidados de la biblioteca y de los libros permanecen anclados en el embrollo.
Espero y deseo que la cláusula en cuestión sea trámite de fácil arreglo y no debida a la peor de las insolaciones, esa que produce ceguera en los políticos. La que coloca el daño al adversario por encima de todas las cosas. Caiga quien caiga.

miércoles, 19 de junio de 2019

MARCANDO EL TERRITORIO (19 de junio de 2019)


El Diario Montañés, 19 de junio de 2019

Tenía yo un mastín de mirada severa y noble trato que, consciente de su fortaleza, ignoraba a los perros pequeños cuando ladraban a su paso. Nunca hacía un mal gesto ni lanzaba gruñidos. Seguro de sí mismo, seguía su camino sin inmutarse. Solo un hecho turbaba su carácter pacífico, y era cuando otro perro osaba marcar el territorio que él consideraba suyo. Entonces, toda su bondad beatífica desaparecía como por ensalmo, afilaba el morro y mostraba los dientes, amenazante. Si nadie lo impedía, se lanzaba contra el que consideraba enemigo con furia desbocada. Era temible.
Traigo esto a colación porque tengo el pálpito de que en el nuevo gobierno regional puede producirse un choque de egos que lleve a los protagonistas a disputarse el territorio a dentelladas. El tono amable que mantenía Revilla con Rosa Eva Díaz Tezanos parece haberse roto desde el principio con la crisis de gobierno que propició Pablo Zuloaga. Y los responsables actuales de ambos partidos no están haciendo grandes esfuerzos por disimularlo. Lo acaban de escenificar los socialistas haciendo esperar a los regionalistas cuarenta minutos antes de la firma del pacto de gobierno –el que espera, desespera, y cuarenta minutos dan para muchos comentarios, no precisamente amables–. Luego, los regionalistas hicieron aguardar diez minutos a los socialistas. Ambos marcaban el territorio desde el comienzo.
Puestas así las cartas, solo cabe confiar en que el gobierno central cumpla los compromisos firmados para con Cantabria, que Sánchez se muestre ecuánime en el trato con Revilla y Zuloaga para evitar celos y que los vientos de la legislatura sean propicios, porque en caso contrario la tormenta regional puede ser de dimensiones considerables. El partido socialista de Cantabria no quiere jugar el papel que jugaba. Y aunque en cuanto a los resultados autonómicos se sigue pareciendo mucho al anterior, se ha venido arriba y parece dispuesto a disputar cada palmo del terreno. Por eso Zuloaga puede resultar un socio incómodo.
En esa contienda no quiero decir quién hará de mastín y quién de perro pequeño. Pero sé que Revilla, por necesidades de su riñón, suele mear. Y mucho.