martes, 25 de mayo de 2021

EL CUARTO MILENIO (26 de mayo de 2021)

 

El Diario Montañés, 26 de mayo de 2021

No suelo planificar las cosas. El futuro es una posibilidad tan sujeta a imprevistos que desconfío de las profecías, aunque se disfracen de sesudos análisis. Nunca he sido partidario de los pronósticos a largo plazo –ahí está la hemeroteca para desmentir la mayoría de ellos–, y menos si contemplan parámetros que resultan casi imposibles de medir. Acaso sea también por mi torpeza ante los cambios –he estado reconvirtiendo mentalmente los euros a pesetas hasta antes de ayer–, aunque en esta ocasión los vaticinios prevean cómo será el año 2050. Porque eso es lo que ha encargado Sánchez a cien expertos en distintas disciplinas: el diseño de un futuro que nos acerque –ese año, y al menos sobre el papel– a los logros en los que ya se mueven el resto de los países punteros del mundo.

Confieso que siento vértigo si pienso en fecha tan lejana, y eso que debería estar entrenado, porque la literatura de ciencia ficción me fascina. Pero considero que hay que tener mucho valor para hacer planes tan alejados en el tiempo, en un periodo en que las cosas cambian de la noche la mañana. «Todo fluye, nada permanece», decía Heráclito, cuando su vida transcurría más despacio que esta nuestra.

Lo que casi puedo asegurar es que en 2050 la opinión de las redes sociales tendrá aún más peso que ahora –y ya es decir–, que los gilipollas encontrarán en ellas medios más sofisticados para intentar confundirnos con sus chifladuras, que la estupidez humana seguirá considerando normal que convivan colas del hambre con la venta de un anillo con diamante en veinticuatro millones de euros…, y que siempre habrá presidentes optimistas capaces de planificar el tercer milenio (nada insólito, por otra parte, teniendo en cuenta que Iker Jiménez ya fantasea por el cuarto).


martes, 18 de mayo de 2021

EL CASCARRABIAS (19 de mayo de 2021)

 


El Diario Montañés, 19 de mayo de 2021

Todo pasa demasiado deprisa y sin profundidad. Con la insoportable ligereza de una época que vive las noticias como elemento de consumo. Igual hablamos de la almendra con la que se atragantó Fernando Simón, que de la coleta que se ha cortado Pablo Iglesias o de si Revilla llegó o no a fumar el puro. «Todo está atrapado en esta especie de batallita del cortoplacismo», dice Iñaki Gabilondo, maestro de la reflexión.

El 15M, que surgió hace diez años, se trata como algo lejano, similar a la revolución del 68, que transcurrió en Francia, también en mayo, pero cuarenta y tres años antes. Las informaciones aparecen y desaparecen según conveniencia, como los toros, que regresarán a la televisión con el apoyo silencioso del PSOE. Cual Pilatos, se lavan las manos absteniéndose (vergonzosas las explicaciones del ministro de cultura: «los toros son compatibles con la ética y el bienestar animal»).

A ciertas maneras de este partido, que sigue siendo el suyo, las ataca Joaquín Leguina, una especie de almendra que ya se le atragantó a Zapatero y se le está atragantando a Sánchez. Pero, aunque en su reciente carta al presidente diga verdades que deberían dar que pensar, de toda la historia solo ha quedado el poso de que quizás votara a Ayuso (algo que desmiente) y que en realidad ya no es socialista. En el escrito hay afirmaciones tan poco sospechosas de que sea de derechas, que es mejor esconderlas. Dice Leguina «que mientras que el peso de los salarios en el PIB no alcanza el 45%, a la hora de pagar el IRPF son las rentas salariales las que aportan el 90% de la recaudación». Declaraciones que debería hacer suyas cualquier socialista que se precie. Pero es mejor presentarle como resentido y cascarrabias.

Forofismo: O conmigo, o contra mí.

martes, 11 de mayo de 2021

LOS PUROS INACABADOS (12 de mayo de 2021)

 

El Diario Montañés, 12 de mayo de 2021


Lo de no terminar los cigarros puros de un tirón puede conllevar peligro. Leopoldo Alas, ‘Clarín’, en su inmortal novela ‘La Regenta‘, hace que pase por la cabeza de Ana Ozores, la protagonista, un simbolismo sexual evidente: la visión del puro que su marido abandona inacabado, día tras día, «incapaz de fumarlo entero», le hace pensar que alguien así tampoco será capaz de «querer por entero a una mujer». Reparen en la importancia de la expresión «por entero»; palabras mayores, clara denuncia de las cosas mal hechas o hechas a medias en los asuntos de la coyunda (puro interruptus o parvus).

Nuestro presidente también sufre en su pellejo las consecuencias de no terminarlos de una vez y dejarlos aparcados en espera de tiempos mejores (un puro tiene su precio, y no es cuestión de tirarlo nada más encenderlo, aunque sea regalado). Allá por 2010 aparecían pisoteados los que dejaba en el alféizar de las ventanas del Parlamento Regional. El 'apagacolillas' resultó ser Ignacio Diego, que tenía la certeza de que era una guarrada dejar abandonada por cualquier sitio «una colilla rechupeteada». Nuestro particular pisapuros ecológico solo gestionaba entonces enconos políticos.

También «la pillada» de la semana pasada ha tenido evidente matiz político. Sin defender la actitud del presidente –sabe lo que se juega y no solo debe ser honesto, sino parecerlo–, no me gustaron los malos modos de los acusadores. Vi en las imágenes a un Revilla recriminado, casi zarandeado, vilipendiado. Odio y acoso frente un hombre que en aquel momento parecía mayor y desvalido. Desorientado. La situación era imagen viva de un país que vive al borde de un ataque de nervios por los cierres y la mala gestión de los mismos.

Seguro que ahora, abriendo la mano, los problemas cambiarán de gremio. Vuelta a empezar. Pobres sanitarios.


martes, 4 de mayo de 2021

ROBOTS (5 de mayo de 2021)

 

El Diario Montañés, 5 de mayo de 2021

Siempre he querido escribir sobre robots. Su funcionamiento me fascina. Según me levanto, hay uno funcionando por casa, afanándose en limpiar los suelos –vuelta va, vuelta viene–, con reiterada tozudez. Otro se dedica a elaborar buenas comidas, a cambio de que introduzcas en él los materiales que reclama. Tiene un conocido nombre comercial, pero, por su particular funcionamiento autónomo, lo llamamos «Guisasola» (al robot limpiasuelos lo nombramos, con sorna, igual que a un político que nunca ha trabajado).

Cuando estos artículos semanales se me presentan cuesta arriba, pasa por mi cabeza la existencia de un robot que pudiera escribirlos. Sería, básicamente, un programa al que se introduciría un vocabulario personal para que luego lo pudiera utilizar, batiéndolo como cóctel, en un tema determinado, consecuente con mi estilo y mi pensamiento. Edulcorando ambos para que no resultaran tan «inextricables» para las entendederas de algunos opinadores anónimos, y fluyeran como el agua limpia de las fuentes prístinas.

Pero dudo, porque un robot fue la semana pasada el causante del caos de las vacunas. Citó a diestro y siniestro, pues no era tan «sabio» como pensaban sus creadores, y le fallaban las entendederas cuando la respuesta no era claramente un ‘sí’ o un ‘no’. Según parece, no estaba programado para dudas ni incertidumbres. Solo entendía certezas, situación que en estos tiempos de asedios y engaños telefónicos resulta inconveniente. (Quizás por eso los robots que evalúan la atención telefónica que nos prestan las personas de determinadas empresas –en eso hemos acabado, los robots midiendo nuestros actos– piden solo una puntuación del 1 al 5).

Decididamente, tienen carencias. La película ‘Metrópolis’, famosa por el personaje de su robot femenino, cierra con una frase lapidaria: «El corazón ha de ser mediador entre el cerebro y los actos». Algo que los robots, de momento, no tienen.