martes, 28 de octubre de 2014

DE MUSEOS (30 de octubre de 2014)


El Diario Montañés, 30 de octubre de 2014

Es común que las buenas noticias escondan matices. La buena noticia de la semana pasada fue que el archivo de José María Lafuente se iba a quedar en Santander, trayendo con él al Museo Reina Sofía. Los matices, que desconocemos cuánto nos costará –tendremos diez años para averiguarlo, porque el industrial lo cede durante ese plazo, pero ya ha dicho que no es «persona con unos medios que se pueda permitir donarlo»– y que para quedarse ha desplazado de su prevista ubicación en el edificio del Banco de España al Centro Internacional de Arte Rupestre de la UNESCO y al Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC).
Ricardo Ontañón, como todos los cántabros, se enteró por la prensa de tal desplazamiento, pero en su caso con un agravante: es el responsable del Museo de Prehistoria y estaba preparando el proyecto museográfico del MUPAC. Ontañón, dolido por la falta de sensibilidad de Diego, presentó la dimisión, aunque el presidente no se la aceptó, supongo que prometiéndole que «su museo» tendrá un destino digno.
Si tal destino estaba decidido, y no es fruto de la improvisación, desconozco qué razones tuvo Diego para no anunciarlo ese mismo día, porque con su postura ha logrado encabritar, una vez más, a algunos sectores culturales. El martes de la semana pasada, con absurdo secretismo, el presidente dijo que el jueves, tras el Consejo de Gobierno, comunicaría algo que iba a satisfacer «las expectativas de todos los ciudadanos y las personas relacionadas con la arqueología y la prehistoria», algo que supondría un «valor añadido» a la noticia. Algo que sería de «enorme trascendencia para la capital y la región e incluso para España».
Para escenificar una falsa sintonía, Diego y De la Serna lo anunciarían conjuntamente, pero sus agendas no coincidieron ese día. Y en la espera de tal conjunción astral llevamos una semana, impacientes por conocer la nueva ubicación del MUPAC.
Ojalá que esta vez sea definitiva y no nos la den con queso.

martes, 21 de octubre de 2014

EL NIÑO NICOLÁS (22 de octubre de 2014)


El Diario Montañés, 22 de octubre de 2014

El niño Nicolás quería alcanzar el cielo del poder. Desde los quince años se las arregló para introducirse con embustes en la gran trama donde se cuecen los negocios. El niño Nicolás coleccionaba fotos en las que aparecía a la izquierda de Aznar y de Ana Botella; entre Esperanza Aguirre y Ana Rosa Quintana; en las que ocupaba diestramente la derecha de Villar Mir y de Arias Cañete; o en las que saludaba a Felipe VI el día de su proclamación, con contenida genuflexión de guasa. El niño Nicolás, con sólo veinte añitos, utilizaba coches de lujo y llegaba a algunos lugares con escolta que le abría los caminos y le despejaba los locales para ocupar una mesa tranquila. El niño Nicolás, que seguramente no había visto ‘La escopeta nacional’ de Berlanga, también se codeaba con la alta sociedad para ofrecer prebendas a cambio de dinero, pues con sus supuestas relaciones podía interceder ante quien fuera necesario para resolver cualquier asunto, por grave que éste fuera. El niño Nicolás –imberbe, trajeado, bien peinado– no levantaba sospechas entre los lobos de los negocios oscuros. El niño Nicolás era la quintaesencia de la juventud emprendedora, esa que necesita España en esta época de crisis que sólo afecta a los mediocres, a los que menos tienen, y hace más millonarios cada día. Nicolás, pese a ser tan niño, irradiaba seguridad. Lo veían como un hombre que ofrecía informes para evitar que se juzgara a la princesa del consorte balonmanista de larga mano o al presidente de la herencia nunca declarada. El niño Nicolás, durante cinco años, logró engañar a muchos con su picaresca, en un país repleto de pícaros. Francisco Nicolás Gómez Iglesias –así se llama el niño Nicolás– también pensaba que el cielo no se toma por consenso: se toma por asalto.
Ahora le han descubierto, pero no creo que sea el único culpable. Como en el timo de la estampita, era un estafador que sólo engañaba a los más ambiciosos. 

martes, 14 de octubre de 2014

SOPOR BEATÍFICO (15 de octubre de 2014)


El Diario Montañés, 15 de octubre de 2014


Cuando el filósofo griego Heráclito de Éfeso dijo que uno no puede bañarse dos veces en el mismo río –dando a entender que todo fluye y nada permanece–, desconocía la realidad de nuestra política regional. He estado fuera de Cantabria unos días y, a mi regreso, las noticias se siguen repitiendo como los malos alimentos, inmersas en un círculo vicioso de promesas y en leyes y proyectos que se anuncian y no se llevan a cabo hasta mucho tiempo más tarde, eso si se llegan a consumar. Nos siguen hablando de Valdecilla y de teleféricos, ahora de dos en dos, uno en Cabárceno y otro en la Vega de Pas, ¿quién da más?; nos prometen aves imposibles y autovías de ensueño; nos marean con el ir y venir de la ley de costas que, metro más o metro menos, salva un día lo que otro condena; liberalizan o mantienen rígido, casi a un tiempo, el horario comercial, por aquello de la imposible convivencia de dos gallos en el corral del mismo partido; nos repiten discursos inflamados de patriotismo el día de la raza, ante la Benemérita bien armada –siempre la cruz y la espada–, porque España sigue siendo indisoluble y de aquí no se va nadie, faltaría más, ¡viva la virgen del Pilar!; interpretan las estadísticas económicas arrimando el ascua a su sardina; y los tránsfugas y los descontentos, desengañados, pobrecitos, se sienten imprescindibles y crean otros partidos para dar salida a sus ideas salvadoras... Y van pasando las semanas, y los meses, y los años. Y parece que nada se mueve en nuestra Cantabria, sumida en su espiral, en su bucle, en su eterno retorno. Heráclito de Éfeso no podía sospechar siquiera, hace más de dos mil quinientos años, que echaríamos por tierra su aforismo. El lago estancado de esta mayoría absoluta mantiene las cosas flotando en un letargo infinito. Y los cántabros, resignados, vivimos la situación inmersos en una especie de sopor beatífico. ¿Despertaremos en las próximas elecciones?

martes, 7 de octubre de 2014

DESCENTRADOS (8 de octubre de 2014)


El Diario Montañés, 8 de octubre de 2014

El vehemente diputado regional del PP, Íñigo Fernández, acaba de decir que Miguel Ángel Revilla está tomando una deriva radical hacia la extrema izquierda. Por eso, según él, algunos militantes abandonan el barco regionalista, ya que no pueden soportar la postura inflexible del capitán, que desde el puente de mando le pide insistentemente al timonel que fije el rumbo a babor, siempre a babor. De ser cierta, yo no estaría en desacuerdo con la postura de Revilla. Al fin y al cabo el corazón está colocado a la izquierda, y la sangre –salvo la de los reyes que dicen que es azul– tiene color rojo.
En esto de la navegación política tengo muy pocas certidumbres. Pero hay una que me parece innegable: cuando se inició la carrera electoral cada trainera tenía bien marcada su calle en el campo de regatas, y la embarcación del PP, que parecía muy centrada, en cuanto tomó el mando de la prueba invadió descaradamente las calles de la derecha. Desde entonces continúa por ese rumbo, erre que erre, pese a las advertencias de los electores (los auténticos árbitros). Acaso por ello sienten cada vez más a su izquierda a todos los rivales. Si, como las encuestas apuntan, los ciudadanos descalifican en las elecciones de mayo a la embarcación que patronea Diego por ese deambular errático, quizá sea otro Íñigo –de la Serna, que ha anunciado que sigue– quien deba hacerse cargo del timón. Entonces tendrá cuatro años por delante para tratar de enderezar la orientación perdida.
Y es que el tema de las posiciones tiene su aquél. En el bolsillo de la derecha –utilizado indistintamente por caraduras de izquierda, centro y derecha– guardaban las tarjetas B de Caja Madrid ochenta y seis consejeros y directivos que «pulieron» con ellas quince millones de euros. Sólo tres no las utilizaron. Tres hombres honrados. Tres personas a las que, de no haber salido el fraude a la luz, los demás considerarían tontos. Pero tontos bien centrados.