miércoles, 28 de agosto de 2019

ADIÓS, VERANO (28 de agosto de 2019)


El Diario Montañés, 28 de agosto de 2019

Todavía queda verano, pero a estas alturas del calendario tengo la sensación de que comienza su ocaso. Los turistas van marchándose. Abandonan Comillas los «papardos», los «mochileros» Santillana, los «playeros» las playas, los campings los «campistas». Revilla ya no recibe los fines de semana en Peña Herbosa, los días se acortan, y el tiempo se anubla con ceño amenazador («No quedan días de verano, el viento se los llevó», dice una canción de Amaral). Sumidos casi en septiembre, comienza el curso político con los deberes a medio hacer en el desgobierno central, y eso amenaza la financiación autonómica, que es algo como para poner los pelos de punta, porque los expertos tasan el déficit con Cantabria en 375 millones de euros.
En menos de quince días comienza otro curso, el escolar, que vendrá acompañado de la consabida retahíla sobre la carestía del material y en especial de los libros de texto (desde ahí se extiende luego la culpa a todos los libros –y el libro en general se detesta–, un pecado original que heredamos año tras año). Y llegarán los fascículos, cuya compra unos cuantos inician y pocos concluyen –¿conocen a alguien que haya completado siquiera una colección?–, y las buenas intenciones para cuidar la salud, volver al gimnasio y eliminar los excesos abdominales del abuso cervecero. Somos así, felices en nuestras rutinas, porque la rutina es como transitar por una calle conocida, algo que nos reafirma, aunque otear en el horizonte la presencia del otoño sea una manera admirable y valiente de comenzar a abrazar la depresión.
Por el otoño de la vida paseamos quienes ya hemos superado con creces el verano, el rey emérito, incluido. Algunos han querido hundirlo en el invierno definitivo publicando en primicia la noticia de su muerte. Hacían alusión, incluso, a las condolencias que comenzaban a llegar de todas partes. La información resultó falsa, pero a mí me enfrentó ante la insoportable fragilidad del ser. Fue entonces cuando me dije que hay que aprovechar lo que queda de verano y vivir el otoño con intensidad, «antes de que el invierno nos escombre».

miércoles, 21 de agosto de 2019

PAREJAS DE CUCHÉ (21 de agosto de 2019)


El Diario Montañés, 21 de agosto de 2019

Me apasiona la lectura en papel, aunque sea cuché. En verano resultan fascinantes los posados de los famosos, solos o en pareja, según sus circunstancias personales, felices en destinos de sosiego y paz. Tan guapos, tan bien conservados, tan merecidamente ociosos –«Isabel Presley, espectacular en bañador a los sesenta y ocho años» (el mismo titular que hace seis lustros, con el único cambio de la edad)–. Me encanta ese mundo de filtros que disimulan arrugas, celulitis y flacideces; posturas de pierna adelantada y medio perfil; pareos que ocultan los surcos de la edad. El papel cuché es la plasmación física de la felicidad digital de Instagram o Facebook. No es extraño que Pedro Sánchez haya tenido que refugiarse en Doñana para tratar de evitar fotografías o robados que lo pudieran mostrar en actitud relajada, en tiempos políticos convulsos. Y es una pena, porque su figura resulta más atractiva que la de Aznar, y su musculatura –conjunción de juventud, estatura y fuerza– más compensada. Qué se la va a hacer. Tendremos que conformarnos con María Teresa Campos y Bigote Arrocet, con Kiko Matamoros, con Bustamante y Paula Echevarría, con Belén Esteban y la Pantoja, porque los reyes, Letizia y Felipe, Felipe y Letizia, que tanto monta, también se han ido de vacaciones secretas desde Palma y nos privan de sus figuras reales, aunque nos hemos enterado de que uno de los vestidos de la reina costaba 99 euros y de que la noche antes de partir hacia no se sabe dónde cenaron «raviolis, navajas y pulpo a la gallega». La prensa rosa es investigación rigurosa.
Hay otra pareja, política en este caso, que no se ha tomado vacaciones: Gema Igual y Javier Ceruti. Aunque los periodistas digan lo contrario, la alcaldesa asegura que no andan a la greña. Niega también la bicefalia, porque sabe que ella acabará imponiendo sus dotes de mando. Por eso permite que Ceruti ‘repiense’ el plan previsto para la finca del colegio La Enseñanza, dejándole claro, eso sí, que «revisar no significa más que mirar, entender y asumir». Tres conjugaciones que se resumen en una: aprobar.

miércoles, 14 de agosto de 2019

ONANISMO COMERCIAL (14 de agosto de 2019)


El Diario Montañés, 14 de agosto de 2019

De regreso a casa, el «chivato» del coche me avisa de que el combustible entra en reserva. Me detengo en una gasolinera. «Autoservicio», avisa un cartel. No lo puedo remediar, cuando me encuentro ante una situación así, me rebelo y reanudo el viaje sin repostar, cruzando los dedos para que el contenido del depósito alcance hasta llegar a otro punto de venta con asistencia. Será por la edad, pero siempre me sale la vena protestona. En este caso acentuada porque en la ciudad de la que regresaba pretendía haber desayunado en un restaurante, pero, tras esperar largo tiempo en una mesa sin que nadie me atendiera, alcancé a leer en una esquina del mostrador: «solo servimos en barra». Salí refunfuñando, dispuesto a comprar unos tentempiés en cualquier supermercado. Así lo hice. Unas galletas por aquí, un zumo por allá, un botellín de agua y una bolsa de papel para acercarlo todo hasta el coche. Cuando me disponía a pagar, la empleada, que estaba reponiendo productos en las estanterías, me indicó que lo hiciera en la caja de autopago.
Llegué al hogar –que según mi profesor Antonio Alcoba es donde mejor reposa el guerrero– con un humor de perros. Intenté tranquilizarme. Zapatillas, prensa y apertura de la correspondencia, que habitualmente es de publicidad o de bancos. Precisamente una carta del banco atrajo mi atención. La abrí. Ya el primer párrafo me alarmó. Tras «el estimado cliente» y los saludos de rigor seguía una frase que pesaba como una losa: «En su oficina, a partir de septiembre, dejarán de realizarse operaciones en ventanilla que supongan manejo de efectivo, tanto de monedas como de billetes». Continuaba luego, en un intento de tranquilizar al «estimado cliente», diciendo que sí se podrán hacer cargos o abonos en cuentas, pero no con dinero efectivo. Estas operaciones habrá que realizarlas en el cajero y, a ser posible, sin interlocución con los empleados, que nos echarán una mano, como favor, no como una obligación, los primeros días.
La madre que lo parió. Ya están aquí los tiempos del hágaselo usted mismo. Onanismo comercial puro. Y no es pecado.

miércoles, 7 de agosto de 2019

NUMERUS CLAUSUS (7 de agosto de 2019)


El Diario Montañés, 7 de agosto de 2019

Después de tanto pensarlo, es posible que el año menos pensado se consumen todas las propuestas culturales capitalinas y nuestra Atenas del Norte se convierta en eje de la sabiduría y epicentro del turismo ilustrado internacional. Pero como ese día aún no ha llegado, Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería, advierte que, para lo que ofrecemos ahora, ya hay suficientes alojamientos turísticos y no es conveniente crear más. «Es una actividad privada en la que no podemos intervenir ni incentivar», ha dicho la directora general de Turismo, Eva Bartolomé, aunque todos los profesionales coinciden en que lo interesante sería que Santander, en particular, y Cantabria, en general, ofreciesen actividades para atraer a los visitantes todo el año.
Esto de la oferta y la demanda tiene muchas caras. Ante la demanda de ganaderos y cazadores, el gobierno regional sí ha intervenido poniéndole ‘numerus clausus’ al lobo, y oferta la caza de treinta y cuatro ejemplares, el 20% de los que pululan por nuestros bosques. Para ello ha decretado un año de matanza, porque al parecer no hay monte para tanto cánido –«cupo de extracción», concretan; no se atreven a llamarle al pan, pan, y al vino, vino–. No sabemos si lo habrá también para los osos, que aumentan su población con un crecimiento del 8% anual en la Cordillera Cantábrica, y deberán echar sus barbas a remojar cuando vean las de los lobos pelar.
En cualquier caso, esto de la caza también atrae al turismo. Es casi una actividad para todos los públicos, pues nuestro Parlamento Regional aprobó en 2006 la Ley de Caza de Cantabria, que dice en el artículo 3 de su Título Primero, que «podrán realizar la acción de cazar las personas mayores de catorce años que estén en posesión de la licencia de armas y cumplan los demás requisitos establecidos…». Catorce años contempla la ley. No es ninguna broma. Ahí sí me atrevería a pedir, si no ‘numerus clausus’ –no soy tan ingenuo–, que la concesión de permisos fuese a edades más avanzadas.
Por responsabilidad, el gobierno también debería intervenir en esa ley.