martes, 29 de diciembre de 2015

INCENDIARIOS (30 de diciembre de 2015)


El Diario Montañés, 30 de diciembre de 2015

Arde Cantabria por los cuatro costados porque unos cuantos desalmados pretenden, no se sabe bien por qué, destruir nuestro patrimonio natural. Se dice, utilizando de forma incorrecta un término psiquiátrico, que son pirómanos, cuando en realidad sólo son incendiarios (quienes incendian con premeditación, por afán de lucro o maldad). Si como algunos sospechan lo hacen para aprovecharse de que la reforma que hizo el PP a la Ley de Montes permite que las autonomías recalifiquen zonas forestales quemadas «cuando concurran razones imperiosas de interés público», alguien debería salir ya a decir de manera inequívoca que los terrenos no van a ser recalificados. Si se hace por maldad, da igual lo que se diga, porque la maldad tiene difícil arreglo. Pero en ambos casos, cuando se descubra a los incendiarios, el castigo deberá ser ejemplar.
Las palabras, como los poliedros, tienen varias caras, y el vocablo «incendiario» significa también «escandaloso» y «subversivo», sobre todo cuando hace referencia a ciertos artículos, discursos o libros. En ese sentido, esta semana hemos tenido varias manifestaciones incendiarias, aunque por razones de espacio aquí sólo citaré dos. La primera es del obispo de Córdoba, que ha dicho que la fecundación ‘in vitro’ es «un aquelarre químico de laboratorio» –no debería sorprendernos viniendo de quien mantiene el dogma de la divina concepción virginal–; la segunda es del general Rafael Dávila, hijo y nieto de generales, quien, apelando a la inteligencia, a la lectura y al estudio, ha escrito una carta a la alcaldesa de Madrid recriminándole que haya hecho cumplir la ley de memoria histórica, que él prefiere llamar «ley de ideología», pues según dice «no hay mayor intransigencia y fanatismo que convertir el sectarismo, la ideología, en ley». Y se queda tan tranquilo, olvidando «inteligentemente» que su abuelo no respetó la ley y ayudó a poner en marcha una guerra fratricida que se cobró un millón de muertos. Y que luego los ganadores hicieron y deshicieron «leyes sectarias e ideológicas» a su antojo durante cuarenta años. Y que le cambiaron el nombre sin escrúpulos a calles que ya lo tenían. (Ándate con cuidado, Íñigo, que como desaparezca la placa de su abuelo de la calle más larga de Santander, vas a recibir una carta poco amigable).
Y no digo más. Porque éste es mi artículo ducentésimo y no quiero que resulte incendiario.

martes, 22 de diciembre de 2015

BAILE COMPLICADO (23 de diciembre de 2015)




El Diario Montañés, 22 de diciembre de 2015

En un país como el nuestro donde se hace política con las vísceras, los resultados de las elecciones del domingo van a obligarnos a cambiar el paso. El bipartidismo ha sido barrido, pese al paraguas protector de la ley D’Hondt, y los nuevos tiempos nos obligan a un diálogo que, aunque difícil, puede resultar apasionante. Hay que hablar, y mucho, para encontrar puntos de encuentro. Toca poner sobre la mesa unas cuantas cuestiones básicas en las que deberíamos buscar grandes acuerdos para que no estuvieran sometidas cada cuatro años a los vaivenes electorales –sanidad, educación, política energética, dependencia, igualdad, ayuda a los más necesitados, política territorial…–, y a partir de ahí dar el carpetazo definitivo a una transición política que ya ha durado demasiados años. Toca, en fin –como dice Iñaki Gabilondo–, «caminar por la senda del parlamentarismo y abandonar la del presidencialismo». Si no, estaremos orientados al oscuro panorama de nuevas elecciones.
Estos resultados han dejado otra evidencia: a los españoles el Senado nos importa un comino. En un momento de cambios profundos, poco o nada se ha movido en la llamada Cámara Alta, donde encuentran un retiro dorado los viejos elefantes políticos. Este será, sin duda, otro de los aspectos que se deberá tener en cuenta en ese diálogo, aspecto acaso secundario, pero no menor.
Lo que ha sucedido en nuestra región ha sido un calco del panorama nacional: política visceral en ciertos casos (la Junta Electoral puede multar a los populares por «abuso e invasión» de algunos espacios reservados a otras candidaturas), desaparición del bipartidismo (con considerables caídas de populares y socialistas e irrupción, en el mismo orden que en España, de Podemos y Ciudadanos), e indiferencia de los electores con respecto al Senado (sigue el dominio aplastante de los dos ex-grandes partidos: tres senadores del PP y uno del PSOE).
Pero hay un matiz que habrá que tener muy en cuenta para futuras elecciones autonómicas. Si en Cantabria el bipartidismo es, en realidad, tripartidismo, ¿qué sucederá cuando en el baile electoral participe el PRC?

martes, 15 de diciembre de 2015

TIEMPO DE CALENTAMIENTO (16 de diciembre de 2015)


El Diario Montañés, 16 de diciembre de 2015

Anda la naturaleza confundida con esta primavera que nos está dejando el otoño. En Cantabria hay prados con margaritas en flor y árboles que muestran brotes extemporáneos. Todo parece estar cambiando. Los osos hibernan más tarde, y en Cabárceno permanecen a la vista de los visitantes prácticamente todo el año. Por eso en París se acaba de firmar un acuerdo histórico que intenta conseguir que la temperatura media del planeta se quede al final del siglo «muy por debajo de los dos grados» de incremento, aunque hay lugares donde en el mes de noviembre ya ha subido un grado y medio en los últimos quince años. De ahí la confusión que tienen las plantas y los animales.
No menos desorientados están los políticos, los sociólogos y los economistas. Esta crisis interminable está rompiendo la frontera económica de las clases sociales. Con la nueva reforma fiscal, todos aquellos que ganan más de 46.000 euros al año han pasado a ser considerados en nuestra región como clases altas, no tanto por la cifra en sí, cuanto porque las clases medias se desmoronan –en un corrimiento paulatino hacia abajo– y dejan un hueco que hay que cubrir de alguna manera. Conviene tener presente que en Cantabria la población ocupada ha descendido en trece mil trescientas personas durante los cuatro años de gobierno del PP, el doble, en porcentaje, que el que se ha perdido en España. Y eso, por fuerza, se tiene que notar.
Tampoco muchos ciudadanos tienen decidido su voto a pocos días del 
20-D. Quizá desconcertados porque no saben a qué clase social pertenecen, o acaso embaucados por quienes les dicen que ya no hay clases, meditan su decisión en silencio y traen a mal traer a las empresas de opinión. Lo peor de todo es que la fecha que eligió Rajoy, guiado no sé sabe bien por qué intereses, puede quebrar más de una sobremesa familiar navideña si, como se prevé, después de las elecciones hay que acudir a los pactos. Terminado el tiempo de silencio, tras haber hablado en las urnas, las discusiones navideñas pueden elevar mucho la temperatura y desembocar en tiempo de destrucción familiar.
Yo, por si las moscas, en esas fechas tan entrañables de amor fraterno voy a aplicar en mi casa los acuerdos de París contra el calentamiento y prohibiré hablar de política.

martes, 8 de diciembre de 2015

DERRIBO POLÍTICO (9 de diciembre de 2015)




El Diario Montañés, 9 de diciembre de 2015

Mi difunto vecino José era uno de aquellos jubilados que disfrutaron los viajes del Imserso en la temporada de su puesta en marcha, allá por 1985. Las personas modestas como él, que no habían salido prácticamente nunca del terruño, tuvieron una experiencia maravillosa. Moverse por Benidorm o por la Comunidad Valenciana aumentó su perspectiva geográfica y los enfrentó a otras realidades humanas, aunque luego no siempre asimilaron bien lo que habían visto.
Decía Cervantes que «las luengas peregrinaciones hacen a los hombres discretos», pero en el caso de José no fue así, quizá porque sus peregrinaciones tampoco fueron tan luengas. Él regresaba de cada viaje entusiasmado, pero muy gruñón por lo retrasados que estábamos –decía– en Cantabria. Sentados en el salón de mi casa, frente a la vista inigualable de la sierra de Villacimera –la cadena montañosa con vegetación mediterránea por donde el Parque de la Naturaleza de Cabárceno se asoma al mar desde el mirador de Rubí–, hablaba y no paraba de las urbanizaciones que había conocido por allá abajo, «subidas por los montes, que da gusto verlas», y proclamaba que toda la montaña que teníamos ante los ojos debía ser también edificada. Yo, joven e impetuoso, sentía enflaquecer mi razón ante tanta sinrazón, y me subía por las paredes. Él entonces elevaba más el tono de voz: «En Benidorm da gusto, porque sólo con salir del hotel ya estás en la playa, sin cruzar la carretera. Eso es lo cómodo, eso atrae al turismo». Era imposible encontrar un punto de acuerdo.
José sería hoy un decidido defensor de las aberraciones constructivas que se han llevado a cabo por montes y costas de Cantabria (Argoños, Escalante, Miengo o Piélagos, por citar las más relevantes), y que han colocado a nuestra región en el segundo lugar, sólo por detrás de la Comunidad Valenciana, de las zonas con más construcciones artificiales en los primeros cien metros de costa. Seguro que también habría defendido los ardides legales que urdió la administración regional para evitar los derribos y que ahora ha anulado el Tribunal Constitucional. Cabe decir en su descargo que no tenía gran preparación, ni había intereses económicos particulares detrás de sus ideas. En el caso de los desaprensivos que trasladaron a nuestra tierra aquel modelo desarrollista y pernicioso, no estoy tan seguro. Lo único que sé con certeza es que tarde o temprano tendremos que pagar entre todos el engaño que le hicieron a unos cuantos para beneficio de unos pocos. Por eso considero que, a la vez que los edificios, habría que derribarlos también a ellos.
Políticamente hablando, claro.

martes, 1 de diciembre de 2015

MENOS PICANTE (2 de diciembre de 2015)


El Diario Montañés, 2 de diciembre de 2015


Este fin de semana he vuelto a Castro Urdiales, la ciudad donde tanto he vivido. La celebración de San Andrés es una de las excusas anuales que un grupo de cinco parejas, con más de veinte años de amistad, tenemos para reencontrarnos. La cena –en torno a caracoles aliñados con salsa picante– es el preámbulo ideal para luego, en la tertulia, «arreglar el país». La mayoría enfilamos la última curva de la cincuentena, pero tenemos un espíritu crítico intacto porque no vemos por ningún lado los valores sociales que defendimos en su día. Por eso, la sensación de fracaso nos lleva a hablar del camino equivocado que ha tomado la sociedad. Y surge el debate, que esta vez se centra en la sinrazón de ciertos sueldos.
Mientras nuestros hijos –a los que queremos dar la mejor preparación para que se abran paso en la vida– estudian alzados sobre un vacío que los catapultará al paro, a una remuneración mísera o al extranjero, un grupo de jóvenes –generalmente con poca o ninguna preparación cultural, y sin mucho esfuerzo– actúan en el circo del fútbol con sueldos que, de puro exagerados, son inmorales. Y no sólo los de las grandes figuras. El BOE publicó en octubre de 2014 el salario mínimo que cobrarían por convenio los futbolistas de primera y segunda división: 129.000 y 64.500 euros, respectivamente. Además, preveía una revalorización para este año acorde con la subida del IPC.
Con tanto profesional mal retribuido, estas cifras resultan escandalosas (cualquier futbolista de segunda división tiene asegurados 5.375 euros mensuales, aunque no juegue nunca, más de siete veces el salario mínimo interprofesional de los españoles).
Cuando una sociedad adopta esta vara de medir, no tiene luego ningún derecho a criticar al presidente del país por asistir a un programa radiofónico de fútbol y no a un debate con sus adversarios políticos. Su departamento de imagen conoce tanto sus deficiencias dialécticas como los índices de audiencia –que marcan los intereses reales de la mayoría de los votantes–, y se inclina por que acuda al campo donde juega con mayor ventaja.
Sólo de pensarlo se me revolvió el estómago. O quizás fue por el picante de la salsa. Menuda noche.

martes, 24 de noviembre de 2015

EL TAMAÑO NO IMPORTA (25 de noviembre de 2015)


El Diario Montañés, 25 de noviembre de 2015

Andrés Iniesta, el sábado, en el clásico, con su metro setenta de estatura, dio una lección de técnica, fuerza y dominio. Se hizo dueño del centro del campo y dirigió a su equipo con pie maestro hacia la victoria, aunque a su alrededor todos parecían más altos. Él es uno de los componentes de aquel grupo de locos bajitos que elevaron al cielo el fútbol nacional y lograron consecutivamente un Mundial y dos Eurocopas, demostrando que en ciertos órdenes de la vida, y también en el deporte de élite, vale tanto la maña como el tamaño.
Sin necesidad de recurrir a ejemplo tan palmario, un aspirante cántabro a policía local está reivindicando el derecho a opositar en su tierra aunque mida dos centímetros menos de los que se exigen en nuestra región para entrar en el cuerpo. Aquí rige el tope mínimo del metro setenta para poder formar parte del grupo de chicarrones del norte que dan seguridad y protección a los ciudadanos, frontera que en la policía nacional y en la guardia civil se fijó hace tiempo en cinco centímetros menos. Por eso alega «desigualdad normativa» y defiende que, como dicta el sentido común, ser un buen policía no sólo depende de la estatura, aunque a priori pueda parecer que son los altos quienes imponen más respeto.
Precisamente dos personajes más bien bajitos nos acaban de dar un buen ejemplo de talla política. Desoyendo ese refrán que dice que «quien tiene vecino, tiene enemigo», Revilla y Urkullu han dado un paso de colaboración del que seguro obtendremos más fuerza en las reivindicaciones comunes, que pasan por reforzar las comunicaciones por carretera y por tren, y por aumentar nuestra relación en materia sanitaria. Un nuevo acercamiento que se suma al que iniciaron hace tiempo los alcaldes de Santander y Bilbao en materia cultural.
Lo que desconozco, y quisiera conocer, es si en el nuevo modelo de incapacidad laboral, cuya duración se va a guiar por la estadística, la estatura está también contemplada en el baremo. Por simple prevención, no sea que por tratarse de bajas y altas el tamaño sí importe.

martes, 17 de noviembre de 2015

TODOS LOS MUERTOS (18 de noviembre de 2015)


El Diario Montañés, 18 de noviembre de 2015

Vidas segadas de cuajo en París. El asunto catalán ha desaparecido de la primera plana porque se juega una partida mucho más importante en el ajedrez global. Desde la noche de los tiempos, en el damasquinado campo de batalla se odian dos colores. Negros caballos con turbante y balas han respondido sin piedad a la limpia muerte de alfiles-drones y blancos aviones. Y en uno y otro lado del tablero caen las piezas más débiles para mayor gloria de la mano anónima que rige el lance. Siempre ha sido así.
Horas antes de la masacre, Enrique Álvarez –en mis antípodas ideológicas y sin embargo buen amigo– escribía en este periódico un artículo en el que expresaba su conocido pensamiento de que el terrorismo islámico ha surgido con fuerza frente a la preponderancia del capitalismo liberal, que se sentía sin enemigos tras la caída del muro comunista, y también por cierta lasitud religiosa de Occidente. Enrique –como Borges cuando poetizaba el juego del ajedrez– mantiene que en «el Oriente se ha encendido una guerra cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra», aunque a nosotros sólo nos importe puntualmente la que se disputa en el lado de acá del tablero.
Ante el horror de París, los medios de comunicación han doblado su actividad. Y en un afán desmedido por ponerle nombre a todos los muertos de esta parte, han incluido en la lista a algunos ciudadanos españoles que, por suerte, estaban vivos. Su sorpresa fue grande cuando se vieron en la relación de fallecidos. Pero, superado el susto, son conscientes de que han tenido el raro privilegio de conocer en vida las alabanzas que se han hecho en las redes sociales de sus andanzas y aventuras casi heroicas –redes que se tiñeron con rapidez, por un manejado impulso mimético, con los colores de la bandera francesa–. Uno de los falsos muertos, ante tantos halagos, ha dicho que si siguen escribiendo cosas tan bonitas sobre él tal vez tenga que morirse de verdad. Para reírse, si no fuera un asunto tan serio que está dejando en el otro lado del tablero cientos de muertos anónimos, sin nombre ni apellidos, y, por descontado, sin rostro.
Muertos invisibles que apenas se sufren. O que se sufren menos.

martes, 10 de noviembre de 2015

OTOÑO CALIENTE (11 de noviembre de 2015)


El Diario Montañés, 11 de noviembre de 2015

En estos días de buen tiempo y de playa, las calles se llenan de vida. El veranillo de San Martín ha venido con vocación de quedarse más de lo que suele ser habitual –dice el refrán que «El veranillo de San Martín, tres días y fin»–, acaso por eso del cambio climático, tan cuestionado por Rajoy porque su primo no tenía apenas certezas meteorológicas. Y los ciudadanos hemos salido a pasear para aprovechar al máximo esta prórroga veraniega, ya en la mitad del otoño.
Las mañanas son propicias para degustar rabas en las terrazas, y de olor a rabas se han impregnado las esquinas de Santander. Por las tardes el olor cambia al de las castañas asadas, aunque los paseantes, animados por la buena temperatura, siguen optando por los helados. Tiempo vendrá para las castañas. De sobra sabemos que al invierno –es otro refrán– no se lo come el lobo.
Y todas las conversaciones giran, como no podía ser de otra manera, alrededor de este buen tiempo, con una ingenuidad que nos lleva a asombrarnos, siempre como si fuera la primera vez, de lo bueno que hace, de que hemos alcanzado la máxima temperatura de España, de lo a gusto que se está en la calle, de lo que ahorramos en calefacción...
También hablamos de motociclismo y de fútbol, ya se sabe. Es el pan nuestro de cada día, el que nos ayuda a sobrellevar la pesada carga de la realidad, porque nos evadimos de ella poniendo nuestras ilusiones en las victorias de los demás. Y casi sin pretenderlo, resulta inevitable que nos acordemos de estos políticos que nos ha tocado sufrir, bien ajenos a los intereses de la ciudadanía. Incapaces de dialogar, que ésa es la esencia de su trabajo, se acaban de despachar con una declaración secesionista que nos está abocando a discusiones muy alejadas de nuestros verdaderos problemas. Parecen especialistas en distraernos con lo accesorio y en desviarnos de lo fundamental. Se han propuesto, a su manera, ellos también, darnos un otoño caliente.

martes, 3 de noviembre de 2015

LA FOTO DE LA ESCALERA (4 de noviembre de 2015)


El Diario Montañés, 4 de noviembre de 2015


En este puente no hemos ganado para sustos. Al terremoto de Villacarriedo, que de tan suave sólo quebró una botella de Martini, le sucedieron otras noticias que han hecho tambalearse los cimientos de nuestra paciencia.
Nos desayunábamos recientemente con la información de que el Archivo Lafuente y el Reina Sofía están planificados en el aire, porque el Estado no ha autorizado la utilización del edificio del Banco de España como sede de ambos proyectos (susto mayúsculo para nuestra milla turística-cultural, y alivio para quienes pensamos que en ese edificio debe tener su espacio definitivo el Museo de Prehistoria y Arqueología). Luego, sin un respiro, conocíamos que nuestra región ha perdido desde 2008 más de quince mil empleos industriales, el 30% de los que había antes de comenzar la crisis, y que nuestros ganaderos no pueden sobrevivir con lo que reciben por la leche (estado de suma gravedad para la industria y la ganadería regionales). El lunes, el Alvia, ese tren de tal virulencia que se planta en cuatro horas y media de Santander a Madrid, volvió a sufrir una avería en la catenaria y llegó en un tiempo cercano a las ocho horas (nuevo resquebrajamiento de las comunicaciones). Entre medias, se va a revisar al milímetro las obras de Valdecilla –el hospital que sigue cerrado tras haber sido inaugurado en diferido hace siete meses– porque según dicen se han hecho sin ningún control (enésimo retraso sanitario).
Para exigir la solución de alguno de estos temas crónicos, Revilla se ha entrevistado con Rajoy en La Moncloa el Día de los Difuntos. Antes, le ha entregado las consabidas anchoas y han posado en la escalera para la prensa gráfica. Desconocemos si Mariano seguirá siendo su interlocutor en el futuro, porque las próximas elecciones pueden convertirle en un difunto político. De ser así, Revilla tendría que volver a empezar. Tampoco sabemos cómo habrá preparado el encuentro, pero sí que la cita tuvo un preámbulo significativo: el domingo, en la feria de Arredondo, también se retrató en una escalera. Entonces lo hizo junto a un rebaño de cabras, cabritos y cabrones.

martes, 27 de octubre de 2015

EL UNIVERSO EN SANTANDER (28 de octubre de 2015)


El Diario Montañés, 28 de octubre de 2015


La grandeza de Bilbao sólo cabe en un mapamundi. Abarcar la de Santander precisa de una cartografía planetaria, porque la ciudad contiene tal compendio de proyectos estrella que aprehender su infinitud nos obliga a utilizar terminología interespacial.
Los santanderinos –ciudadanos de edad avanzada, dueños de su ocio– suelen iniciar el día con un paseo que traza una espiral con punto de partida en la Alameda de Oviedo. Continúan por la Alameda Primera, dejando a la izquierda el agujero negro que se tragó el anillo cultural que se había proyectado en torno al planeta de la biblioteca de don Marcelino. Llegan poco después hasta el segundo anillo, en formación desde hace años, también llamado milla, integrado por una estrella que luce a medias, pendiente de una expansión anunciada (el Museo de Prehistoria); por otra intermitente, que deja de alumbrar largas temporadas por razones desconocidas (el Centro Botín); y por una supernova de la que sólo conocemos su reflejo lejano (el Archivo Lafuente).
Luego, de lleno ya en el Paseo Pereda, nuestros paseantes van pensando, antes de emprender el regreso a la Alameda para cerrar la elíptica, en la posibilidad del reposo contemplativo en algún banco frente a la bahía, nuestra particular Vía Láctea, concentración de toda la belleza del universo. Sentados allí, hablan y no paran de ese nuevo acelerador que llaman turbo rotonda, lo último en tecnología vial de la ‘smart city’.
Mi amigo Manolo regresaba a casa el pasado domingo y encaró la turbo rotonda a las tres de la madrugada. Cuando salió de ella, eran las dos. Entonces decidió volver sobre sus pasos para aprovechar el tiempo que le regalaba el cambio horario del otoño. Pero no acabó en el Sardinero, como pretendía. Los caminos inescrutables del acelerador vehicular le dirigieron hacia Monte. Allí permaneció, en soliloquio de juramentos, contemplando la inmensidad de la bóveda celeste hasta que vino a rescatarle la luz incipiente del alba. Eso que ganó, porque si la policía interestelar le llega a haber controlado el soplo, seguro que habría perdido unos cuantos puntos del carnet de conducir.

martes, 20 de octubre de 2015

LA QUIERO LARGA (21 de octubre de 2015)

El Diario Montañés, 21 de octubre de 2015


En Cantabria no hay ninguna piscina cubierta de 50 metros. Pese a ello, Santander obtuvo en 2014 el título de Ciudad Europea del Deporte, entre otros méritos por la categoría de sus instalaciones. Dos años antes –desde un despacho de esos que llamo de saltalaliebre porque es donde menos se piensa–, un iluminado tuvo la idea de rellenar con hormigón la mitad de la piscina descubierta del Complejo Municipal de La Albericia para dejarla en 25 metros. De ese modo ahorraban en mantenimiento y las familias la podían utilizar para recreo. De nada sirvió que al ideólogo del recorte le dijeran que para tal fin la ciudad ya tenía muchos kilómetros de playa. De nada que le recordaran que la otra piscina municipal de 50 metros –ésta, sí, cubierta– está en manos privadas por una concesión y es imposible practicar en ella la natación competitiva.
El asunto está así. Y así parece que va a seguir, porque la crisis económica no aconseja, dicen, gastar el dinero en hacer piscinas. Lo malo es que el cuerpo técnico de la Federación Española de Natación ha intentado en dos ocasiones –la primera en 2013 y la última la pasada semana– que las marcas obtenidas en piscina corta no sean válidas para competir en los campeonatos de España de piscina larga, que son casi todos. Las dos veces, tras muchas negociaciones y duras batallas dialécticas, hemos logrado parar el golpe en la Asamblea General entre la Federación Cántabra y yo (soy asambleísta en representación del CN Camargo). Pero cada vez nos resulta más difícil, porque los técnicos no cejan en su empeño.
Las ilusiones de mil doscientos nadadores cántabros penden de un hilo. En su nombre, pido que de una vez por todas los responsables del deporte regional abordemos este problema con rigor, sin ideas partidistas, porque en Cantabria necesitamos imperiosamente una piscina larga. A ser posible en la capital, cerca de los institutos y de las universidades. Así luciría con más razón el título de Ciudad Europea del Deporte.

martes, 13 de octubre de 2015

ESTRESADOS (14 de octubre de 2015)


El Diario Montañés, 14 de octubre de 2015

Necesitábamos como el comer este puente para sacudirnos el estrés. El día a día, con su actividad frenética, nos mantiene con un nivel de tensión que precisa de estos descansos programados para que la salud siga aguantando. Porque no es saludable que se rompa la cuerda que nos mantiene cuerdos, como al parecer le ocurrió a nuestro paisano, ése que rotuló en la catedral de León una frase vitoreando a las putas vírgenes y a las vírgenes putas.
Y es que hay que tener mucho control para no estresarse cuando la vida te pone en situaciones difíciles. Porque está demostrado que hasta los tiburones se ponen nerviosos. La musola que nació en septiembre en el acuario del Museo Marítimo todavía no se ha podido juntar con su madre porque está estresada. Y Rodrigo Rato, el escualo económico blanco que desde Bankia devoró un banco de miles de pequeños ahorradores y tiene un futuro tan negro como su dinero, también está nervioso porque siente que el arpón de la justicia le ha clavado y no tiene muchas posibilidades de escapatoria. Su estrés es muy comprensible.
Y no le anda muy lejos en esto de los nervios Eva Díaz Tezanos, en su caso porque no para. Primero cuando tuvo que rectificar a Pedro Sánchez, que había dicho que si llegaba a presidente traería el AVE a Santander capital (expresión típica de quien no distingue bien que Santander ya no es provincia). Y ahora, según parece, tampoco va a tener muchas oportunidades de descansar porque el PRC le está regalando el poder que las urnas le negó, y va a representar a Cantabria en el Comité Europeo de las Regiones. Que no es moco de pavo.
Por eso un puente nos viene muy bien a todos. Aunque los que viven los lunes al sol, que tienen puente perpetuo, temen que el gobierno les cobre pronto el aprovechamiento de ese recurso energético, conscientes como son de que los ministros del ramo antes de enchufarse en el retiro dorado de una empresa eléctrica pueden hacernos pagar el peaje como favor anticipado.

martes, 6 de octubre de 2015

EL FACTOR HUMANO (7 de octubre de 2015)


El Diario Montañés, 7 de octubre de 2015

Andamos muy preocupados con la apertura del nuevo hospital de Valdecilla, porque tenemos la experiencia de que en nuestra región algunos asuntos importantes suelen enquistarse. Se terminaba el mes de marzo, que era el plazo que la ley electoral permitía para cortar cintas, cuando Rajoy y Diego lo inauguraban virtualmente. Según manifestó entonces Diego, Valdecilla iba a estar terminado el 15 de mayo, lo pagaría el Estado y nuestra sanidad seguiría siendo pública, universal, gratuita y de excelencia. «Nadie tiene ninguna duda –añadió–, ni siquiera aquellos que tratan de sembrarlas con mentiras y manipulaciones». Hubo muchas fotos dentro de unas habitaciones que, ahora lo sabemos, sólo estaban preparadas para el evento. Esa fue la primera manipulación.
Atrás quedó mayo con sus flores bellas, y ya ha entrado octubre, con fuertes suradas. Y seguimos esperando que se corrija algunas goteras, que se racionalice la ubicación de los profesionales en las plantas y que se obtenga la licencia de apertura por parte del ayuntamiento de Santander. Un poco de todo parece que está influyendo en el retraso. Pero el problema de fondo es que el sistema sanitario se ha desangrado con tanto recorte. El mismo mes en que los dos presidentes inauguraban en futuro, conocíamos el Informe Anual del Sistema Nacional de Salud que recogía que el presupuesto para sostener hospitales y centros de salud había caído de 2009 a 2013 en diez mil millones de euros. Y la caída había repercutido sobre todo en los recursos humanos. Ya apenas se cubren las bajas y no se sustituye a los que se jubilan. El Sistema Nacional de Salud ha perdido en ese periodo en toda España cerca de cinco mil trabajadores.
Esta semana la asociación de Médicos Sustitutos de Atención Primaria de Cantabria ha corroborado la situación: «Durante determinados periodos del año no se cubren las solicitudes de vacaciones, ni las bajas laborales de los centros de salud y los consultorios», lo que está llevando a nuestros jóvenes profesionales a emigrar a otros lugares que les ofrecen mejores condiciones laborales.
Y, qué quieren que les diga, por muy moderno que sea el edificio y muy sofisticada su tecnología, es imposible que Valdecilla se mantenga como un referente si continuamos despreciando el capital humano. Perder a tantos jóvenes preparados es una irresponsabilidad de insensatos. Intentar recuperarlos tiene que ser una de las tareas prioritarias de este gobierno.

martes, 29 de septiembre de 2015

LIBROS DETESTO (30 de septiembre de 2015)


El Diario Montañés, 30 de septiembre de 2015


Un año más ha comenzado el curso escolar. Y en el ciclo recurrente de la vida se ha vuelto a desatar la guerra anual contra el libro de texto, esta vez con proyección parlamentaria, porque se le acusa de ser el principal enemigo de la economía doméstica. En estos días otoñales muchos gestan el odio por los libros, de tanto detestar a los de texto, a los que culpan de todos sus males. Un odio que ya los acompañará siempre.
Demostrando que veinte años no es nada y que no necesitaba puertas giratorias, Marcano ha vuelto a las aulas, con las nieves del tiempo plateando su sien. Ha saludado a sus alumnos al modo de Fray Luis, con un «como decíamos ayer». Él no necesita libros de texto porque en su cabeza lleva todo el currículo latino. Y unas cuantas cosas más que guarda para cuando regrese a la política, como sin duda hará si su imagen queda «inmaculada e impoluta».
También ha regresado a Laredo, un año más, Carlos V, cansado de tanto luchar por extender su imperio, primero, y por mantenerlo unido, después. Llegaba enfermo de gota, camino del retiro de Yuste donde le aguarda la picadura de un mosquito para transmitirle la malaria mortal –ironías de la vida, morir por culpa de un insecto quien fuera el primer soldado en las batallas–. Pero eso él no lo sabe todavía. Le ha recibido nuestro presidente, que se ha disculpado por no tener activo el puerto y por haberle obligado a desembarcar en la playa. Nadie se atrevió a recomendarle que se acercara al hospital de Valdecilla, también inactivo –no se sabe si público, semipúblico o privado–, para que le echaran un vistazo a sus males y acaso los paliaran.
El domingo se despidió de la villa pejina. Tampoco le quisieron comunicar que ese día España corría el peligro de resquebrajarse por la parte marítima del antiguo Reino de Aragón. (Hay quien cree que por la falsa visión de la historia que ofrecen los libros de texto en algunos lugares del reino).
¡Ay, los libros! Siempre los libros.

martes, 22 de septiembre de 2015

OÍDO AL PARCHE (23 de septiembre de 2015)


El Diario Montañés, 23 de septiembre de 2015


Anda estos días el presidente de la CEOE de Cantabria que no da abasto. Con el nuevo gobierno regional parece que su presencia es imprescindible en todos los foros. Esta semana acaba de mantener una reunión con la vicepresidenta superconsejera y con el consejero de Educación, ¿Cultura y Deporte? para elaborar conjuntamente un plan ante la llegada de los refugiados sirios a nuestra región, porque se considera preciso que cuando estén aquí encuentren resueltas las necesidades de alojamiento, atención sanitaria y educación, además de intentar que tengan un trabajo que facilite su integración social. El gobierno pretende así adelantarse a la situación y quiere prevenir antes que lamentar. Lo que desconozco es si en esa misma reunión se habló de la calidad del trabajo que tanto los refugiados como los autóctonos pueden conseguir en Cantabria. De ser así, algo tendría que haber explicado el responsable de la CEOE, porque un informe demoledor de la UGT denuncia que el 95% de los contratos que se han hecho en nuestra región este trimestre veraniego han sido eventuales, y uno de cada tres se ha firmado por menos de cinco días. O sea, que se terminaba cuando aún estaba fresca la tinta de la firma. Malos tiempos para los sirios… y para los cántabros.
He dicho al comienzo que el presidente de la CEOE no paraba, y no lo he dicho porque sí. Hace unas semanas mantuvo otro encuentro con nuestro consejero de Educación, ¿Cultura y Deporte? para relanzar el Consejo de Formación Profesional de Cantabria, que tiene la muy encomiable misión de poner en contacto a centros educativos y empresas para que sus intereses coincidan. Y en esa reunión debieron de venirse arriba, porque además pactaron elaborar «un plan estratégico para las industrias culturales de la región», hasta donde sé, a espaldas de la gran mayoría de ellas.
Acaso ambos desconozcan el manifiesto que anda circulando por ahí desde mayo –lo publicó en primicia ‘El Diario Montañés’–, firmado por más de ciento cincuenta profesionales de todos los ámbitos de nuestra cultura local. En él se reclama «un nuevo tiempo para la cultura», que supere la desidia, la falta de diálogo y la obsesión casi enfermiza por cubrir las apariencias. Un nuevo tiempo en el que los responsables políticos deben prestar atención a las voces que hacen cultura a diario. Y no sólo a otras.
Oído al parche.

martes, 15 de septiembre de 2015

PIDAMOS LO IMPOSIBLE (16 de septiembre de 2015)


El Diario Montañés, 16 de septiembre de 2015

Cuando éramos realistas y pedíamos lo imposible, no nos conformábamos con el pájaro en mano porque aspirábamos al AVE volando. No nos preocupaban nada las dificultades. Poníamos pasión a raudales y la acompañábamos con autobuses repletos de gentes reivindicativas que reclamaban donde fuera menester que nuestra querida Cantabria no podía quedarse atrás en la carrera de la comunicación por vía férrea. Al fin y al cabo ya habíamos perdido otra carrera histórica muy importante, la del Santander-Mediterráneo, obra inacabada que dejó nuestra geografía sembrada de huellas de derrota y nuestras almas llenas de frustración.
Pero pasaban los gobiernos nacionales de uno y otro color y todo seguía igual. Y con el paso de los gobiernos también pasaban los años. Y nuestro presidente regional, que ya tiene los suyos y ha estado gran parte de ellos pidiendo lo imposible, ha debido de echar cuentas. Con los números en la mano ha comprobado que sería poco probable traer el AVE hasta aquí a tiempo de que él lo viera y de que lo pudiéramos disfrutar unas cuantas generaciones de paisanos que ya peinamos canas o lucimos calvas. Quizá fue entonces cuando decidió «bajarse la ropa» y aceptó como animal de compañía el tren rápido que proyectó la Universidad de Cantabria. Ha debido de pensar que a ése sí tiene posibilidades de verlo y nosotros de disfrutarlo, y que media hora más de tiempo bien vale un ahorro de dos mil novecientos millones de euros, que podremos gastar luego en otras cosas de mayor necesidad. O no, vete a saber.
Nos queda su promesa de que la reivindicación del AVE sólo ha quedado aplazada, que no muere, y que renacerá de sus cenizas si alguna vez regresa el tiempo improbable de las vacas gordas. Será entonces el ave fénix que ponga fin a nuestro secular aislamiento.
Yo, por si acaso, me voy a encomendar a la divina clemencia. De vez en cuando, en momentos de recogimiento, para esto del AVE puede ayudar lo suyo un avemaría.

martes, 8 de septiembre de 2015

BUENAS GENTES (9 de septiembre de 2015)


El Diario Montañés, 9 de septiembre de 2015

Estoy en Fuente Dé, ante el imponente anfiteatro de los Picos de Europa. A mi lado unas señoras de edad madura hablan de sus cosas. Es una conversación trivial. «Yo ya no tengo veinte años –dice una de ellas–. Ahora los problemas me preocupan mucho y los proyectos cada vez me ilusionan menos». «Es que la experiencia nos ha ido poniendo en nuestro lugar –dice otra–. Nos ha hecho ser mucho más prácticas». «Ya somos abuelas. Tenemos hijos que trabajan y, como piensan que no tenemos nada que hacer, nos cargan con todo: cuidamos de los nietos, les preparamos la comida a ellos. No paramos». «Yo no veo el momento de poder dedicarme un poco más a mí y a mi marido. Me parece que ya nos lo merecemos los dos».
Comentan con resignación la rutina de una vida de trabajo enfocado siempre a conseguir el bien de los suyos. Parecen atrapadas en una espiral de renuncias. No han subido al teleférico. Algunas porque tienen vértigo, como yo. Otras dicen que lo que no les apetece es pagar dieciséis euros. «No merece la pena haberse dado un madrugón para hacer la comida, venir cargadas con ella para ahorrar, y derrocharlo todo en un viaje». Por eso han preferido que suban sus maridos con los nietos, y ellas se han quedado, esperando su regreso, en una mesa contigua a la mía.
Están tomando café y comienzan a hojear el periódico de la cafetería. Practican la muy española costumbre de comentar las noticias en voz alta: «Nestor Martin cierra y los trabajadores se quedan en la calle, los pobres. Invirtieron hasta la indemnización para mantener el trabajo y han perdido la de entonces y la que no les dan ahora». «Cuánto sinvergüenza anda suelto», dice otra, en referencia a los que iban a salvar la empresa y terminaron hundiéndola. «Mira, ya están éstos como los otros, quejándose de lo mal que han encontrado todo y de que no hay dinero». «La retahíla de la herencia recibida. A este paso, tanto rebuscar, van a sacar los euros hasta de debajo de las piedras». «Pues, hablando de herencias –dice otra que no había intervenido hasta ahora–, no me hagas mucho caso, pero he oído decir que quieren cobrar otra vez impuestos a los que hereden algo». «Hija, será a los ricos. A los que hereden mucho; ya estaría bueno que le cobrasen a nuestros hijos. Toda una vida trabajando como bestias para dejarles cuatro perras y una casa, y que vengan ahora con impuestos a quitarles un buen pellizco». «Yo creo que Revilla no lo va a consentir. Él también ha salido de abajo y sabe lo que cuesta hacer un duro».
La conversación alcanza un tono apasionado ante la posibilidad de que el gobierno meta mano en el menguado patrimonio que han conseguido tras innumerables sacrificios y renuncias, como ésta de hoy del teleférico. Me miran. Se han dado cuenta de que han elevado demasiado la voz. Les devuelvo una mirada cómplice y hago un gesto de asentimiento. Quiero que sepan que estoy con ellas. «Son buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan, y en un día como tantos descansan bajo la tierra».

martes, 1 de septiembre de 2015

LA CASA SIN BARRER (3 de septiembre de 2015)




El Diario Montañés, 3 de septiembre de 2015

Poco antes de las elecciones de mayo, el gobierno regional destinó veintiocho millones de euros para contratar a cuatro mil trabajadores en ayuntamientos y mancomunidades de la región. Poco después supimos que la parte que iba a aportar el Fondo Social Europeo, catorce millones, no llegaría nunca, porque nuestros responsables políticos «obviaron o eliminaron» las condiciones que exigía la Unión Europea para conceder tales ayudas. «Obviaron o eliminaron», dice el informe negativo, no que olvidaron.
Lo que sí olvidaron, entre tanta urgencia de última hora, fue firmar el convenio que históricamente mantenían la consejería de Cultura y el obispado de Santander para contratar al personal que hace visitas guiadas en los monumentos románicos más importantes de nuestra región. Desde el 15 de julio hasta el 15 de septiembre, en cada uno de los templos elegidos había siempre una persona, generalmente con estudios de historia, que mostraba su interior a los visitantes, al tiempo que explicaba las peculiaridades artísticas del edificio.
Este año, al olvido de unos se sumó la confluencia, en el mismo mes de mayo, del nombramiento de un nuevo obispo y de los nuevos responsables políticos, tras el vuelco electoral que se produjo en Cantabria. Los que salían, no lo hicieron. Los que llegaron, tampoco. Y como ninguno de esos funcionarios de toda la vida, jefes de servicio que en ocasiones mandan más que los consejeros y que los directores generales (hay casos ejemplares de suprema soberbia en algunos negociados), tuvieron a bien recordar la cuestión a los que afrontaban sus nuevas responsabilidades eclesiásticas y políticas, el convenio pasó a mejor vida y los templos han estado cerrados todo el verano, sólo visibles desde el exterior.
Nuestra región, que pretende vender turismo cultural, se ha encontrado así en una contradicción difícil de explicar. Mientras se sigue dando vueltas a la apertura dominical de los comercios, argumentando, entre otras razones, que los cruceristas que llegan a la ciudad no encuentran locales atractivos donde gastar su dinero, este verano le hemos echado el cerrojo a muchos de nuestros monumentos histórico-artísticos: Piasca, Silió, Yermo, Castañeda, Retortillo, Elines, Cervatos...
Y no ha sido por ahorrar unos pocos puestos de trabajo entre la abundancia de los cuatro mil preelectorales. En realidad se ha sumado el desinterés de los que se iban, el desconocimiento de los que llegaban y la falta de actitud de los que siempre están. Lo que me lleva a pensar que en este país, si no se dejan atadas unas pocas cuestiones básicas, va a ser imposible hacer planes a largo plazo, porque puede suceder que entre los unos y los otros nos dejen la casa sin barrer. Y el que venga detrás, que arree.

martes, 25 de agosto de 2015

UN CATACLISMO (26 de agosto de 2015)


El Diario Montañés, 26 de agosto de 2015


No hace muchos años, cuando nuestro país abrazaba la espada y la cruz, a los matrimonios españoles sólo los separaba la muerte. La atadura de la iglesia sobre las parejas era de tal calibre que algunos sacerdotes pensaban, como Agustín González en ‘La escopeta nacional’, que lo que ellos habían unido en la tierra no lo separaba ni Dios en el cielo. Ahora todo es más sencillo, y el divorcio ya es exprés y ante notario. Y hasta es posible que las notarías tengan que reforzar muy pronto sus horarios de trabajo ante la avalancha de rupturas que se les puede venir encima.
Resulta que alguien está amenazando con publicar los listados de usuarios que le han robado a una red de contactos sexuales de mucho éxito, Ashley Madison, y tiene en vilo a miles de internautas que buscaban en ella el anonimato para llevar a cabo sus infidelidades conyugales. Más de 10.800 cántabros se apuntaron a esta página que tenía como eslogan «La vida es corta. Tenga una aventura», dispuestos a tenerla en secreto entre una clientela muy amplia. Al parecer el 90% de ellos son varones que pretendían superar su condición de unicoño –nombre que le daba José Luis Coll en su diccionario a los maridos fieles–. Para ello debían facilitar algunos datos íntimos, entre los que no podían faltar el número de cuenta y fotos personales (si se mostraban ligeros de ropa, mejor), y así entraban a formar parte del catálogo de intercambio de carne y sexo que ofrecía la web. El 10% restante son, al parecer, mujeres, a las que se exigía idénticos trámites.
Yo, si he de ser sincero, me estoy frotando las manos deseoso, cual espectador de telebasura, de que la amenaza se consume y salgan a la luz las listas y las fotografías para así conocer la identidad de nuestros 10.800 paisanos potencialmente infieles y de sus 10.800 parejas posiblemente cornudas. Si la filtración se hace pública, algunos pueden enfrentarse a un infierno mucho más duro que el de los 10.000 de El Soplao.
Y, mira por donde, nombrando El Soplao viene a mi memoria Marcano. Por hacerse una foto junto a él, el partido regional de Ciudadanos ha cesado de todos sus cargos, de manera fulminante y sin siquiera recurrir a un notario, a Esteban Martínez, que había sido el elegido por Albert Rivera para levantar su edificio político en Cantabria. Ha dado igual que estuviera vestido y que se retratara con el político regionalista por una causa solidaria. Para Ciudadanos la sombra de Javier López Marcano es tan alargada y peligrosa como la de Ashley Madison. Por eso Javier ha dicho con su sorna habitual que, vistos los efectos, tirará de su base de datos para hacerse unas cuantas fotografías más.
Si Marcano y los ‘hackers’ de Ashley Madison consuman sus amenazas, puede producirse un verdadero cataclismo social. 

martes, 18 de agosto de 2015

SENSACIONES (20 de agosto de 2015)


El Diario Montañés, 20 de agosto de 2015

Todos los años me pasa lo mismo: cuando se supera el ecuador del mes de agosto pienso que ya se ha terminado el verano. No es una certeza. Es algo irracional que acaso proviene de una herencia animal de los sentidos. Un modo especial de percibir que el aire ha cambiado, que la luz no es tan intensa, que las noches refrescan. Mi mujer, mucho más apegada a la realidad que yo, me dice que me pongo demasiado poético, que todo se debe a que los turistas han comenzado a marcharse y a que se me terminan las vacaciones. Que son sensaciones mías, cosas del carácter. Que no tengo ninguna base racional para decir lo que digo.
Y es posible que tenga razón, pero lo cierto es que cuando llegan estas fechas tiendo a manifestar un triste y perezoso pesimismo. Este año, además de esas sensaciones físicas, me están asaltando dudosas sensaciones políticas. Y esto es más preocupante.
Sucede que lleva un mes rondándome por la cabeza la sospecha de que en el nuevo gobierno bipartito de la región, el socio que menos votos ha obtenido en las urnas no está sabiendo administrar la confianza que le otorgó el que tuvo más votos. (Quizás no fue una cuestión de confianza; pudo ser un éxito que se ganó por méritos propios, sabiendo negociar desde una posición más débil). Sé que esto mío puede ser otra corazonada irracional, sin base científica, porque en la práctica no han comenzado a gobernar todavía. Pero tengo la sensación de que, además de haber tardado mucho en elegir a ciertos cargos, en algunos casos pueden haberlos nombrado por cuestiones que nada han tenido que ver con su valía personal. No sé. Me parece que han dudado demasiado –una especie de parto de los montes–, y los resultados han sido cuestionables. Como si no hubieran tenido banquillo suficiente donde elegir a tantos como necesitaban para cubrir unos puestos que ahora incomprensiblemente duplican.
«Falta personal. Que la tire cualquiera», me decía el otro día un amigo, socialista de los de siempre, haciendo un símil muy apropiado en esta semana en que la selección española de baloncesto ha estado por Cantabria. «Da un voto de confianza a los nuevos. Se merecen cien días de cortesía», insiste mi mujer, que, ya lo he dicho, tiene una postura mucho más racional que la mía y menos sujeta a sensaciones primarias.
Tiene razón. Tendré que conceder esos cien días, aunque algunas decisiones del socio menor no tienen buena pinta. Como diría Revilla, no me gusta la orina del enfermo. Está revuelta y un poco turbia. Ya veremos cuando repose.

martes, 11 de agosto de 2015

TREINTA Y SEIS AÑOS DESPUÉS (12 de agosto de 2015)


El Diario Montañés, 12 de agosto de 2015

Transcurría el curso 1978-1979 cuando en la Escuela Universitaria de Magisterio de Cantabria se quiso imponer que la nota de Religión, asignatura optativa, contara para el currículo. Hubo reuniones de alumnos en asamblea, posturas de presión cercanas a la huelga, y ganó la coherencia: la nota no tuvo validez en el cómputo final. Un pequeño triunfo, porque era mucho lo que la gente se jugaba. Sin ir más lejos, la posibilidad de salir con trabajo directo, librando las temidas oposiciones, si la media de los tres cursos era como mínimo de 8, si no se había suspendido ninguna asignatura durante la carrera y si se estaba dentro del porcentaje del 10% de los aprobados del tercer y último año. Los que entonces participamos en la protesta teníamos la sospecha de que los profesores podían subir la nota de Religión para atraer a los estudiantes. Además queríamos superar, amparados por una Constitución de libertades recién nacidas, la doctrina franquista que proclamaba única y verdadera a la religión católica, apostólica y romana.
Un domingo cualquiera de enero de 1980. Estamos en el campamento militar de El Ferrol del Caudillo. Somos soldados de marinería recién llegados en el reemplazo de ese mes, el de las prórrogas. Hay futuros médicos, maestros, abogados, ingenieros... Nos hacen formar en el patio. Un sargento, sin otro mérito que sus muchos años de servicio, pregunta que quiénes van a ir a misa. Paso adelante de unos pocos. Dolido, porque para él la misa dominical debería seguir siendo obligatoria, nos amenaza con hacernos barrer la explanada. Algunos se amedrentan, pero la mayoría resistimos firmes. Al final vence la dignidad, y el sargento no cumple su amenaza.
Año 2015. Poco hemos cambiado. La LOMCE devuelve el carácter evaluable a la asignatura de Religión. Tiene peso en el currículo, se computa para todo, becas incluidas, y obliga a quienes no la cursen a estudiar otra materia también evaluable, es decir, que ahora hay que elegir entre Religión y otra asignatura, cuando anteriormente era entre Religión o nada. El matiz tiene su miga.
En Cantabria, el consejero de Educación ha decidido hacer lo único que le permite la ley, suprimir una hora semanal de Religión en Bachillerato. Una iniciativa modesta, pero que anuncia un camino nuevo. Y tomada con gran rapidez. Lástima que no haya mantenido la misma premura en ciertas decisiones de los otros dos ámbitos de su incumbencia: la cultura y el deporte. Porque los pasos que está dando son lentos. Demasiado lentos. Y, en algunos casos, por culpa de los presupuestos, los ha dado en falso.

martes, 4 de agosto de 2015

MELANCOLÍA (5 de agosto de 2015)


El Diario Montañés, 5 de agosto de 2015


La feria del libro viejo de Santander. Visito este mundo apasionante de papel fatigado, en trance de desaparición, que unos pocos nos empecinamos en salvar. Aquí está la prueba fehaciente del paso del tiempo, que hace que los objetos cambien de manos mientras se desgastan, y nos desgastamos. Miro despacio. Examino los libros por fuera, luego los hojeo. Y descubro casualmente a uno de mis hijos con alas –grande Gerardo Diego– en un expositor. Me entristece verlo ahí, indefenso, adolescente apenas. Quince años recién cumplidos desde que viera la luz primera, y ya está en los anaqueles del derribo en busca de una segunda mano que lo salve, deseoso de contarle al nuevo dueño todo lo que guarda en su interior. No me atrevo a preguntar por su precio. Me da reparo, qué cosas, por si el libro me reconoce. Lines lo hace por mí. Diez euros. Mal padre, lo dejo allí, en el hospicio de los que buscan con esperanza un nuevo hogar.
Luego, ya nada es igual. Tengo mala conciencia. Me pesa no haberlo rescatado. Me vienen mil imágenes a la cabeza. Me veo trabajando en él con toda dedicación, poniendo lo mejor que supe dar entonces. Investigué, viajé, hice y deshice la escritura una y mil veces. El libro, es verdad, tuvo vida plena los primeros años. Hasta necesitó una segunda edición. «Seis mil ejemplares vendidos», lucía en la faja cuando salió de nuevo al mercado, presuntuoso. Pero ahora, ya descatalogado, vive sólo en los catálogos de libros viejos, con un hermano mayor, de diecisiete años, y otro más pequeño, de once. Porque ya tengo tres libros descatalogados. Triste logro y reflejo fiel de que todo pasa muy deprisa en estos tiempos superficiales. Todo es fugaz. Todo tiene marcada la caducidad. Hasta mis libros adolescentes, que ocupan los anaqueles de estos geriátricos, resignados a representar un papel que por edad aún no les corresponde.
Dejo la feria y me dirijo hacia el coche. Se me han ido las ganas de pasear, aunque la bahía, plena de mar, me invita a ello. Pongo la radio y me entero de que la biblioteca de Albert Ràfols-Casamada y María Girona, junto con pósters, cartas, fotografías y pinturas, estaba siendo vendida este pasado fin de semana por los suelos de los Encants de Barcelona. Su vendedor, chamarilero sin preparación, lo había comprado todo al peso. De inmediato viene a mi memoria Manuel Arce, con quien tanto compartieron los Casamada en la galería Sur de Santander y en Barcelona. Seguro que entre las cartas en venta hay alguna suya. Deseo que Manolo no se entere del destino de lo que sus amigos coleccionaron y guardaron con tanto mimo, y que ahora se oferta –si la Generalitat no lo remedia– al mejor postor.
La melancolía es un veneno a ciertas edades.

martes, 28 de julio de 2015

LA PAREJA DEL VERANO (29 de julio de 2015)


El Diario Montañés, 29 de julio de 2015


La pareja de este verano es política. Suele acudir a cuantas fiestas e inauguraciones hay en Santander. Estuve junto a ellos en Tetuán, descubriendo la estrella de un santanderino muy querido, José Ramón Sánchez, que en la parte alta de esa calle echó las raíces de la infancia y a quien los vecinos quisieron rendir homenaje en su otoño vital y creador. Los vi después en la apertura de ArteSantander, posando felices detrás de la representación de un porvenir que se mostraba descendente, cuesta abajo, una pendiente que convidaba al patín. A su paso siempre hay una nube de periodistas gráficos que hacen fotos desde todos los ángulos, y ellos posan sonrientes, con paciencia, sin un mal gesto. Guardando las distancias, pero juntos. No parece importarles la diferencia de edad ni sus distintas sensibilidades ideológicas. Tienen claro que deben llevarse bien, que eso de que los amores reñidos son los más queridos no es cierto, porque ambos tuvieron muchas trifulcas con el tercer hombre y no por ello llegaron a quererle. Aquel personaje de enfados perpetuos que pensaba que apagar fuegos consistía en pisar los puros del contrario. Por eso han decidido emprender una etapa de convivencia, tras la traumática experiencia que vivieron con el otro. Y la gente lo agradece. A su paso hay un rumor de aprobación. «Da gusto verlos –dicen–. A ver si vuelve la normalidad, que ya la necesitábamos». «La verdad es que el mayor parece haber rejuvenecido». «Jesús Cintora dice que está como una moto». «Sí, pero alguien debería ponerle silenciador, que su escape hace mucho ruido». «Entonces no sería quien es, ni Cantabria estaría en el candelero». «No sé, no sé..., veremos lo que dura», añade un pesimista. Y ellos, mientras tanto, siguen saludando a unos y a otros, ajenos a los comentarios, transmitiendo la imagen de buen rollo, conscientes de que sólo ayudándose podrán sacar adelante sus respectivos proyectos.
En una reunión que mantuvieron el pasado 10 de julio acordaron iniciar una etapa de «colaboración absoluta y total lealtad», como los buenos matrimonios. No se sabe si De la Sierra, mano derecha de uno y con lazos casi familiares con el otro, contribuyó al encuentro, pero desde entonces Miguel Ángel Revilla e Íñigo de la Serna son la pareja del verano. Un dúo muy dinámico que parece coincidir hasta en la necesidad de llevar o no corbata.

martes, 21 de julio de 2015

UNA CANONJÍA (22 de julio de 2015)


El Diario Montañés, 22 de julio de 2015

Escuché por vez primera la palabra en boca de mi difunto tío, Serapio Arenal. Yo era entonces un adolescente, y su voz poderosa la expresó con toda la fuerza de la pasión, mientras miraba a lo alto con un gesto personal que tenía mucho de quijotesca locura: «La Nestlé es, ha sido y será una canonjía para este valle de Cayón y sus alrededores». Conociendo la devoción de Serapio por tal empresa, deduje que ‘canonjía’ significaba algo bueno, pero sólo cuando llegué a casa y miré el diccionario la descubrí en la extensión de su forma coloquial: «Empleo de poco trabajo y bastante provecho».
Ahora, viendo cómo acaban colocados en el Senado algunos de los grandes perdedores de las elecciones autonómicas y otros personajes otrora poderosos en sus respectivos partidos, la palabra me ha venido a la mente con naturalidad. El Senado es mucho más que una canonjía, porque si bien en él se trabaja poco –concedamos la posibilidad de que algo se hace en la llamada Cámara Alta y, en ocasiones, complejos ejercicios de responsabilidad para votar una cosa en Cantabria y otra allí (véase la postura de nuestros senadores casi vitalicios con respecto al fracking)–, el provecho es, por contra, abundantísimo. En su seno han terminado políticos de todos los colores, aunque siempre han predominado los de los dos partidos que se alternan en el poder. Allí van sus señorías «derechas a bostezar y se aburrir», pero dispuestas a cobrar a fin de año un monto mínimo de 61.000 euros, que suele alcanzar, a pocas comisiones parlamentarias que uno acapare, los 100.000.
Todos deberíamos tener la oportunidad, alguna vez en la vida, de conocer y poder disfrutar de las virtudes de una canonjía. Pero algunos nos tenemos que conformar con un empleo que nos da mucho trabajo y beneficios sólo suficientes para ir tirando, y la mayoría con los precarios y mal pagados que se llevan ahora. Un 93,47 % de los que se han firmado en nuestra región en 2015 han sido temporales, y gran parte de ellos con una duración inferior a un mes. Y todo gracias a la permisividad de una ley que aprobaron en su día en el Congreso y que refrendaron en «segunda lectura» –que ésa es su muy especial misión– sus señorías en la canonjía del Senado.

martes, 14 de julio de 2015

CUERVO INGENUO, a Javier Krahe, ‘in memorian’ (15 de julio de 2015)


El Diario Montañés, 15 de julio de 2015

A diferencia de la energía, el dinero sí se crea. A su semejanza, no se destruye, pero cambia de manos. Las crisis suelen ser el mejor caldo de cultivo para que ese cambio se produzca en la dirección más indeseada, llevándolo a acumularse en los bolsillos de unos pocos y dejando vacíos los del ciudadano medio, que era antes el que más abundaba y ahora es una especie en peligro de extinción. Un estudio del BBVA Research ha refrendado tal movimiento y ha dejado retratada a Cantabria como la comunidad española donde existe mayor diferencia de consumo entre las familias ricas y las pobres, con un ratio de 0,95 que, traducido, significa que un hogar rico de nuestra región consume cuatro veces más que uno pobre.
Acaso por eso la mitad de los vehículos que circulan por nuestras carreteras regionales tienen más de diez años, y acaso por eso –y esto es lo verdaderamente grave– el nuevo gobierno autonómico ha tenido que declarar que antes que nada «atenderá a aquellas gentes que no tienen para comer, que no pueden pagar la luz ni usar el agua corriente o que están a punto de abandonar una casa porque han perdido todos sus recursos». Haberlas, haylas. Y muchas.
Si bien hubo un tiempo en que cuando llegaban los nuevos inquilinos a los despachos gubernamentales lo único que aparecía bajo las alfombras y en los cajones eran asuntos políticos turbios o facturas sin pagar, ahora se ha hecho patente una realidad que se admitía con la boca pequeña o simplemente se negaba, porque lo contrario suponía aceptar el fracaso de unas reformas que –nos lo repiten hasta la saciedad– han logrado que no seamos económicamente como Grecia, aunque socialmente cada vez nos parezcamos más.
Este «Cuervo Ingenuo» necesita muchas certezas para fumar la pipa de la paz con cierta manera de hacer política de derechas en nuestro país. Porque, mientras sigan aferrados «a la luz del lingote y del rosario», sospecho que el único gran cambio que nos anuncian se va a reducir al de su logotipo.

martes, 7 de julio de 2015

SIESTA DE DOMINGO (8 de julio de 2015)


El Diario Montañés, 8 de julio de 2015

Tarde de domingo. En un respiro que nos da esta ola de calor –que en Cantabria viene y se va como el mar de la playa a las arenas–, relajado por el ‘dolce far niente’, leyendo el ‘Diario Montañés’, con el telón de fondo de los ciclistas cabalgando los diques ventosos de Holanda, descubro lo poco que vamos a ingresar cada mes los españolitos de nómina media con la anunciada rebaja del IRPF. Tonto de mí que, como la lechera de la fábula, ya había echado a volar mi imaginación manirrota. Sigo hojeando el periódico: Durante los próximos cuatro años los cántabros tendremos un gobierno regional veterano, con más media de edad que mi edad provecta. Puede ser garantía de sensatez. Y Revilla le reclamará a Rajoy, desde el primer día, el AVE y la financiación de Valdecilla. Sin perdón.
El tiempo transcurre plácido. Con la sola actividad de seguir a intervalos las pedaladas de Contador. El fútbol está de vacaciones, Nadal eliminado, Alonso sin coche competitivo. Relax total. Decido abandonarme definitivamente y rendirme sin condiciones al sopor beatífico de la siesta en el sofá, dando por perdida la desigual batalla entre el párpado que se baja y el ojo que se sube. Me abrigo con el periódico y me doy la vuelta, como san Lorenzo, que dicen que cuando le martirizaban en la parrilla mandó que le pusieran del otro lado, porque de éste ya estaba asado. Y, como él, me quedo, no asado, pero cocido, con un hilillo de saliva en la comisura de los labios. Debe de ser por la tensión acumulada de la semana. Lo cierto es que se está muy bien así.
Rajoy entra en mis sueños. También está viendo la etapa del Tour, entre cabezadas reparadoras. Le veo preocupado. Con problemas mucho más importantes que los míos, tan pedestres. Sus cábalas se centran en Grecia y en el resultado del referéndum, sabedor de lo que nos jugamos todos, porque, como sentenció recientemente, “una cosa es ser solidario, y otra serlo a cambio de nada”. Él también se duerme, con el puro entre los dedos.
Cuando despierta, Revilla continúa ahí, reclamando. Y en Grecia ha ganado el “no”. Su pesadilla no ha hecho más que empezar.