jueves, 31 de mayo de 2012

MENUDO CHARCO (31 de mayo de 2012)

Diario Montañés, 31 de mayo de 2012


El deporte de la natación no tiene suerte en Cantabria. Pese a sus 1.200 deportistas federados y sus 20 clubes, no hay en nuestra región ninguna piscina pública de 50 metros preparada para la competición, algo imprescindible para formar nadadores de nivel.
Recientemente un aficionado hacía una reflexión, referida a los cántabros que participan en campeonatos de España –doce el pasado año, pese a todo–, que puede aclararle las cosas al profano: «están compitiendo todo el año en pistas de futbito, y los campeonatos de España se los ponen en un campo de fútbol», aludiendo al hecho de que desde los 15 años, las nadadoras, y desde los 17, los nadadores, no vuelven a disputar campeonatos nacionales en piscinas de 25 metros.
Viene esto a colación de las desafortunadas manifestaciones del concejal de deportes del ayuntamiento de Santander, quien, al presentar el proyecto de la pileta de 25 metros que se va a inaugurar en el Complejo Deportivo de La Albericia, declaró que «permitirá la celebración de campeonatos de España al aire libre». Sin duda se le llenó la boca de un entusiasmo ignorante, por no consultar a quienes saben del tema. Por si fuera poco el hecho de que los campeonatos de España al aire libre sólo tienen lugar en piscinas de 50 metros, se suma la exigencia, por reglamento de las federaciones española e internacional, de realizarlos en vasos cuya profundidad menor no sea inferior a 1,80 metros, y la piscina de La Albericia tendrá 1,30 metros.
Luis Morante se ha metido en un charco por falta de conocimientos, o quizá para sacar la cara por ese otro charco, inservible deportivamente hablando, que se va a construir dentro de un Complejo Deportivo con las características de una mala piscina de comunidad de vecinos, pero pagada con dinero del deporte. Y que cuenta, además, con el beneplácito y la «satisfacción» del grupo socialista. Por una vez, todos de acuerdo con la chapuza. Pobre natación cántabra.

domingo, 27 de mayo de 2012

LA MARCA VALDECILLA (27 de mayo de 2012)



Diario Montañés, 27 de mayo de 2012



Noventa y un MIR han acabado su formación en el hospital de Valdecilla y, tras seis años de carrera, tras superar una exigente prueba de entrada y tras cinco años de prácticas en los que han estado casi siempre dando la cara por sus responsables superiores, la inmensa mayoría de ellos –es el efecto nocivo de los recortes sanitarios en esta generación perdida– encaminan su futuro profesional hacia otras autonomías o hacia el paro.
En la foto de familia para la que han posado antes de la previsible diáspora, aparecen junto a sus profesores y con la responsable política de turno, quien, fiel a lo que ya es tradición, se permitió elogiar a los cesantes con un discurso impregnado de frases hechas en el que puso de manifiesto que «las dificultades excepcionales representan retos excepcionales y necesitan de seres excepcionales para afrontarlas. Y ustedes lo son». Además, todos «llevan la marca Valdecilla, capital social, económico y de prestigio que forma parte del patrimonio emocional de todos los cántabros».
‘Valdecilla despide a sus MIR’, recogía el titular de este periódico, incitando a una segunda lectura, quizá no intencionada. ‘Por tus hijos, por los míos, por todos los jóvenes de esta tierra, tenemos que crear empleo de calidad aquí, en Cantabria’, proclamaba un eslogan de la reciente campaña política. Pero mucho me temo que al paso que vamos, los ahora «despedidos», si deciden quedarse en Cantabria, acaben siendo los camareros mejor preparados para atender al personal de los cruceros, los asistentes ideales para tratar las lipotimias en los funiculares y los caddies más cultos que jamás hayan portado unos palos de golf.
Eso sí, luciendo con orgullo el marchamo de Valdecilla. Al menos mientras sea posible, que con las noticias nada halagüeñas que hemos recibido del gobierno central existe el peligro de que, más pronto que tarde, el prestigio del hospital acabe diluyéndose con la rapidez de un azucarillo en un vaso de agua.

jueves, 24 de mayo de 2012

TRASPLANTADOS A DESTIEMPO (16 de mayo de 2012)


Diario Montañés, 16 de mayo de 2012


El ejecutivo regional ha decidido cerrar la residencia de mayores de La Pereda, aduciendo diversos problemas, y con una rapidez inusitada ha comenzado los desalojos. Fueron los técnicos, tras revisar el estado de las instalaciones, quienes aconsejaron tal decisión.
A uno, desde su ingenuidad, le gustaría saber quiénes son esos técnicos y, sobre todo, quién les paga para hacer unos informes tan alarmantes como secretos. Porque, según parece, no es que hubiera riesgo inminente de desprendimiento de techos, o que las goteras inundaran el interior, o que los ventanales estuviesen en ruina: sencillamente, las obras de adaptación que necesitaba el edificio no podían asumirse por las arcas regionales, vacías para todo cuanto huela a mantener la gestión de lo público.
Cuesta comprender que un gobierno que tiene previsto instalar teleféricos en Cabárceno y en Castro Valnera, aunque sea con la colaboración de capital privado, se arrugue ahora por lo que pueda suponer la obra de unos simples ascensores adaptados para transportar camillas –que en estas cuestiones de echar cables ya tienen la experiencia de algún concierto con la enseñanza privada–, ni que sea una tarea insalvable cambiar las bañeras por pies de ducha, ni que la prestación del servicio no estuviera, como dicen, garantizada. Más bien parece que olvidan la caridad cristiana al traspasar los umbrales de esa iglesia que tanto frecuentan –de ahí su interés posterior en fomentar el paso por la Puerta del Perdón–, y pueden decidir sin remordimientos el cierre de La Pereda y del comedor social de Santoña, o la privatización del Centro de día de Castro Urdiales.
Si fueran sensibles, nuestros gobernantes no ignorarían que la vejez se sustenta en los bastones de la rutina y de la certidumbre, y que las personas mayores y los árboles viejos sufren mucho si se trasplantan. Lo que no ignoran, aunque lo parezca, es que con decisiones de este tipo están causando graves daños personales. Éstos sí, irreparables.

HOTEL CABÁRCENO PARK (7 de mayo de 2012)


Diario Montañés, 7 de mayo de 2012

En uno de mis anteriores artículos he hablado de esa enfermedad, tan común como perniciosa, que lleva a los integrantes de un mismo partido político a compartir sin fisuras el discurso único, aunque para ello tengan que realizar auténticos malabarismos verbales. Ahora podemos corroborarlo con las reacciones que se han producido tras el anuncio de la construcción de un hotel dentro del Parque de la Naturaleza de Cabárceno.
Ajenos a los intereses de sus vecinos, varios alcaldes de ayuntamientos del entorno del parque han hecho piña alabando la ocurrencia de Ignacio Diego, y ninguno ha osado levantar su voz discordante para denunciar el peligro que corren los negocios de hoteles y casas rurales en sus municipios.
No estoy en contra del progreso, pero sospecho que quien se acerca hasta Cabárceno lo hace atraído por la presencia de los animales que viven en semilibertad y por su belleza natural, y no se plantea en absoluto la necesidad de que allí haya ningún alojamiento. Por eso estimo que sólo cuando las plazas hoteleras que ofrecen los municipios limítrofes sean insuficientes, se puede pensar en construir algún hotel en los aledaños del parque, nunca en su interior. Pero, lamentablemente, la realidad de esos municipios –Liérganes, Penagos, Medio Cudeyo, Camargo, Astillero, Villaescusa y Santa María de Cayón– dista mucho de esa situación utópica. De hecho, la ocupación hotelera media esta semana santa no ha alcanzado en ellos el 50% de su capacidad.
Ahora los pequeños y medianos empresarios hoteleros de la zona se han quedado desprotegidos ante el ladrillazo inminente, que viene propiciado por «una propuesta empresarial» interesada y avalado por una decisión política que, por el afán de dar trabajo a unos pocos, puede poner en peligro el de muchos.
«Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras», proclama una frase falsamente atribuida a Cervantes. Pero algunos alcaldes, dando la espalda a sus administrados, han preferido callar, pusilánimes. Otros, sólo han hablado para ensalzar la infalibilidad de su jefe.

PETRA, LETICIA Y EL 112 (30 de abril de 2012)


Diario Montañés, 30 de abril de 2012


Vivimos una época en la que la noticia llega a nuestros hogares prácticamente al tiempo en que se está produciendo el hecho noticiable. En el caso de los fenómenos atmosféricos, como la ciencia avanza que es una barbaridad, además podemos preverlos, anunciarlos y anticiparlos en imágenes como si se tratase del trailer de una película que se proyectará en las salas de nuestras vidas unos días más tarde. Que el adelanto cumpla con las expectativas, es otro cantar.
Esta semana hemos estado preocupados por la venida de uno de esos fenómenos conocidos como «ciclogénesis explosiva» –ciclones los llamábamos cuando niños– al que los científicos bautizaron, muy alejados del lenguaje no sexista, con un nombre de mujer: ‘Petra’.
Pero la ruidosa hembra, acaso perdidas sus fuerzas en las espirales de alguna isobara, no llegó a Cantabria como la piedra amenazante que auguraba, y pasó por nuestra región casi convertida en arenilla, molesta, eso sí, pero mucho menos contundente; y en lo personal apenas si nos produjo alguna irritación leve en los ojos.
Pese a todo, el servicio de emergencias del 112 tuvo que realizar múltiples salidas para resolver problemas menores. Y sus operarios lo hicieron con la eficiencia acostumbrada: un árbol tronzado allí, un cable eléctrico roto allá, unas tejas desprendidas acullá. Después, cuando volvieron a sus cuarteles de invierno –mucho de invernal está teniendo esta primavera sembrada de ERE por doquier–, lo hicieron con la satisfacción del trabajo bien hecho, pero con mucha preocupación. Dentro les esperaba otro temporal, anunciado con no menos bombo y alarma, que está minando su moral y amenazando su futuro inmediato.
Que pase como ‘Petra’, dejando tras de sí pocos daños, es lo deseable. Pero en ocasiones los nombres –lo sabemos desde siempre– no definen bien a sus portadores, y el de Leticia, que en latín significa «aquella que trae la alegría y la felicidad», puede dejar en sus filas más desolación que cualquier escarnio natural.

UN DIVORCIO DE LIBRO (28 de abril de 2012)


Diario Montañés, 28 de abril de 2012

Un año más los organizadores de la feria del libro de Santander han prescindido de los editores cántabros. No se sabe por qué extraña razón, el gremio de libreros ha vuelto a decidir unilateralmente que los editores no vendan libros en la feria y que, si lo consideran oportuno, acudan a ella sólo para mostrar sus novedades dentro de una caseta institucional, bien alejada de la línea de los puestos comerciales. Con esta medida, nuestra muestra continúa siendo una empobrecida rara avis dentro del panorama nacional: en todas las demás, los editores pueden vender las obras de su catálogo sin otra limitación que la impuesta por el respeto al precio fijo.
El gremio de editores de Cantabria ya agonizaba antes del veto. Sin un horizonte claro y a falta de un decidido apoyo institucional –este año se ha vuelto a perder la posibilidad de acudir a la feria del libro de Madrid–, estaba dando las últimas bocanadas, acaso también por no tener suficiente amplitud de miras para elevarse sobre los intereses particulares y por no haber sabido analizar y prevenir las amenazas que acechan al libro en su conjunto.
No debe de ser mucho mejor la situación del gremio de libreros. Aunque les queda el consuelo de poder participar en la feria del libro de Santander, que, de tanto organizarla, la han diputado por suya, la han convertido en un certamen monótono que repite los mismos títulos en cada estand, y han convencido a las autoridades culturales –qué mal asesoradas están en ocasiones– de que el libro pertenece a su patrimonio particular.
No es el momento de seguir guardando las apariencias. Reconozcamos que en Cantabria editores y libreros dormimos hace tiempo en habitaciones separadas y que en la práctica estamos casi divorciados. Que la ruptura sea definitiva o no dependerá de nuestra voluntad de diálogo.
Debemos hablar, por el bien de los libros: los guardianes de las palabras, nuestro común sustento.

UN ENGAÑO PREFERENTE (21 de abril de 2012)


Diario Montañés, 21 de abril de 2012

Dee Brown escribió en 1971 un libro que se ha convertido en un clásico: ‘Enterrad mi corazón en Wounded Knee’. En él relata treinta años de la historia de Norteamérica (de 1860 a 1890) y describe la aniquilación de los indios a manos del hombre blanco.
Entre los muchos engaños que sufrieron los indígenas destaca el que tuvo lugar en el año 1882, cuando una comisión acudió a la reserva de Dakota para negociar la reubicación de los emplazamientos de las tribus sioux. A cambio de que aceptaran el trato, el hombre blanco les prometió 25.000 vacas y 1.000 toros, pero antes los sioux tuvieron que firmar varios documentos. Huelga decir que ninguno de ellos sabía leer, por lo que el hombre blanco, mediante engaño documental debidamente rubricado, les expolió tres millones y medio de hectáreas, un tercio de los terrenos de la reserva.
La escritora Tereixa Constenla comparaba recientemente esta estafa con la que han sufrido los afectados por las acciones preferentes, en su mayor parte gentes sencillas que pusieron su confianza en los bancos y también fueron engañadas tras firmar un contrato que, aun sabiendo leer, no leyeron, creyendo, como los sioux, que la palabra del hombre banco –he dicho bien– era digna de confianza.
Pero el hombre banco «habló con lengua de serpiente» y, acuciado por la presión de sus objetivos comerciales –tiene fijadas hasta las ventas mínimas de vajillas– e ignorando la directiva europea que le obliga a explicar a sus clientes los productos financieros, les endosó un fondo de riesgo con el falso argumento de que era un inocuo plazo fijo.
Los afectados se encuentran ahora con su dinero, si no extraviado, venido a menos y atrapado en las redes de una economía que, por lo virtual, cada vez se parece más al juego del Monopoly. Mantienen la esperanza de recuperarlo y de que los dados del azar, en forma de justicia, arrastren al hombre banco a la casilla de la cárcel y lo dejen en ella unos cuantos turnos sin jugar.



DESCONCIERTO EDUCATIVO (13 de abril de 2012)


Diario Montañés, 13 de abril de 2012

En 1970, la Ley General de Educación de Villar Palasí puso fin a la prohibición de la enseñanza mixta en España. Desde entonces la convivencia de niños y niñas en las aulas se fue extendiendo de la escuela pública a la privada, y alcanzó a la práctica totalidad de los centros cuando en 1985 se condicionó la obtención de fondos públicos al cumplimiento de esa exigencia.
Uno de los colectivos que rechazó desde su fundación la mezcla de sexos fue el de los colegios de Fomento, vinculados al Opus. Pero su rechazo se limitó a no aceptar el modelo de enseñanza mixta, ya que nunca le hicieron ascos a las subvenciones públicas. Y como los jueces tienen formas diversas de interpretar las leyes, no en todos los lugares han corrido igual suerte, lo que ha propiciado que buena parte de esos centros sí reciban dinero público para desarrollar un modelo diferenciado de enseñanza.
Aquí, en Cantabria, la anterior consejera de educación, Rosa Eva Díaz Tezanos, decidió retirar el concierto económico al colegio Torrevelo por no cumplir tal requisito y, pese a los recursos legales que interpuso el centro, dos sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria avalaron su resolución.
Ahora el consejero Serna, amparándose en una fusión meramente administrativa de dos colegios –juntos por conveniencia, pero no revueltos– y en un compromiso electoral de su partido, ha decidido devolvérselo.
A lo mejor el asunto no resultaría tan grave si la educación pública no estuviera sufriendo recortes brutales, si el colegio no tuviese una línea ideológica tan marcada, si la maniobra de fusión no hubiera sido tan burda y si el consejero no perteneciese a la misma organización que sustenta al centro educativo.
Porque en todo este asunto, con independencia de los matices legales, hay dos cuestiones palmarias: que Torrevelo confunde la enseñanza con la educación para la vida, y que la decisión del consejero, si no alejada de la ética –que eso ya se verá– si lo está, y mucho, de la estética.

MALABARISMOS VERBALES (8 de abril de 2012)


Diario Montañés, 8 de abril de 2012


Cantinflas, el personaje a quien daba vida el genial Mario Moreno, se hizo famoso por sus discursos incoherentes. Años más tarde fue Antonio Ozores el que alcanzó una perfección insuperable en el difícil arte de hablar mucho y no decir nada. Pero esta semana, con motivo de la publicación de los Presupuestos Generales del Estado y su repercusión en Cantabria, los esfuerzos dialécticos de algunos de nuestros responsables políticos han superado con creces a ambos artistas: nadie como ellos para retorcer su discurso y darle unos matices insospechados.
Últimamente me gusta observar, como espectador desapasionado del circo político, los malabarismos verbales que hacen estos peritos en meandros dialécticos, empeñados en que parezca blanco el panorama gris oscuro casi negro que nos acecha, y en transmitirnos que los presupuestos, aun siendo malos, muestran el esfuerzo generoso del Gobierno central para dedicar dinero a Valdecilla, a la A-8 y a otras actuaciones en nuestra región.
Y si es de rigor aceptar que 5 millones para Valdecilla y 4 para la autovía de Solares-Torrelavega son más millones que ninguno, no conviene olvidar que en el primer caso se pretendía obtener 40 y en el segundo 163. Es decir, que hemos recibido menos del 4,5% de lo que necesitábamos. (De los diez mil euros asignados para el AVE es mejor no hablar).
Pero no crean ustedes que nuestros políticos han perdido el sentido común, no. En realidad padecen una enfermedad muy habitual que les hace anteponer los intereses de su partido a su opinión personal. Una especie de virus por el que, a cambio de mantenerse en el cargo, deben cerrar los ojos, morderse la lengua y tragar mucha bilis... que luego aprovechan a liberar cuando pasan a la oposición.
Mientras tanto, los ciudadanos permanecemos sumidos en la melancolía de lo que pudo haber sido y no fue. Y seguimos añorando el hospital acabado, las autovías funcionando y los trenes de alta velocidad entrando a Santander por encima o por debajo –que lo mismo da– del puente de la Marga.

BUENOS VECINOS (2 de abril de 2012)


Diario Montañés, 2 de abril de 2012

Vengo manteniendo reiteradamente que en el campo cultural se pueden hacer muchos proyectos con propuestas imaginativas. Nadie debe ampararse en la crisis para justificar su inoperancia, porque la cultura, pese a lo que se cree comúnmente, no es cara. O no tiene que serlo.
Precisamente, en una de esas iniciativas imaginativas dignas de aplauso, nacida por impulso de la capital cántabra, los alcaldes de Santander y Bilbao van a firmar un proyecto de colaboración –haciendo especial incidencia en las sinergias culturales– del que ambas ciudades van a salir favorecidas.
El vecino vasco ha sido maltratado con machacona insistencia por partidos y analistas políticos, que proyectaban la parte terrorista en el todo social. Ello nos ha llevado a darles la espalda erróneamente, aunque, si bien de reojo, intentando copiar siempre sus cosas buenas.
Es el momento de romper con esa mala prensa, en la que también ha incidido el hecho de que ellos, más poderosos que nosotros, se hayan quedado con la responsabilidad de algunas de nuestras empresas más emblemáticas. Es el momento de aprender a mirarnos a los ojos, con otros ojos. Es el momento de llevarnos como buenos vecinos.
El vasco, con un sentido empresarial innato, ha sabido mantener su tejido industrial pese a la presión del terrorismo, y cuando la reconversión industrial se llevó por delante empresas punteras del Gran Bilbao, supo remozar la ciudad hasta convertirla en una de las más atractivas del norte de España, y en un referente cultural.
Bienvenidos sean esos acuerdos de colaboración, de los que sólo podemos obtener ventajas. Una colaboración, un intercambio, que los ciudadanos, motu proprio, han puesto en marcha ya hace años, cada uno aprovechando lo mejor que le ofrece la ciudad del otro: ellos vienen a disfrutar de nuestro paisaje, de nuestras playas y de nuestros vuelos baratos; nosotros vamos a cubrir en su aeropuerto los destinos que no tenemos en el nuestro, a sus museos, a los conciertos, a los eventos del BEC... y a IKEA.
Que cien kilómetros no es nada.

HORRORES COTIDIANOS (24 de marzo de 2012)


Diario Montañés, 24 de marzo de 2012

Acaba de llegar a Santander un circo muy especial que va a representar ‘El manicomio de los horrores’. Visitando la web del espectáculo constato que hay previstas grandes actuaciones, pero faltan algunas que podían hacer fortuna.
Echo en falta manifestaciones reclamando la presencia de crucifijos en los colegios públicos, pese a que la Constitución española proclama el laicismo; a varios artículos de la reforma laboral, constitucionalmente discutibles; a los jefes de personal de las empresas, llevando bajo el brazo los ERE que han florecido amparados por esa reforma; a los despidos del personal de sociedades públicas, que llegan a correos electrónicos por error, como al descuido; al Gobierno y a algunos medios de comunicación, que demonizan el derecho a la huelga, tan lícito como el derecho al trabajo, y piden mano dura y acciones contundentes para mantener el control social y no parecernos a Grecia; a las falsas alabanzas de los políticos a la Constitución de Cádiz, que defendía que «el objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación», algo muy alejado del inhumano pragmatismo que ellos muestran ahora; a nuestros representantes regionales, que han emprendido una carrera vergonzosa de insultos, en un tono barriobajero propio de tasca portuaria; a las comisiones políticas de investigación que ellos mismos forman y que suelen concluir con amenazas de querellas que nunca se consuman; a los recortes en la educación y la sanidad públicas, negados con alevosa insistencia; a los 4,8 céntimos que se esconden en el eufemismo del «céntimo sanitario», antesala del mal llamado copago; a la inacción política por falta de ideas, que se escuda en la manida crisis económica; a la rebaja generalizada de los sueldos; a los concursos de acreedores; a la amenaza perpetua de la prima de riesgo... y, sobre todo, a los adalides del miedo, que te advierten con tono paternalista y te aconsejan que cuides lo que escribes en la prensa, «que te puede perjudicar».
Todo ello, presentado al unísono, sería un espectáculo aterrador. Una espiral del horror.

CRISIS Y COMERCIO (20 de marzo de 2012)


Diario Montañés, 20 de marzo de 2012

La crisis económica se está llevando por delante parte del comercio tradicional santanderino. Basta con pasear por nuestras calles para comprobar la cantidad de escaparates en los que cuelga el cartel de «cerrado» o «se traspasa». Pero el paseante también puede descubrir que con las estrecheces económicas florecen otro tipo de negocios. A los ya muy asentados bazares chinos, que últimamente han ocupado algunos de los mejores bajos comerciales de la ciudad, se han sumado ahora los que anuncian la compra de oro «en las mejores condiciones», y las primeras tiendas de compraventa de artículos de segunda mano. Lo que confirma que en tiempos de privaciones el ingenio surge por doquier.
Lo del oro merecería un estudio más reposado, porque en ese metal están invirtiendo no sólo las grandes fortunas –su rentabilidad en las últimas grandes crisis se estima en un 21% anual–, sino los prestamistas –ofrecen dinero instantáneo a cambio de pagar muy por debajo de los precios del mercado– y ahora también algunas joyerías –compran oro más barato para elaborar sus joyas con mayor margen económico–. Dos casos estos últimos en los que queda patente que la falta de crédito bancario conduce al doloroso camino del empeño.
Las tiendas de segunda mano, a las que auguro una rápida expansión, tienen el peligro de atacar a la economía capitalista en su línea de flotación, ya que lentifican el consumo sostenido, que es el que permite sacar adelante la producción de las fábricas. Por no hablar del daño que pueden causar, aun sin pretenderlo, a las tiendas que venden los mismos artículos, pero de primera mano. (Casualmente han coincidido estos días las noticias de la apertura de una tienda que basa su negocio en la venta de artículos usados para niños y el anuncio de cierre de Prenatal).
Es el peaje que hay que pagar en una sociedad que parece encaminarse a las primitivas formas del trueque.


MENOS Y MÁS VIEJOS (16 de marzo de 2012)


Diario Montañés, 16 de marzo de 2012


El último informe del Instituto Cántabro de Estadística confirma que Santander sigue perdiendo población y que sus habitantes son cada vez más viejos. Por el contrario, quienes más crecen son los municipios circundantes.
Esta circunstancia es habitual en las ciudades de mediana población, como demuestra un documentado estudio de Jordi Mallarach y Joan Vilagrasa, de la Universidad de Lleida, publicado en 2002 con el título de “Los procesos de desconcentración urbana en las ciudades medias españolas”.
Un trabajo que concluye resaltando la incidencia de la autovía Santander-Torrelavega en la pérdida de población de ambas localidades y en el crecimiento de las del entorno de su trazado.
Y es que las ciudades, como las personas, nacen, crecen, envejecen y, si no se pone remedio a tiempo, comienzan a morir.
He vivido durante once años en Castro Urdiales, una población en la adolescencia evolutiva en cuyas calles se respira la alegría bulliciosa de los niños. El mismo bullicio que se percibe en Camargo, Astillero, Bezana o Sarón –por citar sólo algunos núcleos cercanos a la capital–, ciudades pequeñas, o pueblos grandes, cuya reivindicación prioritaria suele ser la ampliación de los colegios.
En Santander, el paseante se enfrenta a un panorama muy distinto. Su población, envejecida, parece vivir feliz en la atonía (¿agonía?), contemplando desde las terrazas de las cafeterías del paseo Pereda el paso alegre de la paz ciudadana. Con la tranquilidad de ver, al fondo de la bahía, el faro rojo del búnker, ángel custodio de sus ahorros de cuentarrentistas, y con el consuelo espiritual de poder acudir un miércoles de cada mes a la parroquia de El Cristo a recibir una misa preconciliar y anacrónica, de espaldas a los fieles y a los asuntos mundanos. Un elogio de la modernidad.
Si no se emprenden de inmediato políticas que atraigan a las parejas jóvenes, la demanda, en vez de colegios, será de geriátricos.
Urge ponerle remedio.

VESTIR AL DESNUDO (11 de marzo de 2012)


Diario Montañés, 11 de marzo de 2012

El presidente Ignacio Diego ha proclamado recientemente una frase lapidaria que removió los cimientos de nuestra autonomía, superó sus muros –«si un tiempo fuertes, ya desmoronados»– y alcanzó resonancia nacional: «vamos desnudos, no hay ni un euro».
A las pocas horas Íñigo de la Serna –que no puede culpar de sus cuitas económicas a gobiernos de otro signo político– dio un paso adelante y presentó un plan de estímulo de la actividad económica, manifestando que lamentarse sirve de poco y que sólo se saldrá adelante con trabajo y optimismo.
Aprendí de niño que una de las siete obras de misericordia es vestir al desnudo. Y en un principio pensé que el alcalde, cual nuevo San Martín de Tours, con estos planes imaginativos quería prestar la mitad de su capa al presidente, siquiera para cubrir una parte de sus vergüenzas. Después, tras un análisis más reposado, llegué a la conclusión de que con su propuesta lo dejaba aún más desnudo.
Esta misma semana Íñigo ha vuelto a tomar la iniciativa y ha anunciado una serie de eventos culturales con motivo del centenario del palacio de la Magdalena. Si a esto se une la labor de la Fundación Santander
Creativa –que precisamente nació tras un fracaso, el de la capitalidad cultural– tenemos otro tirón de orejas a quienes en ese ámbito de lo cultural están aportando muy poco, y a la falta de dinero unen una carencia preocupante de imaginación (cabe recordar que en el día de las letras de Cantabria ni siquiera dieron un diploma acreditativo a las editoriales ganadoras del premio a la edición).
Está claro que hoy por hoy ambos representan modos muy distintos de hacer política dentro del mismo partido.
A este paso, en las próximas elecciones es posible que Íñigo pueda cumplir con la séptima obra de misericordia, si Diego es para entonces un cadáver político: enterrar a los muertos.

ATRAPADOS EN LO EFÍMERO (4 de marzo de 2012)


Diario Montañés, 4 de marzo de 2012


En mi ignorancia, había relacionado hasta ahora las citas rápidas con esas convocatorias amorosas a ciegas en las que los participantes tienen que encontrar a su media naranja en un tiempo máximo de siete minutos.
Dos noticias publicadas en este periódico han ampliado mi conocimiento en el campo de la celeridad: las citas médicas, a seis minutos por dolencia, en el Centro de Salud de la calle Castilla, y una modalidad de cooperación empresarial para intercambiar experiencias y cerrar relaciones comerciales, que tuvo lugar en el Palacio de Festivales de Santander y duraba diez minutos.
Encontrar pareja en siete minutos, aunque no sea para toda la vida, implica gran sagacidad y no menor riesgo. Cerrar relaciones comerciales en diez minutos, en esta época mustia para los negocios, roza lo mágico. Tratar una enfermedad en seis minutos es tarea de titanes; ponerla remedio, alcanza lo milagroso.
Pero los tiempos que nos ha tocado sufrir conllevan tener que soportar esta insoportable levedad de lo efímero. Vivimos con prisa. Pasamos sobre los problemas de puntillas. Todo se hace sin el reposo necesario, sin la sedimentación precisa.
Una de las ocupaciones más afectadas por este síndrome de lo instantáneo es la política. Desde siempre, antes ya del período democrático, nuestros dirigentes se han dedicado a una actividad diaria tan frenética como fugaz: mantienen decenas de citas importantísimas, parecen escuchar todos los problemas de las gentes, hacen cortes de cintas, presiden actos... y, la mayor parte de las veces, además, pronuncian algún discurso.
Ahora acabamos de descubrir que para elaborar sus alocuciones suelen recurrir a esa arma de la inmediatez, a esa joya del saber incierto que es la Wikipedia. El máximo representante de nuestra cultura regional, en un foro universitario, se ha referido a su uso como «la mejor manera de aprender sobre cualquier tema».
Mal presagio para quienes pensamos que los saberes contrastados sólo están en los libros.

ALZADO SOBRE EL VACÍO (28 de febrero de 2012)


Diario Montañés, 28 de febrero de 2012

Recientemente el Ejecutivo de Cantabria aprobó declarar el 19 de febrero Día de las Letras de Cantabria, «cuya celebración –decían– tendrá carácter anual y se dedicará a una o varias personalidades de la literatura de la región. Este primer año estará dedicado a la figura de Marcelino Menéndez Pelayo, al cumplirse un siglo de su fallecimiento». La fecha se eligió por ser el día de San Beato de Liébana.
Hasta ahí, la noticia. Pasó el 19 de febrero... y no hubo nada.
Según parece, las actividades previstas quedaron en una declaración de intenciones y en una serie de comunicados a la prensa que manifestaban, incluso, el apoyo de nuestro propio presidente regional a la iniciativa. (En época de crisis estas comunicaciones visten mucho, quedan «en los papeles» y dejan la sensación de que la actividad de nuestros políticos es frenética y toca todos los palos. Vamos, que no se les escapa ni una).
Ahora, tras el fiasco de la primera fecha, se anuncia que se celebrará el día 3 de marzo. La consejería del ramo, con la colaboración de la Sociedad de Escritores, invita a los colegios (cuando no se sabe qué hacer siempre se recurre a ellos) y a los ayuntamientos «a que hagan actos en torno a escritores de la tierra», a la vez que anuncia la entrega del Premio a la Edición y una lectura continuada –¡de dos horas!– en la Biblioteca Central. En esa misma Biblioteca donde algún funcionario colocó –seguro que con buena fe– unos pocos libros y unas cuantas fotocopias de portadas de autores de Cantabria, y con ingenuidad lo llamó «exposición».
Cuando a la escasez de medios económicos se une la falta
de imaginación –y ésta sí que es grave carencia–, se acaba construyendo sobre el vacío. Y el Día de las Letras de Cantabria, con o sin cambio de fecha, se está erigiendo sobre la nada.

martes, 22 de mayo de 2012

AÚN HAY ESPERANZA (A Mario Camus - 26 de febrero de 2012)




Nueve de la mañana de un fin de semana invernal. El agua azota en cortinas horizontales que barren el paisaje. El paseante opta por cerrar el paraguas. Con esa ventisca es inútil tenerlo abierto. Encogido, le planta cara al temporal, su pensamiento ocupado en la crisis y en el futuro lleno de incertidumbres.
Se siente mayor, en un otoño vital que camina, más deprisa de lo que quisiera, hacia el invierno. Personalmente, poco afectado puede verse a estas alturas de la vida. Renunció hace tiempo a rodar su última película. Pero le preocupan las generaciones futuras. Las que deben tomar el relevo y no pueden hacerlo por falta de apoyo institucional.
Malos tiempos para el cine. Malos tiempos para la cultura.
Cuando llega a la altura del Sardinero, unas voces lejanas interrumpen sus cavilaciones. Entre la cellisca distingue grupos de jóvenes que disputan partidos simultáneos de fútbol, las líneas de los campos marcadas en la arena compacta de la bajamar, las porterías ancladas con el lastre de las mochilas. Se detiene a contemplar el espectáculo casi heroico. Además de los jóvenes deportistas, hay personas mayores. Son los árbitros que dirigen el juego. Y los entrenadores, que gritan órdenes por encima del temporal.
La escena le sobrecoge, porque piensa en el sacrificio de los padres, que se habrán levantado casi de madrugada para prepararlo todo. Y en el de los jóvenes que corren tras una pelota. Y en el de los árbitros. Y en el de los entrenadores. En el esfuerzo desinteresado de todos ellos, que les ha llevado hasta allí sin otro objetivo que practicar un deporte, un día en que todo invita a quedarse en la cama.
Mario –así se llama el paseante– regresa a casa. Se sienta en el sofá, los ojos entrecerrados, evocando lo que acaba de ver. Mientras quede gente así –se dice–, es posible la esperanza.

Diario Montañés, 26 de febrero de 2012

MÁS RECORTES (19 de febrero de 2012)


Diario Montañés, 19 de febrero de 2012

Vaya por delante que mis conocimientos de economía son escasos. Y tengo la sensación de que, desgraciadamente, los de la mayoría de los políticos que rigen nuestros destinos tampoco deben de ser muy elevados. Mantengo tal sospecha por la deriva que están tomando los acontecimientos.
Tras una época de derroche, se ha pasado a otra de asfixiantes ajustes, como si el espíritu del ahorro se hubiera apoderado de quienes antes fueron manirrotos. Hemos saltado del "Plan E", cuyo objetivo era impulsar la actividad económica del país movilizando ingentes cantidades de dinero público, a un frenazo brusco de esas inversiones públicas. El resultado es que los ciudadanos siguen sufriendo en sus carnes una crisis que no parece tener fin, y, lo que es peor, tampoco políticos capaces de atajarla.
En nuestra región, dos de los pilares básicos del estado de bienestar –la sanidad y la educación– se resienten por falta de fondos. Los responsables de las mismas alertan del peligro de tanta austeridad: los sindicatos de enseñanza denuncian que los estudiantes pasan frío en clase porque no hay dinero ni para calefacción, y el colectivo médico previene de que tanto ajuste en la sanidad va a acabar perjudicando inexorablemente a los más débiles.
Para intentar arreglar el desaguisado, nuestro presidente ha tomado medidas de gran severidad, entre otras una subida generalizada de impuestos –Diego, donde dijo digo, dice ahora Diego– y el cierre de varias empresas públicas, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo.
Los médicos ya pueden respirar tranquilos: el céntimo sanitario que pagaremos al llenar el depósito va a obligar a los económicamente débiles a ir a los lugares caminando, con lo que tendrán una vida más saludable. En cuanto a los educadores –si bien serán menos y trabajarán más horas–, con treinta alumnos por clase, el calor humano traerá importantes ahorros en calefacción.
¡La imaginación al poder!

QUINTA DE ESPAÑA (11 de febrero de 2012)


Diario Montañés, 11 de febrero de 2012

Según un informe de opinión recogido por el análisis nacional de Mercociudad –que evalúa la reputación de las ciudades españolas de más de 100.000 habitantes–, Santander es la quinta ciudad más apreciada por su entorno universitario, sólo superada por Madrid, Barcelona, Bilbao y Zaragoza.
El resultado es muy positivo, más si se tiene en cuenta que en las dos estadísticas anteriores –2008 y 2009– no aparecía clasificada entre las diez primeras. No hay duda de que el trabajo se está haciendo bien desde los departamentos de comunicación del Ayuntamiento y de la Universidad santanderinos. Se ha desbancado a capitales de tanta tradición docente como Salamanca, Santiago de Compostela u Oviedo, sin haber realizado muchos cambios en lo concerniente a la creación de nuevos estudios o infraestructuras.
Aquí, según recoge la encuesta, tenemos una ventaja fundamental que han sabido apreciar los entrevistados: la nuestra es una ciudad ideal para estudiar, acogedora, con buen clima, y con la playa y la montaña cerca...
Es conveniente tener presente este dato, porque, entre las múltiples variables que se han tenido en cuenta, el entorno ha sido una de las más importantes. Ascendemos en el ranking gracias a una situación geográfica privilegiada y a esa tranquilidad proverbial que ofrecemos al visitante. Otra cosa bien distinta sería estar en el quinto puesto por la oferta y la calidad de los estudios que se imparten en nuestra Universidad.
La Universidad de Cantabria sigue adoleciendo en ese aspecto –hay carencias esenciales en muchos estudios, entre otros en los de Humanidades–, lo que obliga a gran número de estudiantes a trasladarse a centros foráneos, en una lamentable fuga de cerebros, casi siempre irrecuperables.
Los que se quedan aquí tampoco tienen el camino laboral despejado. En ese mismo estudio de Mercociudad, Santander no aparece colocada entre las diez mejores ciudades españolas para el trabajo o para los negocios.

MALOS HUMOS (9 de febrero de 2012)


Diario Montañés, 9 de febrero de 2012


Cuando Félix Garzo escribió la famosa letra de «Fumando espero» estaba lejos de imaginar que pasados unos años se iba a prohibir fumar en nuestro país en locales cerrados, de uso público.
A partir de la entrada en vigor de la ley, hace ahora poco más de un año, los no fumadores comenzamos a descubrir pequeños placeres, a costa, eso sí, de que los fumadores se olvidaran de aquel «placer genial y sensual» que Sara Montiel proclamaba a los cuatro vientos con un habano entre los dedos. No fue el menor de ellos comprobar que era posible comer, en los restaurantes, libres del «humo embriagador» con el que nos obsequiaban hasta entonces algunos comensales entre plato y plato.
Si bien la ley tuvo sus detractores, y originó más de un enfrentamiento inicial, el paso del tiempo la ha instalado en la cotidianidad. O eso creíamos, porque acabamos de conocer que algunos magistrados del Palacio de Justicia de Santander han seguido fumando, se supone que a escondidas, dentro de sus despachos –precisamente ellos, que son los encargados de velar por el cumplimiento de las ordenanzas.
Tras la denuncia de algún colega indignado, los inspectores encargados del caso han descubierto evidencias de que efectivamente se había cometido la irregularidad: una colilla en la basura de un despacho y el olor inconfundible del tabaco, en otro. El problema es que no se descubrió in fraganti al infractor, y lo difícil es ahora demostrar quién ha sido, pese a que todos lo sepan con certeza.
La Justicia camina con pasos seguros –hay quien piensa que con pies de plomo, de ahí su lentitud– y sólo puede actuar ante pruebas irrefutables.
Otra canción no menos famosa dice que «por el humo se sabe dónde está el fuego». Esperemos que este hecho aislado no sea el síntoma de que la Justicia está que arde.

LENGUAJE ECONÓMICO (1 de febrero de 2012)


Diario Montañés, 1 de febrero de 2012

Vivimos una época de duro liberalismo económico. En su nombre se cometen los mayores abusos y se desprecian avances sociales que se consiguieron antaño con sudor y sangre. Todo vale cuando se trata de obtener el mayor beneficio empresarial.
La historia de los últimos años es tozuda: las multinacionales no dudan en deslocalizar sus sedes en busca de mano de obra barata, y no les importa dejar tras de sí un desolado paisaje de paro en los países más desarrollados para generar puestos de trabajo, que rozan la esclavitud, en los más pobres. Las empresas españolas no han permanecido ajenas a ese fenómeno, y hace tiempo que alguna de ellas inició ese camino sin retorno. Telefónica –la compañía que incitó al español medio al juego azaroso de la bolsa en los años del desarrollismo– fue una de las más emblemáticas, y dio los primeros pasos trasladando su centro de atención de llamadas (call center lo nombran enfáticamente) a países lejanos. Al principio los usuarios protestamos, pero luego –el tiempo siempre juega en nuestra contra– nos hemos acostumbrado a responder a un robot antes de enfrentarnos a voces de acento extraño. Después, su ejemplo lo siguieron muchas más.
Ahora le ha tocado el turno a la alemana –cántabra de adopción– TEKA, y nuestros políticos, unidos esta vez sin fisuras, han salido en apoyo de sus trabajadores. Su actitud es encomiable, pero temo que van a conseguir muy poco. Las multinacionales no entienden otro lenguaje que el económico, y, salvo que desde Cantabria se ofrezcan condiciones muy ventajosas en ese campo, su decisión parece inamovible.
Por otra parte, tampoco alguno de nuestros gestores se presenta con las manos muy limpias: la destrucción de empleo en las empresas públicas dependientes del gobierno regional puede debilitar sus argumentos.
El que esté limpio de pecado...

UNA AUSENCIA INEXPLICABLE (26 de enero de 2012)


Diario Montañés, 26 de enero de 2012

Decía recientemente una noticia de este periódico que, con motivo del centenario de la muerte de Marcelino Menéndez Pelayo, «el Ayuntamiento de la capital cántabra, la Real Sociedad Menéndez Pelayo y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) organizarán a lo largo de este año 2012 numerosas actividades para conmemorar la efeméride».
Como conozco la profesionalidad de la firmante del mismo, no puedo poner en duda la veracidad de la información, y me quedo desconcertado ante la ausencia de la cuarta pata –en realidad, la primera– del banco cultural: la Consejería de Educación, Cultura y Deporte. Quiero suponer que se deberá a una cuestión de agenda. (Sé que otra institución ausente, la Biblioteca Menéndez Pelayo –con Rosa y Andrés al frente impulsando con entusiasmo–, está absorbida en la noticia dentro del Ayuntamiento).
Don Marcelino –que tanto dio a Cantabria– no se merece el olvido de su máxima institución cultural, por grandes que sean los recortes económicos que parecen tener paralizada su actividad. No conviene olvidar que los responsables políticos tienen la obligación de gestionar bien el dinero de nuestros impuestos, y darle la espalda a nuestro sabio sería, en el fondo, dársela a la inmensa mayoría de los cántabros.
Lo que sospecho es que desde la Consejería están preparando alguna sorpresa de última hora (como las alineaciones de Mourinho contra el Barça) y que saldrán pronto a la palestra con alguna actividad –siquiera teatral– para participar en el evento. Otra cosa sería muy difícil de explicar.
El propio don Marcelino dejó escrita una reflexión que debería estar grabada a fuego en la mente de nuestros responsables culturales: «Donde no se conserva piadosamente la herencia de lo pasado, pobre o rica, grande o pequeña, no esperemos que brote un pensamiento original ni una idea dominadora. Un pueblo nuevo puede improvisarlo todo menos la cultura intelectual».

CASTILLOS EN EL AIRE (18 de enero de 2012)


Diario Montañés, 18 de enero de 2012

Se nos anuncia en Santander otra «milla cultural», sin haberse vuelto a saber nada de la primera, ideada por Javier López Marcano, ¿recuerdan? Era la que conformaban la Biblioteca Menéndez Pelayo, junto con la Casa-Museo, el Jardín de los Poetas y el ampliado –en el futuro, decían– Museo de Bellas Artes.
Hoy, repito, se dibuja la segunda sobre el eje del Centro Botín, el edificio de Correos y el Banco de España.
Desde luego, vender cultura parece rentable. Nunca una actividad tan poco provechosa para los bolsillos de quienes la ejercen, resultó tan fructífera para quienes la pregonan. La cultura viste. Da prestigio. Y tiene la virtud, casi siempre, de ponernos a todos de acuerdo en su importancia. Otra cosa es llenarla de contenidos.
Criticamos con indignación los resultados de nuestra burbuja económica, que, basada en el ladrillo, dejó el suelo patrio colmado de urbanizaciones vacías y aeropuertos sin aviones. Pero no hay que olvidar que, en aras de «lo cultural», se han levantado, no sólo edificios encargados a prestigiosos arquitectos (el futuro los juzgará –a los arquitectos, digo–), sino auténticas «ciudades de artes y ciencias», vacías hoy de contenidos, de usuarios, y, lo que es peor, en suspensión de pagos.
Tomemos un mapa de la ciudad. Llenémoslo de triángulos, de cuadriláteros, de pentágonos, de decágonos... Unamos sus vértices por centros culturales y tracemos millas imaginarias. Casi todos estaremos de acuerdo en lo apropiado del proyecto, en lo pertinente del dibujo. Pero no caigamos en la fácil tentación de construir sólo edificios bellos o de remozar el interior de los que ya tenemos, agotando en ello la mayor parte de los presupuestos, suponiendo –ésa es otra– que existan.
Para muestra, un botón: hay bibliotecas que gastan más en un mes en la limpieza y en el mantenimiento del interior que en la reposición anual de libros.