miércoles, 28 de diciembre de 2016

POBREZA, MACHISMO Y CULTURA (28 de diciembre de 2016)


El Diario Montañés, 28 de diciembre de 2016

Las ciudades se llenan de luces que incitan al consumo, pero veinte mil familias cántabras tienen que recurrir al bono social que rebaja la factura eléctrica de sus hogares, «extremadamente vulnerables». La Asociación de Ciencias Ambientales considera pobres energéticos a quienes no pueden mantener la temperatura de su hogar por encima de 18 grados, y añade que estar por debajo es perjudicial para la salud. Quizá por eso, y como hogar viene etimológicamente de ‘focus’ (fuego o brasero), este invierno han perecido algunas personas utilizando el calor de los braseros, el único a su alcance. Cosas que pasan en nuestro país, tan de contrastes.
«España y yo somos así, señora», pudo decirle el empresario Manuel Muñoz Molina –que lleva mucha «m» encima– a Teresa Rodríguez cuando se abalanzó sobre ella y simuló darle un beso en la boca. Una acción típica de cierto machismo «hispano-manoloescobarense» –«por un beso que le di en el puerto a una dama que no conocía...»–, que con los efluvios de la bebida y la superioridad del mando suele darse a los piropos, las blasfemias o las agresiones.
Otra de nuestras peculiaridades patrias es cómo entendemos la cultura. El casi inexistente ministerio de la cosa ha concedido la medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes a ‘El Juli’, elevando la tauromaquia a tal categoría. Y, como últimamente ser cocinero tiene más rango que ser fraile, le ha dado otra a Pedro Subijana. Ambas condecoraciones reflejan la realidad de aquella España de antaño –cuando todos querían ser toreros o futbolistas– y de esta de hogaño –en la que quieren ser futbolistas o cocineros–. Los jóvenes mejor preparados, mientras tanto, tienen que emigrar para, según Alfonso Dastis, el ministro de Asuntos Exteriores, dar salida a sus inquietudes, a su amplitud de miras y porque «irse fuera enriquece, abre la mente y fortalece habilidades sociales».
Dicen los podemitas que de ninguna de estas tres cosas –pobreza, machismo y cultura– trató en profundidad el discurso del rey, y que también él –joven y preparado– podía irse.
No respetan a nadie. ¡Cómo son! 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

LA CALLE Y LOS SUEÑOS (21 de diciembre de 2016)


El Diario Montañés, 21 de diciembre de 2016

Hoy, miércoles 21, Carmina, la maestra jubilada del anuncio de la lotería, se ha echado a la calle creyendo que su décimo estaba premiado. Como la ficción tiene la capacidad de romper el tiempo, sabemos hace más de un mes que su número coincide con el del año pasado y no con el del sorteo de mañana (o quizá sí, ya se verá, que los publicistas suelen guardar un as en la manga para las segundas partes). En cualquier caso, todos le han seguido la corriente para mantener vivo su sueño.
También los sindicatos están saliendo a la calle en estas fechas tan señaladas, aunque sus marchas no tienen el apoyo unánime que ha tenido la salida de Carmina. A Comisiones y UGT los han acompañado representantes políticos del PSOE y Unidos Podemos, pero los del PP no han querido entrar en el juego, algo lógico estando en el poder. Además, Javier Maroto ha dicho que esa postura sindical de echarse a la calle es más propia de los años ochenta del pasado siglo que de estos tiempos, y pretende romper el sueño sindical de un plumazo apelando a las directrices que marca Bruselas en materia económica.
Acaso en estos días también esté soñando Ignacio Diego con la posibilidad de que Revilla cumpla su amenaza y deje el gobierno si no se aprueban los presupuestos regionales –que es otra forma de irse a la calle–. Pero la amenaza me parece a mí más bien un órdago de jugador experto, con lo que es probable que el sueño de Diego tenga que esperar unos años más.
Bien para festejar algo, para reivindicarlo o para amenazar con irse a ella, la calle tiene muchísimo atractivo. El joven que conducía un BMW a 140 kilómetros por hora por General Dávila, creía, como Fraga, que era suya. La policía intentó despertarlo sin éxito, y tuvo que ser un bolardo el que finalmente nos librara de su pesadilla de alcohol y drogas.
Si mañana me toca la lotería, me echaré a la calle. Y no quiero que nadie perturbe mis sueños. Ni los bolardos.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

MÁS RUIDO QUE NUECES (14 de diciembre de 2016)


El Diario Montañés, 14 de diciembre de 2016


Nos estamos frotando las manos porque dicen que esta Navidad va a permitir «dejar en el olvido la crisis». Se anuncia a bombo y platillo que será la mejor campaña de la historia y generará en España 340.000 empleos –no importa su calidad porque para la macroeconomía, como para el convento, todo vale–. La noticia le ha llevado a manifestar al director de grandes cuentas de una empresa, de cuyos nombres –del director y de la empresa– prefiero no acordarme, que «la gente está hasta las narices de la crisis y se ha tirado a consumir». Suelo ser respetuoso con quienes critico, pero en este caso, como no desvelo la identidad del individuo, me apetece hacer un «perezreverte» y decir que es un gilipollas integral. Uno de esos que intentan convencernos desde su atalaya privilegiada de que las cosas van bien.
En Cantabria el empleo de la construcción ha caído desde 2008 un 57% y el de la industria un 27%, y se han quedado sin trabajo en ambos sectores 31.500 personas, muchas de las cuales no cobran ya ninguna prestación. Pero según ese gestor de grandes cuentas, a quien no le interesan las pequeñas miserias, todos han debido de hartarse al tiempo de esta crisis y se han lanzado al consumo loco, porque ya está bien de vivir con estrecheces, que vivir al día es lo mejor.
Viviendo al día no debe preocuparnos que, como denuncia el catedrático Ignacio Zubiri, «el sistema actual vaya a mandar a la pobreza a la mayoría de los futuros pensionistas». Ya lo tenemos asumido. Hemos pasado por el redil –inocentes corderillos– aceptando con docilidad que las cosas son como son y no se pueden cambiar. Ésa es la gran trampa de la crisis económica: que admitamos sin rechistar el cambio radical de los valores.
Voy a comprar petardos. Tengo un catálogo que dice que están al alcance de todos, aunque, para cumplir la ley, los menores deben ir acompañados (como si fueras con tu hijo a adquirir bebidas alcohólicas para el botellón). Todo sea por unas fiestas con más ruido que nueces.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

EL PARAÍSO PUEDE ESPERAR (7 de diciembre de 2016)


El Diario Montañés, 7 de diciembre de 2016

De mis amigos de Castro Urdiales ya he hablado aquí más de una vez. Próximos a la sesentena, nuestras conversaciones giran últimamente en torno a la jubilación. Es lógico, el asunto nos preocupa porque en España la hucha se está vaciando y los números no cuadran. Como medida preventiva se ha decidido retrasar la edad de jubilación hasta los sesenta y siete años, pero como somos un país de contrastes, estamos viendo que los bancos 
–a los que rescatamos de una crisis que algunos de ellos contribuyeron a generar– prejubilan a sus empleados en plena edad productiva, apenas cumplidos los cincuenta y cinco. Bien es cierto que nos dicen que estemos tranquilos, que hasta la edad de la jubilación legal ellos correrán con todos los gastos y que la medida no le supondrá quebranto alguno a la hucha de las pensiones. Y hasta es posible que sea cierto, aunque tengo la sospecha de que de una u otra forma ya estamos siendo los paganos de la maniobra con las comisiones abusivas que nos cobran por todo.
Escribo estas reflexiones desde una de esas oficinas bancarias sin apenas personal, ejemplo piloto de cómo serán todas en un futuro próximo. Es aséptica pero, de no ser por su frialdad humana, diría que hasta resulta confortable. Aguardo sentado, junto con seis personas más, el turno de mi autoservicio con un número en la mano. Frente a nosotros, desde una pantalla de plasma, una joven con sonrisa de serie y traje corporativo de la entidad ofrece servicios bancarios irresistibles. Sobre todos ellos destaca un plan de jubilación que muestra escenas felices de parejas de jubilados 
–muy jóvenes, ex empleados bancarios sin duda– paseando por playas paradisiacas. «Parece un anuncio de viagra», dice, socarrón, mi vecino de asiento. Para recibir información hay que llamar a un teléfono que aparece en la pantalla. No tengo tiempo de anotarlo porque en ese preciso instante sale mi número de orden y corro el riesgo de perder el turno y volver a la espera. Me levanto. Que esperen el paraíso, o la viagra. Yo, no. Ya he esperado bastante.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

SI LAS MUJERES MANDASEN (30 de noviembre de 2016)


El Diario Montañés, 30 de noviembre de 2016

Desde que Gema Igual es alcaldesa de Santander, nada parece lo mismo. Una cartera ministerial alejó de nuestro particular corral político a Iñigo de la Serna, y ahora, con ella en la alcaldía, el presidente Revilla se encuentra más dispuesto al diálogo. Puede que sea porque está acostumbrado a tratar con mujeres –primero con Lola y luego con Rosa Eva– las diferencias que surgen entre los socios del gobierno cada vez que toca repartir dinero a las consejerías. Lo cierto es que en su encuentro con Gema todo han sido facilidades, y le ha llegado a decir que lo de los espigones de la Magdalena es para hablarlo con tranquilidad y que el gobierno paralizará el recurso de la Audiencia Nacional. Bienvenida sea esta nueva etapa de entendimiento. Y que dure, porque con Íñigo comenzó un idilio que se rompió demasiado pronto, aunque es probable que, por el bien de algunos proyectos que son crónicos en nuestra región, lo reverdezcan en su próxima cita del 3 de diciembre.
«Si las mujeres mandasen, en vez de mandar los hombres, serían balsas de aceite los pueblos y las naciones», cantan en la zarzuela ‘Gigantes y cabezudos’, acaso porque cuando se escribió no habían nacido Margaret Thatcher ni Esperanza Aguirre. Chanzas aparte, lo cierto es que el presidente parece entenderse mejor en la oposición con las féminas que con sus adversarios varones. Algo que debería tener en cuenta para dejarles paso en su propio partido, que, si bien ha superado tiempos de candidaturas vergonzosas –como la que formó ‘El Macho’ en Selaya, encabezada por él y compuesta sólo por mujeres para hacer una bufonada de muy mal gusto–, todavía camina por territorios marcadamente masculinos.
El día en que haya una mujer en la terna de candidatos para sustituir a Revilla, el PRC alcanzará la mayoría de edad. Y, si como parece, ese futuro se aleja porque el PP presenta a Íñigo de cabeza de lista en las elecciones autonómicas y él se ve obligado a seguir, tienen tiempo suficiente para ir promocionando sin apremios alguna figura femenina. Que haberlas, haylas.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

FALSOS EDITORES (23 de noviembre de 2016)


El Diario Montañés, 23 de noviembre de 2016

El diseño gráfico es una de esas artes que necesita explicarse a sí misma. En cada proyecto los diseñadores toman decisiones artísticas que luego fundamentan con profusión de datos. No seré yo quien desprecie tales reflexiones ni dude de su pertinencia; es más, las considero necesarias porque descubren paso a paso las intenciones del creador. Gracias a tales aclaraciones he sabido que la línea azul del logotipo que ha ganado el concurso que puso en marcha el gobierno regional para actualizar su imagen corporativa representa al mar Cantábrico, porque, llevado por mi rémora cultural, pensé que podía tratarse del río Guadalquivir, por cuyas aguas navegó el almirante Bonifaz para liberar Sevilla.
Por cierto, el concurso ha dado mucho que hablar en nuestro ámbito provinciano. Tengo que conceder la razón a quienes decían que estaba mal pagado y que abriéndose a todos los públicos despreciaba la labor profesional de los diseñadores (quienes, dicho sea de paso, también suelen caminar por la senda del intrusismo cuando, yendo más allá de su oficio, se atreven a publicar libros porque identifican saber maquetar con saber editar, y no tienen pudor en menospreciar cuantas reglas ortográficas u ortotipográficas ponen obstáculos a su sacrosanto diseño). Pero debo protestar ante quienes durante el controvertido concurso descalificaron profesionalmente a José Ramón Sánchez como miembro del jurado «por no ser un diseñador». La ignorancia es madre del atrevimiento, y quienes lo hicieron desconocían que, antes de que algunos de ellos hubieran nacido, Sánchez había realizado ya centenares de carteles, contribuyendo, incluso, a un cambio de gobierno en España con una campaña publicitaria ejemplar, desde el dibujo manual, que es el germen natural de cualquier diseño.
De todos modos, y aunque nuestro artista se retiró del jurado «por razones personales», alguien no debió de perdonárselo y, oculto en el anonimato, el pasado viernes publicó en la Wikipedia que José Ramón había fallecido el 15 de noviembre de 2016. Y así estuvo veinticuatro horas, hasta que corregimos «la información vandálica». Muerto por la maldad de algún mediocre cobarde que durante unos minutos se erigió –cosa bastante común– en editor de falsedades.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

SABIOS CONSUELOS (16 de noviembre de 2016)


El Diario Montañés, 16 de noviembre de 2016

Acabamos de añadirle una muesca negativa a nuestra estadística económica: el salario bruto de los cántabros se ha situado por primera vez debajo de la media nacional. Y no vale decir que ganamos poco por nuestra escasa cualificación profesional; la dura realidad es que con el modelo productivo que padecemos, la única salida laboral que podemos ofrecerle a los jóvenes más preparados es la puerta al extranjero.
Hemos conocido por este periódico dos noticias que demuestran que estar preparados les sirve de poco: la primera recogía que nuestros arqueólogos están realizando excavaciones en yacimientos de otros países y cuando regresan a Cantabria –tierra, por cierto, de gran riqueza arqueológica– en el mejor de los casos los colocamos una temporada de guías turísticos. La segunda, que los médicos que trabajan en nuestra región ocupan casi el 50% de las plazas hospitalarias interinamente. Y eso que son gentes muy profesionales, pues pese a su precaria situación laboral han contribuido a que tres departamentos del hospital de Valdecilla –Digestivo, Cardiología e Infecciosas– ganen un prestigioso premio a la excelencia. (La semana pasada les hablaba en este mismo rincón de lo importante que era leer entre líneas. Ésta les pido que lo apliquen a las declaraciones de la doctora Carmen Fariñas, responsable del departamento de Infecciosas, cuando agradece la distinción que le han concedido a su equipo: cinco facultativos, tres enfermeras, una auxiliar y una administrativa, «sin olvidar –añade– a los cuarenta residentes que pasan cada año por la Unidad». Buena proporción entre eventuales y fijos: el 80%).
Todo está cogido con hilvanes, a punto de reventar por las costuras. Estamos cerrando el paso a los jóvenes porque la política de recortes aconseja amortizar los puestos de trabajo de los que se jubilan. Y así es posible que podamos aguantar unos años más por inercia, como resisten los enfermos terminales, pero las probabilidades de salvación son nulas. Quizá por ello nos hemos puesto en manos de los sabios consejos de José Mujica, quien como los buenos médicos, cuando saben que la cosa no tiene cura, al menos consuelan.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

LEER ENTRE LÍNEAS (9 de noviembre de 2016)


El Diario Montañés, 9 de noviembre de 2016

No tengo el libro a mano y soy demasiado perezoso como para levantarme a buscarlo en el desorden de la doble fila de los estantes de mi biblioteca, pero puedo asegurar que se trataba de ‘Archipiélago Gulag’, una obra muy célebre y perseguida en los años setenta del pasado siglo xx. Recuerdo la escena: un periódico ruso recogía la noticia de que un grupo de presos políticos habían encontrado en las llanuras siberianas un mamut tan bien conservado que, tras desenterrarlo, «comieron su carne con fruición». En ese momento de la lectura, cuando mi mente estaba centrada en el excepcional hallazgo de un animal que había desaparecido diez mil años antes, Aleksandr Solzhenitsyn, su autor, me pedía, como lector, que recapacitara sobre el hecho de que lo hubieran comido «con fruición». Ahí, según él, estaba la clave. Era tal el hambre que padecían los presos del régimen estalinista en los campos de concentración que no pudieron resistir el impulso de zamparse a aquel prodigio prehistórico. El Nobel ruso me estaba enseñando a leer entre líneas.
Esto lo traigo a cuento porque con la formación del nuevo gobierno de Rajoy se han producido dos circunstancias que necesitan un análisis pausado para sacar conclusiones. La primera, que seguimos sin un ministerio específico de Cultura. La segunda, que en la toma de posesión de Íñigo de la Serna como ministro de Fomento –felicidades, Íñigo, y mucha suerte, aunque con tu marcha Ansola, Olga Agüero y yo nos quedamos un poco huérfanos– estuvieron presentes, y cito textualmente, «representantes de las mayores constructoras nacionales, como el presidente de ACS, Florentino Pérez, el de Sacyr, Manuel Manrique, la presidenta de FCC, Esther Alcocer Koplowitz, y el vicepresidente de Acciona, Juan Ignacio Entrecanales».
¿Significa lo primero que el gobierno de Rajoy le sigue dando la espalda a la cultura porque le interesa más bien poco? ¿Quiere decir lo segundo que las grandes constructoras acechan, como las moscas a la miel, al nuevo responsable de la obra pública?
Resulta tan obvio que no parece necesario tener que leer entre líneas.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

CENIZAS (2 de noviembre de 2016)


El Diario Montañés, 2 de noviembre de 2016

La Iglesia católica cree que la cremación del cadáver «no toca el alma y no impide a la omnipotencia divina resucitar el cuerpo», pero al tratarse de un proceso antinatural lo considera forzado y violento. Además, acaba de prohibir esparcir las cenizas de los difuntos y mantenerlas custodiadas en el domicilio.
Mientras tanto, litros de sangre, metros cuadrados de pellejos de santos prepucios, kilómetros de huesos y miles de piezas corporales desmembradas rezuman santidad en el particular parque temático de algunos templos católicos del mundo. Son fragmentos humanos que permanecen incorruptos en la esperanza de unirse entre sí al final de los tiempos para resucitar con Cristo (‘Ad resurgendum cum Christo’).
Es posible, aunque no se hayan atrevido a decirlo, que los cerebros grises de Roma sospechen que quienes han padecido la incineración lo van a tener más difícil ese día de gloria, porque las cenizas, según ellos, no deben ser el capítulo final de la existencia humana: el destino último es entregarnos a la tierra de la que provenimos. Nuestros cuerpos de barro –creados según la mitología bíblica con polvo y saliva divina– deben volver al polvo originario en lenta pudrición, sin acelerar el ritmo con procedimientos antinaturales que los «destruyen brutalmente», los convierten en cenizas y harán muy difícil su reencarnación cuando suenen las trompetas del juicio final.
Son ocurrencias de una institución rancia e inmovilista que permanece anclada en dogmas medievales. Nada les importa llenar de desasosiego a los católicos que han optado por la cremación de sus familiares muertos y que estos días honran sus memorias con el mismo respeto y recogimiento con que lo están haciendo los que llenan de flores los cementerios.
Me declaro enemigo de los dogmas. Pero sospecho que por más vueltas que le demos a la cuestión –enterrados o incinerados, en polvo o en ceniza– todos acabaremos igual. Como Luis de Góngora, en ese estremecedor endecasílabo que da remate a un genial soneto, presiento que al final de los tiempos nos convertiremos «en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada».

miércoles, 26 de octubre de 2016

PRESIONES A LAS PENSIONES (26 de octubre de 2016)


El Diario Montañés, 26 de octubre de 2016

Niño-Becerra vaticinaba esta semana un futuro negro que nos traerá, más pronto que tarde, la imparable automatización, el crecimiento del paro, la desaparición de la clase media y la insostenibilidad de las pensiones. Algo que me refuerza en la opinión de que, además de tener más lejos el final de nuestra vida laboral, cuando lo alcancemos apenas nos van a quedar unas migajas para el reparto.
Nos hemos metido en un laberinto del que sólo saldremos si el trabajo alcanza cotas importantes y se dignifica lo suficiente como para que los trabajadores tengan seguridad en su puesto y puedan vivir de su sueldo. Pero con la situación actual resulta imposible: cerca del 40% de los contratos que se han firmado en Cantabria en lo que va de año no llegan a durar una semana. De su calidad y remuneración es mejor no hablar.
Lo preocupante es que el propio economista decía que la reparación del edificio de las pensiones es casi una quimera porque presenta daños estructurales. Tiene cimientos inestables, goteras en el tejado y grietas en las fachadas. Además, según él, los políticos tienen muy poca capacidad de maniobra ante los poderes que manejan la economía, y se limitarán a emplastecer las grietas y pintar las paredes interiores, unas veces de rojo y otras de azul, que el color poco importa.
El miedo está dando paso a la ley del sálvese quien pueda. Y al olor del peligro han empezado a sobrevolar como buitres los planes privados de pensiones. Una solución que –dejando a un lado la falta de garantías de los fondos de inversión– tampoco parece que vaya a ser la panacea, porque solamente resolverá el problema de los pocos que pueden permitirse el lujo de ahorrar. A lo mejor, ahora que la abstención de los unos va a permitir el gobierno de los otros, todos los actores políticos se deciden a tomar las riendas de la situación y alcanzan un papel protagonista en el sainete.

Si además se convierten en estrellas antes de que nos estrellemos, sería la leche.

miércoles, 19 de octubre de 2016

PREMIOS ¿LITERARIOS? (19 de octubre de 2016)



El Diario Montañés, 19 de octubre de 2016 

Uno de cada cinco cántabros está en riesgo de pobreza o exclusión social, un eufemismo que expresa de forma edulcorada que la sociedad ya no cuenta con ellos como individuos útiles. Con estas cifras es lógico que la cultura, en general, y el libro, en particular, agonicen: es complicado alimentar el espíritu cuando apenas se pueden satisfacer las necesidades básicas del cuerpo.
Acaso para facilitar el acercamiento de todos a las letras, pero dando definitivamente la espalda a la literatura, la academia sueca ha concedido el Nobel a Bob Dylan, sabedora de que el acceso gratuito a la música es casi universal. Sólo así puede entenderse una decisión tan descabellada, a la que, por cierto, se han sumado múltiples voces que han elevado al cantautor estadounidense a la categoría de gran poeta, comparándolo, incluso, con Homero (no es mala la comparación si se tiene en cuenta que hay serias dudas sobre la existencia del griego, con lo que Dylan puede estar siendo equiparado a un espejismo). En cualquier caso, la decisión de los suecos da un golpe al libro que puede ser definitivo.
Por su parte la editorial Planeta, que vive en un mundo distinto al que yo conozco –como si estuviera en otro planeta–, derrochaba optimismo esta semana «ante la evidente recuperación del mercado del libro». Pero, por si las moscas, ha concedido su famoso premio a una autora de la casa que ya ha vendido un millón de «copias» con otras novelas –es sintomático, la noticia dice «copias», como si de música o cine se tratase– y cuya obra ganadora tendrá su película y su serie de televisión correspondientes, patrocinadas por el mismo grupo empresarial. Una buena fórmula para que las librerías sobrevivan unos meses más con las compras por impulso.
Estamos de enhorabuena. En breve todas las economías podrán acercarse al premio Nobel de Literatura y al premio Planeta sin necesidad de leer, valiéndose de la música, el cine o las series. Pero, ¿qué pasará mientras tanto con el libro y la lectura? La respuesta está en el viento. 

miércoles, 12 de octubre de 2016

EL YATE (12 de octubre de 2016)


El Diario Montañés, 12 de octubre de 2016

Casi al mismo tiempo que el presidente Revilla vendía por los platós televisivos que ser feliz no es caro, atracaba en Santander el yate de un magnate ruso que tiene valorados los pomos de las puertas de sus baños en 40.000 dólares. Melinchenko –así se llama el ciudadano en cuestión– es un marxista convencido, de los que, como Groucho Marx, cree que en la vida hay cosas más importantes que el dinero pero son muy caras y, como no quiere ser un pobre de los que sólo tienen dinero, atesora su fortuna para poder comprarlas.
Su atraque, por contraste, pone de manifiesto el casi atraco que se comete con uno de cada tres trabajadores cántabros, que cobran menos de 655 euros al mes. Es el triste sino de la desigualdad de estos tiempos en los que nosotros nos hemos llevado la peor parte en el reparto. Por eso es lógico que el presidente regional predique por doquier que la felicidad también está en las cosas pequeñas: si bien se mira, son las únicas a las que podemos aspirar.
Estamos tan necesitados, que a los numerosos bancos de alimentos que teníamos se van a sumar ahora los bancos de libros. La consejería de Educación aportará 1,6 millones de euros a los centros educativos como primer paso hacia la gratuidad total, que se prevé en un plazo de dos años. Lástima que una medida tan popular se pueda llevar por delante a las librerías, que van a ver como el eje de su negocio –hoy en día es casi imposible sobrevivir sin vender libros de texto y material escolar– se traslada a los colegios para, quizá, nunca más volver. Por desgracia, nuestra economía es tan precaria como esas mantas de los pobres que, de tan cortas, cuando tapan la cabeza dejan al aire los pies.
En eso también nos lleva ventaja el ruso. Según cuentan, la suite matrimonial tiene una cama que puede girar 360 grados y, con tales características, las mantas tienen que estar preparadas por fuerza a prueba de tirones.

miércoles, 5 de octubre de 2016

LOS SANTOS INOCENTES (5 de octubre de 2016)


El Diario Montañés. 5 de octubre de 2016

Hace treinta y cinco años veía la luz ‘Los santos inocentes’, la novela de Miguel Delibes. Tres años después Mario Camus la convirtió en una gran película. Más de dos millones de espectadores se emocionaron –toda obra de arte debe emocionar– con las desventuras de Paco ‘el Bajo’ y su familia. «Desconozco las razones del triunfo de una historia tan triste y de unos personajes tan desvalidos; supongo que entonces las circunstancias sociales eran favorables», suele reflexionar Camus, dando a entender que actualmente el éxito resultaría más complicado.
El intento golpista del 23 de febrero nos acababa de enfrentar con los demonios del pasado. Su fracaso propició el cambio político que necesitaba nuestra balbuceante democracia. Cuando la película se estrenó, los socialistas acababan de llegar al gobierno: eran jóvenes utópicos que deseaban enterrar tiempos pretéritos de injusticia social y persecución ideológica. Luchaban contra las desigualdades que se denunciaban en el filme y querían cambiar España hasta que no la reconociera «ni la madre que la parió». Aquella sociedad ilusionada los apoyó con su voto durante cuatro legislaturas.
Ahora todo ha cambiado. Sospecho que los lodos del actual frenazo ideológico vienen de aquellos polvos del «poder omnímodo». Felipe González, ensoberbecido con los años, le ha tomado el gusto a los yates y a los consejos de administración y ha apoyado el derribo de Pedro Sánchez, acaso para mantener sus prebendas, no fuera que se las llevasen por delante un pacto con Podemos. El mismo frenazo que le han dado los gobernantes a nuestra sociedad con el discurso malayo de la crisis y el posibilismo, hasta hacerla tan dócil como los personajes de la novela. Entre todos han conseguido que la historia de la película –«a mandar, para eso estamos»– nos parezca arqueología que nada tiene que ver con la situación actual. Ha triunfado la venda: aun siéndolo, ya no nos creemos inocentes.
(Aprovechando que el Pisuerga pasa por la ciudad de Delibes, me sumo a la petición de Luis Alberto Salcines para que la Filmoteca de Cantabria lleve el nombre de Mario Camus. Sería como ponerle una perla al anillo cultural).

miércoles, 28 de septiembre de 2016

MUCHA CHULERÍA ES ESA (28 de septiembre de 2016)


El Diario Montañés, 28 de septiembre de 2016

Sólo por un impulso caprichoso una ciudad no puede alcanzar la capitalidad mundial del libro. Santander se había postulado para ello, pero nuestra «pequeña Atenas» ha visto como a las primeras de cambio el viento del otoño le ha arrancado las hojas al frágil librillo de su candidatura, soplándolas hacia la otra Atenas, la grande, la de verdad, y nos ha puesto en el lugar que nos corresponde. La decisión ha sido de justicia poética. Ser capital mundial del libro supone, entre otras cosas –está recogido en las bases que se deben cumplir para optar a ello–, tener unos programas de calidad que promuevan la difusión del libro, que fomenten la lectura y la industria editorial, y que impulsen la colaboración entre los principales actores del sector: autores, editores, libreros y bibliotecarios. Una simple reflexión sobre el estado de tales cuestiones en Santander –y en Cantabria– debería habernos hecho poner los pies en el suelo y retirar nuestra aspiración, aunque todas las aspiraciones sean legítimas. ¿Nos hemos preguntado cómo están las bibliotecas santanderinas, cuánto tiempo hace que no renuevan sus fondos, qué planes lectores tenemos establecidos con los colegios de la ciudad, qué relación institucional existe con las librerías y con los editores? ¿Nos hemos preguntado, en fin, cómo tratamos al libro y su entorno?
Algunos nos enteramos de la candidatura por la prensa, pero, pese a ello, decidimos prestar nuestro apoyo total cuando nos lo reclamaran. Pero nadie nos lo reclamó, y eso que personalmente, entre otros cargos de los que no tienen ningún provecho económico, presido el gremio de editores de Cantabria. Y digo yo que algo podíamos haber pintado los editores en todo este tinglado.
Empeñados en construir anillos culturales que nunca acaban de tomar forma definitiva y se estiran hasta la elíptica, en ocasiones descuidamos lo obvio. Por eso, cuando me enteré de la noticia, vino a mi cabeza una frase que rematé –cosa de tantas lecturas– con unas palabras del ‘Pascual Duarte’: ¿Con tales méritos queréis convertiros en la capital mundial del libro? «Mucha chulería es esa».

miércoles, 21 de septiembre de 2016

SANTA RITA (21 de septiembre de 2016)


El Diario Montañés, 21 de septiembre de 2016

Lo que se da no se quita, ha debido de pensar la Barberá apelando a santa Rita, porque ella, como el ministro del interior en funciones, tiene en un altar a los santos y les concede más autoridad que al propio Rajoy. Por eso no ha dimitido como senadora y se queda en el grupo mixto. Aferrada a su escaño, el que tienen reservado en la Cámara Alta los políticos importantes cuando pierden en las urnas –«si te dicen que caí, me fui al puesto que tengo allí»–, Rita puede llegar a cobrar en su nueva situación 7.000 euros mensuales, aunque su verdadero objetivo sea mantener la inmunidad parlamentaria.
Uno de los pocos que han salido en su defensa ha sido Ibarra, el extremeño del PSOE –antaño rojo, hogaño bastante deslucido–, que añora los modos de hacer política en los tiempos felices en los que no había brotado la cólera podemita que tanta urticaria produce ahora.
No fue Podemos, sino la Falange Española –«con la camisa nueva»– y el PP –«impasible el ademán»– quienes denunciaron en su día a Puerto Gallego, socialista de talante diferente al de los barones de su partido, esos que han conocido las mieles del poder y no quieren perder su silla en los consejos de administración de las grandes empresas. Puerto ha renunciado a su escaño en el Congreso de los Diputados, dejando claro que su caso y el de Rita son diferentes, en origen, fondo y formas. Su dimisión marca las distancias con la valenciana del ‘caloret’, que, según parece, atesora cinismo e información peligrosa a partes iguales. Por eso en las alturas de su partido se impone la ley del silencio, la del no nos vamos a hacer daño y la del aguanta, Luis, sé fuerte.
Esta situación deberían revertirla los militantes de base, los que permanecen limpios y todavía entienden la política como un servicio a los demás. Porque los españoles, que tenemos un sentido de la responsabilidad similar al de los barones del PSOE, es posible que, pese a todo, votemos más que nunca al PP. Al tiempo. 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

NUDOS (14 de septiembre de 2016)


El Diario Montañés, 14 de septiembre de 2016

Hoy tengo nudos en el entendimiento, telarañas que todo lo enredan, como si las neuronas fueran zarzas que enmarañan mis ideas. Ni siquiera me he recuperado tras la ausencia de la pasada semana, en la que dejé huérfano este rincón de incertidumbres y pensé en la retirada. Dicen que con los años se pierde testosterona, y con ella el buen humor, bastantes potencias físicas y muchas conexiones cerebrales. Y se enseñorea la tristeza en el alma. Aunque en mi caso puede deberse a una carga excesiva de trabajo.
Lo cierto es que en el tramo vital de los cuarenta a los cincuenta y nueve años –una etapa en la que se va dejando atrás la senda de la plenitud y se otea otra bien distinta– se suicida más gente que en ningún otro. Acabamos de saber que en Cantabria se producen dos intentos de suicidio al día y que cada diez días se consuma uno, es decir, que para fracaso social tienen éxito el 5% de las tentativas. Y lo hemos conocido en forma de fría estadística, porque se guarda silencio informativo por respeto a cada drama particular.
De lo que estamos bien informados es de cómo será Santander en el año 2100, algo tan poco probable como irreal, aunque siempre hay alguien a quien le hace ilusión ver en tres dimensiones imágenes utópicas en las que la ciudad queda muy bien –«el que paga exige», y no vamos a pagar para que nos diseñen distopías–. Por eso Iñigo ha transitado por el túnel del tiempo pisando fuerte, sin despeinarse, con la certeza de encontrar en el lado del futuro la representación de una urbe ejemplar. Lástima que el camino de regreso a 2016 le haya reflejado la realidad de una ciudadanía envejecida, que agradece, sí, las escaleras mecánicas porque hacen menos pindia la fatiga, pero que permanece indiferente ante la tecnología de la ‘smart city’ y a un porvenir que no será el suyo. Tienen la certeza de que en 2100 todos calvos, Íñigo incluido. Aunque en su caso no lo podamos imaginar ni en realidad virtual.

miércoles, 31 de agosto de 2016

LIGA SANTANDER (30 de agosto de 2016)


El Diario Montañés, 30 de agosto de 2016

Esta semana he hablado con Marcelino, un tío adoptado que tengo en Bruselas. Cántabro de nacimiento, está suscrito a la edición digital de este periódico, desde donde sigue la actualidad regional. En más de una ocasión me ha sugerido temas para tratar en mi rincón de incertidumbres. Así sucedió el día que refiero. En un momento de la conversación me preguntó que cómo era posible que Santander patrocinara la liga de fútbol, estando el Racing en Segunda B. «No –le dije–, no es Santander, es el Banco Santander, que ha tomado el testigo del BBVA». «Sabes que lo sé. Pero, ¿nadie ha alertado sobre la confusión que puede producirse si se identifica el nombre del banco con el de la ciudad?». «Qué va –le contesté–. Se considera una buena promoción». «¿Y nadie ha advertido que según qué fines patrocine puede resultar arriesgado?». «No sé a dónde pretendes llegar». «Es muy sencillo: los poco informados pueden pensar que la ‘Liga Santander’ la patrocina la ciudad de Santander. Y a lo mejor no es malo que la identifiquen con el fútbol. Pero, imagina que financien eventos controvertidos. Entonces, ¿qué haríamos?». «No lo sé. No hay que poner el parche antes de que salga la herida». «Pues, si quieres herida, escribe en tu buscador ‘Valores Santander’, y obtendrás resultados que hablan de engaños bancarios y demandas colectivas. Lo que pretendo es que entiendas que desde el instante en que se prescinde del sustantivo ‘banco’, la confusión es posible. Se usurpa el nombre de la ciudad en sentido literal, que no es sino apoderarse de un derecho que legítimamente pertenece a otro. Además, ¿no sería arrogante, y hasta resultaría inadmisible, que la liga se llamara, por ejemplo, ‘Liga Barcelona’?». «¿Y quieres que escriba sobre todo esto en poco más de trescientas palabras? Me parece complicado». «Los artículos de prensa deben generar controversia. Tú, sintetiza. Y que la gente reflexione. Y aclara que el tema te lo he propuesto yo, para que tu amigo Menéndez Llamazares no te considere uno de los de ‘la cáscara amarga’».   

miércoles, 24 de agosto de 2016

BEITIA Y ABASCAL (24 de agosto de 2016)


El Diario Montañés, 24 de agosto de 2016 

Se despidieron los Juegos Olímpicos hasta dentro de cuatro años y acaso se haya despedido también de los Juegos Ruth Beitia, nuestra atleta de oro. Llega el tiempo de los homenajes y, aunque resultará difícil por su condición política, deberíamos tener especial cuidado en separarlos de atisbos partidistas. Cristina Cifuentes ha sido la primera que no ha tenido tal prevención, manifestando, tras el triunfo de la cántabra, que «el PP es el partido del sacrificio, de la lucha, del trabajo, y esos son los valores del atletismo». Al instante algunos han comenzado a mofarse desde las redes sociales, improvisando deportes que atribuyen a su partido: «la corrupción sincronizada», «el lanzamiento de discos duros», «los relevos de tesoreros»...
Esta medalla de oro le pertenece a la Beitia deportista, y es a ella es a quien tenemos que agasajar. Por eso debe ser recibida como se merece por nuestro presidente –que en su día la llamó «saltadora» fuera del contexto deportivo–. Ruth, a su vez, debe aceptar de buen grado la invitación, pese a sus desencuentros políticos. Será entonces, en ese foro, cuando Revilla podrá decir con propiedad que está ante la mejor «saltadora» española de la historia.
Como Ramón Torralbo ha sabido modelar su cuerpo y su mente durante veintiséis años para llevarla al salto de oro en la madurez, sus mentores políticos deben conducirla estos días por la senda deportiva, dejando al margen otras retorcidas ramificaciones. Y entre todos deberían procurar que el apoyo actual no se quede sólo en ponerle su nombre a un complejo deportivo.
Han pasado treinta y dos años desde que José Manuel Abascal ganara el bronce en Los Ángeles en la prueba reina del medio fondo. Cuando regresó a Cantabria también fue aclamado. Ahora, hace apenas nueve meses, con cincuenta y ocho años de edad, se ha visto obligado a emigrar a Calafell para impartir allí su magisterio. Un cambio político –¡ay, la política!– en el ayuntamiento de Bezana se llevó por delante su puesto de trabajo y las ilusiones de sus pupilos.
La peor cara de la Cantabria madrastra.

miércoles, 17 de agosto de 2016

RACING Y NATACIÓN (17 de agosto de 2016)



El Diario Montañés, 17 de agosto de 2016

Parece como si cada cuatro años descubriéramos que, además del fútbol, existen otros deportes. (En este artículo hablaré del deporte que mejor conozco, pero seguro que a los demás les sucede algo similar). Ajenos a la natación durante el resto del tiempo, ahora la vivimos con la reverencia de lo desconocido y elevamos al Olimpo –hablamos de tritones y nereidas– a los nadadores olímpicos. Admiramos sus cuerpos, sus subacuáticos, sus apneas, su calidad. Y hemos colocado en un pedestal a Mireia Belmonte 
–somos muy de altares en agosto–, que ha hecho el milagro de entrenar ocho horas todos los días de su vida para alcanzar el oro. E incluso permitimos que aparezcan en las noticias por delante del último fichaje multimillonario de un futbolista, del pelo teñido de otro o de las vacaciones en yates lujosos de casi todos. Pero, no nos hagamos ilusiones, éste es el sueño de una noche de verano del que pronto nos van a despertar.
Para que vayamos desperezándonos, el gobierno regional nos acaba de dar la primera sacudida inyectándole al Racing –que está con el agua al cuello– el dinero de todos, porque dice que es nuestro representativo, aunque nos represente por campos de segunda desde la categoría segunda de la segunda división. Es una cuestión de sensibilidades: aquí hemos sido capaces de hormigonar una piscina de 50 metros dentro del complejo deportivo municipal de La Albericia para reducirla a la mitad, de construir varias de 25 metros por intereses políticos en localidades que no las van a dedicar al deporte o de poner en riesgo un novedoso proyecto educativo que permite conjugar deporte y estudios.
Quedémonos con lo positivo. Como el Racing es un poco de todos –si el parlamento regional no lo remedia– es posible que podamos acceder a los Campos de Sport cuando no haya fútbol, con la tortilla y los refrescos, y ocupar el césped para nuestro descanso y solaz. Eso sucede a diario en la piscina sin natación deportiva de La Albericia y nadie se rasga las vestiduras.
Termino, que esta noche hay fútbol y no quiero perdérmelo. 

miércoles, 10 de agosto de 2016

JÓVENES EN PRECARIO (10 de agosto de 2016)


El Diario Montañés, 10 de agosto de 2016

Dos de las estadísticas publicadas últimamente hacen referencia a la precariedad laboral y sexual de los jóvenes cántabros. La primera recoge que los sueldos de los pocos que tienen trabajo son un 18,6% más bajos que en 2008; la segunda, que las coyundas, además de no ser abundantes, les resultan monótonas porque las posturas mayoritarias siguen siendo la del misionero y la del perrito, y desde las insustanciales sombras de Grey sienten un íntimo deseo de dominar o de ser dominados por su pareja. La verdad es que, si bien lo miran, ya deberían sentirse dominados: los estudiantes, por las escasas salidas profesionales que tendrán al terminar sus estudios, y los que no tienen cualificación profesional, por las cadenas de contratos de aprendizaje o de prácticas que son susceptibles de sufrir, pues con la nueva ley pueden prolongarse hasta que los trabajadores tengan 30 años de edad, siempre que la tasa de paro no se sitúe por debajo del 15%. Y este plazo, al ritmo que vamos, será largo, ya que en nuestro país se han tenido que firmar 1.816.271 contratos en el mes de julio para conseguir 83.993 parados menos. (Aquí sería necesaria una pausa para reflexionar sobre este dato).
No es de extrañar que nuestros jóvenes se busquen la vida de forma diferente, unos marchándose fuera de Cantabria, otros aferrándose al núcleo familiar hasta los treinta y tantos, y todos huyendo de los amenazantes niveles de pobreza (el 50,8% corren ese riesgo).
Ahora que lo pienso, hasta es posible que de los lodos del paro y de los trabajos mal remunerados vengan estos polvos rutinarios. Ya en los años ochenta ‘Los inhumanos’ cantaron las dificultades de hacer el amor en un Simca 1000. «Soy pobre –decían–, y cuando alguna me quiero cepillar, en mi coche me tengo que apañar». Actualmente, apañarse en el domicilio de los padres no debe de mejorar mucho la situación, porque la danza del amor, además de espacio, precisa de buen aislamiento acústico. Sobre todo si lo que se persigue es manejar la fusta con fuste.

miércoles, 3 de agosto de 2016

TAUROMAQUIA POLÍTICA (3 de agosto de 2016)


El Diario Montañés, 3 de agosto de 2016

No eran las cinco en sombra de la tarde, sino las seis y media de un jueves torero. Ignacio Diego e Íñigo de la Serna posan junto a tres compañeros en el coso de Cuatro Caminos, todos con la camisa azul remangada por debajo de los codos. Sane inmortaliza tan santanderina estampa en ‘El Diario Montañés’. Es la Semana Grande, cuyo 25 de julio tampoco será festivo el año próximo, como si el gobierno regional pretendiera acabar con ambas fiestas, la de Santiago y la de los toros, que dicen los aficionados que es la nacional por excelencia.
El alcalde de Santander se ha venido arriba y ha proclamado que no se va a quedar «en medio de la plaza de rodillas». Como el toro que se crece en el castigo, Íñigo se agiganta ante una oposición que sin altura de miras quiere asestarles un garrochazo al santo, a él y a las corridas. Perito en quites, ha lanzado al aire la montera –gesto torero, figura fina–, con un brindis al sol que nos deslumbra, y se ha comprometido a intentar que la Feria de Santiago sea declarada de Interés General para proteger una tradición que ha dejado un saldo medio de 6.500 aficionados por sesión –que no son tantos–, incluyendo los pases de favor –que son bastantes, casi muchos–. Es como si el regidor se debiera solamente a esos aficionados e ignorara a los muchos que están en contra del arte de Cúchares, al que prefieren llamar «tortura animal regulada».
Yo, sin ser un seguidor, simpatizo con el ‘sernismo’ clásico. Me gustaba el edil cuando antaño suavizaba hacia el centro los derechazos de Diego, aunque apoyado en la mayoría absoluta realizara en ocasiones simples faenas de aliño en el ayuntamiento de Santander. Ahora, el derrote de los resultados electorales le obliga a dar lo mejor de sí, a exigirse un poco más y a no confundir miedo y coraje. Aunque de vez en cuando añore aquellos tiempos de política afeitada, debe aprender a suavizar su arte, a usar la mano izquierda, a templar sus destemplanzas. 

jueves, 28 de julio de 2016

EL TELEFÉRICO SE AGOSTA (28 de julio de 2016)


El Diario Montañés, 28 de julio de 2016

Parece que los mexicanos, dignos herederos de nuestra raza hispana tan dada a la procrastinación (cultismo que nombra a la pereza), han entregado la documentación del teleférico de Cabárceno a deshora, con lo que no se va a poder echar a andar a tiempo. Resulta que en agosto, mes turístico por excelencia, los funcionarios de los ayuntamientos tienen la sana costumbre de tomar sus vacaciones y, como quiera que los papeles para que el aparato vuele tienen que superar el visto bueno de varios consistorios –tras los pertinentes informes de aparejadores y secretarios–, entre una y otra cosa la casa se va a quedar sin barrer y es muy probable que el teleférico permanezca suspendido hasta septiembre, que es el mes de los malos estudiantes. Al tiempo.
Nunca he estado a favor de esa instalación –puestos a cometer barbaridades se podía haber trazado una línea que uniera Cabárceno con la Peña Cabarga, de insuperables vistas sobre el arco de la bahía y con parada incluida en el castro cántabro de Castilnegro–, pero entiendo que cuando una obra se ha llevado a cabo sin que nadie se atreviera o pudiera paralizarla, lo mejor es recurrir a eso de «a lo hecho, pecho», aunque fuese para despecho de quienes ahora gobiernan, que tampoco estaban de acuerdo con la política de altas miras y bajos vuelos del gobierno de Diego.
Tengo para mí que este retraso ha dado aire a los responsables de la cosa turística regional, que deben de estar respirando aliviados en sus despachos. Porque, a ver quién era el guapo que asumía la más que probable caída de visitantes en el parque por la subida indiscriminada de precios, en un verano donde la gente está moviéndose con más alegría, pero sin grandes alardes en el gasto.
Al visitante le quedará el consuelo de no haber tenido que pagar por un servicio que, a lo peor, no podía usar. Mientras, nosotros asistiremos de nuevo a los reproches que se harán unos y otros. Triste sino de nuestra Cantabria que, como el teleférico, corre el peligro de oxidarse antes de ponerse en marcha.

miércoles, 27 de julio de 2016

SONIDOS SILENCIADOS (27 de julio de 2016)


El Diario Montañés, 27 de julio de 2016

Me apunta Mario Camus que en las retransmisiones deportivas los comentarios están acallando los sonidos de fondo. «El locutor explica lo que vemos –como si los espectadores no supiésemos interpretarlo– y los especialistas hablan y hablan, a veces sin decir nada, con la sola autoridad de haber practicado el deporte en cuestión». Y nuestro director, tan cuidadoso en su día para transmitirnos fielmente las interioridades sonoras del deporte –algo que se engrandece en el cine como complemento esencial de las imágenes (sirvan como ejemplo ‘Young Sánchez’, boxeo, ‘Volver a vivir’, fútbol, o ‘El prado de las estrellas’, ciclismo)–, estima que ese silencio nos está escamoteando una parte esencial del espectáculo. «Ahora parece que importan poco los cánticos de los aficionados, el choque seco del balón en el larguero, el rechinar de las zapatillas deportivas en el parquet, el siseo de los tubulares sobre el asfalto... Sólo importa el ruido de la conversación».
Sin embargo, otros sonidos conviene silenciarlos por cautela. Circula por las redes un escrito del técnico de sonido José Sepúlveda en el que manifiesta que si se respetase con fidelidad la acústica en las retransmisiones de las corridas, se acabaría el toreo. «Si en lugar de la banda de música y los aplausos, el sonido fuera el de a pie de ruedo, el de las banderillas al entrar en la piel, el de los mugidos de dolor del animal..., y lo acompañáramos de primeros planos de las heridas, de la sangre que brota al latir del corazón o la mirada que pone antes de la estocada final, creo –dice– que el 90% apagaría el televisor».
Acaso para evitar el riesgo de apagón, algunos concejales del Ayuntamiento de Santander prefieren ver el espectáculo en la propia plaza y están haciendo uso de sus abonos gratuitos. Unos, los del PP, entran de derechazo y los utilizan como «invitaciones protocolarias y de representación»; otros, los del PSOE, entran con pase al natural, porque su partido «no está contra los toros, sino contra que se les financie públicamente, que son cuestiones distintas».
Los dos lo hacen con un buen par.

martes, 19 de julio de 2016

A MÍ, ME LO EMPANA (20 de julio de 2016)


El Diario Montañés, 20 de julio de 2016

La espiral rutinaria de cada verano nos ha traído una nueva edición de ArteSantander, y van ya veinticinco. ¡Larga vida! El arte ha mostrado en nuestra ciudad durante cinco días –hoy miércoles se clausura– los inciertos caminos y las pocas certidumbres de lo contemporáneo, aunque coincidentes, eso sí, en el elevado precio de sus propuestas.
Las obras suelen resultar de difícil entendimiento para quienes, como yo, tienen una mente clásica (antigua, le dicen algunos). Quizá por eso los artistas y los críticos se han visto en la necesidad de crear un lenguaje que intenta explicar con mucha literatura lo que no consigue transmitir su creación, porque hay casos en los que una imagen no vale más que mil palabras. Ante unas celdillas negras que se iban llenando paulatinamente de cifras luminosas, dispuestas aleatoriamente en un plano horizontal, el artista me explicó que lo último que vemos al acostarnos y lo primero que vemos al levantarnos son los números del radio reloj de nuestra mesilla de noche, y que esas celdillas eran una alegoría de nuestra dependencia del tiempo. «Me encadenaron al tiempo: me han regalado un reloj», escribí yo en mi arrogante adolescencia; le cedí la frase y seguí visitando la muestra en busca de alguna instalación que me evocara las nuevas oficinas de Liberbank. Porque también nos las están vendiendo como obras de arte, con mucha palabrería, incidiendo en la comodidad que van a tener los usuarios y en que se van a poner en marcha sin personal pero «sin recortes de plantillas», sólo con jubilaciones y bajas incentivadas, con una verborrea que no roza el engaño sino que entra de lleno en la infamia.
Pasa con esto como con la presentación de algunos platos de la cocina moderna. Faemino y Cansado lo han retratado humorísticamente: Un ‘maître’ refiere a los comensales las excelencias de un plato de carne de su creación, adornando las frases con palabras tan vacías como ininteligibles. Uno de ellos, el más atrevido, le dice: «A mí, me lo empana».
Pues eso. A mí, también.

miércoles, 13 de julio de 2016

MALDITA HEMEROTECA (13 de julio de 2016)


El Diario Montañés, 13 de julio de 2016

Los contratos del anterior gobierno regional para la concesión de privatizaciones tenían una letra pequeña que se nos va desvelando por entregas. Primero fue Valdecilla y ahora es Cabárceno. O quizá fuese en el orden contrario, pero en ambos casos parece que los contribuyentes –lo público– vamos a ser los paganos.
«Lo que yo caso no lo descasa ni Dios», decía Agustín González en ‘La escopeta nacional’, representando el papel de histriónico sacerdote preconciliar. Y es posible que el gobierno de Ignacio Diego le dijera con la misma firmeza a los mejicanos que invirtieron en la obra del teleférico de Cabárceno que lo que ellos dejaban atado no lo podía desatar nadie. El concurso quedó desierto en su día, y el gobierno abrió «un procedimiento negociado» con las empresas que decidieron no presentarse para ver qué problemas tenían y analizar «cómo se podían limar». Fue cuando se sacaron de la manga un contrato a la carta, y las limaduras del arreglo nos han acabado salpicando a todos en forma de una subida generalizada de precios para entrar en el parque. Lo curioso es que allá por 2014 el entonces consejero Arasti aseguró en el parlamento regional que el teleférico de Cabárceno no iba a suponer «ningún coste» al visitante, y que «reportaría ingresos a la Administración cántabra». Traiciones de la hemeroteca, que todo lo guarda para denunciar a los que tienen la palabra floja.
Como guarda que en 2012 los partidos que estaban en la oposición censuraron con fuerza el cierre de la Residencia La Pereda y dijeron que, además de desmantelar el estado de bienestar, el gobierno de Diego pretendía especular con el terreno. Ahora que están en el poder, y a falta de familias sirias que la ocupen, la han sacado a subasta pública en una medida que, aunque quizá no pretenda la especulación, resulta sospechosa porque el terreno sigue siendo, hoy como entonces, muy apetecible para especular. Y más inquieta el hecho de que se haya puesto en venta sin ninguna información pública.
¡Maldita hemeroteca!

martes, 5 de julio de 2016

JUBILACIÓN E «HIPROGRESÍA» (6 de julio de 2016)

El Diario Montañés, 6 de julio de 2016

Ahora que llega el verano comienza la época de los contratos temporales. Las cifras del paro se reducen al tiempo que aumentan las afiliaciones a la Seguridad Social, y todo parece ir miel sobre hojuelas de no ser porque las hojuelas tienen agujeros por donde se escurre la miel. Los puestos de trabajo son tan precarios y de tan escasa cuantía económica que no sirven para tapar los boquetes de nuestra economía de gruyer. Por eso, pasadas las elecciones, si no con nocturnidad, porque ahora los días son más largos, pero sí con «veranidad» y alevosía, el gobierno en funciones ha vuelto a meterle mano a la hucha de las pensiones para pagar la extra de julio a nuestros jubilados.
Dicen los expertos –no hay que ser un lumbreras para echar las cuentas– que a este paso quedan fondos para tres pagas, con lo que allá por el año 2018 esto se acabará si no lo para nadie. Y los actuales mandatarios, que nos empujan sin miramientos a suscribir planes privados de pensiones, no parecen estar muy decididos a pararlo (ya se sabe lo que les priva lo privado). Un asunto muy importante que debe ser tenido en cuenta en las conversaciones para los futuros pactos de gobierno.   
Desde mi perspectiva veo el tema con preocupación. Estoy en una edad en la que el pasado tiene más páginas que el porvenir (han sonado ya algunas canciones de la cara B del disco de mi vida) y no tengo claro que cuando llegue al júbilo de la jubilación la situación sea jubilosa. Acaso por eso, algunos más pragmáticos quieren arreglar su futuro desde el rabioso presente: la concejala de Ganemos Santander cree que lo mejor que puede hacer es ganar «en» Santander, y ha comenzado a desviar su voto hacia intereses que coinciden poco con los que por lógica podíamos suponer.
Y es que hay que tener mucho cuidado con la hipocresía de algunos progres, a la que, aun sin permiso de la RAE, llamaré en adelante «hiprogresía».