martes, 30 de enero de 2024

CERRILES (31 de enero de 2024)

 

El Diario Montañés, 31 de enero de 2024. Fotografía ©El Diario Montañés

De un tiempo a esta parte siento mezcla de preocupación y culpabilidad cada vez que leo ciertos titulares de prensa: «En Cantabria hay 178 personas mayores de 64 años por cada cien que no han cumplido los 16». ¡Mecachis en la mar salada! ¿Adónde vamos a ir a parar con tal cantidad de mayores? Una sociedad que se precie no puede permitirse tales desequilibrios generacionales. Por eso, cuando reflexiono con frialdad, me parece incongruente que nos escandalicemos ante la presencia de inmigrantes, porque con la dirección que está tomando nuestra sociedad solo ellos pueden contribuir a ralentizar este descalabro estadístico. 

Habrá que regular la inmigración, de acuerdo, pero arrugo el ceño cuando oigo hablar de los males (¿los malos?) que puede acarrear. Curiosamente, una consecuencia que suele ir unida a su aparición, y que evitan argumentar quienes niegan que los necesitemos dentro de nuestras fronteras –dicen que pueden acabar con los valores de patria, religión, raza y familia–, es que «las mujeres inmigrantes hacen el trabajo de cuidados de los más pequeños y los mayores, lo que ha permitido que las mujeres nativas salgan al mercado laboral y puedan mejorar sus ingresos salariales». Esto no lo digo yo, lo dice Judit Vall, profesora de la Universidad de Barcelona. Según parece, tampoco ellos son la razón de que los sueldos de los autóctonos sean peores o haya menos trabajos. Habrá, pues, que buscar culpables por otro lado. Y dejar de utilizar el manido argumento de que son una auténtica plaga.

Plaga indeseable son los incendios forestales que se producen en zonas bien conocidas de nuestra región los días de viento sur. Desconozco si esos pirómanos cerriles, que actúan como cabestros practicando hábitos perniciosos, son mayores o menores de 64 años. Aunque casi tengo la convicción de que no son emigrantes.


martes, 23 de enero de 2024

SIMILAR SATISFACCIÓN (24 de enero de 2024)

 

El Diario Montañés, 24 de enero de 2024

El cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, prefecto para la Doctrina de Fe y persona muy cercana al papa Francisco, está siendo noticia por unos escritos de juventud dirigidos a matrimonios jóvenes. «La mujer», dice en ellos, «por su rico plexo venoso vaginal […] suele ser insaciable […] después del orgasmo puede tener ganas de más». El hombre, por su parte, «se descarga bien […] y queda satisfecho y agotado».

Aunque sea mezclar churras con merinas, lo de la insaciabilidad de unos y el agotamiento de otros ha traído a mi cabeza un asunto bien distinto. Resulta que el consejero de Fomento, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, Roberto Media, mantiene que, para que la obra resulte más atractiva para las empresas del ramo, hay que incrementar el coste del metro cuadrado en la construcción de viviendas de protección oficial (añadiendo el mantra de «la colaboración público-privada»). Como a nadie le amarga un dulce, es indudable que al constructor el trabajo le será más apetecible cuanto mejor se le pague; el problema surge cuando quien debe asumir el encarecimiento es el comprador. Además, se da la circunstancia negativa de que los jóvenes de Cantabria, potenciales interesados, tienen la tasa de emancipación más baja de España, precisamente por problemas económicos. Vista así, la cosa parece satisfactoriamente desigual.

Soy desconocedor del funcionamiento del negocio de la construcción, del que proviene el consejero, pero en el mundo editorial, el único que domino siquiera levemente, no vendemos más libros aumentando su precio. Al contrario, cuando se plantea alguna discusión suele ser para tratar de rebajarlo al máximo y conseguir el acercamiento del mayor número posible de lectores.

Lo que parece evidente es que en todo intercambio, sexual o comercial, las partes deben alcanzar resultados similares. Que no se favorezca siempre a los mismos. Por coherencia.

martes, 16 de enero de 2024

AUNQUE SEA UN LIBRO (17 de enero de 2024)

 

El Diario Montañés, 17 de enero de 2024

«Que todos los niños reciban un regalo, aunque sea un libro…» le pidió la alcaldesa de Zaragoza a los Reyes Magos ante miles de personas. Un «aunque» con connotaciones de mal menor: antes que nada, es mejor recibir un libro. Antonio Gordo Villarraso refería este pasado fin de semana en un diario digital la anécdota de una prestigiosa periodista española que, ya «en tiempos de pre-internet», había sido testigo de cómo uno de sus hijos le decía a su hermano, viendo lo que le habían traído los reyes: «Jódete, es un libro».

Ambas circunstancias muestran una tendencia negativa bastante común hacia el libro como objeto de regalo, algo que, por ejemplo, no sucede con los perfumes, cuyo bombardeo promocional es agobiante en fechas navideñas o estando próximas las festividades del día de la madre o el padre.

Por eso agradezco infinitamente que mi amigo el editor Esteban Ruiz no se haya apuntado a esa deplorable corriente y pusiera en mis manos una auténtica joya editorial, ‘Tinta salvaje’, obra primorosa en cada detalle. En ella se recogen más de 260 imágenes de la naturaleza de Cantabria, sacadas de los cuadernos de campo de Nacho Zubelzu, un artista que no solo ha sabido captar con sus pinceles los movimientos de cada animal, sino también la intangibilidad del aire arremolinándose en torno a un batir de alas o a los desplazamientos rápidos de una fiera salvaje. Con tinta, barro, café o te, el campurriano ha sabido domar ese instante para ofrecérnoslo en delicada jaula de papel.

Aunque se haya abierto un resquicio de envidia en mi interior por una perfección editorial que para mí quisiera, la obra me ha afianzado en la idea de que un libro es el mejor regalo. Este, en concreto, lo apreciarán incluso los no lectores.

Palabra de editor.

martes, 9 de enero de 2024

DECLARACIONES AL DICTADO (10 de enero de 2024)

 

El Diario Montañés, 10 de enero de 2024

La ministra de Sanidad ha incomodado al consejero Pascual por convocar, «tarde y mal y generando una alarma excesiva», el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Según él, Mónica García parece desconocer los episodios de gripe, habituales en esta época del año. Porque, aunque ella haya ejercido siempre de médica, no atesora la experiencia de nuestro consejero, que ha dedicado su carrera profesional a la gestión y dirección sanitarias y ha alcanzado, pese a estar alejado de la realidad de los pacientes, una perspectiva privilegiada que le ha permitido ver los toros desde la barrera de un despacho.

Esta vez se trataba de imponer de nuevo el uso de mascarillas en los hospitales, cuestión con la que Pascual estaba de acuerdo en parte, porque él no quería imponer sino recomendar, y hacerlo sin crear alarma social, fiel a una manera de actuar poco dada a sobrecoger al personal. Si en alguna ocasión hizo declaraciones que ponían en duda la viabilidad futura de la sanidad pública, rectificó de soslayo, quedose y no hubo nada.

Con todo lo anterior pretendo decir que es muy difícil que nuestros responsables políticos se pongan de acuerdo en algo al cien por cien, aunque en el fondo lo estén, como parece suceder en este caso. Pero hay intereses partidistas que alejan las posiciones. Es el sino de nuestro país, que sigue empeñado en analizar cada matiz hasta niveles absurdos.

Permítaseme comenzar el año 2024 socarronamente: si no nos hemos puesto de acuerdo en cómo concretar el uso de las mascarillas, va a resultar imposible determinar de una vez por todas si hay que colocar el papel higiénico con la hoja colgando hacia afuera o pegando a la pared, o si se deben aclarar los platos antes de introducirlos al lavavajillas. Que no son cuestiones baladíes.


martes, 2 de enero de 2024

SON LAS COSAS DE LA VIDA (3 de enero de 2024)

 

El Diario Montañés, 3 de enero de 2024

Años sesenta del pasado siglo. Recuerdo los ‘pobres’ que pedían dinero en la puerta de entrada a los campos de fútbol. Desplegaban un periódico, se sentaban y en algunos casos remangaban su pantalón para mostrar las piernas maltrechas. Huellas de la guerra, de accidentes o malformaciones naturales. De entonces guardo en la retina la imagen de Martín, un indigente que dividía su presencia dominguera entre los campos de fútbol de la Cultural de Guarnizo y del Unión Club de Astillero que, por convenio federativo, nunca jugaban ‘en casa’ a un tiempo. Las gentes, al darle unas monedas, solían tomarle el pelo. «Martín, no te las gastes en vino». «Ni en putas», añadían otros con maldad, «que el otro día te vimos con una». Martín, sin ningún diente en la boca, primero lo negaba, pero luego, ante la insistencia de los burlones, balbucía: «Yo no quería. Era ella».

Muchos años después, los humoristas de ‘Martes y 13’ pusieron de moda una frase similar, refiriéndose al pecado original de Eva. Como causó furor, la repetían hasta las lágrimas en sus actuaciones: «No quería, oiga, ella no quería».

Ahora la alcaldesa de Santa María de Cayón dice que la suspensión por seis meses de empleo y sueldo a un sargento de la Guardia Civil de El Astillero, que la ayudó a marcharse del escenario de un accidente de tráfico, «es un tema que le afecta a él, no a mí». Como Martín, primero, y ‘Martes y 13’, después, parece querer decir que ella no quería… marcharse. Añade, además, que lo suyo no implicó trato de favor.

«Son las cosas de la vida. No tienen como ni por qué», dice una canción. Aunque quizás sí, porque, si bien desconozco las circunstancias de la alcaldesa, puedo asegurar que Martín cambiaba de opinión por el dinero.