martes, 27 de diciembre de 2022

INOCENTADAS (28 de diciembre de 2022)

 

El Diario Montañés, 28 de diciembre de 2022

Parece complicado hacer inocentadas en estos tiempos tan avanzados, mas, al contrario, esos mismos avances nos llenan de ‘fakes’ (falsedades) que son tan perfectas por las nuevas tecnologías que, como la noche confundía a Dinio, nos confunden. Lejos quedaron las bromas sencillas de los muñecos de papel para colgar en la espalda, los petardos para cigarrillos, los anillos que lanzaban agua, las bombas fétidas que explotábamos mirando para otro sitio, las moscas de pega, los levanta platos, los almohadones tira pedos… o, en cuanto a los periódicos antiguos, las fotografías trucadas ingenuamente que anunciaban catástrofes inverosímiles.

Ahora todo es más complejo, como si los inocentes se celebrasen a diario en las redes, con falsedades que ocasionalmente son burlonas (Kolo Muani marcándole el gol que le paró ‘Dibu’ Martínez), pero que casi siempre suelen ser malintencionadas, de fondo político. Por eso resulta saludable separar el grano de la paja.

Paja entendí que era la noticia que denunciaba que la vicepresidencia de Castilla y León gastaba en personal 1,2 millones de euros para gestionar los 112.000 que le corresponden a su área de responsabilidad; pero desafortunadamente resultó verdadera (además, el partido protagonista es proclive a denunciar la «nefasta gestión económica» de los demás). Otra noticia que parece de paja, la del CIS de Tezanos augurando el tercer puesto del PRC en las próximas elecciones autonómicas, ha puesto de uñas a los regionalistas porque piensan que es una broma con intención. Al tiempo.

Yo prefiero las inocentadas tradicionales. Por eso he enviado a un amigo al Parque Tecnológico y Científico para entregar un paquete. Allá se las apañe para entrar, aparcar y salir de un entramado de calles –puente a ninguna parte, incluido– tan primario que parece trazado por el humorista de los muñecos de papel. De esa broma, no sé si volverá.

martes, 20 de diciembre de 2022

CUESTIÓN DE LUCES (21 de diciembre de 2022)

 

El Diario Montañés, 21 de diciembre de 2022

Las luces navideñas y los belenes nos cautivan. Ciudades como Santander o Torrelavega exhiben sus mejores alumbrados, aunque lo de brillar por estas fechas también es propio de los pueblos. En Santillana del Mar se han volcado para ganar el concurso de Ferrero Rocher –qué gran campaña de márquetin la de los chocolateros italianos–, que al final se llevó Mojácar, aunque no se puede decir que la villa medieval se quedara a dos velas, porque el alumbrado de sus calles resulta espectacular. Igualmente hay alumbrado digno de ver en algunos domicilios particulares. En Parbayón, el aluvión de visitas a la vivienda de Francisco Cano, la casa de las luces, era tal que ha obligado a restringir el tráfico para evitar males mayores, porque el espectáculo de la iluminación había producido más de un golpe entre los coches que se arremolinaban para contemplarlo. Lo que demuestra que la luz es espectáculo, y no solo cebo para que consumamos, como maliciosamente presuponen algunos.

Con los belenes sucede algo similar. Abundan en ciudades, en pueblos y en domicilios. Piedad y Manolo, sin ir más lejos, han preparado este año uno de casi seiscientas piezas, en el que han invertido mes y medio de trabajo a una media de seis horas diarias, una obra casi heroica para su edad, 77 y 80 años, respectivamente.

En Navidad existen otras tradiciones más raras, como la de Jesús, el de Novales, que ha ido a Madrid con una semana de antelación para poder entrar el primero al salón del sorteo de la lotería: el espíritu de ese sorteo, aburrido para la mayoría, lo tiene prendado. Otra costumbre inconcebible consiste en regalar libros, aunque algunos, en estos tiempos de epifanía –y quizás por tener pocas luces– todavía la seguimos manteniendo.

Se comprueba que hay gente «pa tó».

lunes, 12 de diciembre de 2022

MAYORES... PARA ALGUNAS COSAS (14 de diciembre de 2022)

 

El Diario Montañés, 14 de diciembre de 2022

Está comprobado que hay propuestas que tienen bastantes contrasentidos. En los últimos tiempos se están generando inseguridades con respecto al futuro de los conductores mayores de 65 años. Que si sus niveles de atención y sus reflejos ya no son los mismos, que tendrán que superar pruebas psicofísicas más exigentes, que la renovación de sus carnés de conducir deberá tener una validez menor en el tiempo y no superar los dos años… Todo ello es indiscutible, porque los reflejos y otras capacidades se van perdiendo con la edad (quien la alcanzó, lo sabe). El contrasentido viene cuando al mismo tiempo el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE), a través del profesor Javier Díaz-Giménez, anuncia a los cuatro vientos que es necesario retrasar la edad de jubilación hasta los 74 años para preservar las pensiones. El supuesto, un auténtico despropósito, lo es todavía más cuando se comparan ambas medidas. Se me podrá decir que un conductor sin los reflejos suficientes es un peligro para él y para los demás. Y desde luego que puede serlo. Pero no me imagino, poniendo un ejemplo burdo, en las manos añosas de un cardiólogo o de cualquier otro profesional médico. Pero como nos solemos mover en la incoherencia, el mismo profesor economista manifestaba en 2018 que «jubilarse a los 70 años es inconsistente ya que cuando tienes 50 y te vas al paro, es muy difícil conseguir un empleo». Negaba entonces lo que afirma ahora, algo propio del pensamiento pendular.

Hay soluciones que parecen muy sencillas, pero que por cuestiones económicas desconozco si se tomarán. En Cantabria, por ejemplo, se jubilarán mil médicos durante los próximos diez años. ¿Cubriremos todas las plazas o las amortizaremos pensando solamente en el pan del ahorro económico de hoy, ignorando el hambre de las pensiones de mañana?

martes, 6 de diciembre de 2022

LA COLUMNA DE MARIANO (7 de diciembre de 2022)

 

El Diario Montañés, 7 de diciembre de 2022

Ser columnista aporta notoriedad y riesgo. Si en los escritos solo se abordan temas literarios, se corre el peligro de saturar al lector, pues literatura y ‘literahartura’ se diferencian en una vocal repetida y dos consonantes añadidas. Los de opinión política no le van a la zaga: si identifican tu pensamiento, se agrada a unos, pero se incomoda a quienes tienen ideología diferente, que además suelen ser aguerridos opinantes en las redes del anonimato.

Manuel Alcántara, maestro de columnistas, decía que tras cumplir con lo que obliga la profesión del ser humano, al final de la fatiga enseñaba a andar palabras de la mano. Y esa, entiendo, es tarea principal del escritor, armonizar palabras para que se refuercen en la belleza conjunta, algo que, según diría Rajoy, «no es cosa menor. Dicho de otra manera: es cosa mayor».

Traigo a colación al expresidente porque ahora tiene una columna deportiva en ‘El Debate’, en la que escribe el día después de los partidos de la selección española de fútbol en el mundial de Qatar, y lo hace como habla, con frases ‘rajoyanas’, de las que ya permanecen para siempre circulando por las redes: «hace unos días dije que Alemania es Alemania y creo que Alemania me ha dado la razón», «hay que pensar que si el balón está en el área del otro no te van a meter un gol», «de momento estamos en octavos de final y conviene saber en dónde estamos exactamente». No resulta extraño que se esté pidiendo que esas columnas sean encuadernadas, porque «solo entonces el ser humano compensará culturalmente la destrucción de la Biblioteca de Alejandría». 

Gregorio Marañón –que era prudente– decía que para esconder sus carencias conversaba de medicina con sus amigos filósofos y de filosofía con sus colegas médicos. Mariano no tiene tal prevención.