jueves, 27 de septiembre de 2018

CULPABLES DE TODO (27 de septiembre de 2018)


El Diario Montañés, 27 de septiembre de 2018

Mal se puede hablar de recuperación económica cuando la mayor parte de los trabajos que se crean son temporales y a tiempo parcial y, a la vez, los precios de los productos básicos no dejan de crecer. La inseguridad que generan los primeros se multiplica con el incremento imparable de los segundos. Suben el gas, el gasoil y la electricidad, y esa subida traerá consigo otras, ya lo verán. Pero los diseñadores del marketing económico –esos que pusieron al burro la zanahoria amarrada a un palo para que corriese tras ella sin alcanzarla– culpan indirectamente al consumidor por tener coches viejos o de gasoil y bombillas que no son de bajo consumo en su domicilio. Y diseñan campañas en las que le hacen sentir que todos los males de la polución mundial tienen origen en acciones equivocadas que él mismo puede solucionar, con pequeños gestos y créditos fáciles, cambiando el vehículo y las bombillas de casa. (Lo de las bombillas es de traca: en septiembre de 2012 se dejó de fabricar la convencional para dar paso a la halógena, y en septiembre de 2018 se deja de fabricar la halógena para imponer la led, todo ello, decían y dicen, encaminado a contaminar menos, ahorrar energía y notar una rebaja, que nadie nota, en el recibo de la luz. Consideran que, como a los tontos de Carabaña, se nos puede engañar con una caña).
Mientras tanto, hay investigaciones periodísticas que hablan de que más de 175 ex altos cargos políticos, sin necesidad de tener ningún máster ni haber publicado tesis doctoral alguna, aunque fuese con plagios, se han colocado desde los años noventa del pasado siglo en los consejos de administración de las grandes empresas energéticas. Por poner unos ejemplos: Calvo Sotelo y González en Gas Natural Fenosa, y Aznar en Endesa.
Dispuesto a hacer algo bueno por el mundo y por todos esos ex altos cargos, cambiaré las bombillas de casa por las de tecnología led. Son más caras, me dicen, pero a la larga notarás el ahorro. Lo mismo, lo mismo, que cuando compré el coche diésel. Ahora tan denostado.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

COMENTARIOS, CAMBIOS Y PETICIONES (19 de septiembre de 2018)


El Diario Montañés, 19 de septiembre de 2018

Desconozco si Carlos Solchaga ha sonreído alguna vez. El exministro, y miembro de varios Consejos de Administración de grandes empresas, es la viva imagen de la seriedad. Sin embargo, tiene gran sentido del humor. Acaba de declarar en una entrevista a este periódico que ve innecesario un impuesto a la banca, porque «hace mucho tiempo que las entidades financieras no ganan nada». No me digan que no tiene gracia, y hasta su punto de misterio, porque, si los bancos cobran a los usuarios incluso por las operaciones que realizan ellos mismos, ¿qué hacen luego con el dinero?, ¿en qué lo pierden? Y, sobre todo, ¿por qué declaran beneficios? También comenta que vería con buenos ojos un pacto de gobierno entre el PSOE y Ciudadanos, ya que en su día ambos partidos firmaron un documento con noventa y seis puntos en común, que son muchos puntos. Quizás por eso mismo Blanca Rosa Gómez Morante, que valora hasta la alabanza el gran trabajo de Albert Rivera –dudoso doctorando– y sigue con mucho cariño a Inés Arrimadas, está pensando seriamente la posibilidad de llegar a algún pacto electoral con las siglas naranjas, sin tener por ello el sentimiento de que su rojo pueda desteñir.
Revilla, que tiene claro cuál es su partido, le acaba de pedir a la Virgen de la Bien Aparecida salud y que se aprueben los presupuestos. Acaso la patrona de Cantabria lo tenga en cuenta, pero antes tiene que intentar satisfacer otra petición del Racing de hace poco menos de un mes, y que no era sino que el equipo «esté en su sitio», la Segunda División.
Ya ven que la política y el fútbol confluyen en ocasiones: figuras que comentan las jugadas y dan consejos desde la distancia y la placidez de los retiros dorados, individuos que besan el escudo con la misma facilidad que luego se cambian de equipo, ofrendas y hasta condecoraciones a las vírgenes para pedir prebendas. Y en medio los seguidores, que cada vez tienen más complicado saber si los suyos juegan al vértigo o a la posesión.
Es el signo de los tiempos.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

POBRE EDUCACIÓN (12 de septiembre de 2018)


El Diario Montañés, 12 de septiembre de 2018

Miércoles, día del espectador. Nueve de la noche. Buen momento para ir al cine y evitar arriesgados horarios juveniles. Compras palomitas y bebida y vences la tentación de adquirir «por un euro más» una minitableta de chocolate o cualquier chuchería de las de promoción. Delante de ti un grupo de adolescentes carga con perritos calientes y nachos. Es la hora de la cena, dicen entre risas. Cruzas los dedos para que no vayan a tu misma película, pero Murphy aplica su ley a rajatabla: además de ir a la misma sala, se sientan detrás de ti. Durante la proyección, luces de la linterna de sus teléfonos, comentarios, estornudos fingidos, palabras malsonantes. El más gracioso del grupo erupta. Son jóvenes, no te van a hacer caso, me dice alguien cuando me ve a punto de estallar. Respiro fuerte e intento resolver la situación con una mirada que podría congelar a cualquiera. A ellos, no. Su efecto dura apenas unos minutos. Y vuelta a empezar.
Viernes, comienza el fin de semana. Nueve y media de la noche. Chicas y chicos cargados con bolsas repletas de botellas corren por los jardines de Pereda hacia las lanchas de ‘Los Reginas’. Es la fiebre del sábado noche, trasladada ese viernes a la playa de Loredo por aquello de las fiestas. Barcas tan repletas que exigen reforzar el servicio. También corre el nordeste, frío, pero mandan las hormonas. Abundan los escotes, los pantalones cortos al límite de las nalgas, el pecho descubierto de adolescentes que emiten gallos por culpa de la testosterona. La noche es larga y quieren beberla sin vivirla. Sus padres han dejado la responsabilidad educativa a la escuela y echan balones fuera ante un problema que no consideran suyo. Son jóvenes, dicen, todos lo hacen.
Pero se preocupan por otras cuestiones menores y exigen cambios en los horarios escolares y son contrarios a tanto periodo vacacional, cosas dañinas para sus intereses de conciliación. Por eso siempre le piden soluciones al sistema, sin admitir que parte de la solución puede estar en sus manos.
Educación pobre cuando sólo viene de un lado. Pobre educación.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

HORAS Y HORARIOS (5 de septiembre de 2018)

El Diario Montañés, 5 de septiembre de 2018

Bruselas va a proponer que no se realice el cambio horario ante la opinión que han manifestado cuatro millones de ciudadanos en una macroencuesta desarrollada en Internet, la red que juega a la democracia virtual. Sin embargo, algunos entendidos mantienen que la medida tiene mucha miga y que podría ser peor el remedio que la enfermedad. Uno de ellos, Jorge Mira, físico y catedrático de electromagnetismo en la Universidad de Santiago de Compostela, ha llegado a considerar «homeópatas del huso (horario)» a quienes estiman que tal variación en los relojes es innecesaria, comparándolos con la insensatez de los movimientos antivacunas. A mí, por lo pronto, el señor Mira me hace dudar e informarme, que es el mejor camino para opinar con fundamento. En ello estoy.
La consejería que dirige Mañanes no tuvo dudas cuando anunció el cambio del horario educativo, unilateralmente y en periodo vacacional. El viernes se inicia el curso escolar en Infantil y Primaria y, como hay opiniones dispares con respecto a la idoneidad de tal medida, habrá huelga del profesorado. La guerra comienza con las primeras horas del curso.
En lo que también deberíamos alcanzar acuerdos es en ponerle freno a la proliferación de contratos temporales en nuestra región (el 48% de los firmados este verano durará menos de un mes, unas 160 horas). Con tanto tiempo libre los cántabros estamos situados en la segunda posición nacional, con 226 minutos diarios, en cuanto a ver la televisión se refiere. Si ocupáramos algo de ese tiempo en leer, sería estupendo, porque la televisión no nos suele enriquecer, mientras que la lectura nos puede hacer más sabios.
Yo leo por muchas razones. Alguna puede resultar banal: aspiro a que un concejal de mi ayuntamiento, que me calificó genéricamente de «pájaro» en el último pleno por las opiniones que manifiesto en este periódico, sea más preciso y me incluya, en la próxima junta, en la familia de los estrigiformes, porque de entre todas las aves prefiero ser un búho, símbolo de sabiduría. Un animal que no le hace ascos a los horarios y duerme de día y caza de noche.