lunes, 24 de septiembre de 2012

LA UNIVERSIDAD FUTURA (24 de septiembre de 2012)



El Diario Montañés, 24 de septiembre de 2012

El rector de la Universidad de Cantabria ha pedido públicamente audiencia a Ignacio Diego, en el discurso de apertura del curso universitario, para «definir con el Gobierno regional el escenario de colaboración y las líneas de trabajo que permitan generar un nuevo Contrato Programa». Una reunión que definió «deseada por ambas partes», pero que está en la agenda desde hace ya más de seis meses. La solicitud fue tan firme que sólo le faltó iniciar su petición con aquella fórmula tan rígida de «solicito a Vuecencia».
Por mal que anden las cosas de la economía, no tiene mucho sentido seguir postergando el encuentro. Menos aún si se tiene en cuenta que el consejero de Educación proviene del seno de esa institución –cuyas virtudes y necesidades, sin duda, conoce bien porque ha desarrollado en ella gran parte de su actividad profesional–, con lo que se supone que los cauces de comunicación deberían ser muy fluidos. Pero la realidad es bien distinta, acaso porque uno de los proyectos impulsados por el consejero Serna pretende implantar una universidad privada en Santander, de la que Gómez Sal sospecha que tiene «insuficientes garantías de calidad». Ahí puede estar una de las razones del desencuentro.
Pero el gobierno regional debe tener presente que la universidad pública es uno de los principales ejes culturales y económicos de nuestra región, y la mejor garantía para intentar preservar la igualdad de oportunidades. En ella se preparan más de 15.000 jóvenes cada año para acceder con la mayor formación posible al difícil mundo del trabajo. Y aunque, como todos los estamentos, tenga que someterse a los recortes, conviene saber que España invierte en educación universitaria un 1,1% del PIB, frente a la media del 1,5% de los países de la OCDE.
El frío amenazante de un mañana incierto está en el origen de la petición del rector. Y el futuro de la universidad, en la deseable reunión con el gobierno.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

MENOS NO ES MÁS (19 de septiembre de 2012)


El Diario Montañés, 19 de septiembre de 2012

Más de 91.000 alumnos de enseñanza no universitaria han vuelto a clase en Cantabria, superando en cerca de 2.000 la cifra del año anterior. Hemos sabido que se van a encontrar con bastantes profesores menos, pero nos dicen que debemos estar tranquilos porque la educación es una de las prioridades del gobierno regional, y nuestro presidente siempre ha manifestado que el nuevo modelo de desarrollo económico y social de Cantabria debe basarse en el conocimiento. No en vano, según él, uno de los ejes estratégicos de la acción gubernativa «se centra en la educación y la formación».
Sin embargo, el cóctel explosivo que se ha formado este año –con menos profesores y más alumnos, la retirada de las ayudas económicas a las familias para adquirir los libros de texto, el retraso en las adjudicaciones de los comedores escolares y «los nubarrones del transporte escolar»– amenaza con quebrar ese eje y vaticina un curso conflictivo. Ante esta situación nuestros regidores están obstinados en convencernos de que, pese a los inconvenientes, y con un poco de esfuerzo de las partes implicadas, la calidad de la enseñanza no debe resentirse, porque menos puede ser más.
Tampoco la enseñanza universitaria está, según parece, para tirar cohetes. El rector de la Universidad de Cantabria acaba de manifestar la «preocupación inmensa» de las universidades por los «recortes» y por el «modo de legislar» del gobierno de España. Y la presidenta de la Conferencia de Rectores, Adelaida de la Calle, ha dicho que los recortes están haciendo recaer sobre los estudiantes «problemas que no se merecen».
Con estas circunstancias, la teoría del más por menos, a la que se suele recurrir en tiempos de carencias, parece tambalearse. Entre sus predicadores estuvo el mítico Helenio Herrera, con aquella frase lapidaria de que al fútbol «se juega mejor con diez que con once». Pero, como una cosa es predicar y otra dar trigo, sus equipos siempre saltaban al campo con la plantilla completa.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

BANCO DE LIBROS (5 de septiembre de 2012)


El Diario Montañés, 5 de septiembre de 2012


Creíamos que dos de las columnas básicas sobre las que se asentaba el edificio de la democracia eran la educación y la cultura. Pero ahora que la salud económica del país resquebraja las paredes del estado del bienestar, comprobamos que estábamos equivocados. Los arquitectos políticos que cuidan del inmueble se afanan en parchear las grietas del exterior, pero muestran escasa atención, cuando no desprecio, por esos pilares tan importantes.
Los mismos que en su día pusieron en marcha un plan renove para animar a los ciudadanos a comprar automóviles, electrodomésticos o bombillas –y para ayudar a la industria, amenazada por la escasez de las ventas–, son quienes ahora han rebajado, hasta casi anularla, la subvención a las familias para la compra de los libros de texto. Como contrapunto a tan drástico recorte han propuesto crear en el futuro un banco de libros usados para el intercambio, porque, según ellos, no han llegado a tiempo de hacerlo en este curso. Ante esa postura, la oposición socialista, con inusitada rapidez, ha iniciado una campaña de recogida de libros para «hacer lo que el Gobierno de Cantabria no sabe o no quiere hacer». Con su iniciativa ha logrado que la consejería se retracte de su postura inicial, ponga manos a la obra y que el banco de libros sea una realidad inmediata.
La medida es popular y satisfará a la mayoría de los ciudadanos, pero no es justa. Ataca de lleno a la ya frágil industria del libro y asoma al abismo del cierre a muchas editoriales, librerías e imprentas. Ahora los estudiantes tendrán a su disposición libros gratuitos de segunda mano y es probable que ya no sientan la necesidad de poseerlos en propiedad ni de volver a entrar jamás en una librería. Aunque siempre aspirarán a un coche nuevo en el futuro –con las ayudas del gobierno, faltaría más–, que lo prestado sólo está bien para los objetos sin valor. Como los libros.