miércoles, 27 de octubre de 2021

ABOLENGO RANCIO (27 de octubre de 2021)

 

El Diario Montañés, 27 de octubre de 2021

En ocasiones un retraso puede cambiarlo todo. Habitualmente aprovecho los domingos para escribir mis artículos, pero esta vez pospuse la escritura para el lunes. En principio iba a hablar de los problemas que padece Europa con los suministros de materias primas, circunstancia de la que muchos culpan a las deslocalizaciones de las empresas, un invento que nos vendieron como la panacea y que, por el contrario, se nos está volviendo en contra. También, cómo no, de la escasez de papel, tanto higiénico como de imprimir libros o periódicos, problemas que me inquietan (sobre todo el segundo, porque el primero se solucionaría haciendo un uso adecuado del bidé). Y reflexionaría sobre Amazon, el gigante de la distribución que está acabando con el comercio tradicional y, según parece, también con el trabajo habitual de las empresas de cartonaje, que han adaptado su maquinaria para fabricar embalajes que alimenten al gigante antes que producir cartones para las cubiertas de los libros (editoriales hay que ya han suspendido algunas publicaciones).

Pero, ¿qué fuste podría tener esta noticia frente a la que informa de la constitución del Ilustre Cuerpo de Hijosdalgo de la Montaña y Antiguos Solares? Ser leales a España, al rey (pese a todo) y a la princesa de Asturias (porque sí), y defender a la patria y sus tradiciones no tiene parangón. Lo pude descubrir el lunes gracias a mi retraso, y supe del rancio abolengo de los hijosdalgo, sangre no contaminada en el tiempo por gentes de baja ralea: «corruptos, ladrones, putas, proxenetas, verdugos, judíos, gitanos…». Inmaculada.

Leyendo la noticia estuve tentado de firmar estas reflexiones como Jesús de la Herrán y Ceballos y Herrán de Zarrabeitia Vega de Mediavilla. Lástima que para acreditar tanta preposición y conjunción entre apellidos tuviera que mostrar pruebas en papel, con tanta escasez como hay.

martes, 19 de octubre de 2021

POR UN MILLÓN (20 de octubre de 2021)


 El Diario Montañés, 20 de octubre de 2021

Abundan los ejemplos de escritores que han compuesto sus creaciones a cuatro manos. Traté en mis tiempos de Anaya con Andreu Martín y Jaume Ribera, dos de los más populares, que iniciaron a finales de los años ochenta su serie juvenil sobre Flanagan. En sus encuentros en los colegios e institutos con los lectores adolescentes surgía, invariablemente, la misma pregunta: «¿Cómo podéis escribir una novela entre los dos?». «Es sencillo, uno escribe las consonantes y otro las vocales –contestaban con humor–. Y para que no resulte monótono, solemos cambiar en cada capítulo».

Los ganadores del premio Planeta han conseguido rizar el rizo, pues tras el nombre de Carmen Mola en realidad se ocultaban tres guionistas (curiosamente también Andreu Martín lo era) que han compuesto la obra ganadora a seis manos. Supongo que uno habrá escrito las vocales, otro las consonantes y el tercero habrá colocado los signos de puntuación. Por encima de esas manos creativas –habituadas a escribir guiones que seducen a la mayoría por la rapidez de las acciones, la intriga de las escenas y el continuará expectante tras cada capítulo– están las manos que todo lo gobiernan en esto de la literatura nacional. Desde los tiempos del creador de la editorial, la línea planetaria ha sido la mercantil, algo muy respetable pero que ha terminado engullendo a otros editores de fuste.

El premio ha sido este año de un millón de euros, con lo que cada uno de los tres se llevará 333.333 euros antes de impuestos, cifra que resulta brutal aun dividiendo por dos el número de la bestia. Yo la recibo con aplauso, si se dedica a premiar la buena literatura y a promocionar la lectura. Aunque no puedo dejar de pensar con tristeza en los 654 ingenuos que se presentaron al galardón. ¡Pobres diablos!

martes, 12 de octubre de 2021

NO SOMOS MEJORES (13 de octubre de 2021)


 El Diario Montañés, 13 de octubre de 2021

Éramos tan ingenuos que pensábamos que podríamos salir de la pandemia convertidos en mejores personas, pero no. Nos hemos echado a la calle con las mismas ansias que esos perros que, tras estar amarrados todo el día, no saben gestionar su escasa libertad cuando los sueltan (las comparaciones son odiosas, aunque es este caso habría que ver para quién). Tenemos barra libre para los botellones, que comienzan a convertirse en el nuevo deporte nacional de masas durante los fines de semana y vísperas de festivos. Nos acostamos con peleas y nos desayunamos con basureros quemados, situación que puede parecer lógica porque los implicados en las grescas no los suelen utilizar para guardar en ellos los restos de suciedad: prefieren componer con las sobras un lamentable paisaje después de la batalla.

Ahora, con la práctica desaparición de las restricciones, también se puede volver a las gradas para gozar en directo de los espectáculos deportivos, aunque algunos lo han hecho desmadrados, aprovechando la ocasión para insultar con palabras vejatorias y utilizar amenazas sexuales a las futbolistas del Osasuna B. Ese reducido grupo de energúmenos ha colocado lamentablemente el nombre de Nueva Montaña en el primer plano de la prensa nacional, en la que ha comenzado a aparecer algunos comentarios –la falsa libertad del anonimato– que ponen los pelos de punta. «Cuanta gilipollez muchacha. Si no te gusta eso tendrás que dejar el fútbol o acostumbrarte a escuchar eso y más porque la cosa siempre ha sido así», ha dejado escrito en el foro de un periódico nacional un encubierto participante.

Mal vamos como sociedad si seguimos caminando por estas sendas del desatino. Qué pena no poder ser como Pérez Reverte –nuestro recio Steven Seagal del columnismo patrio– para despachar aquí tales situaciones con un sonoro taco y algún bofetón. ¡Voto a Bríos! 


martes, 5 de octubre de 2021

COMPARACIONES ODIOSAS (6 de octubre de 2021)

 

El Diario Montañés, 6 de octubre de 2021

Toda comparación es odiosa, leemos en ‘La Celestina’ o en ‘El Quijote’, por traer el ejemplo de dos grandes obras literarias que recogen esa frase proverbial. El Instituto Cervantes aclara que la expresión significa que «no conviene comparar personas o cosas entre sí, para evitar que alguna se sienta menospreciada». Pues bien, un escritor santanderino –de esos de pajarita liberal al cuello– ha recurrido a los villaescusanos para significar la caída de Santander en la clasificación de la renta regional, hasta perder «la posición hegemónica de la que siempre disfrutó» entre los demás municipios cántabros. Y ahí viene la comparación odiosa, porque dice que «con 24.300 euros de renta disponible está en el mismo nivel que Villaescusa». Antes de rematar: «Triste evolución». Y miren, uno que tiene a bien ser de Villaescusa y presumir de ello, se ha sentido en cierta manera ofendido, porque evolucionar hacia nosotros en realidad parece significar para ese colaborador digital una involución.

Hay otras comparaciones que simplemente son estúpidas, por absurdas. Pierden el patrón de medida conocido por todos y recurren a semejanzas banales. Cuando ya habíamos tomado el campo de fútbol como unidad de referencia para representar una hectárea, llegan los sabidillos de última generación de RTVE, desdeñan tal medida por usual y nos abruman diciendo que el volcán de Palma ha escupido una cantidad de magma «que equivaldría a llenar las 118 hectáreas del parque del Retiro, en Madrid, con 14 metros de lava». Con un par. No resulta extraño que algunos hayan respondido, con el humor característico de Twitter, que lo del Retiro se la suda (como a Leguina) y que mejor sería medirlo en Sagradas Familias, Plazas Mayores de Salamanca o Alcazabas de Almería.

Tampoco me hagan mucho caso. Soy de Villaescusa, y para el de la pajarita… ya se sabe.