martes, 26 de mayo de 2015

TRIBUNA HUÉRFANA (27 de mayo de 2015)


El Diario Montañés, 27 de mayo de 2015

«Más sabe el diablo por viejo que por diablo», dice un refrán castellano que me viene muy bien para el inicio de este artículo postelectoral. Como viejo en esto de las encuestas, no arriesgaba mucho la semana pasada cuando decía que los indecisos –o «emboscados», como le gusta llamarlos a un amigo mío– iban a ser decisivos en estas elecciones y que su voto «podía quebrar las horquillas de todas las encuestas y generar muchas sorpresas». Como así ha sucedido finalmente en Cantabria.
Agazapados estaban –lo hemos comprobado– muchos votantes del PRC, y aunque algunos lo sospechábamos desde que salieron a la luz los primeros sondeos, ninguno de los sesudos técnicos que se dedican a esta ciencia imperfecta fueron capaces de detectarlos. No hubo crisol que en la cocina aquilatara su voto, y eso que en mayor o menor medida con este partido suele suceder lo mismo cada cuatro años, aunque en esta ocasión el error haya resultado espectacular.
Ante este hecho repetido, me pregunto si el votante del PRC siente que no es progresista confesar que votará a ese partido y por eso lo mantiene en secreto –es posible que exista algo de tal complejo–. O que sea como mi vecino Lis, poco dado a opinar si no merece la pena. «¿Cuánto tardaré en llegar a Obregón?», le preguntó en cierta ocasión un andarín, deteniendo su marcha. Él, sentado en una tapia, la boina bien calada, no le contestó. El andarín le preguntó varias veces más, sin éxito. Sorprendido por su actitud, y maldiciendo por lo bajo, reemprendió su andar. Fue cuando escuchó la voz pausada de Lis: «A ese paso, unos cuarenta minutos». Mi vecino no opina porque sí; habla sólo cuando tiene que hablar.
El tirón personal de Revilla es otra circunstancia que ha podido confundir a los encuestadores: 8.713 votantes del PP en las municipales no han votado luego a Diego en las autonómicas, y 18.547 votantes socialistas han hecho lo propio con Rosa Eva. Con ello Miguel Ángel Revilla ha conseguido 25.021 votos más para el parlamento de Cantabria que para las municipales. Este hecho, que supone una ventaja ahora, es un riesgo para el futuro si en su partido no afrontan el recambio del líder con total cohesión y mucha inteligencia. Si todo sale como parece, tendrán cuatro años para hacerlo desde el poder, que siempre facilita las cosas.
En todo caso, son demasiadas situaciones para analizar en esta tribuna, que desde hoy se me comienza a quedar huérfana de Diego. 

martes, 19 de mayo de 2015

LOS INDECISOS (20 de mayo de 2015)


El Diario Montañés, 20 de mayo de 2015


Los indecisos son quienes mayor influencia van a tener en los próximos comicios, los que más van a hacer oír su voz aunque ahora estén callados. A los indecisos un buen amigo mío los llama emboscados, porque están agazapados, a la defensiva, a verlas venir. Saben, pero no contestan, porque son de naturaleza desconfiada. Se enteran de todo, pero no quieren que nadie conozca sus preferencias. Los indecisos son muy suyos. No marcan siquiera un «me gusta» en Facebook para no hacer públicas sus ideas. Los indecisos, como recomienda san Mateo, no quieren que su mano izquierda sepa lo que hace su mano derecha, y mucho menos que lo sepa cualquier desconocido cuando los aborda por la calle. Son crueles con los encuestadores, que se sienten incapaces de cazarlos con sus preguntas-trampa porque conocen todas las triquiñuelas para salir airosos sin que nadie acierte por dónde les da el aire. «En boca cerrada no entran moscas», quieren decir cuando se encogen de hombros, que suele ser casi siempre.
Los indecisos, a quienes mi amigo llama emboscados, traen de cabeza a los políticos durante la campaña electoral, porque no se mojan. Ya no saben qué ofrecerles para sacarlos de su indecisión. De qué les sirve a nuestros próceres inaugurar algo todos los días –como no queriendo, eso sí, para no incumplir la ley–, siguiendo un correcalles agotador en el que lo mismo se hacen fotos en una nueva pasarela, que inauguran en diferido un hospital del que hay construido poco más que una fachada. De qué tanto paseo en bicicleta, tanto viaje, tanto baile, tanta camisa remangada y sin corbata, tanto mercado y mercadeo, tanto beso y tanto abrazo, si luego en las encuestas el «no sabe, no contesta» es un porcentaje mayoritario que les abruma con su incertidumbre.  
Los indecisos, lo sabemos con certeza, tienen su voto decidido hace tiempo, aunque no lo manifiestan porque no dicen la verdad ni al médico. La decisión de los indecisos, el domingo, puede quebrar las horquillas de todas las encuestas y generar muchas sorpresas.
Yo no me fiaría mucho. O sí. Según.

martes, 12 de mayo de 2015

CUESTIÓN DE FE (13 de mayo de 2015)


El Diario Montañés, 13 de mayo de 2015

Monseñor Manuel Sánchez, obispo electo de Santander, tiene la intención de conocer a los fieles de su diócesis «uno a uno, por su nombre», en cuanto tome posesión de ella. No parece que vaya a resultarle muy complicado, no tanto porque tenga buena memoria –que seguro que también–, cuanto porque le quedan pocos feligreses, ya que, según él, los jóvenes «se han ido de la Iglesia sin dar portazo y no nos hemos enterado».
Sin embargo, nuestros jóvenes menores de treinta años no se acaban de ir del hogar familiar. Siguen aferrados a la casa madre porque la situación laboral de la región no les permite la independencia. Poco más de quince de cada cien están emancipados. O lo que es lo mismo, casi el 85% vive bajo la capa protectora de los padres –que en ocasiones están, a su vez, protegidos por las pensiones de los suyos–, una situación que se ha agravado con la crisis: en los últimos años un 10% han regresado a casa ante el frío que hacía afuera.
Estas dos situaciones me llevan a pensar, por un lado, en que la religión no representa consuelo, ni abrigo, ni esperanza para los más jóvenes, que la abandonan sin contemplaciones; por otro, que la cacareada recuperación económica va a seguir siendo leve, insegura y sólo para unos pocos, mientras ellos no encuentren las condiciones que les permitan volar del nido para trazar su propio futuro.
Hablando de volar, desconozco si el «Superman del 112» había volado ya de la casa de sus mayores cuando se decidió a hacerlo sobre el asfalto de la autovía para preguntar por dónde se iba a Los Corrales. Nunca un héroe de mentirijillas situó en el espacio de las redes con tanta gracia y difusión el nombre de un pueblo. A cambio, pocas veces una persona ha tenido que soportar tantas críticas. Además de imponerle una multa, le han intentado desprestigiar profesionalmente. Malos tiempos para supermanes y religiones.  
«Ven, Capitán Trueno, haz que gane el bueno», cantaba el grupo ‘Asfalto’ a finales de los setenta del pasado siglo, confiando en que nuestro héroe de papel podía cambiar el mundo. Hoy nadie imagina que la intermediación de los superhombres consiga nada, aunque seguimos manteniendo la esperanza en lo poco probable: para que los jóvenes vuelvan al redil de la Iglesia, el obispo se encomendará a la intercesión del Espíritu Santo; para que se vayan de una vez por todas de la casa paterna, porque han encontrado un trabajo digno y seguro, los ciudadanos confiaremos en cambiar las cosas con nuestro voto.
En ambos casos es una cuestión de fe.

martes, 5 de mayo de 2015

UNO DE LOS NUESTROS (6 de mayo de 2015)


El Diario Montañés, 6 de mayo de 2015

Tras su apariencia menuda y frágil, José Ramón Sánchez esconde una voluntad creativa de acero. Transitando los últimos años de la séptima década de su vida, mantiene una capacidad de trabajo sorprendente. Ahora que, según él, ya está cansado, «sólo» pinta cinco horas al día y dedica el resto del tiempo a la lectura, al cine –sus pasiones de siempre– y a la escritura, un nuevo amor que le ha prendido con la fuerza de la adolescencia –está escribiendo una novela muy extensa con Lon Chaney, actor estadounidense de la época del cine mudo, como protagonista–. Este año, aprovechando la feria del libro de Santander –con las aguas de abril y el sol de mayo, las hojas de los libros han mostrado un incremento de las ventas que renueva la esperanza–, los libreros le han dado un merecido homenaje.
Son incontables los «hijos con alas» que el artista cántabro ha puesto en las estanterías de sus negocios para fortalecérselos. Todo comenzó en los años setenta del pasado siglo, cuando una serie de editoriales entraron en el mercado educativo con el arrojo irresistible del color. José Ramón fue uno de los artistas que formaron parte de aquel proyecto ambicioso de desplazar los pobres dibujos de las enciclopedias (cómo olvidar al dios, triangular por trinitario, que preguntaba con ojo acusador: «Adán, ¿qué has hecho?»). Sospecho –aunque quizá sea un pensamiento más poético que racional– que en ese momento se quebró de raíz la España de blanco y negro y luto eterno que pretendía la dictadura. Preludio de la explosión posterior del colorido democrático de calles y plazas que, junto con Peridis, ideó para la campaña municipal del PSOE y trajo definitivamente el cambio político.
Paralelamente el maestro inculcaba desde la televisión a las generaciones jóvenes –que le seguían absortas merendando bocadillos de pan y chocolate– el amor por la lectura, por el cine, por la danza, por la pintura... Aquel afán educativo no le abandonó jamás. Y aun ha tenido tiempo de culminar los cinco grandes proyectos de su «pentágono ilustrado»: ‘El Quijote’, ‘La Biblia’, ‘Moby Dick’, ‘Beato de Liébana’ y ‘La Divina Comedia’. Y lo que te rondaré...
La feria del libro de Santander este año se ha hecho más grande honrando a uno de los grandes, que es, además, uno de los nuestros.