miércoles, 30 de agosto de 2017

CORTAR CABEZAS (30 de agosto de 2017)


El Diario Montañés, 30 de agosto de 2017

Los fuegos artificiales han puesto fin al mes de agosto. Septiembre traerá consigo el regreso a la rutina. Algunos volverán al paro porque finalizan sus contratos de temporada; otros, a una actividad que no siempre desean, pero es la única que tienen; y los hay que ya estaban deseando que se terminaran las vacaciones para no seguir sufriendo la insoportable convivencia en pareja, causa mayor de los divorcios (verán como nos repiten esta noticia un año más).
La parte socialista del gobierno de Revilla vuelve al curso político con el cuello encogido porque no saben por dónde van a cortar las cabezas los ganadores del último congreso. Recientemente la vicepresidenta manifestaba que no tenían que llevar al gobierno sus luchas intestinas. Desde mi ingenuidad política coincido con ella, y estimo que deberían ir haciendo cambios en las estructuras del partido para las próximas elecciones y dejar el resto como está; no debemos olvidar que la legislatura entra en su segunda mitad y que va a ser muy poco lo que puedan aportar al buen gobierno quienes lleguen nuevos, máxime si el cambio de cromos se produce, como dicen, en la segunda línea de influencia.
En esto de poner a buen recaudo las cabezas de los suyos, las izquierdas tienen mucho que aprender de las derechas, como han demostrado salvando la de César Díaz frente a toda la oposición. Quizás por eso se las denomina fuerzas conservadoras.
Conservador, aunque él lo niegue, es también Enrique Álvarez, cuya cabeza profesional, confundiendo el todo con la parte, han pedido algunos por el artículo de opinión que publicó en este periódico. Nada de lo que escribió era nuevo para quienes conocemos sus ideas, pero en este tiempo de tiranía de las redes sociales corrieron como la pólvora frases de su escrito, y los mismos que tienen en sus perfiles eso de «no estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo» se erigieron en implacables censores.
Es algo muy nuestro: nos gustan tanto las cabezas desmembradas, que tenemos en un altar las de Emeterio y Celedonio. 

miércoles, 23 de agosto de 2017

PIXELES (23 de agosto de 2017)


El Diario Montañés, 23 de agosto de 2017

En 1968 Eddie Adams fotografió al general Nguyen ejecutando con un tiro en la sien al cabecilla que había aprovechado un alto el fuego para matar a treinta y cuatro soldados, seis de ellos ahijados del propio general. «El general mató a un vietcong con su pistola. Yo maté al general con mi cámara», dijo años después el fotógrafo, aunque lamentando que su imagen no hubiera podido captar todas las circunstancias que habían provocado el inmisericorde disparo. Cuatro años después, Nick Ut nos mostró con total crudeza otro ángulo de la guerra de Vietnam, con aquella niña que corría desnuda y desvalida por una carretera, mientras su piel se deshacía con el napalm ardiente.
Ahora, los medios de comunicación se están replanteando la conveniencia o no de publicar algunas imágenes, autocensura que ha surgido en tiempos recientes (acaso tras el 11S, cuando los americanos decidieron no difundir todos los documentos gráficos de la brutal masacre) y han tenido su último reflejo con los salvajes atentados de Barcelona (Facebook, el patio universal de vecinos, fundió a negro la portada del día siguiente de este periódico, advirtiendo de que su contenido podía herir sensibilidades).
Estoy de acuerdo con ponerle alguna puerta al campo de tanto teléfono con cámara ambulante como anda por ahí. Y me parece bien que sean las redacciones de los medios de comunicación las que tomen la decisión de publicar o no ciertas fotografías. Pero cuando la decisión sea afirmativa (según mi parecer debería serlo casi siempre), habría que tomarla con todas las consecuencias y no con las medias tintas de los pixeles, especie de persianas de la conciencia que muestran tanto como ocultan con sus sugerentes transparencias poco éticas. O todo, o nada.
Dice Philippe Claudel, en su magistral novela ‘El informe de Brodeck’, que la estupidez es una enfermedad que casa bien con el miedo. No seamos estúpidos. No tengamos miedo.
Eddie Adams y Nick Ut, con sus crudas imágenes periodísticas, además de obtener el Premio Pulitzer, hicieron más por la paz que muchos gobernantes. Sin pixeles, claro. Y va a hacer de ello cincuenta años.

miércoles, 16 de agosto de 2017

CLAROSCURO SANITARIO (16 de agosto de 2017)


El Diario Montañés, 16 de agosto de 2017

Recojo del buzón una carta de la Consejería de Sanidad. Lo hago con inquietud, porque las notificaciones sanitarias siempre alertan. Palpando, adivino en su interior un objeto alargado, estrecho y plano. Cuando abro el sobre encuentro una bolsita verde con algo parecido a un mechero que deja traslucir un líquido, acaso el gas. Me digo que será una ingeniosa campaña publicitaria para dejar de fumar. Pero, si es así, ¿cuál es la función del encendedor? Examino el folleto que lo acompaña. Me he precipitado. Se trata de un programa de detección precoz del cáncer de colon en el que, por edad, estoy invitado a participar. El falso mechero es el recipiente donde debo introducir una muestra de heces –tras recogerlas con un palillo que se adjunta para tal fin–, mezclarlas con el líquido y agitarlo todo. Luego tengo que depositarlo en un contenedor en cualquier centro de salud y esperar los resultados. Da gusto, me digo, con nuestra sanidad pública.
Sin embargo, según parece, en el día a día no es oro todo lo que reluce. Los médicos de Atención Primaria amenazan con una huelga ante la escasez de personal sanitario, porque la tasa de sustituciones no ha alcanzado este verano el 70%. La consejera dice que los pacientes están bien atendidos, pero –por poner sólo un par de ejemplos– en Ruiloba el médico ha tomado vacaciones y nadie ha cubierto su plaza, y en el hospital de Laredo uno de los dos especialistas en Anatomía Patológica cogió la baja, no fue sustituido y desde marzo hasta julio se han acumulado más de 1.600 biopsias, con la consiguiente incertidumbre –y peligro– para los pacientes.
Nuestra Sanidad padece estos claroscuros –además de por afanes privatizadores y de la incompetencia de algunos de sus responsables– por los recortes que trajo la crisis, ésa que Bruselas, tras un análisis superficial y muy discutible, dice que ya hemos superado ahora porque el paro está en su nivel más bajo desde 2008 y los bancos son más fuertes.
Como diría Pérez-Reverte, me cago en Bruselas. Y ya, aprovechando, tomo una muestra para el análisis.

miércoles, 9 de agosto de 2017

ELOGIO DE LA AMISTAD (9 de agosto de 2017)




  ©El Diario Montañés

El Diario Montañés, 9 de agosto de 2017

Ahora que algunos intentan vincular antiguas amistades de infancia y colegio con contratos interesados y lamentables derrumbes, quiero hacer, aunque sea a contracorriente, una defensa de la amistad. ¿Quién no ha echado mano de los amigos cuando necesitaba algo?, ¿a quién puede parecerle censurable, por ejemplo, que un permiso de obra se resuelva pronto si un buen amigo está en puestos de responsabilidad administrativa? Siempre ha sido así. Y lo seguirá siendo.
Dentro de los partidos políticos pasa lo mismo, sólo que ahí los amigos se convierten en «familia», grupos que suelen pensar igual que el ganador, aunque en ocasiones sea una amistad calculada porque para algunos la ideología es cambiante.
Pablo Zuloaga y su triunfadora familia política están ahora moviendo ficha para hacer cambios en el gobierno regional, en el que Miguel Ángel Revilla preside las consejerías socialistas con las personas que otros le marcan. (A nuestro presidente le debe de resultar muy difícil encabezar sus equipos de gobierno cuando una parte de la alineación le viene impuesta y cuando a la mitad de la competición le introducen cambios con los que no contaba, aunque se anuncien en la segunda línea, casi a nivel de banquillo. Malos tragos de la política).
José Manuel Abascal, primer medallista olímpico del atletismo nacional y orgullo de Cantabria, llevaba veintitrés años trabajando como director de deportes en el ayuntamiento de Bezana, pero el nuevo equipo municipal no lo consideró un amigo. Ganaba 29.000 euros brutos anuales (1.500 euros netos al mes) y a cambio transmitía su magisterio deportivo a los jóvenes. Al recién llegado alcalde no le tembló la mano y se lo llevó por delante, tras felicitarle por la gran labor que había desarrollado durante ese tiempo, porque –le dijo– «así se ahorraba dinero».
Auguro nuevos tiempos de mano dura y felicitaciones por su buen trabajo a los que ahora sean descabezados. No tengo tanta certeza de que en esta ocasión Zuloaga ahorre dinero, aunque sí colocará a sus fieles, en nombre de una mayor eficacia, porque los amigos son lo primero.
Y –añadía Corleone– la familia es intocable.

miércoles, 2 de agosto de 2017

EL CAPITALISTA (2 de agosto de 2017)

© Javier Cotera

El Diario Montañés, 2 de agosto de 2017

Compro diariamente el periódico en papel. También consulto las ediciones de la prensa digital, pero esos momentos de hojeo lento –de izquierda a derecha, con avance y marcha atrás por cada página– son impagables y no tienen nada que ver con el rápido ojeo –a golpe de pulgares– que se realiza en una tableta o en un teléfono. El papel me permite deleitarme con las noticias y con las imágenes, que en ocasiones son en sí mismas noticia.
Cuando llega la feria de Santiago, aunque antitaurino confeso, suelo buscar las fotos de los protagonistas, porque en la liturgia de la fiesta hay personajes muy peculiares. El capitalista es uno de ellos. Tal nombre recibe ese personaje humilde –pura contradicción– que se echa encima al diestro para sacarlo a hombros por la puerta grande y llevarlo hasta donde sea menester, a cambio de unas monedas. Javier Cotera ha retratado a uno de ellos en este periódico, en una gran foto que refleja su rostro de boxeador curtido en cien combates –posiblemente sin dientes–, sus manos hinchadas –por el trabajo, la mala circulación o por otros hábitos, vaya usted a saber– y su camiseta con el nombre de un afamado hotel santanderino, circunstancia que también le procurará unos pocos euros por publicidad indirecta. La foto es de tal hondura psicológica que casi nos permite adivinar la voz cascada del individuo pidiendo paso.
Observándola tengo la sensación de que la escena y el espectáculo que la genera y el público que lo aplaude son símbolos y espejos de un pasado que permanece anclado en el presente. De ahí su valor futuro como crónica gráfica de un tiempo equivocado que da categoría de arte a una función en la que sufre y muere un animal.
Una aficionada declaraba en estas mismas páginas que la última corrida de la feria le resulta especial. La última de todas será especialísima y llegará el día menos pensado por mor de iniciativas legislativas que prohíban los toros. Entonces, y curiosamente con el apoyo de los partidos de la izquierda, nadie podrá volver a encaramarse sobre un capitalista.