miércoles, 28 de enero de 2015

ΟὐΤόΠΟΣ (28 de enero de 2015)


El Diario Montañés, 28 de enero de 2015

Para quienes ostentan el poder, el ser humano es peligrosamente inconformista. No se acostumbra a las dificultades y prefiere buscar nuevos caminos, por arriesgados que parezcan. En Grecia acabamos de tener un ejemplo palmario. El empecinamiento del gobierno heleno en dar más vueltas de tuerca a los recortes –inevitables según el pensamiento neoliberal, pero no por ello menos insoportables para la población– ha hecho que los ciudadanos, hartos de pasarlas canutas, optaran este domingo por votar la utopía, palabra de origen griego (οὐτόπος) que define «un sistema optimista que aparece como irrealizable en el momento de su formulación». Pidiendo lo imposible, porque ya conocen las estrecheces de lo posible, los griegos han decidido internarse –apoyados en un bastón por su derecha– en una senda sinuosa que apunta a la izquierda de la izquierda, y que mirarán con mucho interés otros países de Europa, no sea que resulte más transitable y cómoda que la única que hemos seguido hasta ahora para intentar salir del difícil laberinto de la crisis. El reto es apasionante, porque quizá no siempre es mejor lo malo conocido.
Precisamente hasta Grecia se trasladó Mariano Rajoy días antes de las elecciones para apoyar al partido del gobierno y para pedir que la gente votase con sensatez. Estaba en juego el cobro de los 26.000 millones de euros que España había prestado al país heleno. Pero no tuvo mucho éxito: la derrota de sus hermanos políticos ha sido contundente.
Tampoco tiene mucha suerte con las campañas videopolíticas de sus asesores de imagen. Del anuncio primero ya les hablé la semana pasada. Del que acaba de salir ahora poco hay que hablar: es patético. El presidente, que vive –como casi todos los presidentes que en este país han sido– a espaldas de la realidad cotidiana, se dedica ahora, con las elecciones cercanas, a ir llamando a las puertas de los españoles para darles las gracias.
Si llama a la mía, me quedaré tan helado como los telesillas del Alto Campoo.

martes, 27 de enero de 2015

EN EL SAVOY (21 de enero de 2015)


El Diario Montañés, 21 de enero de 2015

En la mesa hay manzanas, periódicos, tazas, vasos, una jarra de agua y una agenda de piel. En torno a ella conversan cinco personas. La iluminación es blanca. El ambiente, limpio. Alguien sirve leche (‘milk’), se supone que para cortar el café. El agua corre abundante. Es un frugal desayuno de trabajo. O un momento de descanso activo. Habla el jefe: «Yo, al final, la experiencia que tengo es que lo que te da equilibrio y lo que te da fuerza es hacer aquello que crees que debes de hacer». Por enfatizar utiliza una preposición que en la ortodoxia gramatical presupone duda, lo contrario que pretende transmitir. Los demás asienten. Uno de ellos plantea poéticamente que «a lo mejor nos ha faltado darle un poco de piel a cada cifra positiva que estamos teniendo». Todos lo corroboran, y la única mujer del grupo, a quien sus adversarios políticos atribuyen especial saña en recortes sociales, apunta que «pagando menos intereses se pueden prestar más servicios sociales». La conversación sigue de fondo, mientras una voz en off resume: «Hemos hecho las cosas bien, pero aún queda mucho por hacer». Y quieren seguir haciéndolo ellos, no sea que otros vengan a estropear lo conseguido con tanto esfuerzo y sacrificio.
Lástima que al juez Ruz le haya dado ahora por agilizar el caso Gürtel, que todo lo oscurece, poniendo en manos de la oposición una historia fácil para contrarrestar ese video promocional. Imagino el escenario incomparable del ‘Savoy’, el antro literario del desaparecido José Luis Alvite. Ambiente oscuro. Se masca el humo, corre el güisqui y suena la música de un piano a la que nadie presta atención. Nuestros cinco protagonistas hablan. La conversación la interrumpe un asalariado de esos que siguen siendo pobres pese a tener trabajo (el 12,3% en nuestro país). Desaliñado, les espeta: «Gracias a vuestra reforma laboral tengo la sensación de que me están dando por el culo y encima me descuentan la vaselina de la nómina». Fundido en negro.

miércoles, 14 de enero de 2015

SIN NINGÚN PLAN (14 de enero de 2015)


El Diario Montañés, 14 de enero de 2015

Según el barómetro del CIS, el 35% de los españoles no lee nunca o casi nunca. Estas cifras preocupantes, que corroboran lo que algunos ya sospechábamos, han llevado a los libreros y a los editores de España a culpar de tal situación a los políticos. No sólo porque no invierten en el mundo del libro, también por una cuestión de imagen: sus apariciones públicas de promoción electoral suelen tener lugar en plazas y en mercados, en empresas o cortando cintas en autovías, nunca en el entorno cultural del libro. «Es como si les diera vergüenza salir en público comentando un libro –ha dicho Fernando Valverde, asesor de CEGAL–. No es algo habitual que, por ejemplo, usen bibliotecas o librerías para hacer campaña, y ése es un gesto que se echa de menos. Hay que poner el libro en el lenguaje cotidiano de la gente».
«Un libro ayuda a triunfar», se decía en mis tiempos jóvenes. «Más libros, más libres», proclamaba otro eslogan de los de entonces. Y un tercero, que recuerdo con nostalgia, aplicaba un sustantivo impropio, «leones», a quienes leíamos con avidez. Qué orgullo era ser un «joven león», siempre con un libro al lado, como el mejor de los compañeros. Pero, como decía don Hilarión, los tiempos cambian que es una barbaridad, y a nuestros gobernantes actuales parece que les resulta incómodo todo lo cultural, acaso temerosos de que por sus resquicios se cuele la peligrosa luz de la libertad.
Aquí, en Cantabria, el consejero Serna –que lo es a un tiempo de educación y cultura– ha perdido una gran ocasión para promocionar la lectura. Podía haber dedicado los quinientos becarios, que va a colocar de chicos para todo en los colegios durante los meses preelectorales, a que, con una buena formación, promocionaran el libro en las aulas, que es la mejor manera de que los niños se acerquen a ese objeto cultural con amor. Habría sido una loable tarea de apostolado lector. Un plan encomiable.

sábado, 10 de enero de 2015

ABARLOADOS EN LA UTOPÍA (7 de enero de 2015)


El Diario Montañés, 7 de enero de 2015

Noche de Reyes. Las calles de Santander están repletas. Según dicen, las cosas van mejor, aunque la mejoría no se refleja todavía en los sueldos ni en la seguridad de los puestos de trabajo. Los que se crean nuevos son de quita y pon, y los antiguos andan como andan. Es posible que algunos comerciantes de los de toda la vida se hayan acordado estos días de las palabras del ministro De Guindos cuando aseguraba que ya no tenemos miedo a perder nuestro trabajo. Ellos han perdido el suyo por un quítame allá esa renta.
Saliendo de un comercio me encuentro con Olga Agüero. Como yo, está haciendo las compras de última hora. Convenimos en que pasear por la ciudad no va a ser igual a partir de ahora por los ceses de estos negocios emblemáticos, y que va a ser necesaria alguna infografía municipal para explicarnos la nueva situación. Recordamos los tiempos en que las cafeterías desaparecían y su lugar lo ocupaba la banca, que pugnaba por los mejores espacios para colocar sus oficinas. Ahora la crisis lo ha volatilizado todo, y hasta esos locales, tan blindados, han quedado vacíos tras fusionarse unos con otros intentando superar sus problemas contables, aquellos que pagamos entre todos. La mayor parte de los nuevos inquilinos son comercios orientales, esos lugares a los que, según las estadísticas, casi nunca entramos los españoles de bien. Pero lo cierto es que no sólo entramos para comprar, sino que ya trabajamos en ellos como empleados, muestra palpable de que esta reforma laboral ha puesto a cada uno en su sitio y a nuestros trabajadores los ha dejado en el lugar más bajo del escalafón. Pretendían que trabajáramos como chinos, cobrando como chinos, y ahora también trabajamos para los chinos. Dicho sea sin ningún asomo de racismo.
Al despedirnos, Olga y yo hacemos votos por seguir manteniendo el tono incisivo en nuestras columnas, desde las que, abarloados en la utopía, reflexionamos semanalmente con cierta deriva hacia babor.