martes, 26 de diciembre de 2023

LITERATURA, KÉTCHUP Y MAYONESA

 

El Diario Montañés. 27 de diciembre de 2023


¿No os ha sucedido que cuando pedís un plato de carne, huevos y patatas, pongamos por caso, siempre hay a vuestro alrededor alguien que reclama unos paquetitos de kétchup y mayonesa para aderezar el suyo? A mí, constantemente. Estamos habituándonos a la vulgaridad de los sabores fáciles, y esos condimentos embolsados han penetrado hasta el fondo de algunos paladares. Su presencia resulta tan indispensable en la mesa como la de los teléfonos móviles.

Pues bien, para uniformar los gustos literarios también ha llegado la que denomino literatura de kétchup y mayonesa. Los catálogos de las grandes editoriales están repletos de obras de usar y tirar, todas ellas con similares sabores argumentales. «Está saliendo muy bien», anima ataviado con un delantal, como si fuese a vender casquería, un tendero multinacional de libros. Su criterio marquetiniano no es consciente de que suele dar gato por liebre cada vez que sirve un ejemplar de los montones donde se apilan los best sellers, rollizos y brillantes por fuera, insulsos por dentro.

Quizás por eso he decidido volver a regalar libros en estas fiestas. Había suspendido tal costumbre hace tiempo, porque como editor me sentía incómodo. Parecía que, en vez de obsequiarlos, promocionaba mis libros. Pero ahora siento la necesidad de buscar los tesoros literarios que suelen estar escondidos en los catálogos de las editoriales pequeñas, las que luchan por preservar el sabor primigenio, libre de los aderezos que utilizan las grandes para encubrir la falta de calidad.

En este asunto tienen que jugar un papel importantísimo los libreros de toda la vida, porque ante tantos despojos sus recomendaciones deben apostar por la categoría literaria, como hacen los buenos sumilleres o los grandes gourmets. Con la certeza, además, de que sus sugerencias preservarán la buena literatura y el gusto lector.

Y no golpearán los bolsillos.

martes, 19 de diciembre de 2023

LOS LIBROS Y EL SEXO (19 de diciembre de 2023)

 

El Diario Montañés, 19 de diciembre de 2023

Nayara Malnero, psicóloga especializada en sexología, dice que «con el sexo la gente hace como con el parchís, que se come una y cuenta veinte». Yo llevo transitando por el mundo de los libros más de cuarenta años, y creo que algo similar ocurre cuando se contesta a las encuestas de hábitos lectores: amplificas las lecturas porque no quieres ser el retrasado del grupo.

En la película ‘El triángulo de la tristeza’, el actor británico Harris Dickinson interpreta a un modelo e ‘influencer’, guapo y atolondrado, que solo piensa en publicar sus fotografías en Instagram. En una escena que transcurre en un yate lujoso, tumbado en una hamaca, lleva en sus manos el ‘Ulises’ de Joyce, mientras toma el sol. Lo lleva en sus manos, pero no parece estar interesado en leerlo; sí, acaso, en colocarlo sobre el pecho antes de quedarse dormido. Sin duda es una nota sarcástica del director, porque en el mundo de ricos que satiriza no hay lectores, salvo el capitán del barco, marxista, y un oligarca ruso, capitalista.

Manuel Hidalgo escribía en un artículo que en la película ‘Con la muerte en los talones’ la protagonista seduce con picardía a Gary Grant, mientras cenan en el vagón restaurante: «La noche va a ser muy larga, y el libro que he empezado a leer no me está gustando». Añade Hidalgo que cuando se lee, sobre todo en la cama, el libro puede ser para el sexo una barrera que se cierra o una puerta que se abre. Sin duda el ‘Ulises’ sería un muro, pero hay otras obras que en soledad se leen con una sola mano, y en compañía empujan al sexo. Desgraciadamente, estos tiempos modernos de prisa y levedad actúan como cortafuegos ante actos tan placenteros.

De ahí las cifras exageradas de nuestras respuestas.

domingo, 10 de diciembre de 2023

MÁS ALTO QUE NINGUNO (13 de diciembre de 2023)

 

El Diario Montañés, 13 de diciembre de 2023

Hemos entrado en una dinámica de luces navideñas que ya no tendrá marcha atrás. El árbol más alto de Europa, el de Cartes, está generando en las gentes el efecto llamada, entusiasmadas por comprobar el atractivo de sus bombillas. Para llegar hasta él deben transitar, en algunos casos, por carreteras sin alumbrado y autovías con las farolas apagadas desde la crisis, enhiestos mástiles de derrota, hasta tomar salidas oscuras como bocas de lobo y alcanzar la luz prometida, maná de led que no defrauda sus ilusiones.

«Luz, más luz» dicen que fueron las últimas palabras de Goethe, en una época en la que todos los personajes importantes tenían que decir algo trascendente antes de abandonar este mundo. Y a fuer de sincero, si al filósofo lo hubieran acercado hasta Cartes no lo habrían salvado, pero sí colmarían sus expectativas de luz terrenal.

También atraen los milagrosos rayos de sol que se filtran por el ventanal románico de San Juan de Ortega para iluminar el capitel de la Natividad. Y los que traspasan, teñidos de policromía, los setecientos treinta y siete vitrales góticos de la catedral de León, para demostrar que Dios de Dios es luz de luz, incluso para un agnóstico como quien esto escribe.

Pero el espectáculo está en los árboles metálicos –andamios, en realidad– en los que el brillo depende de la mano humana, sin que importen las nubes, hijos de aquellos más modestos que comenzaron a desplegarse hace años en las ciudades, patrocinados por marcas comerciales. Hasta hoy gozan del beneplácito de su hermana mayor, la torre Eiffel, que los mira desde sus más de trescientos metros de altura con la certeza de que el día que la engalanen como árbol –tiempo al tiempo– se convertirá en reina de Europa desde la ciudad de la luz. Imbatible.

 


martes, 5 de diciembre de 2023

LA CONSTITUCIÓN ES DE TODOS (6 de diciembre de 2023)

 

El Diario Montañés, 6 de diciembre de 2023

El 6 de diciembre de 1978, hace cuarenta y cinco años, según las crónicas llovía. Los españoles estábamos llamados a un referéndum que refrendara el proyecto de Constitución. Eran días de esperanza. Algunos habíamos analizado su contenido con sumo interés –se imprimieron nueve millones de ejemplares en las cuatro lenguas del Estado–. Queríamos comprobar si de sus artículos podría nacer un tiempo nuevo que dejara atrás el régimen anterior. Y la respaldamos mayoritariamente.

Ese mismo año, el 31 de octubre, el Congreso de los Diputados había aprobado el texto constitucional con el resultado que se recoge en el Diario de Sesiones: «votos emitidos, 345; favorables, 326; en contra, 6; abstenciones, 13». De los dieciséis diputados que tenía Alianza Popular (sus nombres y sus votos pueden cotejarse en ese Diario de Sesiones), ocho votaron a favor, cinco en contra (el sexto voto negativo fue de Euskadiko Ezquerra) y tres se abstuvieron. Ahora, el Partido Popular, su heredero, se declara el más constitucionalista. Bienvenido. Pero no debemos olvidar sus dudas de entonces, cuando la junta nacional del partido conservador tuvo que «recomendar» a los suyos «el voto favorable», en una reunión «tensa» tras la que «no descartaban, incluso, una ruptura». El propio Aznar no tuvo reparos en dejar clara su oposición en la prensa: «tal como está redactada», decía, entre otras cosas, «no sabemos si nuestra economía va a ser de libre mercado o si vamos a poder escoger libremente la enseñanza que queramos dar a nuestros hijos…». Y en mayo de 1979 llegó a anunciar «vientos de revancha», porque «las calles dedicadas a Franco y a José Antonio lo estarán a partir de ahora a la Constitución».

Rectificar es muy loable, sí, pero ahora no deberían hacerse dueños de la Constitución. Tampoco de la bandera. Porque ambas son de todos.