miércoles, 19 de septiembre de 2018

COMENTARIOS, CAMBIOS Y PETICIONES (19 de septiembre de 2018)


El Diario Montañés, 19 de septiembre de 2018

Desconozco si Carlos Solchaga ha sonreído alguna vez. El exministro, y miembro de varios Consejos de Administración de grandes empresas, es la viva imagen de la seriedad. Sin embargo, tiene gran sentido del humor. Acaba de declarar en una entrevista a este periódico que ve innecesario un impuesto a la banca, porque «hace mucho tiempo que las entidades financieras no ganan nada». No me digan que no tiene gracia, y hasta su punto de misterio, porque, si los bancos cobran a los usuarios incluso por las operaciones que realizan ellos mismos, ¿qué hacen luego con el dinero?, ¿en qué lo pierden? Y, sobre todo, ¿por qué declaran beneficios? También comenta que vería con buenos ojos un pacto de gobierno entre el PSOE y Ciudadanos, ya que en su día ambos partidos firmaron un documento con noventa y seis puntos en común, que son muchos puntos. Quizás por eso mismo Blanca Rosa Gómez Morante, que valora hasta la alabanza el gran trabajo de Albert Rivera –dudoso doctorando– y sigue con mucho cariño a Inés Arrimadas, está pensando seriamente la posibilidad de llegar a algún pacto electoral con las siglas naranjas, sin tener por ello el sentimiento de que su rojo pueda desteñir.
Revilla, que tiene claro cuál es su partido, le acaba de pedir a la Virgen de la Bien Aparecida salud y que se aprueben los presupuestos. Acaso la patrona de Cantabria lo tenga en cuenta, pero antes tiene que intentar satisfacer otra petición del Racing de hace poco menos de un mes, y que no era sino que el equipo «esté en su sitio», la Segunda División.
Ya ven que la política y el fútbol confluyen en ocasiones: figuras que comentan las jugadas y dan consejos desde la distancia y la placidez de los retiros dorados, individuos que besan el escudo con la misma facilidad que luego se cambian de equipo, ofrendas y hasta condecoraciones a las vírgenes para pedir prebendas. Y en medio los seguidores, que cada vez tienen más complicado saber si los suyos juegan al vértigo o a la posesión.
Es el signo de los tiempos.

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