miércoles, 7 de agosto de 2019

NUMERUS CLAUSUS (7 de agosto de 2019)


El Diario Montañés, 7 de agosto de 2019

Después de tanto pensarlo, es posible que el año menos pensado se consumen todas las propuestas culturales capitalinas y nuestra Atenas del Norte se convierta en eje de la sabiduría y epicentro del turismo ilustrado internacional. Pero como ese día aún no ha llegado, Ángel Cuevas, presidente de la Asociación de Hostelería, advierte que, para lo que ofrecemos ahora, ya hay suficientes alojamientos turísticos y no es conveniente crear más. «Es una actividad privada en la que no podemos intervenir ni incentivar», ha dicho la directora general de Turismo, Eva Bartolomé, aunque todos los profesionales coinciden en que lo interesante sería que Santander, en particular, y Cantabria, en general, ofreciesen actividades para atraer a los visitantes todo el año.
Esto de la oferta y la demanda tiene muchas caras. Ante la demanda de ganaderos y cazadores, el gobierno regional sí ha intervenido poniéndole ‘numerus clausus’ al lobo, y oferta la caza de treinta y cuatro ejemplares, el 20% de los que pululan por nuestros bosques. Para ello ha decretado un año de matanza, porque al parecer no hay monte para tanto cánido –«cupo de extracción», concretan; no se atreven a llamarle al pan, pan, y al vino, vino–. No sabemos si lo habrá también para los osos, que aumentan su población con un crecimiento del 8% anual en la Cordillera Cantábrica, y deberán echar sus barbas a remojar cuando vean las de los lobos pelar.
En cualquier caso, esto de la caza también atrae al turismo. Es casi una actividad para todos los públicos, pues nuestro Parlamento Regional aprobó en 2006 la Ley de Caza de Cantabria, que dice en el artículo 3 de su Título Primero, que «podrán realizar la acción de cazar las personas mayores de catorce años que estén en posesión de la licencia de armas y cumplan los demás requisitos establecidos…». Catorce años contempla la ley. No es ninguna broma. Ahí sí me atrevería a pedir, si no ‘numerus clausus’ –no soy tan ingenuo–, que la concesión de permisos fuese a edades más avanzadas.
Por responsabilidad, el gobierno también debería intervenir en esa ley.

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