miércoles, 29 de abril de 2020

FILÓSOFO DE PUEBLO (29 de abril de 2020)


El Diario Montañés, 29 de abril de 2020

Cree que sabe mucho, sin duda. De casi todo. Habla alto para hacerse oír. Es un filósofo de pueblo que tiene claro que esto del coronavirus es un invento para tenernos encerrados en casa. «Siempre nos han querido pisar. Primero la Iglesia; luego, ellos. Todo es mentira. Es una prueba para ver cómo respondemos». Sentado en el alféizar de la ventana, en la planta baja de su casa, desde la perspectiva de su edad provecta, habla y no para. Sin mascarilla ni tonterías de esas. Es la filosofía del «si-yo-te-contara». La voz que llaman de la experiencia y muchos escuchan.
Es domingo. Los niños salen a la calle y se producen los primeros desacuerdos. Parece que el kilómetro que tienen de permiso para recorrer desde su domicilio es coincidente en la mayor parte de los casos; al menos casi todos esos metros han convergido en la misma zona, y las calles han vuelto a mostrar un aspecto de domingo casi normal. Somos testarudos. Las cifras de muertos han ido golpeando sobre nosotros hasta acostumbrarnos, como si fueran lluvia fina, como si ya estuviésemos calados y las gotas nuevas no nos mojasen.
Deseo que esto no suponga una próxima recaída, pero la verdad es que algunos parecen incorregibles. Salen a aplaudir a las ocho de la tarde, pero desobedecen las normas a cualquier hora de la mañana. Es como si le hicieran caso al sabio del alféizar. Ese que no cree en otra cosa que no sea despotricar contra todos. «Ay, si me dejaran gobernar a mí…», dice, y ni siquiera ha sabido poner orden en su casa. Seguidor de la teoría del «por cojones», se ve reflejado en el pensamiento del mandamás mundial. Pero no se ha inyectado desinfectante porque todavía tiene un poco de sensatez. Hasta ahí podíamos llegar.

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