martes, 1 de septiembre de 2020

PIRULÍ MULTICOLOR (2 de septiembre de 2020)


El Diario Montañés, 2 de septiembre de 2020

Este 2020 es un año atípico. No tenemos rey emérito –por deméritos propios–, y Messi, un icono de fidelidad al Barça, parece que se divorcia definitivamente del equipo de su vida. ¡Qué cosas! Con la de veces que habrán reverenciado ambos el escudo, cada uno el suyo y a su manera. Lo que otrora parecía impensable, en estos tiempos revueltos del coronavirus se confirma. Todo cambió en los últimos meses y la convulsión se ha llevado por delante las certezas que teníamos. No nos debe sorprender, pues, que algunos militares ejerzan de rastreadores médicos, porque es más fácil tirar de lo que tenemos en nómina que contratar a profesionales sanitarios en paro; los tiempos no están para florituras económicas. Ellos –los militares– nos sirven para todo, y a poco que se pongan a tiro también pueden ser probadores de la vacuna experimental en el hospital de Valdecilla. Al tiempo.    

Ahora que vivimos inmersos en tiempos oscuros, John Rambo debería ser nuestro ejemplo a seguir, porque él vivía día a día, sin mayores perspectivas, que es como debemos vivir la mayoría, huérfanos de certidumbres. Aunque algunos pretenden que nuestro horizonte tenga colorines para ver la vida en rosa y sentir que «los problemas y las penas se borran». Ya los tenemos en la costa –los colorines–, y es posible que los tengamos en la montaña, en el cuerpo del monumento al indiano de Peña Cabarga, a poco que nuestro presidente se empeñe.

Gerardo Diego prometió no volver a Santander porque su sensibilidad no soportaba el desatino que se había realizado en el «lomo solemne» del pico Llen cuando construyeron aquel «colmillo impensado». Quizá como castigo se colocó su monumento sedente en la capital, frente al despropósito. No falta más que ahora le pinten el «pirulí» con colores de caramelo.

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