lunes, 15 de marzo de 2021

ESTVDIO (17 de marzo de 2021)

 


El Diario Montañés, 17
 de marzo de 2021

Cuando alguien necesitaba información sobre novedades literarias, Estvdio era el lugar ideal para obtenerla. Sobre todo, su librería de la calle Burgos. Allí hojeábamos las últimas publicaciones, charlábamos con sus trabajadores y manteníamos encuentros con los autores. Aquel local fue nuestra particular catedral seglar para conversar de literatura. La librería también eran sus dependientes, buenos amigos para cuanta orientación necesitáramos (Ángel, Miguel Ángel, Lidia, Paco…). Algunos desaparecieron en los tiempos difíciles dejando vacíos irrecuperables. Y librería eran sus dueños, Lourdes, José María y Valeriano, hermanos de vida y en proyectos. Amabilidad, cariño muchas veces; rigor y profesionalidad, siempre. Libreros de cabecera que sabían prescribir lo más conveniente para las necesidades lectoras de cada cual, y recetaban lo mejor para el alma.

Además de como cliente, acudí regularmente a Estvdio como responsable de Anaya. En mi juventud, sin haber entrado aún en la treintena, trataba con Valeriano de asuntos profesionales entre la editorial y la librería. De él, hombre ya maduro entonces, mi padre comercial siempre, he aprendido mucho. Sobre todo, lo conveniente que resulta separar el trato mercantil del humano. Manteníamos encuentros que en ocasiones eran tirantes y difíciles. Valeriano estaba detrás de la mesa de su despacho; yo, al otro lado. Cuando terminábamos las cuestiones profesionales, abandonaba su puesto tras la mesa «de negocios» y se acercaba a mi lado. Entonces, cuando ya nada nos separaba, se interesaba por temas personales, «¿Qué tal Angelines?, ¿y la familia?». A veces entraba José María, siempre dispuesto a contar un chiste malo, porque, aunque ponía la mejor intención, no tenía vena humorística. Y a la salida esperaba Lourdes, para despedirte arropando tu mano entre la suyas.

El edificio de la calle Burgos queda vacío de ese calor humano. Solo guardará recuerdos, porque, lo ocupe quien lo ocupe, ya nada será como fue.



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