El Diario Montañés, 4 de marzo de 2013
Tenía
yo la cabeza a pájaros cuando un redactor de este periódico me llamó al móvil
para reclamarme el artículo semanal, que, como ustedes saben, tiene que hablar
de nuestras cosas cotidianas. La verdad es que esta semana andaba con la resaca
de una victoria deportiva del club de natación que dirijo y, ya se sabe, las
resacas a cierta edad, además de durar más de lo deseado, nublan las ideas. En
fin, que falto de imaginación, burla burlando, me afano en el intento de llenar
este espacio con palabras que, hasta aquí y ahora, no alcanzan mucho sentido. Y
tengo la sensación de que me empiezo a parecer a esos políticos que creen que
lo importante es hablar mucho, aunque en el fondo no digan nada. Ejemplos hay a
montones. Vaya una muestra: Ante el aumento de las listas de espera quirúrgica –que
resulta que no es tal aumento porque en realidad se ha «blanqueado» pacientes
que antes estaban más ocultos que las cuentas secretas de Bárcenas–, nuestra
consejera de sanidad anuncia, a modo de trabalenguas, que va a poner «el
énfasis en la priorización de procesos y pacientes, porque no es lo mismo una
neoplastia en una histerectomía, que una vasectomía». ¿Qué ha dicho? –preguntó
mi tía-abuela Sagrario cuando la escuchó en la tele–, y se quedó con la duda,
que nadie le supo aclarar, de si la «neoplastia de marras» tenía más
importancia que su operación pendiente de cadera, y si también tendría que
esperar turno a las «vasectomías del demonio», propias de gentes viciosas. Fue
entonces cuando le dio por pensar que necesitaba un listado de enfermedades
ordenadas por prioridades, y se ha ido, ni corta ni perezosa, a reclamarlo al
Insalud para ver en qué posición queda lo suyo.
Ya
terminando este artículo lamento no haber pactado con el redactor un «cospedal»
en forma de escrito diferido, porque, con esta simulación, tengo serias dudas de
haber salido airoso del envite.
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