miércoles, 4 de septiembre de 2013

SEPTIEMBRE (4 de septiembre de 2013)


El Diario Montañés, 4 de septiembre de 2013

Septiembre es el mes de los regresos. Vuelve el curso escolar, y con él las denuncias recurrentes de los informativos, que hablarán, y no pararán, de lo caros que son los libros de texto. Vuelven a sus tareas los pocos privilegiados que tienen trabajo, con un síndrome postvacacional que para sí quisieran los parados. También vuelven los fascículos, con colecciones tan insólitas como inabarcables. Y regresa la vuelta ciclista a España a las carreteras cántabras, en dos etapas que –buen dinero le ha costado a la consejería del ramo– mostrarán a toda la nación las infinitas bellezas de nuestra Cantabria. Volverán los políticos para preparar, unos, y denunciar, otros, los presupuestos generales, que seguirán austeros y restrictivos –los últimos, de verdad, que los próximos romperán moldes–, sin alegría para el gasto y con estricta presión en los impuestos. Y volverá nuestro presidente –es tradición– a pedirle ayuda a la Virgen de la Bien Aparecida, sin atreverse a recriminarle que el año pasado no le hiciera mucho caso cuando reclamó su intercesión para «la consecución del objetivo del Gobierno, que es conseguir la reactivación económica y con ello la generación de puestos de trabajo, y en general por la protección de nuestra tierra y sus gentes».
Todo parece, en septiembre, regresar a la rutina de la normalidad, dejando atrás el tiempo de ocio, ahora que el sabor melancólico de la luz es preludio del rocío de las madrugadas.
Todo, menos algunas cosas. Porque por vez primera desde 1999 no habrá traineras cántabras representándonos en las regatas de La Concha, ni presencia regional en la Feria de Muestras de Valladolid, tras cuarenta y cinco años de asistencia ininterrumpida. Será por la crisis, que ha mermado los fichajes de foráneos en nuestras bancadas y ha hecho caer la rentabilidad de los stands, que ofrecían la mejor imagen de la región a nuestros vecinos de Castilla.
Septiembre trae también el otoño. Aprovechémoslo bien «antes de que el invierno nos escombre...».

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