miércoles, 21 de noviembre de 2018

INTOLERANCIA (21 de noviembre de 2018)


Diario Montañés, 21 de noviembre de 2018

Hubo en un tiempo sacerdotes que mandaban a los niños tirar piedras a los canecillos sensuales de las iglesias románicas para destruirlos. Afortunadamente, nunca llegaron a Cervatos y gracias a ello su colegiata de San Pedro está considerada la catedral del románico erótico hispano. Pero la huella de aquella mentalidad intolerante, que ya venía de muy atrás, sigue arraigada. Algo está pasando en nuestra sociedad, que ahora espía tras los visillos de las redes y acusa y persigue desde ellas con el apoyo de la ignorancia. Sirva el ejemplo de mi buen amigo, el burgalés afincado en Segovia, José Antonio Abella, que está sufriendo en sus carnes el mordisco de la incultura. Médico, escritor, escultor y amante de darle cuerpo a verdades y leyendas (su novela ‘El hombre pez’ es un monumento literario a ambas), ha esculpido la estatua de un demonio regordete y bonachón que, según tradición popular, construyó el acueducto. Y a sus pies va a ser colocado. Pero lo que debía ser simple representación en bronce de una fábula, ha soliviantado a las fuerzas inquisitoriales de la ciudad, encabezadas por la abogada María Esther Lázaro, que ha conseguido miles de firmas de apoyo a un manifiesto que pretende que «no se exalte el mal y la mentira». ¡Menuda abogada del diablo!
Rememoraba Fernando Calderón, cuando yo escribía sus memorias, el escándalo que supuso en los años setenta del pasado siglo veinte el desnudo de las estatuas de la plaza Porticada, que Agustín de la Herrán había esculpido a partir de unos bocetos suyos. Otra encolerizada señora de entonces, esposa del concejal Mozota, inició una campaña de firmas para evitar su exhibición pública, y consiguió que las figuras permaneciesen cubiertas con una tela de pudor durante tres meses. Cuando las descubrieron, el ingenio popular se burló con una coplilla que corrió como la pólvora: «Después de tanto trabajo / y después de tanta lucha, / ni a él se le ve el badajo / ni a ella se le ve la hucha».
Si no se tratase de un retroceso tan preocupante, lo del diablo segoviano merecería otra coplilla.

1 comentario:

  1. No seré yo sr Herrán quien quiera defender a una iglesia trufada de pederastas y gais reprimidos, pero su entradilla sobre un cura cafre es de muy difícil ligazón con lo que luego expone, le recuerdo el estrago de patrimonio religioso que amparó la República en el inicio de la Guerra Civil.

    Critica e insulta usted a una señora de Segovia que a pesar de ser abogada usted considera una lerda, pero quien es usted para descalificar a una Sra que protesta contra algo que no le gusta y lo acompaña de miles de firmas?, donde queda la libertad de expresión? no será vd el verdadero inquisidor?

    Mire, cada uno su casa la decora como quiere, pero quien es su amigo para imponer una estatua en un lugar público y delante de un acueducto de 20 siglos que es patrimonio de la humanidad?. A mi me gustaría poner un caganet gigante delante del engendro del centro botín con la cara de emilio por dejarnos semejante adefesio ahí plantado, pero no creo que el ayuntamiento me lo permita.

    Y sobre su desazón con las redes sociales, acaso prefiere los viejos tiempos donde no era tan facil ejercer la libertad de opinión?, a no ser, claro, que uno tuviera columna semanal fija en un diario de provincias.

    El arte no es dogma, se puede criticar libremente, también en las redes sociales.

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