martes, 3 de octubre de 2023

PARA QUE NO SUPURE (4 de septiembre de 2023)

 

El Diario Montañés, 4 de septiembre de 2023

Parafraseando a Dürrenmatt, tener que demostrar lo evidente es propio de estos tiempos que cogen el rábano por las hojas, aunque la raíz permanezca bajo tierra. Porque parece evidente que deberían salir del olvido, sin estridencias, pero con justicia, las víctimas de la guerra civil que siguen enterradas en las fosas del odio. El falso mensaje de que hay cosas que no le interesan a nadie y es mejor dejarlas como están ha calado en nosotros cual gota china hasta conducirnos al silencio de los corderos. Favoreciendo ese movimiento de inmovilidad, VOX y PP se han puesto de acuerdo en nuestro parlamento regional para derogar la Ley de Memoria Histórica y Democrática. De raza le viene al galgo. No conviene olvidar que Rafael Hernando dijo en su día que algunos solo se acordaban de su padre «cuando había subvenciones para encontrarlo», ni que Mariano Rajoy empleó «cero euros» en la aplicación de la ley de memoria. Con respecto a la nuestra, Leticia Díaz pidió su extinción asegurando que «es una ley de revancha, que omite a una parte de las víctimas». Íñigo Fernández aseguró que es «parcial, sectaria, caprichosa» y fue desarrollada para «enfrentar a los cántabros».

Es como si jugaran con los muertos, repartiéndolos en los platillos de una balanza para equilibrar las atrocidades, aunque, como dice José Antonio Abella en su novela ‘Aquel mar que nunca vimos’, la realidad es que «todas las víctimas están en el mismo platillo. En el otro están la barbarie, la intransigencia, la ignorancia, el resentimiento, la pura maldad…».

La consejera de Cultura ha querido poner un parche en la herida asegurando que se mantendrán las exhumaciones de víctimas. Ojalá que ese parche sea suficiente. Sabemos por experiencia que una herida solo se cura tras abrirla y limpiarla bien. Si no, siempre supura.

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