martes, 1 de julio de 2025

CALOR Y LITERATURA (2 de julio de 2025)

 

El Diario Montañés, 2 de julio de 2025 (fotografía DM, Javier Cotera)

He visto al mirlo que anida en mi jardín dirigiéndose al agua de los estanques con el pico abierto por el calor, diría que agotado. Su visión trajo a mi mente imágenes de García Márquez, cuya obra repite escenas en las que los pájaros, por el bochorno del trópico, rompen «las alambreras de las ventanas para morir en los dormitorios».

Estaba celebrando un cumpleaños con un grupo familiar en el que se encontraban dos mejicanos. Habían llegado a España desde una zona de su país cercana al desierto. Amantes de la literatura, ante nuestras quejas por el calor citaron de memoria la frase con la que uno de los personajes de Juan Rulfo definió Comala: «Ustedes se quejan de vicio», dijeron con su tono dulce. «Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija». Quizás la exageración sea cierta, pero me defendí aduciendo que este año se nos había colado en Cantabria una canícula continuada que, como diría Rosalía de Castro, «enerva y rinde». Las noches son tropicales –en mi pueblo, la del domingo alcanzó 24º, con una sensación térmica de 27º– y los días se suceden superando los treinta.

Dicen las estadísticas más rigurosas que «el calor extremo nos vuelve agresivos y violentos», lo que demuestra que, aunque racionales, nuestra animalidad está sujeta al dictado de la naturaleza. Tendremos que extremar las precauciones, porque las olas de calor van a ser cada vez más continuas. Deberemos beber mucha agua, buscar las sombras y evitar las horas de mayor agresividad del sol, permaneciendo en casa bien resguardados del peligro: ya advertía un titular de este periódico de lo que pasa en Valderredible cuando se ponen los huevos al sol.

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