martes, 25 de febrero de 2014

A DOS VELAS (26 de febrero de 2014)


El Diario Montañés, 26 de febrero de 2014


Fue la ministra Trinidad Jiménez quien, ante la presión de los recortes en la segunda legislatura de Zapatero, quiso concienciar al usuario de la sanidad pública de que los servicios sanitarios, si bien gratuitos para el paciente, tenían un coste, y puso en marcha las llamadas facturas en la sombra. Trinidad pensaba que las cosas gratis no se valoraban, y quería informarnos para que fuésemos cuidadosos con el uso del sistema.
Algunas autonomías se apuntaron a la idea y comenzaron a emitir tales facturas sin valor. En Cantabria no se hizo nunca, pero, como los buenos profesionales del sexo, y con mucha mayor imaginación, se ha puesto ahora el precio a mil servicios diferentes. Gracias a tal iniciativa podemos saber lo que cuesta cada cosa, desde una entrada en urgencias, hasta los trasplantes de corazón y de médula ósea (diferenciando los autólogos de los alogénicos), o las prótesis de rodilla y de cadera... Todo listado y tasado.
Individuos discrepantes –ya se sabe cómo somos– quieren conocer también cuánto han aportado ellos al sistema, para tener claro si sus números son acreedores o deudores.
No debemos iniciar discusiones absurdas y sí buscar soluciones imaginativas y rentables para el sistema nacional de salud, sin rebajar la calidad de los servicios. Yo propongo desde esta columna nombrar responsable máximo de la sanidad nacional al presidente de la Federación Española de Vela, José Ángel Rodríguez, diligente ahorrador, capaz de prometernos «un mundial perfecto» con sólo dos millones de euros –rebajando en once lo que presupuestó su predecesor, el bueno de Pombo, y en cinco lo que él mismo había estimado en un primer recorte–, y de afirmar que cuatro personas en Santander pueden hacer el trabajo de las cuarenta que hubo en el anterior mundial de Perth, porque «que haya muchas personas trabajando no significa gran cosa».
Aunque, ahora que lo pienso, con su actuación los pacientes, como el propio mundial, pueden correr el riesgo de quedarse a dos velas.

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