martes, 2 de diciembre de 2014

CLASES, DINERO Y AMOR (27 de noviembre de 2014)


El Diario Montañés, 27 de noviembre de 2014

Semana triste. La del alba sería cuando tuvimos noticia de la muerte de la duquesa, cuyas aventuras de juventud me refería antaño Fernando Calderón haciendo memoria de su vida para recuperarla en las memorias de Valnera. Eran tiempos en los que el pintor trabajaba en el mural del altar mayor de la capilla de Loeches, y Cayetana, que tenía el dinero suficiente para permitirse cualquier desenfreno, bailaba flamenco ante él, desnuda sobre la cama, doblando las muñecas y arqueando cuello y cintura con gracia gitana. Era tan noble como campechana y desinhibida. Ahora la edad, que no entiende de clases, se la ha llevado por delante hacia la mar, que es el morir, adonde «van los señoríos derechos a se acabar y consumir». Aunque antes los sevillanos, con sentimiento de súbditos, la despidieron guardando colas de admiración. Alguno, incluso, lanzó al aire gritos desgarrados llamándola guapa. Cosas de clases, que otros llaman castas.
Semana triste también para la canción española. A la Pantoja se la ha llevado por delante la ambición de su Cachuli, que prometió tratarla como a una reina a cambio de que fuera la lavandera del dinero negro que él obtenía a sacos. Y la reina de la copla acaba de entrar en prisión dejando atrás kilos de salud y un amor interesado que se acabó de tanto interés.
Otro amor que parece haber muerto esta semana es el de nuestro gobierno con la universidad pública, en este caso por falta de dinero. Anda canina la institución, y el presidente, además de no pasarle la paga mínima que ella considera necesaria, ha acudido a visitar a su amante, la privada universidad del atlántico. En su casa la ha llenado de piropos mientras los estudiantes hacían fotos inmortalizando el momento. Una puesta de cuernos con testigos. Y toda una declaración de intenciones: al ejecutivo le resulta más rentable que estudie el que pueda pagárselo. Lo de la igualdad de oportunidades, es otra historia. Siempre ha habido clases. 

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